Amber Telford, una profesora de danza de 33 años, tendrá que pasar un mes en prisión y deberá realizar 150 horas de trabajo comunitario por tener relaciones sexuales con un menor, que por cierto es hijo del investigador privado que descubrió su infidelidad. ¡¡¡Toma ya!!! Ni el mejor guión de cine cuenta una historia de amor y pasión tan rocambolesca.
Los encuentros sexuales con el joven de 17 años se mantuvieron en secreto mucho tiempo, hasta que el marido de Amber, Paul Telford, comenzó a sospechar que algo ocurría con su sensual mujer. No mostraba interés por él, se negaba repetidamente a tener relaciones sexuales, y dedicaba mucho tiempo a las clases de coreografía, en las que no bailaba mucho como se descubrió posteriormente. Le gustaba más la danza tántrica con final feliz.
El detective, muy metódico en su trabajo, se convirtió en la sombra de la supuesta infiel durante varias semanas. Incluso escondió cámaras de fotos y de vídeo en la academia para grabar los movimientos de ‘Hot Telford‘, hasta que un día logró las pruebas definitivas. El estudio Colette Dancing School, en Taylorsville (Utah), era una especie de lupanar donde la profe sexy jugaba a los médicos bajo una manta con uno de sus alumnos.
Imagen de Telford en la ficha policial.
La reacción en cadena se produjo poco después, cuando el investigador tiró de la manta y se encontró un pastel que no esperaba ni de lejos: su hijo abrazaba cariñosamente a la señora Telford después de una dura tarde de ejercicio físico. O-O Casualidades de la vida.
La mujer fue detenida y acusada de haber engañado al muchacho con regalos y un amplio catálogo de seducciones. Tras declarar ante el juez, se supo que esta alumna aventajada de Mrs. Robinson había recogido al adolescente en varias ocasiones de la residencia familiar, para llevarlo en su propio coche a un tranquilo aparcamiento de una iglesia, donde mantuvieron largas sesiones de sexo en el asiento trasero. ¡¡¡Qué energía!!!
(Fotos: Facebook / Salt Lake County Jail)
La realidad siempre supera a la ficción.
11 septiembre 2015 | 10:53
Esa mujer es una santa, alguna así me tendría que haber pillado a mí con 17, ya que no metí saqué hasta los 19.
¡dos años de erecciones de 115 grados perdidos! ¡bah!
11 septiembre 2015 | 11:52
¡Vaya putada! Al que han jodido de verdad es al pobre chaval que lo estaba pasando en grande….
11 septiembre 2015 | 12:11
realmente asqueroso
11 septiembre 2015 | 12:19
No pasa nada, solo es un mes, y el chaval ya tendra 18 y puede hacer lo que quiera. Se la seguira follando a placer y todo el pueblo sabra lo pringao que es el ex… looser como dice los yankis
11 septiembre 2015 | 12:19
¿que es lo que es asqueroso? ¿una chica de 33 con uno de 17? pero si son 18 y 34 ya no es problam ¿no? ¿desde cuando la edad es ningun impedimento para la libertad sexual?
Preguntale al chaval que le parece, seguro que esta flipando en colores. ¿quien no ha soñado nunca con tirarse a alguna profe? Y encima ha «cazado» a la de Pilates, yo sueño con ella todas las noches…
11 septiembre 2015 | 12:30
Recuerden que en algunos países para la mayoría de edad sexual es de 16 años…..
11 septiembre 2015 | 12:33
Ya con 17 años no se es un niño….Es todo un hombre.
11 septiembre 2015 | 12:34
¿La de la primera foto y la de la foto policialson la misma persona? El maquillaje hace milagros o__O
11 septiembre 2015 | 13:17
Es que la «profe» estacomo pa darle pan con manteca el hijo el padre el tio el primo Todoooos ue no veas si esta buenorraaaa, bien echo el chaval, lo demás es envidia cochina.
11 septiembre 2015 | 13:21
Bueno, le esta bien merecido por zorra y pedofila…
Lastima que el hembrismo haya hecho que una mujer pueda delinquir gratis…
La condena por los mismos hechos, si los realiza un hombre, no bajan de los 10 años ni por asomo.
11 septiembre 2015 | 13:54
Cuidado con el maquillaje y los selfies! Esta tia es un pedazo de callo como se aprecia en la ficha policial!
11 septiembre 2015 | 14:25
menudo volcan la paisana, si es que lo que no encuentras en casa lo tienes que buscar fuera
11 septiembre 2015 | 14:26
Para 5-Sin problemas – Ya es un fastidio esos que se ponen a meter palabras en inglés, pero cuando lo hace alguien que confunde «looser» con «loser» es para llorar de pena. ¡Aprenda español y después aprenda inglés si tanto le gusta!
