Nunca he sufrido tanto viendo un vídeo

niklaus«Hello, my name is Niklaus, welcome to joke» («Hola, mi nombre es Niklaus, bienvenidos al cachondeo«). Por esta frase de presentación, todo parece indicar que el protagonista del vídeo que ilustra este post no va a hacer pasar un buen rato. Que la chanza es una marca de identidad de su espectáculo.

Tras las sonrisas de sus amigos, ‘Mr. Knife‘ (un apodo que le va que ni pintado) saca un cuchillito con mango de plástico de su bolsillo para realizar juegos malabares. ¿Será un especie de faquir? ¿Hará creer al público que se secciona un dedo? (perdón por ser tan gráfico, pero es un truco muy manido entre algunos ilusionistas). Pues no, sus habilidades son otras.

A renglón seguido, Niklaus pone una canción en su móvil (de esas para darlo todo en el centro de la disco), y comienza su función. ¡Qué sufrimiento! ¡Qué grima! Todos los calificativos para subir las pulsaciones que se os ocurran son válidos si queréis soportar los treinta segundos de macabra exhibición.

Por último, una advertencia: «Abstenerse los impresionables, lo podéis pasar mal. Y ni se os ocurra hacerlo en casa«.

PD. Y de regalo, os dejo un corte de la película Aliens: el regreso para que comparéis quién es mejor manejando un instrumento punzante a velocidad de vértigo. ¿Bishop o ‘Mr. Knife‘? ¿Realidad o ficción? Lo que está claro es que los dos vídeos son igual de impactantes.

(Foto: USA TV / YOUTUBE)

2 comentarios

  1. Dice ser Semenbank

    Eso no es nada, el peor video que he visto es uno donde un tio se mete un tarro en el culo y se le revienta dentro, no pongo el link porque es muy salvaje, es un video muy fuerte.
    El que quiera que lo busque.

    10 septiembre 2015 | 18:21

  2. Dice ser El cura leproso

    MI AMIGO GENARO NO TUVO TANTA SUERTE
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    …¡Aquí está la prueba, amigo Becario, ahí la tiene! ¡Ese tal Niklaus (versión foránea del ‘Pequeño Nicolás’) es otro gremlin surgido de la Enseñanza pública! En España ocurre lo mismo. Alumnos con bajo rendimiento académico, desmotivados y con demasiado tiempo libre. Todo ello como consecuencia de una Educación pública donde los profesores poseen un escaso nivel pedagógico, no saben transmitir los conocimientos, ni desarrollar una correcta guía docente, ni atender a los valores transversales de las asignaturas, etc. Los profesores, ajenos al problema y sin tener reformas laborales que temer, se limitan a trincar el sueldo y a echar papada hasta la jubilación. ¿Para qué esforzarse, para qué reciclarse en las nuevas tecnologías, si se va a cobrar lo mismo y con el mismo curro blindado? Así resulta imposible que las leyes educativas surtan efecto. La raíz del problema no está en el alumnado, sino en los docentes.
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    …Y conste que al menos el pequeño Niklaus saldrá de su IES con una profesión, aunque de mucho riesgo. Recuerdo que un compañero de instituto acabó teniendo un accidente con un espectáculo de estos. Él jugaba con una variante muy sensible: en lugar de los dedos de la mano, exponía sus partes genitales. Como lo oye, señor Becario, no es broma. Empezó con los dedos, pero pronto le cobró tal manejo al cuchillo que se aburrió y quiso ir a más. La pichula y los genitales… 0I0
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    …Todo comenzó como una broma. Un día, en el recreo, paciendo aburridos en clase (tirando tizas, arrastrando sillas, caminando por encima de las mesas, jugando al baloncesto con la papelera) vimos cómo Genaro Acaíña –que así se llamaba el menda– estaba de espaldas a nosotros y pegado a la mesa del profesor, mesa que, al estar encima de una tarima, tenía considerable altura. Nos acercamos y resultó que el menda había aprovechado esta circunstancia para reposar allí sus partes y realizar una variante del cuchillo: fuera dedos, la chorra mejor y sus dos aproximaciones, bien separadas la una de la otra. Aquello causó una gran sensación entre los compañeros. Genaro tenía sus partes todavía lampiñas; los testículos eran como pelotas de golf y el miembro viril pequeño y grueso, como esos gusanos de seda que, de pequeños, alimentábamos con hojas de morea ¿se acuerda, Becario?
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    …Al principio empezó ensayando con un BIC; luego aquello tomó velocidad y, al cabo de una semana, pasó del boli al cuchillo patatero. Si usted hubiera visto. Teníamos espectáculo garantizado todas las mañanas. ¡Qué manera de mover el cuchillo, oiga, qué vicio! Sin darnos cuenta, aquello se fue llenando de gente, siempre, eso sí, masculina. Unas compañeras quisieron ver a Genaro en acción y, aunque éste de primeras se mostró reacio, al final acabó accediendo. Al día siguiente, el gran Genaro, para sorpresa de todos, venía con el ‘trasto’ morcillón, entendimos muchos que lo habría hecho por honrilla torera. Había chicas. Por cierto que este hecho despertó algunas risas entre nosotros y un ‘ooooh’ entre los compañeros del 1er curso. Las chicas ni se inmutaron (ya sabe usted que ya con esas edades el sexo femenino ha visto mucho en temas sexuales).
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    …Pero ¡ay, querido amigo! La distancia entre pieza y pieza ya no era la misma, ni tampoco las dimensiones. Aquello era como empezar de nuevo, como si el artista pasara la afilada hoja del cuchillo sobre las partes verendas de otro individuo, reservándose el tremendo dolor. Genaro no pudo exhibirse a gusto. A la 2ª pasada clavó por error el cuchillo (ese día para colmo usaba una navaja cabritera) en el rojo prepucio, que al segundo se puso morado como una lombarda. Aquello nos dolió a todos; sangre, gritos, carreras… Como a un torero los llevamos en volandas a la enfermería; de ahí, a la UCI. Estuvo 4 semanas ingresado en el hospital, a base de antibióticos. Orinaba por una sonda.
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    …Hace algunos años me lo encontré por la calle, fuimos a tomarnos unas cervezas y acabó enseñándome la herida de guerra. La pichota sigue siendo pequeña y gorda –ahora las bolas, como las de Villar– y el prepucio conserva una tremenda cicatriz vertical en el cornete. En conjunto parecía la cara de un profesor de Secundaria con la raya en medio. De esos profesores fracasados que no saben dar clase.

    11 septiembre 2015 | 1:40

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