Entradas etiquetadas como ‘cientifico’

Cada vez la tenemos más pequeña, según un estudio científico

tamanopeneAlgunas partes de la anatomía masculina están siguiendo una evolución inversamente proporcional a la de los smartphones: a medida que éstos aumentan de tamaño, aquellas se reducen. Esto, al menos, es lo que concluye un estudio científico (¡otro más!) elaborado a partir del encargo de la marca británica de preservativos Theyfit.

Según esta investigación, que ha tomado como muestra a unos 20.000 caballeros de la Gran Bretaña, el tamaño medio del pene en erección ha disminuido en 2,29 centímetros en los últimos 10 años. De 15,24 cms de media, se ha pasado a 12,95 cms. ¡Una barbaridad! Para que podáis comparar, os diré que la tasa de crecimiento del nivel del mar es de 1,8 cm por década durante el último siglo y Al Gore no para de hacer campaña alertándonos de ello. Como se entere de lo que le estamos haciendo al pene, monta en cólera. ¡Y con razón!

El análisis se ha realizado sólo en el Reino Unido, pero sus autores extrapolan los datos al resto de los hombres del planeta, en un ejercicio que me resulta exagerado, ya que ¿qué tienen que ver los hábitos de vida de un británico y un senegalés, por ejemplo? Más aún teniendo en cuenta que los investigadores culpan a «las ondas magnéticas y los pesticidas» de esta pérdida de cantidad varonil (lo de la calidad aún está por demostrar). ¿Acaso se alimentan igual los londinenses que los hombres de Uagadugú, capital de Burkina Faso? No lo creo.

El estudio asegura que la causa del descenso gradual del tamaño de los órganos sexuales masculinos se debe, en primer lugar, a las enfermedades relacionadas con las alteraciones en el sistema endocrino, unos trastornos que podrían estar provocados por los pesticidas y fertilizantes que entran en contacto con el agua y los alimentos que comemos. Parece que hay consenso en cuanto a la veracidad de esta información. Menos clara es la influencia de las ondas magnéticas en esta preocupante reducción del tamaño del pene, pero como queda bien culpar de muchas cosas a los avances tecnológicos, el estudio se pasa el rigor por el forro y lo dice. De ahí que, en una deducción caricaturesca y exagerada, cuanto mayor es el smartphone, menor es el pene.

A pesar de sus lagunas, el estudio puede que no esté del todo desencaminado. De hecho, hay investigaciones previas que alertaban sobre esta tendencia. Un ejemplo es la publicada por un grupo de médicos del Hospital Universitario de Padua (Italia), que asegura que el tamaño medio del pene disminuyó un 10% durante el último medio siglo.

Preocupado por el futuro que nos aguarda y mirando de reojo con cara de póquer a mi entrepierna, no he podido hacer otra cosa que recurrir al tópico: ¿el tamaño importa? Para resolver mis dudas, he hecho una consulta rápida entre algunos de mis compañeros y compañeras y la conclusión mayoritaria es que sí. De hecho, varios de los consultados echan mano del refranero y argumentan eso de «burro grande, ande o no ande». La mayoría es algo menos radical y asegura que prefieren un atributo viril poderoso, aunque reconocen que no es determinante a la hora de buscar un hombre con el que mantener relaciones sexuales. ¿Me ayudáis a completar mi estudio? ¿El tamaño importa? ¡Opinad, mentes preclaras!

Un estudio ¿demuestra? la incapacidad de los hombres para entender a las mujeres

Vince Vaughn y Jennifer Aniston en "Separados"

Vince Vaughn y Jennifer Aniston en «Separados».

Aviso a navegantes: este post está lleno de lugares comunes, pero no es (sólo) culpa del redactor.

Hasta ahora, sin base científica que lo sustentara, hombres y mujeres estábamos de acuerdo en una cosa, principalmente: los hombres no entienden a las mujeres. Puede que a vosotras os desesperara y sonara a excusa esta expresión, pero el investigador alemán Boris Schiffer acaba de demostrar (¿?) que los varones estamos genéticamente incapacitados para entender a las féminas. ¡Ahí queda eso!

Según el estudio de Schiffer, que trabaja en el Hospital Universitario de Duisburgo-Essen, nosotros no somos «capaces de entender la mente de ellas, ni deducir lo que piensan o sienten». Para demostrarlo, el investigador y su equipo tomaron como cobayas a 22 hombres con edades comprendidas entre 21 y 52 años. Los individuos fueron sometidos a una resonancia magnética a la vez que veían 36 imágenes con los ojos de 18 hombres y otras tantas mujeres. Tenían que explicar si la mirada de cada fotografía era de desconfianza o de temor.

La resonancia magnética concluyó que las partes del cerebro masculino que están ligadas a la emoción no se activaban con tanta determinación ante los ojos de las mujeres, de forma que los caballeros dudaban en el momento de tomar una decisión ante ellas y erraban en su diagnóstico con mayor frecuencia que ante los ojos de otro hombre.

Lo que no aclara el estudio del equipo de Schiffer es el motivo por el que ocurre esto. Se limita a decir que puede estar relacionado con el pasado evolutivo de la especie humana, un argumento bastante poco sólido. Quizá podrían haber completado su labor investigadora echando mano del Manifiesto masculino (2001), según el cual hay una verdad absoluta que aplica a todos los hábitos de comportamiento del varón: LOS HOMBRES SOMOS SIMPLES.

La bicicleta revolucionó el sexo

 

Fuente: b.pellizzon.

Fuente: b.pellizzon.

Lo de los estudios científicos es un misterio inescrutable. Los hay de todo pelaje y condición, aunque a mí los que me subliman son los que vinculan prodigios a objetos nacidos para otro fin. Me explico. ¿Qué tienen que ver la bicicleta, cuyo fin es el transporte, y el sexo? A algunos os vendrá a la mente la leyenda urbana de que hay gente que las utiliza sin sillín, pero la investigación de la que hablamos no se refiere a eso, precisamente.

Dice el célebre genetista británico Stephen Jones, del University College de Londres, que la bicicleta revolucionó las relaciones sexuales y que fue clave en la evolución de la especie humana. Hasta tal punto está convencido Jones de que la bici ha sido fundamental para el hombre (y la mujer), que asegura que es el invento más importante de los últimos 100.000 años. Ni más, ni menos. La razón es que los hombres ampliaron su radio de cortejo gracias a este medio de transporte. Esto es, si antes sólo podían aspirar a aparearse con hembras de su entorno cercano, al entrar en escena la bicicleta, el campo de acción aumentó considerablemente. Ya no sólo se copulaba en el pajar del pueblo, sino que, en palabras del científico, «pudieron trasladarse a aldeas vecinas y mantener relaciones sexuales con la chica del pueblo de al lado».

Tal fue la revolución ciclista que, según medios de la época, por su culpa (o gracias a ella, según se vea), disminuyó la asistencia a las iglesias e, incluso, provocó un declive en el uso del piano, que era el hobby preferido por los británicos pudientes en el siglo XIX. Las tediosas homilías y la paz musical dejaron paso al furor amatorio.

Además, esta influencia de la bicicleta en la ‘revolución sexual’ trajo consigo otros beneficios para la especie humana. Según Jones, fue el instrumento que propició la diversidad genética, base de la evolución y clave en el desarrollo de nuestro sistema inmune.

Moraleja: tira más una bicicleta que dos carretas.