¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Y los campeones son… Zapatero, Camps y Gallardón

El déficit público (la diferencia entre lo que ingresan y lo que gastan las administraciones públicas) se va a disparar este año, probablemente por encima del 10% del PIB. La subida del déficit dispara también la deuda pública, el total de dinero que deben todas administraciones públicas. En debates parlamentarios, en entrevistas con medios de comunicación, en mítines de partido… el líder del PP, Mariano Rajoy, se lo recuerda y se lo reprocha día tras día al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Hace bien Rajoy, una deuda pública muy elevada es una losa para la economía. Pero haría también bien Rajoy en aplicándose el reproche a sí mismo y a su partido. El déficit público y la deuda pública no los generan sólo la Administración central, la que gobierna el Ejecutivo de Zapatero. También gastan más de lo que ingresan y se endeudan más de lo debido las comunidades autónomas y los ayuntamiento. Según datos hechos públicos ayer por el Banco de España, el campeón de deuda pública a nivel estatal es Zapatero, que como se sabe no compite con nadie más, sólo está él en esa categoría. A nivel autonómico, y compitiendo con otros 16 jugadores, las otras 16 comunidades autónomas, el campeón es el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, del PP; o sea, correligionario de Rajoy. Y a nivel municipal, y compitiendo con los más de 8.000 municipios que hay en toda España, gana por goleada Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid y también miembro destacado del PP.

En Poema de un día. Meditaciones rurales, contaba Antonio Machado una tertulia en una botica, en un pueblo «entre andaluz y manchego».

– Yo no sé,

don José,

cómo son los liberales

tan perros, tan inmorales.

– ¡Oh, tranquilícese usté!

Pasados los carnavales,

vendrán los conservadores,

buenos administradores

de su casa.

¿Buenos administradores de su casa los conservadores? Quizás en los tiempos de Antonio Maura…

Los políticos se acercan al podio

En pleno debate sobre si a la crisis económica le queda aún mucho trecho en España, sobre la mayor o menor incapacidad del Gobierno de Zapatero para capearla, sobre si el propio ZP está ya agotado como político… es descorazonador ver que la alternativa, el PP, es un partido con terribles desgarros internos, con un líder tan débil que no cree en él ni su propio electorado (según muestran una tras otra todas las encuestas) y con tres ejemplos de Gobierno, de ejercicio del poder, poco ejemplares, nada edificantes:

– el de Alberto Ruiz-Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid, con una deuda estratosférica y unos impuestos tan duros a los ciudadanos que desmontan día tras día lo que dicen Rajoy y Cristóbal Montoro en el Congreso para afearle a Zapatero su subida de impuestos.

– el de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana, metido con mucho más que cuatro trajes en los engranajes de la red corrupta de Correa y El Bigotes.

– el de Esperanza Aguirre en Madrid, descrito con mucho detalle por su propio compañero de partido Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid.

El último Barómetro del Cis, conocido el lunes pasado, decía que «la clase política, los partidos políticos» ya es, para los españoles, el cuarto problema que más preocupa, sólo superado por «el paro», «los problemas de índole económica» y «la inmigración», y por encima de «el terrorismo, ETA». A comienzos de año, los políticos eran nuestro séptimo problema, ahora son el cuarto, van a llegar al podio en breve.

Desparrame en el PP

Manuel Pizarro, agente de cambio y bolsa pero de origen rural, fichaje estrella de Mariano Rajoy en la campaña electoral de 2008, analizó el jueves pasado con una parábola rural lo que está pasando en el PP: «El ganado tiene que tener un pastor por delante y un perro guardián. El líder tiene que ir delante, llevar un secretario general que ponga orden y un motor muy claro que son los principios, los valores e ideas con los que intentas imantar a la sociedad. (…) Cuando no se hace esto, el ganado se desparrama».

Y tanto que se desparrama el ganado. Las propias palabras de Pizarro son una prueba de que el PP es un puro desparrame. Se desparrama desde el siempre vocinglero ex presidente Jose María Aznar, que, tambien el jueves, le clavaba un puñal más a su sucesor -pedía «un líder, no varios; un partido, no varios; un proyecto, no varios»-, hasta el siempre cauto y discreto Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, que también el jueves negro de Rajoy decía que si esto seguia así no contaran ni con él ni con su equipo para las próximas elecciones.

Se desparrama Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, se desparrama Ricardo Costa, se desparrama ocho pueblos Francisco Camps…

Se desparrama Juan Costa, que hace año y medio estuvo barajando presentarse como alternativa a Rajoy en el PP y que el viernes pasado se cuestionaba en público si el PP tiene realmente el mejor líder posible.

