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¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Mankell: «Algún día volveré con Wallander»

Henning Mankell no es el principal santo de mi devoción en la novela negra. Lo último que leí de él, El cerebro de Kennedy, me pareció un bodrio monumental. De los autores actuales, prefiero a Camilleri y a Paco Ignacio Taibo II (poco y mal editado y promocionado en España). Pero Mankell tiene su mérito: a los lectores españoles nos ha matizado mucho la imagen arcádica de Suecia que teníamos desde los tiempos de Olof Palme. He viajado a Suecia varias veces en los últimos años y me he sorprendido observando a la gente y las calles con los ojos no sé si de Mankell o de su personaje, el inspector Wallander, pero desde luego no ya con los que mirábamos muchos jóvenes hace unos 25 años.

Aurora Intxausti le hace hoy en El País una entrevista a Mankell en la que dice cosas interesantes. Sobre África (él vive entre Suecia y Mozambique), sobre su actividad como director teatral y sobre su personaje más conocido:

«Dudo que el inspector Wallander y yo fuéramos buenos amigos. Y para escribir no está mal porque resulta más interesante hablar sobre una persona que no te gusta mucho. Puede resultar más divertido. Lo único que tenemos en común él y yo es la edad, nuestra pasión por la ópera italiana y que somos muy trabajadores. En lo demás, afortunadamente, no tengo ninguna similitud con él. Qué aburrido».

Cuenta también que su próximo libro, Moriré, pero mi memoria sobrevivirá, se publica en España en abril y trata del sida en África…

«Uno de los grandes problemas de África es el sida. En Europa hoy no es una enfermedad mortal, pero allí sí y tenemos que considerar que sigue siendo nuestro problema y estar dispuestos a ayudar a esa gente en nombre de la solidaridad y humanidad. Ayudamos, pero podríamos ayudar mucho más. Todo lo que hacemos llega demasiado tarde. Hagamos lo que hagamos, podemos hacer más y esto es un desafío para nosotros.»

… y que el protagonista no es Wallander, que lleva algún tiempo desaparecido en su obra:

«He dado muchas vueltas a la cabeza sobre ese asunto. Algún día volveré con él y tengo que encontrar una razón para mandarlo a África. Hay que esperar y ver lo que pasa. Dejé de escribir sobre él por respeto hacia mí y mis lectores. No quería escribir algo en poco tiempo y que la gente viera que me estaba cansando un poco o que se había convertido en rutina. Paré de trabajar mientras estaba contento».