Archivo de agosto, 2012

Un ministro de Taiwan pide que los hombres orinen sentados

¿Cuántas veces habéis entrado a un baño y habéis encontrado un número de teléfono en la puerta con alguna guarrada escrita? ¿Y cuántas, en ese mismo baño, has deseado ser Spiderman para poder trepar por las paredes y no pisar ese suelo pegajoso, húmedo o encharcado? Sospecho que muchas.

Por eso el ministro de Medio Ambiente de Taiwán, el famoso Stephen Shen (vale, famoso, famoso… no es, pero para una vez que alguien le echa un piropo no se lo quitéis) ha propuesto que todos los hombres del país hagan pipí sentados en la taza, porque así los retretes se ensuciarán menos (y sus suelos y alrededores, también).

Sé que muchos pensaréis que esto es por igualdad, para que chicos y chicas hagan pis de la misma forma y el día de mañana ellas no estén más descansadas por hacerlo sentadas y ellos no sean unos centímetros más altos por pasar tanto rato de pie, pero no. El objetivo es meramente higiénico, si bien desde el propio ministerio reconocen que va a ser muy difícil que esta recomendación se cumpla en los urinarios públicos, justo donde el problema es más grave.

La idea, por tanto, es que los hombres empiecen orinando sentados en casa y que, una vez estén acostumbrados, puedan hacerlo en cualquier sitio. Leo en BBC que el objetivo es imitar a Suecia y Japón. «Hemos oído que el 30% de los japoneses se sientan», cuentan desde el ministerio.

El caso es que en Taiwan se ha formado un gran revuelo porque muchos no están por la labor y, pese a que lo de Taiwan es una sugerencia (imprimida y colgada en un montón de aseos públicos, eso sí), muchos lo han tomado como una intromisión en su intimidad y creen que el Gobierno no es quién para proponer cómo se hace o se deja de hacer el pis.

Yo aún tengo dudas y no termino de tener claro qué hacer. No sé si la solución es pedir a la gente que se siente o poner carteles como el que tenía mi tío Ramón en su bar: «Mea contento, pero mea dentro». El problema es que si los hay que no tienen cuidado en su casa y salpican y ensucian (vivan solos, en pareja o en piso compartido)… intentar que fuera de casa sean limpios es como poner carteles en el metro («subte», si me lees del otro lado del Atlántico) pidiendo «Dúchense antes de montar en el vagón». Eso sí sería un puntazo.

PD: Ya sabéis, todos a hacer pis en la ducha y a sentarse si no tienes ninguna bañera a mano. Todo sea por tener un mundo más limpio.

(FOTO: Marco Raaphorst)

Parece imposible cantar peor que ella

Ya hacía un tiempo que no os traía nada de programas de talento estilo Operación Triunfo o Factor X, pero os aseguro que lo de hoy merece la pena. Sacad todo el alcohol que tengáis a mano, vaciad todos los ibuprofenos de casa encima de la mesa y preparaos para disfrutar del minuto y pico más loco de toda vuestra vida (si tenéis lo que hay que tener para terminar de ver el vídeo).

La concursante que vais a ver en vuestras pantallas se llama Jayanthy Murugesu y participa en el X Factor de Australia. Bueno, participa igual es mucho decir… mejor puntualizamos que acude a las pruebas previas para participar en el concurso, esas que, como en España, alternan a gente con talento y a «frikis raros de los que reírse para amenizar la espera» hasta que empiece de verdad.

Pues bueno, resulta que Jayanthy Murugesu (un nombre sencillo de recordar) llegó embargada por la emoción porque iba a conocer a Ronan Keating, el que fuera miembro de Boyzone (aunque muchos de vosotros ni recordaréis ese grupo). Ronan forma parte del jurado del concurso, en el que antes estaba Natalie Imbruglia, y Jayanthy se confesó una fan acérrima. Vamos, lo que en el lenguaje de José Luis López Vázquez se conoce como «un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo».

Una vez cumplido el sueño de conocer a Ronan, tocaba el turno de cantar. Después de declarar que una de sus influencias musicales es Justin Bieber, decide lanzarse a la piscina con un tema de los de letra difícil: Baby, del propio Bieber (recordad que el estribillo reza algo así como «And I was like / Baby, baby, baby ooh / Like  / Baby, baby, baby noo  /Like / Baby, baby, baby ohh») y entonces… entonces pasó lo que vais a ver a continuación.

