El blog de poesía del que venimos hablando desde hace unos días va a nacer en breve. Será finalmente un blog colectivo. Escribí a todos los blogueros de 20minutos.es y varios de ellos se han brindado a colaborar en la nueva bitácora, lo que nos dará una gran variedad de registros y de sensibilidades a la hora de seleccionar los poemas. Publicaremos un poema al día, como proponía el impulsor de la idea, Manuel Saco. Y también recogeremos algunos de los que queráis sugerirnos los lectores.
Mientras ese blog llega, hoy os traigo un poema insólito en el que el poeta escribe con humor, ironía y desesperanza contra sí mismo. Es de Jaime Gil de Biedma y se titula Contra Jaime Gil de Biedma. Dice así:
Contra Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco…
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!».
Encontré el poema en el mismo cd donde estaba el de Gabriel Celaya que tanto os gustó. He buscado en la Red y también he encontrado el de Gil de Biedma recitado por él mismo. Está aquí.