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Lloró después de aplicarse un espray bronceador y el resultado fue desastroso

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Skyler Davis es una joven estadounidense de 17 años que decidió broncear su cuerpo con espray un día antes de su fiesta de graduación, pero no tuvo en cuenta que cualquier líquido podría derretir el producto y dejar su piel como el rosario de la aurora. Lee el resto de la entrada »

Un ayuntamiento británico paga un bronceado de bote a los desempleados

La agencia de empleo de Aberdare, en Gales, ha tenido la curiosa idea de ofrecer bronceado artificial gratis a los parados que más se están esforzando en encontrar un trabajo. Para ello, van a enviar a los desempleados más activos (aunque parezca un oxímorón) a un centro de salud y bienestar sin ánimo de lucro para ‘ponerlos morenitos‘.

«Queremos dar a la gente más confianza en sí mismos. Creemos que con una piel bronceada, bien vestidos y arreglados, los trabajadores se sienten más seguros y tienen más oportunidades de ser contratados», explica Sarah Sweeden, Directora del centro Well-being and Training, donde se aplica el tratamiento (ni que fueran coches, que con un repaso de chapa y pintura quedan como nuevos. Y así pueden ser vendidos más fácilmente).

La peregrina razón de peso no ha convencido a la oposición en el Ayuntamiento de Aberdare, que protesta porque se está usando dinero del erario público para financiar la ‘operación bronceado‘. Pauline Jarman, líder del partido opositor, comentó irónicamente en una de las sesiones plenarias, que «no creo que ningún empresario en su sano juicio contrate a una persona por su color tostado. Hay otras cosas más importantes, como la experiencia y las capacidades para conseguir un buen puesto de trabajo».

La postura de Jarman la apoyan todos los miembros de la oposición. Otro de ellos, Robert Oxley, asegura que «en una ciudad con una tasa de desempleo del 9,6%, es mejor dedicar el dinero del contribuyente en políticas activas de empleo, que en capas de moreno artificial. Es una medida absolutamente ridícula».

Menos mal que al consistorio no se le ocurrió enviar a los parados a tomar al sol a cualquier playa española. ¡Se hubiera liado parda!

Desastres con el bronceado que no arregla ni el Photoshop

Soy más bien blanquito de piel. No tanto como el Casper de Yo, yo mismo e Irene, pero blanquito. Eso me ha abocado a situaciones bastante cómicas: la que más, hace unos años, cuando fui a ver el GP de Jerez de motos y se me quemó la oreja derecha. Sí, solo la oreja derecha… y se notaba un montón. Mi segundo mayor ridículo, después de aquella vez que Juan me pilló rajando de él.

En cualquier caso, como no soy mucho de tomar el sol, mis problemas con el bronceado no son muy recurrentes. Tengo amigos y amigas que se tuestan cada verano, que en invierno usan toallitas bronceadoras… amigos y amigas, un consejo: no lo hagáis. Ni rayos UVA, ni toallitas bronceadoras. El resultado, la mayoría de las veces, da más susto que gusto.

¿No me creéis? Bueno, pues hay una web llamada Pale is the new tan que recopila un chorro de imágenes desafortunadas de gente bronceada (o quemada) cuyo esperpento no se arregla ni con Photoshop (de ahí el título). En fin, que no me lío más. Vamos a hacer tres categorías para, por cortesía de Pale is the new tan, abrir los ojos a quienes aún se preocupan de estar morenos todo el año.

1. Quemado, pero contento

Estos casos son el típico «jodido, pero contento» que cantaría Buika. Son personas que se queman, pero se lo toman con humor. Es más, diría que se lo toman con humor desde antes de quemarse, porque supongo que para quemarte así tienes que hacer el dibujito con el protector solar antes de tostarte.

2. Los excesos no son buenos

Entiendo, en cierta medida, la obsesión por estar morenos. La gente ve a Inma Cuesta y a Eva González y cree que eso se puede coger en un par de días, de forma artificial… pero no. Así pues, muchos se empeñan en arreglarlo todo con toallitas bronceadoras y rayos UVA, pero generalmente es peor el remedio que la enfermedad. ¿Qué pasa? Pues que una sobreexposición o un bronceado artificial desemboca en cosas como las que veis sobre estas líneas: afroamericanas que en realidad son solo americanas, caras morenas con manos blancas y… bueno, lo de la última foto no soy capaz de explicarlo, os lo dejo a vosotros.

3. Un despiste imperdonable

¿Recordáis lo que os dije al principio sobre mi visita al circuito de Jerez? Pues lo mío fue un chiste comparado con lo que le pasa a otra gente. Los hay que se pasan el día al sol con una camiseta de tirantes, que no se quitan el reloj en todo el verano, que montan en bici de junio a agosto, que presumen de sandalias (tanto, que hasta se duchan con ellas)… y así, así, así hasta acabar como esta gente.

PD: ¿Tenéis alguna anécdota buena de bronceado? Soy todo oídos.