Reconozco que a mí se me hizo difícil escucharlo entero la primera vez porque, además, no estaba prevenido de lo que iba a ver y el estruendo desafinado me pilló completamente por sorpresa. Aún así, hay más de 120.000 valientes que, como yo, se han quedado con los ojos puestos en la pantalla viendo a la muchacha berrear mientras Ronan, que se siente halagado, bailotea como si lo que sonara fuese música celestial.

¿Y qué pasó? El vídeo se corta antes del veredicto, pero yo he visto la versión extendida (con la que no os martirizaré) y os puedo confirmar que Ronan dijo «sí» y los otros tres, con mucha educación, le pidieron que se volviera para casa. Al final la chica se fue tan pichi, habiendo cumplido un par de sueños: conocer al bueno de Ronan Keating y hacer el ridículo delante de miles de personas. Vale, lo segundo quizás no era su sueño, pero coincidiréis conmigo en que lo ha cumplido con creces.

PD: Me recuerda al viral que protagonizó el malo de Phineas&Ferb.

Una ‘bella durmiente’ con la que te tienes que casar si la despiertas

El arte es una cosa complicada, ya sabéis. Dicen que el Ecce Homo es arte, pero yo creo que el Ecce Mono también lo es. Quizás por eso se ha venido arriba el artista ucraniano-canadiense Tarás Polataiko y ha decidido recuperar un cuento tradicional para convertirlo en arte dentro del Museo Nacional de Arte de Ucrania, en Kiev.

Lo que ha hecho Tarás es un cásting para elegir ‘bellas durmientes’: chicas jóvenes y bien parecidas cuyo trabajo consiste en tumbarse con los ojos cerrados y una pose angelical sobre un lecho blanco esperando a que los visitantes del museo besen sus labios.

Sí, amigos, en esta versión de arte interactivo tú también participas. Puedes acercarte y darle un besito en los labios. BESITO, ¿EH? Que os conozco y alguno es capaz de tumbarse encima y quedarse ahí a dormir.

(El siguiente vídeo dura tres horas y algo, así que os recomiendo que veáis sólo un poco para haceros a la idea)

El problema (o no) es que tú firmas un contrato, que ellas ya han firmado, según el cual si abren los ojos después de tu beso os tenéis que casar. Así, sin hablar ni nada; del beso a la vicaría.

Coincidiréis conmigo en que lo normal es que la chiquilla no abra los ojos, dado que lo que le puede tocar no tiene pinta de ser muy alentador (¿un tipo que besa a una chica guapa a la que no conoce para ver si abre los ojos y se casa con él?), pero imaginad que, por lo que sea, la chica se vuelve indispuesta y de repente abre un ojillo, un parpadeo tonto.

Qué sé yo… imaginad que se echa una cabezadita, el beso la despierta, y abre los ojos sobresaltada. Probablemente frente a ella está un Howard Wolowitz de la vida, un tipo que vive con su madre y que descuelga el teléfono con «Digamelón». Y ahora tiene que casarse con él. ¿No sería triste?

PD: Si queréis probar suerte no os sintáis mal por lo que yo he dicho. Tenéis hasta el 9 de septiembre para ir a besar a la ‘novia’.

Lo más raro que ha pasado durante la semana (20-26 agosto)

La decadencia del frikismo ha llegado al fin en la segunda quincena de agosto, más o menos como todos los años. El problema es que este año ha sido un poco como el calor, ha tardado en apretar, pero cuando ha apretado por poco nos deja sin respiración. Dicho todo esto, supongo que imagináis que hay cosas raras que han pasado y no hemos comentado. No os equivocáis, aquí va la selección de esta semana.

1. Le pide matrimonio mientras les detienen

¿Estáis hartos de esas peticiones de matrimonio que parecen estar sacadas de una película? Seguro que os gusta entonces esta historia, que podríamos titular «A la fuerza ahorcan». Sean Foxx tiene 27 años. Treila Woods, 24. Ambos entraron a robar una tienda en Estados Unidos, pero la cosa salió mal y al final terminaron detenidos. Quizás viéndose en esa situación límite, pensando en la cárcel y rezando por un vis a vis, Sean decidió que ése era el momento más adecuado para pedirle matrimonio a Treila. No sé qué es más sorpendente: que él le pidiera ahí que se casaran… ¡¡¡o que ella aceptara!!!

