Aquí la tenéis. Se llama Aretha y vive en un acantilado a 67 metros de altura en la costa británica. Es un misterio cómo ha llegado hasta ahí, es un misterio por qué vive ahí, pero lo cierto es que se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas de la zona.

Se llama Aretha por Aretha Franklin, intérprete de la canción Rescue me (Rescátame… no hay nada azaroso en esta historia) y sospechan que tropezó mientras pastaba y cayó estrepitosamente hasta el acantilado. Sorprendentemente, la ovejita sobrevivió a la caída y ahora ha hecho de la zona su «pequeño reino».

Lo curioso de la historia es que nadie la ha reclamado, según publica la prensa británica, y consecuentemente nadie ha movido un dedo por rescatarla. Todo el mundo da por hecho que Aretha es feliz ahí, ya que la ven pastar en una zona cercana «pero siempre vuelve», según declara el capitán Bryan Clarkson a Sky News.

Reconozco que siento debilidad por este tipo de animales intrépidos (una oveja alpinista, quién me lo iba a decir a mí), pero el rollo de «no la rescatamos porque seguro que es muy feliz» no me sirve.

Dicen que si fuera preciso la rescatarían, pero que seguro que la oveja es muy capaz de llegar a la cima. Claro, eso es lo que cuenta la gente que ve al animal a ras de suelo. A mí me da en la nariz que el problema es que son unos vagos.

Se juntan siete u ocho y dicen… «venga, vamos a rescatarla». Pero el uno por el otro, empiezan a mirar a la oveja y se van convenciendo. «Pufff… ¿subir ahí arriba? Hombre, no es por no subir… que si hay que subir subimos y ya, pero… ¿no la ves lo feliz que está? Sí vale, está sola, a lo mejor tiene problemas para alimentarse, quizás esté herida, pero… ¿no ves lo feliz que está?»

PD: ¿Qué haríais? ¿Mandaríais a alguien a rescatarla u os quedaríais mirando lo feliz que es la oveja en su acantilado?

PD2: No soy experto en ovejas y puede que el animal fuera capaz de llegar a la cima, pero no deja de ser una oveja… no es una cabra montesa para ir dando brincos por ahí.

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