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Problemas en el programa de Carlton

BecConsejo: «No te rindas»

Me alegro de que Carlton esté otra vez en la cresta de la ola. Bueno… más o menos. Si le habéis perdido la pista, os digo antes de seguir que Alfonso Ribeiro, el mítico Carlton Banks de El príncipe de Bel Air, pasó varios años desahuciado con más pena que gloria.

Sin embargo, la vida vuelve a sonreirle a este crack. Ha recuperado la figura más bien estilizada de antaño (hablo desde el cariño, claro) y, fruto de este momento dulce, luce aquella sonrisa contagiosa que nos enamoró (en sentido figurado, claro).

Y pensaréis… ¿qué problemas tiene el programa de Carlton? Hasta ahora todo lo que dices es maravilloso («espectacular, me he emocionado al verlo»).

Pues bueno, lo que pasa es que Eve, concursante de Catch 21 (el programa de Carlton), quiso dar muestras de su habilidad para el baile… y su camiseta no estaba de acuerdo.

Levantó la pierna hasta el cielo… y el tirante cayó al infierno. A ella le dio por reír, supongo que porque contaba con el parche que le iban a poner. De hecho, lo pasó peor Tania Llasera cuando se quedó con las vergüenzas al aire.

Además, no es lo mismo que te pase esto con el bueno de Alfonso, que parece un cacho pan, a que te ocurra en Las Noches Blancas, con Sánchez Dragó. Mejor no pensar qué habría sido de la pobre Eve en esas circunstancias.

En España habrían quitado esa escena, salvo que hubiera ocurrido en Telecinco, que no sólo no la habrían quitado, sino que la habrían explotado al máximo. Jordi González y Jorge Javier Vázquez habrían tenido tema para dos meses (lo menos).

PD: Gracias a @tinoserrano. Y pensará: «Menos gracias y más cañas». Me lo apunto.

Injusto trato a Carlton Banks

Sin duda, uno de mis ídolos de la infancia. Desde ‘El príncipe de Bel Air’ siempre me sentí un poco ‘cara cartón’. Alfonso Ribeiro, el hombre que encarnó durante tantos años a Carlton Banks, era quien mejor representaba el espíritu del becario: divertido, fresco y enormemente gracioso.

Por eso me disgusta tanto que su carrera se quedase ahí estancada. Siempre fue el patito feo. Todos los aplausos eran para el de la gorra. Después de la exitosa serie junto a Will Smith, este bailarín nacido en Nueva York hace 37 primaveras no pudo imitar la carrera de su amigo y tuvo que tocar otros palos, como por ejemplo el automovilismo. No es broma. A mediados de los años 90 ganó dos premios en la Toyota Grand Prix de Long Beach (California).

Tras esto consiguió enderezar el rumbo y volvió a la pequeña pantalla con algún que otro telefilm de estos de sobremesa que le catapultaron a otras series de televisión de éxito relativo como ‘In the house’ en 1999.

Un nuevo bajón profesional le llevó a interpretarse a sí mismo en una serie que protagonizaba Pamela Anderson. Ya no podía caer más bajo. Bueno… sí. Después de casarse (y divorciarse) y tener una hija se puso ‘gorderas’ y hoy luce una imagen más cercana al ‘tío Phil’, aunque sin llegar a ese extremo.

Will Smith le echó un cable dándole bola en el vídeoclip de ‘Wild Wild West’, pero no levantó cabeza. Presentador de un concurso musical… imagen de McDonalds… ganador de un reality de canto… y algún que otro cortometraje de animación. No mucho más.

Su última aparición pública se produjo a mediados de diciembre, cuando quiso acompañar a su amigo Will en el esteno de su última película, Seven Pounds (‘Siete Almas’). Allí ensalzó la figura de ‘el príncipe’, de quien dijo que conserva el mismo grupo de amigos que cuando empezó: «Will no es del tipo de personas que dejan a los amigos atrás». Ribeiro es la prueba de ello.

De todas formas, tampoco tildemos de fracasado al bueno de Carlton. Él sigue ganándose la vida con esto, y eso no es fácil. Vale que no triunfa como otros, pero ahí está… y no todo el mundo puede presumir de haber grabado en su infancia un anuncio musical con Michael Jackson. Que le quiten lo ‘bailao’.

PD: Yo quiero más para él. Aún es joven y, si en EE UU no ven su potencial, que se venga a España. Series como ‘Aída’ seguro que le hacían un hueco y podríamos volver a disfrutar de él. Unámonos y luchemos juntos por una segunda juventud televisiva del ‘cara cartón’.