2. Una sonámbula en el río

Hace unos días rescataron a una mujer en una de las situaciones más extrañas que he visto hasta ahora (y son muchas las que he contado). Su marido llamó a las autoridades para denunciar su desaparición de madrugada y alertó de que sufría episodios de sonambulismo. En pijama y sin zapatos, esta mujer estadounidense de 31 años fue localizada nadando en el río completamente dormida, con hipotermia. Afortunadamente fue trasladada a un hospital y ya se encuentra mucho mejor.

3. Hizo un vuelo ida y vuelta porque se durmió en el avión

He intentado ser conciso, pero con este tema es difícil. Resulta que la francesa Patrice Christine Ahmed volaba de Pakistán a Francia y aprovechó el vuelo para dar una cabezadita. Desgraciadamente para ella, debe de tener un sueño muy profundo; tanto, que al aterrizar en París no se dio cuenta. Ni ella, ni los empleados del avión, que pensarían que era muy divertido dejarla dormir a ver qué pasaba. Así es cómo Patrice Christine durmió durante las dos horas que duró la parada y después, cuando se despertó, flipó al descubrir que el avión la llevaba de vuelta a Lahore, en Pakistán. Cuando llegó a Lahore cogió otro vuelo a París y esta vez parece que no se durmió. ¡Y me reía yo porque un amigo mío se quedó dormido en la línea Circular del metro de Madrid!

FOTO: simiant

4. Culpó del robo a su «hermana gemela» inexistente

Hay gente que ve las cosas en la televisión y se cree que los demás somos tontos. Solo así me explico que Jennifer Brown, una estadounidense de 31 años, culpara a su hermana gemela de los robos en un hotel… ¡¡¡TENIENDO EN CUENTA QUE ESA HERMANA NO EXISTE!!! Yo que a lo largo de los años me he convertido en un experto en excusas, equipararía ésta a la de «el perro se ha comido mis apuntes», «se lo estoy guardando un amigo» y «te juro que es la primera vez que me pasa». Las que no cuelan, vamos. Jennifer había sustraído dos edredones, dos mantas, cuatro almohadas, una cafetera, un reloj despertador, una cesta y un secador de pelo y cuando le pidieron que lo devolviera dijo que su hermana la había llamado y le había dicho que lo iba a llevar de vuelta. Entonces subieron a la habitación y encontraron todos los productos en una bolsa de basura tras la puerta. «Mientras estábamos hablando los ha traído», decía Jennifer. Y supongo que iría montada en un unicornio.

5. El ciclista más habilidoso

Imagino que muchos de vosotros os habéis reunido para leer en grupo el post y, llegado este punto, estáis pidiendo a voces el vídeo chorra de cada semana. No os defraudaré. ¿Recordáis el capítulo de Los Simpsons en el que Homer quería hacerse payaso? Tenían que montar en unas bicicletas minúsculas y todos dábamos por hecho que sería imposible imitar algo así en la vida real. Pues nos equivocábamos: hay un tipo capaz de montar una bicicleta que no es que parezca de juguete, es que parece sacada de la colección de un miniaturista.

PD: Luego no queréis que me dé miedo dormir, sabiendo que cuando despierte puedo estar nadando en un río… o en Pakistán.

Tres hermanos austriacos se casan con tres hermanas alemanas

Hay pequeños placeres en la vida que están infravalorados: puedes desahogarte y pasarlo en grande criticando a tu cuñada con tu pareja, o compitiendo con tus hermanos para ver quién tiene la peor suegra. Pues bueno, eso va a ser realmente difícil para los hermanos Reichor, unos señores austriacos que han cometido el error (o acierto, según lo veas) de casarse con tres hermanas. Ya me diréis cómo va cualquiera de ellos a criticar a su cuñada delante de su mujer, sabiendo que son familia directa. Y lo mismo con la suegra: ¿qué interés tiene contar batallitas a tus hermanos si sabes que ellos tienen la misma?

