El nuevo coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, ha empezado fuerte. Ayer, en su primer discurso tras ser elegido, ya habló de la posibilidad de una huelga general.
¿Era una amenaza real al Gobierno o una manera de dejar claro desde el primer día que quiere alejar a IU del PSOE?
Desde los momentos de gloria de la pinza de Anguita y Aznar contra el PSOE de Felipe González, IU ha ido languideciendo, elecciones tras elecciones, en el apoyo ciudadano. En las de 1996 (las de la derrota de González y el triunfo de Aznar), logró 2,64 millones de votos; en las de 2000, 1,38; en las de 2004, 1,28; en las de 2008, 0,96 millones.
Ahora, la crisis económica, las muchas trapacerías del capitalismo y de los neocon que han quedado al aire y el crecimiento del paro y de la conflictividad social le van a dar una nueva oportunidad a IU. Pero no sé si la mejor manera de aprovecharla es hablar el primer día de una huelga general. ¿Están ya los ánimos tan beligerantes como para hacerle una huelga general a un Gobierno que, a trancas y barrancas, va reaccionando a la crisis con algunas medidas al menos socialdemócratas? ¿Está la enferma economía española como para una dosis de huelga general?