¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Trinidad Jiménez contra Esperanza Aguirre

En el PP de Madrid dan por hecho que, en las elecciones autonómicas de mayo de 2011, el candidato socialista que se enfrente a Esperanza Aguirre no será el secretario general del PSOE madrileño, Tomás Gómez, sino Trinidad Jiménez, hoy ministra de Sanidad y uno de los pocos miembros del Gobierno de Zapatero que saca buena nota cuando se pregunta por ellos a los ciudadanos. La gestión de la gripe A y el pacto con los Gobiernos autonómicos para reducir el gasto farmacéutico le han dado a Jiménez otro aire, han hecho que madure como política y que crezca como gestora. En un año de ministra, se ha sacudido aquella mala imagen de peso pluma y jovencita un poco atolondrada (la llegaron a llamar «la abeja Maya») que algunos medios de la derecha le crearon en 2003, cuando fue candidata a la Alcaldía de Madrid, frente a Ruiz-Gallardón.

Aquella campaña de Trinidad Jiménez estuvo marcada por dos hitos: por una foto de la candidata con chaqueta de cuero (ella dice que fue casual, que no fue cosa de ningún experto de marketing) y por el ‘trinimaratón’: setenta actos públicos diferentes en 10 días en todo Madrid para que ella conociera bien la ciudad y para que los ciudadanos la conocieran a ella. Dieron fruto ambas acciones, Jiménez mejoró los resultados socialistas, pero creo que ahora, si finalmente es la candidata que le dispute los votos a Aguirre, la campaña irá por otros derroteros, menos juveniles.

Tanto PP como PSOE dan mucha importancia a la batalla electoral de Madrid. Los socialistas creen que las polémicas en que se ha visto envuelta Esperanza Aguirre (su enfrentamiento con Rajoy, sus desencuentros con Gallardón, los espías, el caso Gúrtel, Fundescam…) y su gestión de la sanidad y de la enseñanza le pasarán factura en las urnas. Los populares, por su parte, confiesan en privado que temen perder la mayoría absoluta y que la llave del Gobierno la tenga el partido de Rosa Díez, UPyD, que en las elecciones generales de 2008 logró en la región el 3,76% de los votos y en las europeas, en junio de 2009, saltó al 6,85%. El panorama electoral madrileño se presenta, por tanto, algo inestable, y los socialistas han visto una oportunidad donde hace apenas dos años no la tenían. Quizás por eso sus intentos de fichar a un candidato relevante, con mayor tirón que Tomás Gómez. Si finalmente es Trinidad Jiménez, por cierto, ya tendría Zapatero una disculpa técnica para remodelar el Gobierno este verano…

El IVA, Esperanza Aguirre y Rosa Díez

Enric Juliana, quizás el periodista catalán que con mayor atención observa y relata el día a día del cenagal político de Madrid, encuentra hoy otra explicación a la llamada a la rebelión de Esperanza Aguirre contra la subida del IVA. Escribe Juliana:

«Aguirre (…) ha bautizado como «rebelión» lo que no será más que una campaña de propaganda –subida de tono, eso sí– contra el aumento del IVA, aprobado por las Cortes con los presupuestos del 2010.

¿Qué extraño vaticinio de los sondeos obliga a la presidenta a montar el número de la subida al monte? Los radares están detectando un subidón de la Unión para el Progreso y la Democracia (UPyD), el partido españolista de la señora Rosa Díez, que podría obtener entre seis y ocho diputados en la Asamblea de Madrid en las elecciones del 2011. La actual mayoría absoluta del PP estaría en peligro».

En efecto. Como ya advertí aquí hace un mes, en el PP madrileño están muy preocupados con algunas encuestas que dicen que Esperanza Aguirre no lograría en mayo de 2011 la mayoría absoluta y necesitaría el apoyo del partido de Rosa Díez para seguir siendo presidenta. Muchos de los movimientos y declaraciones que Aguirre haga en los próximos meses habrá que analizarlos a la luz de esa hipótesis. Sean los impuestos o sean los toros.

Esperanza Aguirre, lideresa de la oposición

Las pretensiones de Esperanza Aguirre de ser algún día la líder absoluta del PP no remiten. Siguen intactas. Ha sufrido varios contratiempos internos en el partido en los últimos meses, pero no ha renunciado a su anhelo, ni siquiera lo ha aparcado. Hace pocos días, entrevistada por Iñaki Gabilondo, no lo ocultaba, reconocía que aspiraría a la silla máxima del PP… si estuviera vacía. Ahora, además, parece que va a moverse de otro modo, que va a cambiar de táctica, aumentando en público ese papel que se ha dado a sí misma como estricta vigilante de Zapatero, casi como lideresa de la oposición. Quizás para que los ciudadanos vean sus desvelos por ellos y los comparen con la natural tendencia a la relajación que por lo general muestra Mariano Rajoy.

