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Día 15: después de cuatro días, salimos de Kulusuk hacía Narsarsuak, en una travesía de más de 6 horas

Al problema de la meteorología adversa se ha unido estos días la limitación de los horarios de apertura y cierre de la red de aeropuertos de Groenlandia que, además,  no operan los domingos. El resto de los días abren a las 8 de la mañana y cierran a las 5 de la tarde. Con un minuto que te retrases, no solo en el aterrizaje, sino en las operaciones de tierra, la tasa de aeropuerto sube a 1.250 US $, por lo que hay que prever la llegada con media hora de antelación al cierre, ¡y eso sin contar los cambios en los vientos, que tanto afectan a un avión tan limitado en velocidad como el nuestro!

Un vuelo en estas distancias nos lleva 6 horas, por lo que los aeropuertos tienen que estar operativos en una franja razonable de tiempo. Estas circunstancias no se dieron en los tres días que estuvimos en Kulusuk. Por fin, Kulusuk y Narsarsuaq se pusieron de acuerdo para dejarnos partir. Kulusuk, con nubes a 3.000 pies y Narsarsuak, con una pocas a 400 pies, pero con buena visibilidad a todo lo largo del fiordo de entrada, y cubierto a 2.000 pies con llovizna.

En el camino, pudimos admirar a ratos la deriva de grandes Icebergs y la costa oriental de Groenlandia, otros ratos volar instrumental dentro de nubes con ligera precipitación, y también bajamos para tener mejor visibilidad en la peligrosa zona de Prins Christian Sund, una especie de Cabo de Hornos que, con vientos del Noreste nos recibió con algo de turbulencia (menos que en el Canal de la Mancha). La Maule aguantó bien.

Las imágenes eran espectaculares, con nubes remontando majestuosas montañas de roca formadas en los comienzos de los tiempos. La entrada al fiordo se nos ocultaba con finas capas de nubes bajas, pero nos orientamos bien con la navegación.

Sin viento, y una vez en su centro, pudimos descender en contacto para hacer una aproximación onírica entre paredes verdes y penachos de nubes.

Lo mejor de todo es que al virar a final, hacia el Noreste, se ve perfectamente la lengua del glaciar Kiagtut, que alimenta el río y crea el verde valle donde está el pequeño asentamiento de Narsarsuaq (100 habitantes) que da servicio al Aeródromo, creado por los americanos durante la guerra fría. Un lugar privilegiado.

 

Pablo

 

Despegue con éxito, la emoción de la partida

Hoy 20 de junio, y antes de romper el día, nos dirigimos al aeródromo de Robledillo para cumplir con el Plan de Vuelo previsto.

Allí estaba ya esperándonos Xavi Sala para rodar nuestra partida, Benito Baldominos para acompañarnos volando  con nosotros en el despegue y Clemente Ros (el instructor de Carlos) dando los últimos consejos.

Amanecer de ensueño en el aeroclub. Mañana fresquita, clara, despejada, llena de colores rosas y azules en el cielo.

Salida de la avioneta del hangar y últimos retoques, ajustes, comprobaciones…

Todo en orden, confirmación del Plan de Vuelo, las últimas fotos y las despedidas , no sin haber tomado previamente unas picotas rojas fresquitas y unos ricos batidos antioxidantes a modo de desayuno.

Rodaje y despegue perfectos y encaminando nuestro destino hacia la primera parada en La Rochelle, Francia.

!!Qué emoción para todos!!