De profundas creencias católicas, el mayor de los Reichor fue quien abrió la veda de este Tres hermanas para tres hermanos en 2005. Simon, que ahora tiene 26 años, conoció a su mujer, Darja, durante unas clases sobre la Biblia en Alemania, a las dos semanas empezaron a salir y la cosa terminó en boda.

Después fue Manuel, de 24 años, quien se casó con Janna, hermana de Darja, en 2009. Aquí la cosa ya cogía tintes peliculeros, pero bueno, digamos que no son un caso excepcional. Quizás sí en Engerwitzdorf, la localidad austriaca donde han ido contrayendo matrimonio, pero yo conozco algún caso de dos hermanos casándose con dos hermanas, si bien es cierto que los que yo conozco son de hace 40 años.

El caso es que, después de todo esto, supongo que el pequeño Lukas y la pequeña Joy se miraron y pensaron: «Ups… parece que no nos han dejado escapatoria», así que hace poco más de dos semanas decidieron dar el gran paso (más pequeño desde que inventaron el divorcio) y también se casaron.

Darja, la mayor de las hermanas, está encantada, según contaba a la prensa austriaca: «Siempre soñé que encontraría a un hombre con dos hermanos que se casarían con mis hermanas… y ahora es realidad». Yo creo que a la pobre le leían muchos cuentos de princesas de pequeña y quedó marcada, porque menudo sueño.

Simon y Darja tienen ya cuatro hijas, pero ven «complicado» encontrar cuatro hermanos para que se casen con ellas. ¡Ah! Y se me ha olvidado deciros que la madre de Simon, Manuel, Lukas, está encantadísima: «Estoy muy feliz, porque ya conozco a mis consuegros», cuenta la pobre con un poco de resignación.

PD: ¿Alguno de vosotros saldría con su cuñada o cuñado?

El ‘racismo’ de los billetes de Canadá

Somos inconformistas, ya lo sabéis. Si ganamos la Champions decimos que vale, pero que no jugamos bien. Si jugamos bien decimos que vale, pero que los canteranos no juegan todo lo que deberían. Si juegan los canteranos decimos que vale, pero que nos arriesgamos a cortar su progresión precipitándonos al subirlos al primer equipo. Por eso en Canadá, donde la gente habla menos de crisis y más de otras cosas, están preocupados porque dicen que sus billetes están viviendo un caso de racismo nunca visto.

Sin haber estado jamás en el país, yo tengo a los canadienses por gente de bien. Será que me llegó al alma aquello de Bowling for Columbine, cuando Michael Moore abría las puertas de la casa de la gente, que no las cerraban con llave, porque no había peligro de ser atracados (al menos hasta entonces). Por eso no me sorprende que, mientras en Europa estamos con el agua al cuello viendo cómo los políticos se pasan la pelota de unos a otros, allí el gobernador del Banco de Canadá ha pedido disculpas por retirar un dibujo de un billete. Así como lo leéis.

Resulta que en la impresión de los billetes de 100 dólares, que se pusieron en circulación en noviembre 2011, hay una mujer mirando por un microscopio. Pues bien, en el diseño original esa mujer parecía asiática y los conejillos de indias a los que les mostraron los billetes antes de ponerlos en circulación, allá por 2009, criticaron esa circunstancia, porque consideraron que la imagen no era representativa de la mujer canadiense.

De modo que en la versión definitiva sustituyeron a la mujer aparentemente asiática por otra aparentemente caucásica, para evitar protestas. El problema es que ahora se ha conocido la historia y, en lugar de protestar porque hay una mujer asiática en los billetes, la gente ha protestado porque había una mujer asiática en los billetes y ya no. «¡RACISMO! ¡RACISMO!», gritan algunos, que consideran un ultraje que Canadá, ejemplo de multiculturalismo, haya permitido esto.

Ante la avalancha de críticas, el gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, pidió disculpas y dijo, como supondréis, que admitía el error que habían cometido. Vaya por delante que la imagen fue retirada para darle una apariencia «neutral» a la figura del billete, aunque eso no ha calmado tampoco los ánimos. Sabéis de sobra que, de haber elegido la imagen original, ahora estaríamos diciendo que discriminaba a los canadienses no asiáticos, porque cuando nos ponemos pejigueros no tenemos fin.

