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Día 14: reflexiones de Carlos desde Kulusuk en Groenlandia

Por si alguien ha perdido el hilo del viaje, o cae como nuevo en este blog, nos encontramos en Kulusuk, pequeñísimo aeródromo internacional en la costa este de Groenladia, justo en la latitud del Circulo Polar Ártico.

Nos vemos forzados a quedarnos aquí por las condiciones meteorológicas, aparentemente adversas, en nuestro próximo destino, que es Narsarsuaq, situado justo en el extremo  sur  de Groenlandia, y con una entrada por un fiordo que probablemente tenga unos 100 km de largo

Esta circunstancia geográfica hace que tengamos que asegurarnos una buena meteorología del lugar y sus alrededores, como el aeródromo de Paamiut, con un  techo de nubes y una visibilidad mayores que lo usual pare este tipo de vuelos.

Llegados a este punto del viaje, y después de una descriptiva exenta de aportación u opinión personales sobre lo que vamos encontrando, en cuanto a geografía, gentes, expertos y población arraigada, etc, todos ellos factores relacionados con el medio ambiente y las evidencias del cambio climático, quizás sea éste el momento de expresar con alguna reflexión personal, lo que el corazón siente ante tanta información y evidencias.

No es la primera vez que me encuentro en áreas de muy baja y dispersa densidad de población, pero en esta ocasión, ya sea por predisposición ante las evidencias climáticas aprendidas o por mi larga mayoría de edad, estoy acusando un mayor impacto en mí.

Os invito a que hagáis un ejercicio de imaginación para que así intentemos viajar juntos en este extraordinario lugar. Sé que es difícil de imaginar, pero al hacerlo empezad por desprenderos de todo lo habitual, M-30, centros comerciales, salida a la playa en Semana Santa… y trasladaros aquí  a la costa este de Groenlandia, que tiene unos 2500 km de longitud y una población censada de unos 3.500 habitantes, repartidos en 7 pequeños asentamientos de Inuits y dos pequeñas ciudades. Hay una minoría de población europea. Los barcos de suministro tienen accesibilidad para aprovisionamiento solo durante cinco meses al año. Al oeste de la costa en la que estamos, se encuentra el llamado ICECAP, que es una gran cubierta helada a unos 3.000 metros de altura y que cubre casi toda la superficie de Groenlandia.

Particularizando en el lugar, el pequeño aeropuerto de Kulusuk, cuya pista es de tierra, tiene todos los servicios necesarios para el tráfico aéreo. Pequeña sala nacional, pequeña internacional, arco de detección de metales, control de aduanas etc. Éste ha sido nuestro primer y hasta ahora único contacto con Groenlandia.

Pues bien, para continuar con el ejercicio de imaginación, tengo que contaros que, a la llegada, no nos han pedido pasaporte ni declaración de pertenencias, mercancías o armas. La circulación por el área de movimiento de aviones es libre, también el acceso al personal de oficinas, seguridad, torre de control, todo está totalmente abierto, solo un toque de puerta y alguien detrás de la mesa te invita a pasar y a tomar cafe. Aquí, como en otros lugares vividos en Canadá, no hace falta carnet para conducir, ni para tener armas, ni para pescar ni para manejar  un barco, no he visto policía ni Ayuntamiento… ¿os vais haciendo una idea?

La naturaleza que te encuentras de frente es impactante, es tan hermosa como dura, la proximidad la hace atractiva y temerosa. Todo ello hace que te invada una gran paz pero sin poder evitar un contraste de inquietud… pero, ¿porqué inquietud después de haberte llenado de paz y de hermosísima naturaleza? cuando los sentidos ya no pueden recibir mas sensaciones,  surge el pensamiento sobre la realidad de que tantas pocas voces, con tan poca fuerza, puedan servir para que este magnífico planeta azul y verde, único en las galaxias que el hombre ha conseguido identificar, deje de deteriorarse tan rápidamente  y, sobre todo, ante la mirada impasible, pero bien informada, de los gobiernos que lo permiten, con poblaciones preocupadas por sus haceres diarios, y que ven lo del cambio climático como cosa de otros…

