Todos alguna vez hemos disfrutado de los toboganes, los columpios o los balancines de un parque infantil. También hemos tenido el típico moratón, corte o rozadura por hacer ‘vuelos sin motor’ desde algunos de estos juegos y estamparnos cual spiderman ensayando un supuesto ‘poder arácnido’.
El caso del pequeño protagonista de este vídeo es muy diferente. Su padre lo ha colocado en ese ‘ingenio del diablo’ que gira más que un spinner, y que si das rienda suelta a la fuerza, el viajero puede acabar más mareado que unos novios en la puerta de la iglesia.
El progenitor, que no se corta ni un pelo, imprime tal velocidad al ingenio, que el muchacho ríe sin parar y pide más madera. ¡¡¡Craso error!!!
Al bajar del diabólico aparatito el chaval descubre que tanta vuelta tiene unas consecuencias sorprendentes sobre su cuerpo. Seguro que soltáis alguna sonrisilla. A mí me ha dado un poco de penilla, aunque reconozco que tiene su gracia.
PD. Las risas del niño y el cachondeo de los padres me ha recordado a otro caída que guardo en mi retina como oro en paño.
(Foto: Aspirina en pastilla – YOUTUBE)
Este vídeo me ha recordado las carcajadas de una vecina que dicen que trabaja con menores. La madre acababa de pegarle un bofetón su hijo, y la monitora o asistenta (desconozco la profesión exacta), empezó a reirse a carcajada limpia.
Creo que fue hace dos años, pero que solté un «Ojo qué maneras», tampoco creo que le importe, a la que se rió a carcajadas.
04 julio 2017 | 20:30