Es sorprendente, ¿verdad? Yo ya no me meto en si hicieron bien o no en sustituir la imagen de los billetes, pero sí que digo que me sorprende que se arme este follón por una cosa así y que encima pasó hace tres años (aunque se haya sabido ahora). Será que, con la que está cayendo aquí, no termino de ponerme en situación para discutir de billetes.

PD: Mi hermano solía decir que el de los billetes de 100 (Manuel de Falla) se parecía a mi abuelo. No sé si con esto tenemos para discutir un ratillo.

¿Pagarías por anunciarte en un rollo de papel higiénico?

Mis padres no lo saben, pero era imposible que yo terminara siendo alguien de provecho. Acumulo en mi cabeza demasiado contenido irrelevante que me lastra a la hora de aprender cosas importantes. Probablemente, este post es una de las mejores muestras de ello.

Si tu reloj biológico funciona bien, probablemente vas una vez al día (al menos) a meditar al baño. Si no eres alguien previsor, es probable que un alto porcentaje de esas veces vayas a pecho descubierto, sin nada que echarte a los ojos. Es por eso que, si no me fallan los cálculos, te sabrás de carrerilla gran parte de los componentes del champú, del gel y de los productos de cosmética que usa tu madre.

Para eso inventaron una solución, aquello que os contaba en 2009 y que llamamos poesía de váter: unos pequeños textos al alcance de la mano del ejecutor que, teóricamente, reducían el gasto de papel higiénico. Pero los hay que no quedan satisfechos con eso, y quizás por esta razón, dos hermanos estadounidenses han inventado la «publicidad en el rollo de papel higiénico» o, lo que es lo mismo, anúnciese aquí, antes de que todo se vaya a la mierda anuncios perecederos para momentos íntimos.

Muchos diréis que este invento es inútil, y aquí es donde sale a relucir otro ejemplo más de mi conocimiento basura, cuando os cuento que hay gente que siente verdadera devoción por la publicidad. Me viene a la cabeza, así a bote pronto, un capítulo de la serie Canguros, en la que un niño dejaba con la cabeza como un bombo a Maribel Verdú porque la tuvo horas y horas viendo anuncios. Resulta que sus padres no le dejaban ver la tele y él decía que leyendo la guía de programación se hacía una idea de los programas, pero no de los anuncios. (Esto pasó en los años 1994-1996, yo no he vuelto a ver la serie, aquel capítulo lo vi una vez… y aún sigue vagando por mi memoria, ésa que se niega a recordar en qué año fue la guerra de Cuba). Hay gente a la que le gusta la publicidad, insisto.

Volviendo al invento, me gustaría contaros que los creadores son Bryan y Jordan Silverman, y que el papel puede incluir, además de anuncios tradicionales, cupones de descuento (no me hago cargo del estado en el que lleguen) y códigos para que los lean los smartphones, según recoge la prensa local.

Quizás la idea parece loca, pero tiene un sinfín de posibilidades. Puede que no para un domicilio particular, pero… ¿habéis pensado en los bares de carretera? La diferencia entre parar y no parar en uno puede estar en los cupones de descuento que te ofrezcan escondidos en el rollo de papel higiénico.

La iniciativa ha sido acogida con furor y escepticismo a partes iguales. Los hay que están encantados con el proyecto y otros que creen que es una… bah, no voy a hacer el chiste fácil… digo que los hay que consideran que no es lo suficientemente bueno como para ganar el concurso de emprendedores para el que son finalistas.

PD: Si alguien tiene preguntas… la tinta no es dañina, el papel es reciclado y, salvo los anuncios, guarda pocas diferencias con el papel tradicional.

Roba en un restaurante usando repelente contra insectos

Si no fuese por aquel tipo que intentó robar una bici usando como arma salchichas congeladas, estaríamos ante el atraco más raro que he visto nunca. Porque uno piensa que la crisis no llega a todos, que los ladrones aprovechan esta circunstancia para sacar partido… pero no creáis, que a ellos también les cuesta. Por eso, en Estados Unidos, ese lugar en el que un tipo va a ver una película al cine, se sienta y se pega un disparo en el culo con el arma que llevaba en el bolsillo… un tipo ha atracado un restaurante usando repelente contra insectos.

