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No estaba preparada para recibir esa noticia

Espero que aún no lo hayáis visto. El vídeo tiene unos días, pero es ahora cuando más éxito está cosechando (más de 160.000 visitas en YouTube) y también es ahora cuando ha llegado a mis manos. Os cuento:

Será que como no hay dinero a la gente le ha dado por quererse, será que ahora todos tienen una cámara a mano para grabar, será que desde que Matt nos humilló a todos con su propuesta de matrimonio todos quieren dar lo mejor de sí mismos. El caso es que a la gente le ha dado por casarse (sí, sí, creedme, que igual os pasa como a una amiga de mi madre, que estaba despistada y no se ha enterado de que la gente se casa) y muchos graban en vídeo el momento de la pedida de mano.

Llegado este punto hago un inciso. He de decir en nuestro favor (el de los muchachos europeos a quienes las parejas les recriminan «por qué tú no me haces/hiciste algo así») que lo de la pedida de mano es una costumbre de fuera, como Halloween. Aquí en España damos el paso diciendo un día: «Oye, nos podíamos casar», y salvo que cerca haya un niño pegando a otro mientras sus amigos lo graban con el móvil, el momento no queda registrado para la posteridad.

Ahora bien, no nos desviemos. Os iba a contar la historia de de Brittany Hillard, de 20 años, a quien su novio Cameron Humfleet, de 24, le vendó los ojos y la llevó a un lugar misterioso que terminó siendo un parque en el que había una fiesta sorpresa donde estaban todos sus amigos.

Allí, Cameron (el ideólogo) decidió que era el momento de dar un paso más allá en su relación y pedirle que se casara con él. Ella no sospechaba nada, porque creía que la fiesta era por su primer aniversario de noviazgo, como recoge la prensa estadounidense.

Quizás por eso, cuando ve a Cameron hincar la rodilla en el suelo y sacar un anillo, a ella le da un soponcio. Cae redonda al suelo y, obviamente, se ven obligados a paralizarlo todo (a partir del 1:20).

Por suerte la cosa no va a más y 15 minutos después hicieron una nueva toma, con gente alrededor de Brittany por si le daba otro vahído, y ahí dijo que sí. Os iba a decir que «lógicamente dijo que sí», pero lo bueno, lo realmente bueno, es que después de todo ese cirio dijera que no estaba preparada.

Ahora que sabemos que todo ha salido bien, yo me pregunto… ¿qué pasó durante esos 15 minutos en los que no grabaron nada? Seguramente ya habría alguien borracho en la fiesta gritando: «¡Joé, cómo va la novia, acaba de empezar a beber y ya está por los suelos!» o, mientras los demás ayudan, un par de gorrones alrededor de los ganchitos justificándose: «Ahí no cabemos más, lo único que vamos a hacer es molestar».

PD: Chicas, niñas, mujeres, señoras… es vuestro turno. ¿Os habría gustado una pedida de mano fastuosa?