Los socialistas de la Asamblea de Madrid son testigos frecuentes de las escaramuzas de Aguirre. Cada vez que en algún debate parlamentario preguntan a la presidenta madrileña sobre algún servicio público que no funciona todo lo bien que debiera, Aguirre les contesta que Zapatero más, que miren a la Moncloa, que dos tazas.

La semana pasada fue con los toros, ayer fue lo del IVA. La presidenta madrileña anunció una «campaña de rebelión» contra la subida del impuesto. No sabemos aún detalles de la tal campaña, pero sí que no ha sentado bien a los marianistas. La subida del IVA, en julio próximo, la ha decidido el Gobierno de Zapatero, y el impuesto es estatal, no regional. Si el PP decidiera rebelarse contra ella, debiera hacerlo y anunciarlo el líder nacional, no una dirigente regional.

Esperanza Aguirre, quizás en manos de Rosa Díez

Pese a que aún faltan 15 meses para las elecciones autonómicas y municipales (se celebrarán el último domingo de mayo de 2011), en los estados mayores de los partidos ya andan, encuesta en mano, haciendo cábalas de lo que les puede pasar.

En el PSOE preocupa la posibilidad de perder el gobierno en Castilla-La Mancha y en Aragón. También en Cataluña, que celebra elecciones antes, este otoño, y en Andalucía, que previsiblemente las tendrá en marzo de 2012, coincidiendo con las generales.

En el PP preocupa la Comunidad de Madrid. Dirigentes del partido del ámbito de Gallardón cuentan que hay encuestas que dicen que Esperanza Aguirre puede perder la mayoría absoluta. No porque los socialistas aumenten votos y escaños, que no aumentarían, sino por la irrupción con mucha fuerza en la Asamblea regional de UPyD, el partido de Rosa Díez.

La Asamblea tiene en total 120 escaños. En las últimas elecciones, el 28 de mayo de 2007, el PP logró el 53,29% de los votos y 67 diputados; el PSOE, el 33,57% del voto popular y 42 diputados, e IU el 8,86% y 11 diputados. Entonces no existía aún UPyD.

En las elecciones generales del 9 de marzo de 2008, UPyD logró en la comunidad madrileña el 3,76% de los votos. En las europeas del 15 de junio de 2009, casi duplicó su porcentaje: alcanzó el 6,85% en la región, mientras en el conjunto de España sólo lograba el 2,87%. Su porcentaje medio lo superó con creces en los distritos más ricos de la ciudad de Madrid -Barajas (9,31%), Chamartín (8,50%), Fuencarral-El Pardo (8,11%), Hortaleza (8,02%), Moncloa-Aravaca (8,14%), Retiro (8,24%), Chamberí (7,63%), Salamanca (7,67%)- y en algunos de los municipios más ricos -Majadahonda (10,43%), Boadilla del Monte (10,67%), Collado Mediano (9,96%), Collado Villalba (9,53%), El Escorial (11,48%), Pozuelo (9,89%), Las Rozas (11,73%), Tres Cantos (12,71%)-, lo que llevó a los expertos a pensar que le estaba quitando votos no sólo al PSOE, como se decía al principio, sino también al PP.

En las autonómicas del próximo año, UPyD previsiblemente seguirá creciendo, quizás lo suficiente como para desplazar a IU como tercera fuerza y hacer que los tres grupos actuales pierdan escaños. ¿Logrará Esperanza Aguirre los 61 que necesita para gobernar con tranquilidad o se verá en la humillación de tener que negociar su investidura con Rosa Díez? ¿Exigirá UPyD entrar en el Gobierno autonómico? ¿Aceptaría Aguirre un Gobierno de coalición? ¿Habrá toda una negociación entre PP y UPyD no sólo para la Comunidad sino también para algunos grandes municipios, como los antes citados, donde los de Aguirre necesiten a los de Díez para lograr las alcaldías?

Tres cercos para Esperanza Aguirre

Hace aproximadamente un año, Esperanza Aguirre llegó a su momento culmen de lideresa: gobernaba la Comunidad de Madrid sin que la oposición le hiciera ni una leve sombra, dirigía el PP de la región sin contestación interna y con Gallardón sometido, arrasaba en popularidad personal en la calle, había logrado montarse una gran red de apoyos mediáticos… y pensó que había llegado el momento de intentar el asalto al sillón de Mariano Rajoy, al liderazgo absoluto del PP.