Las sospechas sobre el cambio climático se ven evidenciadas por la población del lugar. Las focas  descienden en su búsqueda de pesca, el oso polar va tras ellas, y el hombre mata al oso por su piel y carne. En este viaje en busca de comida, desde lugares mas fríos, los osos están perdiendo su cuota  poblacional, los lugareños aseguran que los osos tienen los días contados hasta su total desaparición. Pero la conseuencia no es solo que desaparezca una de las especies más bellas del planeta, es el encadenamiento de otras muchas otras especies que seguirán rutas parecidas

Como dice Pablo en su post anterior, aquí, delante de nuestro barracón se ve una isla que estaba cubierta por el glaciar de enfrente y ahora hay una milla de distancia, el glaciar se ha retraído tanto, en tan poco tiempo, en mucho menos que una generación…

Solo se me ocurre que la acción del pueblo, exigiendo a sus gobiernos que pongan los medios y acuerdos necesarios que paren la aportación del hombre al cambio climático  y que deje de haber un deterioro medio ambiental permanente. Esto tiene que surgir del grito de una población enfadada, exigente, que no perdone el no ser escuchada, pero… y aquí surge mi inquietud que quisiera hacer vuestra también, ¿se le puede pedir este tipo de actuación a una inmensa población pobre del mundo que está desatendida?¿ está la población acomodada en condiciones de recibir mensajes de esta índole? y los pocos que sí están siendo receptivos a esta realidad, ¿actuarían en consecuencia?.

Quiero recordar  aquella pregunta que se le hacía al ciudadano después de haber tenido una vida llena de facilidades: «¿Qué has hecho TÚ por tu país?» Aquí nos deberiamos plantear la misma pregunta: ¿Qué has hecho tú por el Planeta?

Os dejo hoy con una sentencia que oí a los indios Cree, que decía » La tierra en la que vivimos no nos pertence por herencia de nuestros padres, la tenemos prestada de nuestros nietos».

Yo voté a los verdes y estoy profundamente indignado por la aportación del hombre en el cambio climático.

Carlos

Días 12 y 13: seguimos en Kulusuk, atrapados por el mal tiempo

La isla de Kulusuk tiene un poblado de unas 60 casas habitadas por 150 Inuits y 20 trabajadores extranjeros, la mayoría de ellos daneses.

Uno de ellos es Arvid Thastúm de 64 años, afincado en la zona desde hace 30 años al casarse con Anna Arvid, Inuit y famosa bailarina de la «danza tradicional de los tambores», que la han llevado a diversos escenarios del extranjero.  Trabajó de conductor para los americanos y fue el primer jefe del aeropuerto cuando pasó a manos Danesas.

Llamamos a su puerta y nos atendió cortésmente, con una cierta flema, la que le da su alta posición en la comunidad y el haber sido entrevistado sobre el tema por la BBC y, recientemente, por la televisión china. También ha colaborado en las investigaciones realizadas por la Universidad de Massachusetts en la toma de muestras cilíndricas del fondo de los lagos locales para estudio histórico del clima. Groenlandia es uno de los libros preferidos en el que los científicos leen la historia climática del planeta.

Nos comenta que los efectos del cambio climático son evidentes en el progresivo retroceso de los glaciares en todo Groenlandia, concretamente el glaciar local ha perdido una milla de longitud en los últimos 20 años.Lo sabe porque a esa distancia hay ahora una pequeña isla de roca que antes estaba cubierta por la lengua del glaciar.

En este sentido, comenta que la mejor forma de comprobarlo es consultando uno de los múltiples mapas de Groenlandia, todos ellos hechos de hace más de 30 años, y compararlo con un google Earth actual, el resultado es escalofriante (os animamos a que lo hagáis).