Se desparrama Gallardón, que el lunes pasado apoyaba «por amistad y por convicción» las explosivas declaraciones de su segundo, Manuel Cobo, contra Esperanza Aguirre. Y se desparrama cada día más la propia Aguirre, que ni sigue al pastor Rajoy ni muestra mucho miedo al perro guardián Cospedal desde hace año y medio.

Mariano Rajoy, autoproclamado Santo Job contemporáneo -a mí me recuerda más a San Isidro, que abandonaba las tareas para echarse la siesta, confiado en que los ángeles le araran el campo-, ha convocado para pasado mañana martes un Comité Ejecutivo Nacional del PP en el que, presumiblemente, va a poner orden en el rebaño y acabar con el desparrame. Se ignora si lo hará Rajoy pastoreando: dando doctrina y poniéndose delante del ganado para mostrarle el camino; o si lo hará la secretaria general Cospedal mordiendo: expedientando y sancionando a algunos e interviniendo algunas organizaciones territoriales. Probablemente lo primero no sea ya suficiente, y tenga que haber bastante más de lo segundo. Hay quien piensa que Rajoy y Cospedal se atreverán hasta a nombrar sendas gestoras en Madrid y en la Comunidad Valenciana, quitándoles el poder en el partido tanto a Aguirre como a Camps. No se ve muy probable que se haga en Madrid, donde Esperanza sería muy capaz de fundar otro partido…

Sea como fuere, todo indica que, si la semana pasada fue convulsa para el PP, esta que arranca va a ser clave para el futuro del partido y del propio Mariano Rajoy, al que algunas encuestas ya sitúan en el peor momento de su liderazgo.

Los planes metaolímpicos de Gallardón

La candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2016 pasa hoy en Lausana su penúltimo examen, la penúltima competición con las otras tres ciudades finalistas: Chicago, Tokio y Río de Janeiro. La siguiente cita, la definitiva, es el 2 de octubre en Copenhage, donde el COI elegirá definitivamente a la ciudad organizadora de los Juegos.

Hace ya un año conté aquí que el alcalde de Madrid había fijado esa última fecha, el 2 de octubre, como el día D de su futuro político. Escribí entonces:

«Al día siguiente, gane o pierda Madrid, Gallardón retomará sus planes de salto a la política nacional, según dicen personas cercanas al alcalde. Incluso podría dejar la Alcaldía, si la situación que viva entonces el PP le permite saltar en el escalafón del partido. «¿También si gana?», les pregunté a quienes me lo cuentan. «También si gana. Gallardón lleva en la política madrileña desde 1983, como concejal, como presidente de la Comunidad o como alcalde. Son muchos años, 25, y no se esperaría 7 más en la política local para inaugurar los Juegos».

He vuelto a hablar ahora con aquellas fuentes y me dicen lo mismo. El alcalde de Madrid sopesa la idea de, con Juegos o sin Juegos, dejar la Alcaldía de Madrid (probablemente en manos de Ana Botella, con lo que se garantizaría el apoyo de Aznar) y pasar a la política nacional. Si Rajoy le deja, claro.

A comienzos de año, corrió la especie de que, si las elecciones gallegas y vascas de marzo y las europeas de junio no le iban muy bien al PP, Mariano Rajoy intentaría salvarse transitoriamente él echando mano de Gallardón para la dirección nacional. Se dijo incluso que el alcalde podría acabar siendo el nuevo secretario general del partido, en sustitución de María Dolores de Cospedal.

Si eso era cierto, con los buenos resultados electorales en las gallegas y en las europeas Rajoy habría cambiado de idea. El domingo pasado dejó caer, en una entrevista en El Mundo: «[Gallardón] es una extraordinario alcalde y me gustaría que fuera nuestro candidato en 2011». Es decir, que de dejar la Alcaldía en otoño y pasar a la dirección nacional del partido, nada de nada. Pero el alcalde no se resigna. Preguntado por el mismo periódico sobre esas declaraciones de Rajoy, el alcalde se hizo el sueco:

«¿Se ve usted como alcalde en 2011?, fue preguntado el martes Gallardón. «Me veo ahora como la persona que está identificando los sueños de todos los madrileños y todos los españoles para conseguir los Juegos de 2016″, zanjó rápidamente el alcalde»

Creo que desde el cuartel general de Esperanza Aguirre siguen este asunto con suma atención, por si la lideresa tiene que intervenir en algún momento.