Hoy Aguirre se encuentra en una situación bien distinta. El viejo escándalo de los espías tiene brotes verdes en los juzgados, el caso Correa se cobra casi todas sus víctimas políticas entre los aguirristas y amenaza con llegarle a la presidenta madrileña al antedespacho… y acaba de estallar el caso Fundescam, que enlaza con el caso Correa y apunta directamente a que la lideresa financió irregular o ilegalmente sus campañas electorales de 2003, las del año del tamayazo.

En ninguno de los tres casos, en ninguno de los tres cercos a Aguirre -espías, Correa y Fundescam-, se ve al PSOE moviendo los hilos (por más que ahora los socialistas quieran sacarles partido), sino más bien a facciones internas del PP ajustándose cuentas. ¿Qué cuentas? La principal, la cuenta que la propia Aguirre dejó sin saldar con Rajoy cuando hace un año intentó disputarle la presidencia del PP.

Esperanza Aguirre y el PSOE, un amor doblemente interesado

15 de abril: abrazos, sonrisas y acuerdos del ministro socialista (y número 2 del PSOE) José Blanco con Esperanza Aguirre. 11 de mayo: besos, más sonrisas y más acuerdos de la ministra socialista Trinidad Jiménez con Esperanza Aguirre.

Nada es casual, nada es gratuito. Tres meses después de que estallara el caso Correa -las tramas de corrupción vinculadas a algunos altos cargos del PP-, Esperanza Aguirre es la dirigente popular más salpicada. La lideresa del PP en Madrid y presidenta de la Comunidad autónoma tiene imputados a tres diputados regionales, a varios alcaldes, a un ex consejero… En el otro PP, el nacional, el de Mariano Rajoy, gestionan el caso de modo que debilite en lo posible a Esperanza y preserve otras zonas afectadas (Francisco Camps, el tesorero Luis Bárcenas…). Y en el PSOE han reaccionado, han visto el riesgo de que se acabe la contestación interna de Rajoy en el PP, encabezada sobre todo por Aguirre. Por eso cortejan tanto a ésta últimamente, por eso le prestan ahora a la presidenta madrileña la atención que antes no le prestaban y le dan tantas tribunas y le facilitan de pronto tantos acuerdos de gestión. Aguirre está encantada, claro: saca provecho político no sólo como jefa madrileña del PP sino también como presidenta autonómica. Este amor súbito beneficia a ambas partes.

Anteayer, martes, 12 de mayo, el remate: besos, sonrisas y complicidades de Sonsoles Espinosa, la mujer de Zapatero, con Esperanza Aguirre. La mujer del líder del PSOE y la lideresa del PP seguían juntas desde una tribuna del Congreso el debate del estado de la nación, el enfrentamiento parlamentario entre el líder del PSOE y líder del PP. Rajoy dijo ayer que él ganó por goleada, pero la mayoría de las encuestas y la propia Esperanza Aguirre no piensan lo mismo. La contestación interna a Rajoy sigue viva dentro del PP.

2 de marzo, día clave para Rajoy

Todo lo indica: lo peor (para el PP) de la trama de corrupción que investiga Garzón está aún por llegar. En la dirección del partido muchos están convencidos de que va a ser en las dos próximas semanas, antes de las elecciones gallegas y vascas del domingo 1 de marzo. Los nuevos nombres que van a salir salpicarían aún más a Esperanza Aguirre, a Francisco Camps y, probablemente, a José María Aznar.

Si todo esa marea de mierda la acaban pagando las candidaturas del PP en las vascas y gallegas, el 2 de marzo va a ser un día clave para Rajoy, que probablemente tendrá que decidir entre dos caminos: o bien tirar la toalla y convocar un congreso extraordinario que busque otro líder o bien refrendar su liderazgo con un golpe supremo de autoridad para limpiar el partido de arriba abajo, aunque eso se lleve por delante a Aguirre y/o a Camps.

Gallardón calla y espera

A medida que de la gran cloaca madrileña fluye más y más mierda, crece entre algunos miembros cualificados del PP la sensación de que están asistiendo a los últimos días o a las últimas semanas de los dos líderes del partido: Mariano Rajoy, el presidente, y Esperanza Aguirre, la lideresa de la oposición interna. Eso de que Rajoy es hoy un poco más cadáver político que ayer, pero menos que mañana, ya lo aplican también algunos a Aguirre, presidenta del Gobierno regional donde nació y creció la trama de los espías y presidenta también del partido en el que campaba a sus anchas una nutridísima trama de corrupción.

