Un mensaje en una botella que ha recorrido 16.000 kilómetros

Si sois de los que, como yo, siempre pensasteis que lo de los mensajes en botellas que se lanzan al mar son leyendas urbanas al más puro estilo «hay un cocodrilo en mi alcantarilla», «el rey iba en un elefante una moto y me salvó» o «Ana Obregón se montó en un avión y…» (ays, no me acuerdo de cómo acababa este último); si no creéis en este tipo de correspondencia, os decía, este post os interesa.

Porque estaba Barbara Richards en la playa de Adelaida (no Heidi, que de eso ya hablamos el jueves, ni mi amiga Adelaida de Cádiz, sino Adelaida la localidad de Australia) cuando vio que algo brillaba en el agua. Donde otros veríamos un tesoro, ella vio un peligro para la salud pública: «¡¿A quién se le ocurre tirar una botella al mar?! ¡Esto Australia, no el río Segura!». De modo que la recogió para descubrir, estupefacta, que contenía un mensaje en su interior.

Resulta que la botella había viajado 16.000 kilómetros, desde el sur de Inglaterra, hasta Australia. La responsable de la idea fue Brit Jasmine Hudson, una simpática chiquilla de cuatros años que esperaba que su tía recogiera la botella en una pequeña islita británica (sí, igual se pasó de fe la pobre). Evidentemente, la botella no llegó jamás a manos de su tía, pero al menos Jasmine obtuvo respuesta, con lo que puede estar satisfecha.

Barbara, de 58 años, decidió que ese esfuerzo merecía una recompensa y escribió una carta a Jasmine. Podría habérsela enviado a través de una botella, pero para agilizar el proceso, usó el correo ordinario. No en vano, la botella tardó cinco meses en llegar desde Inglaterra hasta Australia… casi lo mismo que un Whatsapp enviado desde una conexión Wi-Fi inestable, vamos.

Según publica la prensa local, Barbara tuvo que esperar a llegar a casa para abrir la botella, porque además del corcho estaba cerrada con cera caliente. Todo para comprobar que, dentro del cacharro, había un mensaje genérico de «Esta botella de Jasmine Hudson está a la deriva desde el 10 de abril de 2012». Resulta que hay kits estándar de mensajes para botellas… ¡¡y yo con estos pelos!!

En fin, que toda esta historia nos sirve a los incrédulos para saber que no hay que perder la esperanza. Quién sabe, igual de un momento a otro nos encontramos con Ana Obregón en un avión o ponemos la tele y vemos a Ricky Martin saliendo de un armario mientras… demonios, otra anécdota que se me ha olvidado cómo acaba.

PD: Viernes STOP. Gran día STOP. Mensaje becario.

1 comentario

  1. Dice ser maria b

    @bec @trolly :

    ya se acabo el verano, toca cambiar de atuendo 😀

    28 septiembre 2012 | 10:12

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