11 septiembre 2015 | 15:35
ya me imagino al chico diciendo «señor agente fue su culpa me engaño para tener largas sesiones de sexo con ella varias veces por semana» jajajajajajajajajaja
11 septiembre 2015 | 16:14
No creo que tuviese que engañar mucho al chaval… creo que el 99.9999% de los chicos de 17 años se la zumbaban sin problema! y los de 18 y los de 35… vamos, que no entiendo la condena.
11 septiembre 2015 | 17:19
Pronto haremos la peli…
11 septiembre 2015 | 17:33
Con esa profesora de danza bailaría yo unas cuantas de Romeo Santos.
11 septiembre 2015 | 19:02
Vaya pijo de padre tiene ese chaval. Primero le estropea el fieston, lo expone al escarnio público y por último, arriesga la vida del muchacho, ya que al descubrirlo lo expone a cualquier venganza del marido de la mujer, o ¿será que ese padre piensa que por ser un menor, no corre el riesgo de que el esposo trate de vengarse de aquel que se tiraba a su mujer de lo lindo?
ciao pescao.
11 septiembre 2015 | 21:03
¡ESO NO DEBERÍA DE SER DELITO!
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…¡Cómo! ¡Sólo los hombres se depravan con menores, nunca las mujeres! Una mujer siempre tiene vía libre para experimentar con un adolescente sin que sus caricias sean vicio, pecado o delito. Además, la señorita Amber no debería ser condenada por seducir a ese muchacho, sino el chiquillo por acudir, ‘motu proprio’, sin violencia ni coacción, al panal de rica miel.
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…Recuerdo que en el colegio teníamos por vicioso al lego Francisco; un beato de traje oscuro, gafas ahumadas y diente de oro, cuya única función en el centro era la de hacer recados y reparar persianas. Jugaba con los niños en el recreo y algunos se dejaban tocar la pilila por un caramelo Sugus. Eso sí era pecado y delito, amigo Becario. Un verdadero depravado. Yo nunca acepté sus ofertas, por supuesto. El lego Francisco resultaba inaceptable como persona; cultivaba las uñas de los dedos meñiques y en uno de ellos llevaba un sello enorme con la efigie de Cristo Rey. Murió hace años de una apoplejía. Dios lo tenga en su Gloria. Este fue el único vicioso que vi en mi infancia.
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…¡Ay, amigo Becario, si en lugar de este lego monstruoso y repulsivo, hubiera tenido de pequeño a la Amber ésa! ¡Cuánto hubiera aprendido de la vida! Me hubiera dejado mecer en su regazo como las barcas sobre las olas del mar. La mala fortuna del hijo del detective fue la de tener un padre no sólo investigador, sino también envidioso y marrullero. Gustaba de espiar a su hijo con la profesora en el parking eclesiástico y en la academia de baile, donde ya no hubiera sido necesario instalar cámaras. Pero ese individuo también quería acostarse con Amber.
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…El día que el parking se llenó de curas con prismáticos, el detective le hizo a la chica una proposición decente: la entrega de las cintas de vídeo a cambio de una cita sexual. Ella aceptó el chantaje haciendo suyo el refrán: ‘donde caben dos, caben tres’ (marido, detective e hijo). Pero no así el hijo del investigador, a quien le parecía asqueroso el adulterio de su padre (peor todavía el hecho de pacer luego en el cuerpo de una mujer recorrida ya por la lengua de su progenitor, aun sin ser aquella su madre). La consecuencia de aquello fue la entrega del material al ‘cornudo’, quien cursó la correspondiente denuncia contra su mujer.
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…Ahora ella pasará un mes en chirona y el hijo del detective más tiempo encerrado en el cuarto de baño. ¡La vida!
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…Por cierto que la única mujer que una vez quiso aprovecharse de mi ingenuidad fue mi vecina María del Mar. Tendría yo entonces 8 años; ella uno más, 9. Yo acababa de hacer la Primera Comunión y aún no tenía apetencias sexuales; me limitaba a jugar a las chapas y a ver al Increíble Hulk por la tele. Una tarde estábamos hablando solos en el patio de mi casa cuando ella se sentó en el poyete de una ventana y se abrió de piernas. Llevaba un vestido verde con lazo detrás, pero no bragas, y pude verle la rajita. Era pequeña y lampiña, de un sonrosado brillante en su interior muy maravilloso. Me miró sonriente al tiempo que me invitó a tocarlo. Le dije que no avergonzado. Luego ella me propuso ver lo mío. Yo me negué y salí corriendo. Pues no se lo creerá, amigo Becario, pero todavía me arrepiento de no haberlo hecho. Sobre todo ahora que la veo por la calle cogida del brazo de su marido.
14 septiembre 2015 | 2:11