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Dos ‘cheerleaders’ de armas tomar

Nunca he terminado de entender el dicho de «donde fueres, haz lo que vieres». La verdad, no me imagino yendo a Florida en octubre para cazar caimanes, qué queréis que os diga.

Sin embargo, allí la gente se lo pasa teta. Cogen su ballesta y ¡ale! ¡A matar reptiles! La afición es tal que te encuentras con cazadores (y cazadoras) de lo más particular.

A mí, particularmente, me han sorprendido dos. Obviando lo demencial que pueda resultar colgarse la ballesta para matar caimanes… os presento a Arianne y Cammie.

Arianne Prevost

¿Veis a Arianne en la imagen? Pues tiene 23 añitos, vive en Florida y hace no mucho era animadora (cheerleader es un anglicismo que me encanta, lo admito). 23 años y madre de un niño, que le impidió ir a la caza el año pasado (estaba embarazada), con el consecuente disgusto para ella. Vaya por Dios…

Pues bien, este año se ha resarcido y ha posado para la prensa estadounidense tan feliz con un caimán de más de tres metros y más de 200 kilos.

La muchacha cuenta pormenorizadamente cómo mató al animal, pero supongo que no os interesa (a mí, particularmente, no demasiado). Os resumo de su relato que «se pasa muy rápido».

Al menos, el cuerpo del caimán será usado como comida (no así la cabeza, que la expondrán como trofeo).

Cammie Colin

Aunque claro, Arianne es un angelito comparada con Cammie. Quienes veais la serie Heroes pensaréis que Claire es la cheerleader más dura del universo… pues os equivocáis. Claire es una floja al lado de Cammie.

A Cammie le gusta el álgebra y le encanta bailar, practica softball y es una cheerleader ejemplar. Vamos, una adolescente normal y corriente si no fuera porque no hace botellón (bueno, esto no lo sé, la verdad) y se dedica a cazar caimanes con una ballesta en Carolina del Sur.

Sí amigos. Cammie es, probablemente, la hija que Arianne nunca tendrá. «Sabe a pollo, a pollo con sabor a pescado», declara la Albert Einstein de los caimanes. Cazó un caimán acompañada de su padre, su tío y su hermano. Eso sí que es una familia feliz.

Escena: domingo en casa de los Colin. El padre se ata las botas y descuelga el teléfono… llama a su hermano y le pide que traiga emparedados. Después se lleva a sus hijos y (quién sabe) al perro. Ale, a cazar con la ballesta, que los (por ejemplo) Dolphins juegan fuera.

Sus compañeros de clase quedaron «impresionados», según cuenta. Ahora la llaman «Killer». Después de cazar un caimán de 50 kilos y más de metro y medio… es lo más bonito que le pueden decir, la verdad.

PD: A ver… esto se supone que es ¿una tradición? ¿un deporte? Me se explique

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