Los hechos sucedieron en el restaurante Elmer’s, en Roseburg (Oregon), cuando un ladrón irrumpió en el local hace unos días a última hora del día y descargó su bote de espray contra los bichos en la cara del barman (que, aunque no se ha precisado, suponemos que se encontraba solo en el restaurante), según publica la prensa estadounidense.

Aunque el encargado del bar intentó esquivarlo, fue incapaz de regatear el espray, de modo que quedó aturdido y dio vía libre al caco para que vaciara la caja registradora y pudiera huir posteriormente con el dinero, si bien no se ha precisado el montante del robo.

Como supondréis, las autoridades (que aún siguen buscando al ladrón) se han sorprendido de esta técnica y el sargento Aaron Dunbar, de la Policía de Roseburg, confirma que es un caso «extremadamente inusual».

«Hemos tenido robos en el pasado, pero es la primera vez que alguien usa un bote de espray como arma» cuenta el bueno de Aaron. Por cierto, no sé cómo os imaginabais al sargento de Policía, pero yo que lo he visto (en vídeo) os confirmo que es un señor de unos 40 años y con bigote. No sé, he querido contarlo porque me lo imaginaba de otra manera, es como cuando lees un libro, que luego hacen la película… en fin, que me lío.

El caso es que las autoridades han pedido la colaboración ciudadana y han difundido una descripción del sujeto (que no voy a reproducir porque me da que os importa poco si vestía de verde o de azul). Ahora me queda la duda de si la localidad de Roseburg se volverá loca, prohibirá la venta de repelentes contra insectos, empezarán a tener barra libre los mosquitos y sus ciudadanos perecerán a causa de un picor insoportable. Hay películas de zombis que empiezan así, #nodigomás.

PD: Se me hace tan raro que los medios de comunicación hayan ocultado esta noticia hasta ahora… suerte que estoy yo aquí para hablar de cosas serias.

Lo más raro que ha pasado durante la semana (13-19 agosto)

Estas semanas con un festivo en la mitad se me hacen especialmente cortas, lo que no quita que hayan pasado un montón de cosas disparatadas que merecéis saber y no os he podido contar hasta el momento. Empezando por la versión de Star Wars en plan serie ochentera que me envió mi hermano mexicano @juancmarti, pasando por el preso fugado en un baño cortesía de @pequeniag y terminando por un tipo al que cazaron con la tasa de alcohol en sangre ocho veces por encima de la permitida, cuando lo normal es que con esa cantidad estuviera inconsciente. Pinta bien, ¿eh? Pues aún hay más. ¡Allá vamos!

1. Dos hermanos se reúnen… ¡80 AÑOS DESPUÉS!

Edward Muir (84 años) y Kenny Corcoran (82 años) son dos hermanos estadounidenses que no se habían visto en desde 1932. Su madre murió y su padre dijo que no se podía hacer cargo de todos sus hijos (cinco en total). Por ello, Muir y otro hermano permanecieron en casa mientras que Corcoran y otros dos hermanos se fueron a un orfanato. Allí cambiaron sus nombres y fueron trasladados a otros estados, de modo que parecía imposible que se volvieran a reunir. No obstante, la familia Muir ha buscado con empeño al resto de hermanos de Edward y así fue como dieron con Kenny. «Es el mejor fin de semana que he pasado nunca», contaba Edward a la prensa local.

2. Robaron 500 canarios a un anciano

Es de los robos más raros que he visto. Dos jóvenes fueron detenidos en Miami después de que robaran más de 500 canarios de casa de un anciano y los vendieran por diferentes tiendas de mascotas en toda la ciudad. Aunque los hechos sucedieron en mayo, no ha sido hasta ahora cuando han podido identificar a los ladrones (ya sabéis, las cosas de palacio van despacio), si bien de momento solo han podido recuperar 150 aves de las más de 500 sustraídas.

3. Le toca la lotería gracias a un ‘error’

Paddy Millar ha ganado más de 2.500.000 euros en los Euromillones gracias a su mala memoria. Este irlandés de 50 años acostumbra a elegir los números en función de los cumpleaños y las edades de la familia pero, mira tú por dónde, el día que fue a echar el boleto se sintió generoso y puso un 48 en la edad de su mujer, aunque la buena de Gail tiene ya 49. «Es el mejor error que he cometido en mi vida, y Gail me perdona… fundamentalmente porque le he quitado años», cuenta Paddy. Aquí es cuando llega mi padre y dice: «Joé qué suerte, pues a mí nunca me toca, ni equivocándome al coger los números ni poniendo los de siempre».