Gallardón calla y espera

A medida que de la gran cloaca madrileña fluye más y más mierda, crece entre algunos miembros cualificados del PP la sensación de que están asistiendo a los últimos días o a las últimas semanas de los dos líderes del partido: Mariano Rajoy, el presidente, y Esperanza Aguirre, la lideresa de la oposición interna. Eso de que Rajoy es hoy un poco más cadáver político que ayer, pero menos que mañana, ya lo aplican también algunos a Aguirre, presidenta del Gobierno regional donde nació y creció la trama de los espías y presidenta también del partido en el que campaba a sus anchas una nutridísima trama de corrupción.

Los dirigentes políticos suelen tener una gran capacidad de aguante, por lo general mayor cuanto más arriba se ha llegado en el escalafón, y aún es posible que tanto Rajoy como Aguirre (o uno de los dos) sepan gobernar la crisis y salvar su pellejo. Lo tienen difícil, porque no dependen de sí mismos y tienen demasiados flancos abiertos: flancos políticos (internos y externos), flancos judiciales y fiscales, flancos mediáticos (también internos y externos). Si Rajoy cae (tras las elecciones vascas y gallegas, por ejemplo) y Aguirre aguanta, ésta probablemente quedaría tan tocada que no tuviera fuerzas ni crédito para pugnar por el liderazgo nacional del partido. Si Aguirre cae (tras conocerse que algunas corrupciones estaban muy cerca de su despacho, por ejemplo), el propio Rajoy quedaría también muy tocado: muchos de sus militantes pensarían (ya lo piensan) que todo había sido una conspiración del líder nacional contra su adversaria interna.

¿Y quién heredará la viña? Algunos ya han hablado estos días de Aznar, pero tiene el inconveniente (en caso de que él quisiera volver) de que algunas de las corrupciones que están aflorando se gestaron cuando él lideraba el partido, y algunos de los corruptos tienen lazos directos con su yerno, Alejandro Agag. Otros pensaron en Rodrigo Rato, pero parece que el ex ministro de Economía está cómodo al calorcillo de sus muchos empleos bien remunerados. A Francesc Camps, que afloraba hace unos diez meses como un posible delfín, le está salpicando también la trama de corrupción investigada por Garzón. El peso político de Juan Costa, que amagó en vísperas del congreso de junio con presentarse como alternativa a Rajoy, se ha diluido en estos meses, y su mujer se dedica a organizar ahora los actos del partido que antes llevaba la trama de Boadilla, luego mejor no jugar con las cosas de comer…

¿Y Gallardón? Ha conseguido que apenas se hable de él, ahora que todos los medios hablamos mucho y mal del PP. Sólo abrió la boca al comienzo del escándalo de los espías, y desde entonces está callado, agazapado, discreto. Quizás esperando su oportunidad, observando cómo su gran adversaria Aguirre se difumina y cómo el sillón con el que sueña, el de Rajoy, puede quedar vacante en breve.

La batalla por Cajamadrid, con la sucesión de Rajoy al fondo

La batalla desencadenada en Cajamadrid no es sino una extensión de la que se está produciendo por el liderazgo del PP, por la sucesión de Mariano Rajoy. Desde hace unas semanas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, trabaja para sacar de la presidencia de la caja a Miguel Blesa, que accedió al cargo por designio de su amigo José María Aznar. Blesa ha conseguido de momento parar los golpes gracias a una ayuda lógica, la del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y de otra inesperada, la de José Luis Rodríguez Zapatero. Los socialistas madrileños y la UGT, que tienen bastante representación en la asamblea general de Cajamadrid, se inclinaban hace unos días por facilitarle el asalto a Aguirre, pero desde Moncloa se les indicó que no lo hicieran.

Aguirre, que tiene las arcas de la Comunidad bastante exangües, necesita el control de la caja para cumplir sus promesas electorales en estos tiempos de mala coyuntura económica y para seguir presentándose como la gestora del PP con más recursos y más éxitos si, como espera, Rajoy tropieza en algunos de los escollos que tiene que sortear en esta legislatura y no es el candidato del PP en las elecciones generales de 2012. La presidenta de Madrid habría incluso barajado algunos nombres para sustituir a Blesa: el vicepresidente madrileño, Nacho González; el consejero de Presidencia, Francisco Granados; y, atención, Francisco Álvarez Cascos. Pero las maniobras de Aguirre, lógicamente, fueron detectadas pronto por Gallardón, que también aspira a jugar un papel en la hipotética sucesión de Rajoy, y ha plantado cara a la presidenta.

