Como si de un padre de la tribu Yoruba se tratase, este hombre intenta guiar a su hijo por los duros caminos del tapón (chapa, en román paladino) de nuestro querido y admirado baloncesto, y toda la jugada acaba con una flagrante personal en sus propias carnes.
Ya hay que ser abusón para aprovecharse de tu propio vástago, con una diferencia de altura considerable. Pero, los que conocemos este deporte desde tiempos inmemoriales sabemos que al final el contacto y la agresividad son ingredientes esenciales que acaban explotando en la cancha. Lee el resto de la entrada »