4. Pide una ambulancia porque le mordió un hámster

En verano hace mucho calor, la gente tiene mucho tiempo libre y cuando ambas cosas se juntan las neuronas se atontan más de lo normal. Solo así se explica la llamada de una mujer galesa a emergencias, que pidió una ambulancia después de que sufriera la terrible mordedura de un hámster. El servicio británico de salud ha pedido que la gente se limite a llamar con emergencias reales, no como este caso o el de otro hombre que llamó alegando que sufría terribles dolores de estómago y a mitad de trayecto en la ambulancia se bajó y dio las «gracias por el paseo».

5. ¡Sorpresa! ¿Esperabas a otra persona?

Alguna vez os he hablado de Chatroulette, ese chat del estilo «citas rápidas» en el que abundan los tipos sin camiseta. Sabéis que me gusta cerrar el post con un vídeo divertido y esta vez el honor lo tiene el tipo con biquini de Chatroulette, un señor al que conocí (no en el sentido bíblico) gracias a Mandy. Aprovechando la cantidad de degenerados que abundan en ese chat y el tirón de la canción Call me maybe se curró este vídeo tan simpático en el que sale dando sorpresas a más de uno.

PD: A ver si llega pronto el invierno…

 

Venganza después de que su hermano le ‘hackeara’ el perfil de Facebook

Los 15 años son una edad muy mala. Bueno, en general la adolescencia es un período difícil, de demasiados cambios, y quizás por eso a casi todo el mundo le da por hacer cosas raras. A mi amigo Alberto le dio por no afeitarse, y le llamaron durante años Mostacho en honor a su pelusilla, a mi amiga María le dio por llorar: cada lunes tenía un novio nuevo, cada viernes lo dejaban… y a llorar. Y a un compañero de clase le dio por tomarse la justicia por su mano y aplicar el ojo por ojo en todo: terminó llamando «Venganza» a su perro, no os digo más.

«¿A qué viene esta introducción?» Os preguntaréis (como siempre). Pues bien, una vez tenemos los conceptos «15 años» y «venganza» estáis en disposición de leer la historia de hoy, protagonizada por un muchacho holandés vengativo llamado Tobias Mathijsen y su hermano adolescente, que cometió el error de aprovechar que el mayor se había dejado su cuenta de Facebook abierta y puso todo patas arriba.

Aunque no sabemos los detalles, podemos imaginar qué pudo hacer: romper con su novia, subir una foto de Ben Affleck y escribir «este tío me pone mucho», publicar en el muro «soy tonto y en mi casa no lo saben» y rematar con un «mi hermano es el mejor», aclarando la autoría de los hechos, por si acaso hubiese dudas.

El hermano mayor dijo que eso no podía ser, puso el grito en el cielo y aprovechó su posición para jurar venganza. Es una cosa que suelen tener los hermanos mayores: son más grandes, más listos y, por ende, más vengativos. A ti te hace una y te la tienes que comer, porque no se te ocurren formas ingeniosas para vengarte; ahora bien, si tú le gastas una broma ten por seguro que te la va a liar… y bien liada. Lo que no tengo claro es si alguien llegaría a los extremos del protagonista del vídeo…

Podría ser una campaña viral (aunque no tiene pinta), pero el vídeo merece la pena que lo comentemos. Con la ayuda de unos cuantos amigos, el hermano mayor redecora la habitación del pequeño: una pared rosa por aquí, un póster de Justin Bieber por allá, unos juguetes femeninos a este lado… ¡y zas! La perfecta habitación de niña… para un chaval de 15 años.

El pequeñín (por ser amable) se lo toma con humor y admite que quizás no debería haber trasteado en una cuenta de Facebook que no era la suya (es lo que en el vídeo se subtitula como «frape»), al mismo tiempo en que reconoce que es tan vago que probablemente no va a cambiar la decoración, por muy femenina que parezca. Bueno, bastará con que le pongan de nuevo la puerta, porque también se la quitaron para que todos pudieran ver la nueva decoración.

PD: ¿Alguna venganza creativa en vuestro historial? Soy todo oídos.