¿Y Rajoy qué dice de esto? Oficialmente, nada, pero ayer, en la primera batalla, el segundo de Gallardón, Manuel Cobo, aseguró que la dirección nacional del PP, o sea Rajoy, está con ellos y no con Aguirre.

El lío va a tener muchos más episodios, no se acabó ayer. Esperanza Aguirre no acostumbra a rendirse fácilmente.

Un panfleto anti Gallardón y anti Esperanza

Un lector (ex lector, firma al final) que no se identifica nos ha enviado un mensaje muy duro:

«Recuerdo que cuando comencé la universidad, lo primero que hacía nada más llegar al vagón del Cercanías era buscar con ahínco un ejemplar de este periódico. Noticias bien desarrolladas, información completa en todos los aspectos… En definitiva, una buena manera de pasar el tiempo en el trayecto e informarme. Años después, desisto… Me he cansado de leer este panfleto anti Gallardón y anti Esperanza Aguirre. Como todos, harán cosas bien y cosas mal… pero el bombardeo es abusivo. No más 20 Mentiras todas las mañanas».

Fin del mensaje.

Nunca hemos sido, ni en Madrid ni en ninguna otra edición local, demasiado complacientes con el poder local, con el poder cercano, sea del color político que sea. Probablemente somos más cañeros que el común de la prensa, sea de pago o gratuita. Nos parece que una de las obligaciones básicas nuestras, como prensa ciudadana, es vigilar de cerca al poder, y sobre todo al poder cercano. Pero quizás se nos vaya la mano con algún alcalde o algún presidente autonómico, no lo sé.

Cada tarde, de 17 a 18.30 horas, decido las portadas de cada edición en una sala anexa a mi despacho, con el resto de la dirección del diario. Tenemos colgadas siempre en la pared las 15 últimas portadas de Madrid, para no repetir temas o fotos o protagonistas. Miro las que ahora hay y, sí, veo varios titulares grandes sobre Gallardón o sobre Aguirre, titulares que deben de ser los que han enfadado al lector que envía la misiva. El 21 de octubre: «Gallardón se subió de tapadillo el sueldo un 11,7% en enero pasado». El 24 de octubre: «Cada familia de Madrid pagará en impuestos 506 euros de media en 2009». El 27 de octubre: «Gallardón pone difícil reciclar, pero multará al que no lo haga». El 28 de octubre: «Metro, bus, cercanías… el transporte público será en breve mas caro». El 31 de octubre: «Aguirre dedicará menos dinero a Vivienda, Medio Ambiente e Inmigración».

¿Eran noticias que merecían ese despliegue o estaban demasiado valoradas en nuestra portada? Si eres lector de nuestra edición impresa de Madrid, me interesa tu opinión sobre este asunto. Y si nos lees en otra ciudad, también: dime si ves a 20 minutos como un medio anti alcalde o anti presidente autonómico…

El PP duro se mueve de nuevo contra Rajoy

La tranquilidad interna que se ganó en el Congreso del PP de junio le ha durado poco a Mariano Rajoy. La derecha del partido lleva unas semanas resucitada y cuestionando su liderazgo, pensándose si declara definitivamente el fin de la tregua. La bajada de intensidad de las críticas a Zapatero sobre la situación económica, el «coñazo» del desfile («es que es muy grave, es como si a Zapatero se le escapa en un micrófono abierto un ‘me cago en los mineros'», comentaba un dirigente popular hace unos días), las encuestas internas que dicen que sube el PP pero no su líder… y ahora el lío de Navarra, la ruptura del pacto con UPN, le ha servido a ese sector del partido para empezar de nuevo a cuestionar el liderazgo de Rajoy, a moverle la silla.

Cualquier otro incidente puede desencadenar de inmediato de modo público las hostilidades. Una de las piedras de toque que con mayor expectación se espera en uno y otro lado del partido es la designación por Rajoy del cabeza de lista del PP a las elecciones europeas. ¿Seguirá siendo Mayor Oreja, pese a los muchos feos que le hace a Rajoy y pese a que representa la derecha más derecha del PP, la que se quiere ocultar ante los electores en el viaje al centro? ¿O será Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de Madrid, que mira por dónde puede llegar a ser sucesor de Rajoy si éste descarrila en alguna de las muchas dificultades que le aguardan hasta las próximas elecciones generales?

