La noticia la conocimos hace unos días: William Blasingame, un amable reverendo, tuvo (presuntamente) la genial idea de robar 84.537 dólares de la caja de la parroquia donde trabajaba. ¿Para qué? Pues se ve que el hombre, ahora jubilado, se veía mayor y quería darse un toque de frescura. ¿Cómo? Poniéndose un poquito de botox… y haciéndose algún retoque estético.
Él dice que es inocente, la acusación está ahí y el dinero no (por lo visto, durante tres años obtuvo dinero de las cuentas de donaciones de la parroquia St. Paul’s Memorial en Staten Island -Nueva York-, emitiendo los cheques a su nombre y, por tanto, dejando ‘para otro momento’ el mantenimiento de la iglesia y el apoyo a los feligreses en problemas). Lo que no conocíamos era su rostro, algo que gracias a la imagen de Chad Rachman publicada en Allure.com ha dejado de ser una incógnita. Y la foto debe ser después de algún retoque, porque la piel está estiradita y con brillo de cremitas caras (bueno, eso, o que está sudando el hombre).
PD: Independientemente de que haya robado o no (su abogado asegura que esto es una persecución o una «venganza» por parte de algún enemigo de Blasingame), lo único que sigo teniendo claro es que la Iglesia es un filón.
PD2: Si esto es verdad, espero no sea algo habitual.
PD3: Si otros se lo llevan crudo, no me extraña que la Iglesia necesite tanto dinero. Claro, ellos creen que recaudan mucho menos. En ese caso, la portada de El Jueves que pongo como imagen me parece más que acertada. Hay que buscar patrocinadores.
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