Otro de los efectos es la llegada cada vez más frecuente de los osos polares, su hábitat natural está 500 km al norte, pero bajan en búsqueda de las focas, su alimento habitual. Comenta que no tienen más remedio que abatirlos porque son muy peligrosos. El poblado tiene una cuota de caza de 50 osos al año y comenta que se está superando ampliamente. Considera que los osos que llegan a estas latitudes están condenados, no pueden volver al norte y terminan muriendo de hambre. Considera que es una más de las muchas especies en extinción y que al ser un animal tan magnífico sentimos más su desaparición. Por otro lado las especies marinas están cambiando, desaparecen especies que se pescaban en la zona por generaciones y son reemplazadas por otras no habituales en la zona. También aparecen ballenas y orcas.

En cuanto al clima, comenta que hay fuertes variaciones anuales, pero considera que es normal, que siempre ha siso así.

Luego hablamos de la situación política de Groenlandia – Dinamarca – Islas Feroe, que forman un Reino Unido particular, y de la realidad social de Groenlandia.

Hay una sola Universidad y solo forma a profesores, bibliotecarios y sacerdotes, el resto de profesiones implican emigración y, éstos, no vuelven al país, con lo que siempre hay demanda de técnicos de todo tipo.

Es un país muy duro. Como él dice, aquí venimos los extranjeros a complicarnos la vida con arriesgados cruces del casquete helado, turismo de aventura, etc… y a ellos, sin embargo, les basta con luchar por hacerse la vida lo más fácil posible.

 Hoy 3er día, seguimos aquí atrapados por el mal tiempo tanto en Kulusuk como en nuestro próximo destino Paamiut y alternativo, Narsarsuaq.

 

Undécimo día: volando unas cuatro horas, desde Islandia a Kulusuk, en Groenlandia

El sábado 30 despegamos de Reikiavik a máximo peso  en una mañana soleada con buena previsión meteorológica en ruta y en destino.

Planificamos 5.000 pies para estar por debajo del nivel de hielo.

El vuelo fue suave, en una atmósfera laminar con ligero viento en cola, que nos permitió avistar en el 28 Oeste, precedida de un mar de hielo y de icebergs, la costa de Groenlandia.

A 40 NM del aeropuerto de Kulusuk entramos en contacto con la torre, que nos informó de que no había tráfico en la zona.

Iniciamos un suave descenso, para no enfriar los cilindros traseros del motor, hasta 800 pies, y disfrutar de la majestuosa naturaleza helada, durante las últimas millas de una aproximación para no olvidar, en un aire diáfano y un sol radiante, amplificado por la nieve y los azules turquesa.

Con viento suave del oeste hicimos una base corta a la pista 29, de grava grisácea, mimetizada con el agreste paisaje, y solo identificable por las sencillas luces de delimitación que permanecen las 24 horas encendidas, ya que es el único campo de aterrizaje operativo en 500 km (si no llegamos a entrar teníamos combustible para volver a Reykjavik de alternativo).

Fue construido por los americanos durante la guerra fría como parte de la red «Dew line», preventiva de una hipotética invasión Rusa y ahora gestionada por una empresa dependiente del gobierno de Groenlandia.

Estamos en Groenlandia, a un grado del Círculo Polar.  Sentimos que el verdadero viaje acaba de comenzar.

 

Nos hemos quedado en el Hotel Hilton 5 estrellas, llamado así irónicamente por lo espartano de estas instalaciones, dependientes del aeropuerto para dar servicio al personal estacional. Compartimos el barracón con dos empleados del servicio de información turística del aeropuerto.  Estamos encantados aquí, y Jacob, el jefe de torre, nos ha invitado a ver mañana el España – Italia (cuando escribimos la crónica hemos visto ya el partidazo). Bradt, técnico alemán de mantenimiento eléctrico del aeropuerto, nos ha invitado a visitar el alto donde los americanos tenían sus antenas y desde donde se observan unas espectaculares imágenes del océano de hielo y las agrestes montañas.

Allí, hemos brindado con Qubél por la belleza de estos paisajes.

 

Versión de este post en inglés :

http://winetoursmadrid.com/en/undecimo-dia-volando-unas-cuatro-horas-desde-islandia-a-kulusuk-en-groenlandia/