Si es Mayor, el viaje al centro queda en entredicho, no sólo ante el conjunto del electorado, sino incluso ante los nuevos dirigentes del PP de corte más centrista, a los que Rajoy ha embarcado en la pelea. «Pero si es Alberto -dice un alto dirigente del PP-, será aún peor. Nuestra zona derecha lo tomará como una declaración de guerra. Y luego, en las elecciones, si Alberto gana, habrá ganado Alberto; y si Alberto pierde, habrá perdido Mariano».

Gallardón salta al ruedo nacional

Un cargo medio del PP, de fuera de Madrid e ideológicamente muy a la derecha, me comentaba el sábado su sorpresa por la presencia este lunes de Alberto Ruiz-Gallardón en el programa Tengo una pregunta para usted, de TVE-1.

-Ahí sólo van personalidades nacionales: Rajoy, Zapatero… -decía, algo contrariado.

A otros miembros del partido les ha sorprendido bastante menos este estrellato televisivo del alcalde de Madrid. Ahora se habla poco en público de una hipotética sucesión de Rajoy, infinitamente menos que hace apenas tres meses, pero entre los que lo hacen gana cada vez más fuerza el nombre de Gallardón. Hay incluso quien se atreve a augurar una fecha en su salto definitivo a la política nacional: octubre de 2009, inmediatamente después de que el Comité Olímpico Internacional decida cuál de las cuatro ciudades finalistas (Madrid, Chicago, Tokio o Río de Janeiro) organiza los Juegos de 2016.

En el entorno de Gallardón (ya os lo adelanté aquí), creen muy probable que, gane o pierda Madrid, él deje la Alcaldía en ese octubre de 2009. Tendría entonces casi 51 años, ya llevaría en esas fechas 26 en la política madrileña, y, aunque Madrid ganara los Juegos, no se esperaría siete más, hasta casi los 58 suyos, para inaugurarlos. Si lo hiciera, seguramente habría perdido en el camino sus oportunidades para la política nacional.

Hay incluso quien le añade otro elemento a ese tránsito de Gallardón hacia la vida política nacional: es uno de los nombres que Rajoy, convertido al centrismo, está barajando como cabeza de lista del PP para las próximas elecciones europeas, previstas también para 2009. Gallardón ocuparía el lugar que en las anteriores fue de Mayor Oreja, quien como se sabe tiene un perfil bastante más de derechas y además apenas apoyó a Rajoy en las luchas del partido previas al congreso de junio pasado.

Rajoy va a jugarse en esas elecciones mucho de su futuro político. Si obtiene un gran resultado, si gana al PSOE, se afianzará como líder del PP y como casi seguro candidato en las elecciones generales de 2012. Claro que, si quien gana esas elecciones para él es Gallardón, éste podría usar el triunfo precisamente para disputarle al propio Rajoy el liderazgo del PP. Quizás era ésta la razón por la que daba ayer este recado Esperanza Aguirre en una entrevista en Abc. «Aquí [en el PP] los congresos se hacen cada tres años y no se preocupe que no seré yo la única que pida ese congreso. No tenga usted dudas. Por ejemplo, lo podría hacer el señor Ruiz Gallardón».

Rajoy – Aguirre, próximo pulso en septiembre

La semana pasada, aún caliente el congreso nacional del PP en el que Mariano Rajoy fue el ganador y Esperanza Aguirre la perdedora, una persona cercana a la presidenta madrileña veía la designación de María Dolores de Cospedal con alivio, casi como un señal de tregua enviada desde el líder a la lideresa.

-Cospedal fue consejera de Esperanza y no vendrá a matarnos, cosa que sí hubiera intentado hacer Pío [García Escudero] si él hubiera sido nombrado secretario general -comentaba este aguirrista a propósito del congreso que el PP madrileño celebrará en septiembre.

Esta semana, cuando se ha sabido que Rajoy impone a dedo a Alicia Sánchez-Camacho como líder del PP en Cataluña pese a que otros tres candidatos competían por el puesto por la vía democrática de pasar por las urnas en un congreso regional, se ha desatado cierta inquietud en las filas aguirristas. Ahora algunos se temen incluso que Rajoy auspicie un candidato alternativo a Aguirre para la presidencia del partido en Madrid. Sería como cuando Gallardón mandó a esa tarea a Manuel Cobo. Aguirre le dio entonces una paliza en votos al segundo del alcalde, pero ahora se enfrentaría a ella alguien con mucha más capacidad de tiro y con expresa bendición marianista.

Quizás preparándose para esa batalla, o para evitarla, Aguirre lanza últimamente guiños de complicidad… precisamente a Gallardón.