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Cuando todo el mundo se ríe de ti, ya no te hace tanta gracia

BecConsejo: «Mira dónde pisas»

Llevaba varios días dándole vueltas a qué hacer con la chica de la fuente. Os pongo en antecedentes. Una mujer de Pennsylvania ha protagonizado (involuntariamente) un vídeo de YouTube que ha dado la vuelta al mundo. La pobre iba enviando un mensaje de texto con su móvil y se cayó en una fuente dentro de un centro comercial.

Algún guardia de seguridad debió estimar que la situación era demasiado tronchante como para quedársela él solito y decidió subir el vídeo a YouTube. Claro, como todos somos un poco cabronías («hi ha molta maldat en este món»)
el vídeo no tardó en correr como una gacela que lleva día y medio sin comer. Pues bien, decidí que no iba a tocar el tema porque, aunque me parecía gracioso curioso, tampoco tenía mucha chicha. Era una mujer cayendo en una fuente y punto.

No obstante, Berta me hizo abrir los ojos. Me avisó a través de la comunidad becaria de Facebook de que la protagonista del tortazo, Cathy Marrero Cruz, iba a denunciar a los guardias por reírse de ella y porque nadie le ayudó, pero sin quererlo se ha metido en un lío.

Investigando investigando, la prensa americana ha descubierto que Cathy, de 49 años, fue acusada en octubre de 2009 de gastar un dineral (más de 3.000 euros) de la tarjeta de crédito de una compañera de trabajo. Al parecer, la compañera autorizó a Cathy a hacer una compra pequeña, no a gastarse ese pastizal. Es como quien pide prestado para un café y se compra una cafetera… pero multiplicado por diez.

Dados los problemas judiciales de nuestra despistada señora de la fuente, no es de extrañar que denuncie al centro comercial, pero ya ha perdido la credibilidad que pudiera tener. «No recibí ninguna disculpa, todo lo que me dijeron fue: ‘Por lo menos nadie sabe que eras tú’, pero yo sí sabía que era yo», protestaba. Ahora sí sabe todo el mundo quién eres, Cathy, porque te has molestado en intentar sacar unos cuartos de toda esta tontería.

¿Queréis saber a quién le escribía? Pues a una amiga de su iglesia, según dijo a la tele yanqui. No sé cómo de importante era para ir tan empanada distraida, pero bueno, ella fue quien valoró la situación y consideró preciso no pararse para escribir.

Según el propio testimonio de la ladrona de la fuente (condenada varias veces por hurto), al principio le entró la risa, pero que después de que lo hayan visto varios millones de personas en todo el mundo, se le han quitado las ganas de reír.

PD: Pues a mí, fíjate por dónde, me hace más gracia ahora que antes.