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Nunca encontrarás un barman más habilidoso que éste

En España hay muchos bares, pero tras la barra no suele haber genios de los malabares. Quizás porque no hizo falta, quizás porque el tipo de clientela ibérica es distinta, el barman typical spanish suele ser calvo y con bigote, y está especializado en tirar cañas y poner tapas. Si tiene que ponerte un cóctel te lo pone, ahora bien, con la velocidad del empleado de un resort en Cuba y el gracejo de un trabajador de una multinacional de cafés.

Por eso a nuestros programas de televisión rara vez va un barman. Aquí podemos optar al Guinness de poner cervezas, al de escupir el hueso de aceituna lo más lejos posible, al de esconder la botella de ron si viene la Policía y nos pilla haciendo botellón, pero… ¿un barman? Aquí no triunfa esa gente. Estoy convencido de que los semáforos están llenos de malabaristas que en su momento quisieron ganarse la vida como barman… y no pudo ser.

Afortunadamente eso no es así en todos lados y el ucraniano Alexander Shtifanov es prueba de ello. Alexander acudió a la versión de Tú sí que vales de su país (Ucrania, no confundir con Rusia, también conocido como «¿qué sabes de mi país, Rusia?«) para demostrar sus dotes poniendo combinados (mezclados, no agitados). El vídeo en cuestión dura tres minutos, pero te deja boquiabierto de principio a fin, especialmente cuando lo ponen a cámara lenta.

Para comprender las habilidades de Alexander hay que tener en cuenta varias cosas que no quisiera que pasaran desapercibidas.

  1. En Ucrania hace frío y por eso la gente sale menos a la calle.
  2. En Ucrania hace frío y por eso la gente bebe más.
  3. En Ucrania la gente sale menos a la calle y por eso bebe más.
  4. En Ucrania la gente bebe más, por eso hace frío.

Esto ha facilitado que Alex se especialice en este ámbito de la hostelería, suponemos que gracias a horas de entrenamiento en los mejores locales de copas ucranianos, aquellos en los que lo mismo no te sirven el primer cacharro si no vas medio borracho.

Llegado este punto me veo en la obligación de hacer un inciso, antes de cerrar, para hablar de los miembros del jurado ucraniano que, en comparación con los del jurado español son una mezcla un poco rara. Bueno, tampoco rara del todo, el único que chirría es el tipo que parece Josema Yuste disfrazado de John Lennon. Ojo, que igual el tipo es una estrella en Ucrania y yo estoy demostrando (una vez más) mi ignorancia al ignorar su identidad, pero qué queréis que os diga… al lado de los dos tipos modernos me recuerda a la etapa de José Luis Moreno en la versión española del programa, cuando a todos los que eliminaba los fichaba para un espectáculo que iba a recorrer toda España.

En fin, que después de todo esto solo me queda preguntaros… ¿qué le habría dicho Risto a nuestro amigo el barman? Bueno, yo tengo dos teorías, la del Risto bonachón y la del Risto normal:

  • Risto normal: Supongo que te creerás muy original… pues que sepas que puedes cambiar las botellas por unos bolos y ponerte a pedir euritos en la calle.
  • Risto bonachón: Está muy bien esto que haces. Ya solo te falta encontrarle una utilidad práctica porque chico… ¿tú crees que alguien pagaría por verte hacer esto?

Efectivamente, no hay una gran diferencia entre uno y otro, jeje.

PD: Alexander lleva haciendo esto bastante tiempo (basta con hacer una búsqueda en YouTube para descubrirlo) pero yo no había oído hablar de él hasta ahora.

El barman más poderoso de la historia

Dicen que los barman y los camareros son expertos en guardar secretos, que son especialistas en escuchar confesiones y no soltar ni prenda, en aguantar borracheras sin que trascienda el más mínimo detalle de lo ocurrido.

Pues bien, si existe el barman perfecto, el genio detrás de la barra y la tumba de sus clientes, ése es, sin duda, Perico Chicote.

Perico nació cuando languidecía el siglo XIX, allá por 1899, y murió en plena Transición, en 1977. En esos 78 años tuvo tiempo de convertirse en el barman más influyente y poderoso que ha conocido España.

Dicen de él que fue ayudante de barman en el Hotel Ritz cuando sólo contaba con 17 añitos, que Julián Besteiro le dio la oportunidad de ocuparse del bar del Congreso y que poco antes había dado tumbos de un bar a otro bar hasta que en 1931 fundó su propio establecimiento: el Bar Chicote, un garito en plena Gran Vía que aún hoy sigue vivo.

Volviendo al poder y la influencia de Pedro, de Perico, basta decir que por su bar pasaron la flor y la nata de la farándula y la política. Así pues, el museo de botellas que montó en el sótano (dicen que llegó a tener 18.000 y que la única que regaló se la entregó a Alexander Fleming) fue visitado por diferentes personalidades: desde Rainiero de Mónaco a Hemingway, pasando por Frank Sinatra (muy bien acompañado por Ava Gardner) y Eisenhower, por nombrar algunos. Esos nombres han sido sustituidos por los Almodóvar, Bardem o Penélope Cruz, que han mantenido vivo a Chicote.

El esplendor de Chicote empezó en los años 40, en los duros años 40 en los que la represión y el hambre de la posguerra hacían que las cinco pesetas que costaban los cocktails de Perico fueran un insulto para la población que estaba muriendo de inanición.

Sin embargo, fueron esos cocktails los que hicieron del barman toda una personalidad. Su ginebra con vermú rojo atraía a famosos de todo el mundo, que pasaban por Chicote (donde había chicas de alterne y contrabando) cada vez que visitaban Madrid.

De los esfuerzos de toda una vida, entre los que está el pluriempleo (repartía telegramas al tiempo en que trabajaba en los bares cuando era sólo un niño), llegó la gran recompensa: fama, dinero y felicidad.

Dicen que en su local había prostitutas que negociaban con clientes, pero no se podían acercar a la barra, y trapicheos varios. Ahora importa poco, la verdad.

El caso es que pocas personas podían compartir portadas con los futbolistas del Real Madrid, hacer anuncios, protagonizar entrevistas, tener un programa de radio… y todo eso, siendo sólo un barman.

Sus cócteles le hicieron famoso. Sus cócteles le acercaron al poder franquista cuando aún no lo era (es decir, durante la guerra) y después, para celebrar la victoria.

Tan importante era Chicote, que en aquella España de poco pan y muchos toros, (para ver si el pueblo olvidaba el hambre viendo cómo mataban a las reses), nuestro querido barman tuvo la oportunidad de departir ruedo con la mismísima Sofía Loren:

Tan conocido era Chicote, que los medios siguieron paso a paso su recuperación de un accidente automovilístico que tuvo en la Comunidad Valenciana.

Los dos primeros recortes son de La Vanguardia y el tercero, de ABC.

Ya no hay barmen como los de antes, desde luego…

PD: La canción no tiene nada que ver, pero la culpa es de Sinatra, por frecuentar el Chicote.

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