Entradas etiquetadas como ‘bola’

Por más que lo intentes, nunca sabrás dónde está la bolita

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Aunque parezca mentira un trilero de madera ha sido capaz de dejarme atónito y con la boca abierta.

No ha sido necesaria la compañía de los ganchos, ni una bola cargada, ni la distracción callejera… Por más que he mirado atentamente las imágenes he sido incapaz de adivinar qué tipo de mecanismo consigue un truco tan divertido. Lee el resto de la entrada »

Un inesperado ‘pleno’ en los bolos

bolos_maestroEstá claro que lo de este jugador de bolos no es meter la bola en el carril. Lo suyo va mucho más allá.

Después de una preparación digna del campeón del mundo de la especialidad, el joven lanza el pesado artefacto, y como si llevara un cohete, ‘despega’ hacía el techo en vez de deslizarse rápidamente por la superficie de madera. ¡¡¡Horror!!! Lee el resto de la entrada »

La acusadora mirada al padre irresponsable

BecConsejo: «Disfrútalo mientras aguante»

Padres, hijos y deportes favoritos. Lo que parece un plan ideal para ir a Central Park un soleado domingo puede convertirse en una nefasta idea según cómo actúen los protagonistas. Me explico…

Tal vez recordáis aquel viejo post en el que veíamos cómo un padre dejaba caer a su criatura por su afán de coger la bola durante un partido de béisbol en Estados Unidos. Pues bueno, algo similar ha pasado nuevamente, esta vez en Taiwan, aunque con un detalle adicional que pone al hombre en un brete: la mirada de mamá.

Antes de que veáis el vídeo, os resumo brevemente lo que ocurre. La bola se acerca a la zona donde está papá (al que llamaremos José) y éste sostiene a su hija (Eva, por ejemplo) para que la alcance. El problema es que aquí a papá le puede la presión. Supongo que piensa que la criatura no va a alcanzar y no quiere perder la ocasión de quedarse con la bola. «¿Qué hago?», se preguntaría José. «¿Qué hago?», se repreguntaría rápidamente antes de tomar una decisión.

Y lo que hizo fue darlo todo para coger la bola soltando lastre; es decir, dejando caer a su hija que de repente se volvió demasiado mayor como para ir en brazos. Desgraciadamente para él no cogió la bola y la criatura cayó al suelo (bueno, a un asiento), todo bajo la atenta mirada de la madre y esposa (María, pongamos), que no iba a pasar el detalle por alto.

Las cámaras captaron la mirada acusadora de María, que no sabemos si estaba disgustada porque José había tirado a Eva al suelo, porque había cogido a la niña de la pierna para levantarla, porque había sido incapaz de coger la bola o porque tenían el sofá lleno de trastos y lo iban a tener que ordenar un poco para que el bueno de José durmiera ahí las próximas noches.

Por eso yo prefiero el fútbol, la pelota casi nunca llega a donde estás y si llega… mejor que te agaches.

PD: Padres, no hagáis esto en casa. Por lo menos si queréis volver a retozar con las mamás.

El disgusto del niño en el campo de béisbol

BecConsejo: «Piensa en los niños»

En el último post, el de la mujer detenida el día de su boda (por más que algunos se empeñen no me lo he inventado, haced una búsqueda en Google con su nombre y veréis) se originó un pequeño debate sobre qué personaje de Los Simpsons decía aquello de «¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?». Yo os decía que era la mujer del reverendo Lovejoy e insisto, después de oír el audio en YouTube.

Pues bien, esa frase que cerraba el último post me vale para enlazar con el siguiente, porque a menudo nos convertimos en niños y les quitamos la ilusión a los que sí son aún críos. A veces sin querer, como en el vídeo que veremos a continuación, otras queriendo, como cuando el señor Burns le intenta quitar la piruleta a Maggie.

Os pongo en antecedentes: están jugando un partido de béisbol los Giants y los Dodgers cuando una bola se va fuera y se acerca a un niño que la espera como si aquello fuera lo último que fuera a hacer en su vida. Sin embargo, la atractiva joven que está sentada delante de él se levanta y coge la bola. Vaya… su gozo en un pozo. ¡No imagináis cuánto!

El niño se lleva un disgusto de los gordos, casi tanto como cuando mi madre me dijo que no me compraba un bollo y yo me puse a darme cabezazos contra el suelo de la panadería (comprobaréis que de pequeño yo no era mucho más listo que ahora, luego aprendí y me daba cabezazos contra el sofá, que es mucho más blandito). El pobre se pasa un rato haciendo pucheros y cruzando los brazos, haciendo plausible su disgusto.

Ahora bien, ¿qué hay que hacer en estos casos? Su deseo de tener una pelota es relativamente asequible, pero podría ser un mal ejemplo enseñarle que todo lo que quiera lo tendrá. Me imagino al muchacho yendo a un concierto de Justin Bieber y poniéndose a llorar porque no tiene la camiseta que Justin (Baby, baby, baby uhhhh) ha lanzado al público. A ver si el fan que la recoge se la da…

Bueno, sea cual sea vuestra opinión (yo no lo tengo claro), supongo que sabréis que al final el niño consiguió su bola. Si veis el vídeo hasta el final descubriréis que tanto él como su amigo/hermano/desconocido que está a su lado reciben una. Todo porque durante el descanso pusieron la imagen del niño en las pantallas gigantes (ahora la ponen en YouTube y es todo un éxito).

Sin embargo, quien piensa en los niños (que diría la señora Lovejoy) no es la atractiva joven que recoge la bola, sino un señor con acreditación, que hace de él un niño feliz y famoso en YouTube.

PD: Y yo me pregunto… ¿por qué demonios os cuento todo esto, si a mí ni siquiera me gusta el béisbol?