Los dirigentes políticos suelen tener una gran capacidad de aguante, por lo general mayor cuanto más arriba se ha llegado en el escalafón, y aún es posible que tanto Rajoy como Aguirre (o uno de los dos) sepan gobernar la crisis y salvar su pellejo. Lo tienen difícil, porque no dependen de sí mismos y tienen demasiados flancos abiertos: flancos políticos (internos y externos), flancos judiciales y fiscales, flancos mediáticos (también internos y externos). Si Rajoy cae (tras las elecciones vascas y gallegas, por ejemplo) y Aguirre aguanta, ésta probablemente quedaría tan tocada que no tuviera fuerzas ni crédito para pugnar por el liderazgo nacional del partido. Si Aguirre cae (tras conocerse que algunas corrupciones estaban muy cerca de su despacho, por ejemplo), el propio Rajoy quedaría también muy tocado: muchos de sus militantes pensarían (ya lo piensan) que todo había sido una conspiración del líder nacional contra su adversaria interna.

¿Y quién heredará la viña? Algunos ya han hablado estos días de Aznar, pero tiene el inconveniente (en caso de que él quisiera volver) de que algunas de las corrupciones que están aflorando se gestaron cuando él lideraba el partido, y algunos de los corruptos tienen lazos directos con su yerno, Alejandro Agag. Otros pensaron en Rodrigo Rato, pero parece que el ex ministro de Economía está cómodo al calorcillo de sus muchos empleos bien remunerados. A Francesc Camps, que afloraba hace unos diez meses como un posible delfín, le está salpicando también la trama de corrupción investigada por Garzón. El peso político de Juan Costa, que amagó en vísperas del congreso de junio con presentarse como alternativa a Rajoy, se ha diluido en estos meses, y su mujer se dedica a organizar ahora los actos del partido que antes llevaba la trama de Boadilla, luego mejor no jugar con las cosas de comer…

¿Y Gallardón? Ha conseguido que apenas se hable de él, ahora que todos los medios hablamos mucho y mal del PP. Sólo abrió la boca al comienzo del escándalo de los espías, y desde entonces está callado, agazapado, discreto. Quizás esperando su oportunidad, observando cómo su gran adversaria Aguirre se difumina y cómo el sillón con el que sueña, el de Rajoy, puede quedar vacante en breve.

La batalla por Cajamadrid, con la sucesión de Rajoy al fondo

La batalla desencadenada en Cajamadrid no es sino una extensión de la que se está produciendo por el liderazgo del PP, por la sucesión de Mariano Rajoy. Desde hace unas semanas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, trabaja para sacar de la presidencia de la caja a Miguel Blesa, que accedió al cargo por designio de su amigo José María Aznar. Blesa ha conseguido de momento parar los golpes gracias a una ayuda lógica, la del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y de otra inesperada, la de José Luis Rodríguez Zapatero. Los socialistas madrileños y la UGT, que tienen bastante representación en la asamblea general de Cajamadrid, se inclinaban hace unos días por facilitarle el asalto a Aguirre, pero desde Moncloa se les indicó que no lo hicieran.

Aguirre, que tiene las arcas de la Comunidad bastante exangües, necesita el control de la caja para cumplir sus promesas electorales en estos tiempos de mala coyuntura económica y para seguir presentándose como la gestora del PP con más recursos y más éxitos si, como espera, Rajoy tropieza en algunos de los escollos que tiene que sortear en esta legislatura y no es el candidato del PP en las elecciones generales de 2012. La presidenta de Madrid habría incluso barajado algunos nombres para sustituir a Blesa: el vicepresidente madrileño, Nacho González; el consejero de Presidencia, Francisco Granados; y, atención, Francisco Álvarez Cascos. Pero las maniobras de Aguirre, lógicamente, fueron detectadas pronto por Gallardón, que también aspira a jugar un papel en la hipotética sucesión de Rajoy, y ha plantado cara a la presidenta.

¿Y Rajoy qué dice de esto? Oficialmente, nada, pero ayer, en la primera batalla, el segundo de Gallardón, Manuel Cobo, aseguró que la dirección nacional del PP, o sea Rajoy, está con ellos y no con Aguirre.

El lío va a tener muchos más episodios, no se acabó ayer. Esperanza Aguirre no acostumbra a rendirse fácilmente.

Un panfleto anti Gallardón y anti Esperanza

Un lector (ex lector, firma al final) que no se identifica nos ha enviado un mensaje muy duro:

«Recuerdo que cuando comencé la universidad, lo primero que hacía nada más llegar al vagón del Cercanías era buscar con ahínco un ejemplar de este periódico. Noticias bien desarrolladas, información completa en todos los aspectos… En definitiva, una buena manera de pasar el tiempo en el trayecto e informarme. Años después, desisto… Me he cansado de leer este panfleto anti Gallardón y anti Esperanza Aguirre. Como todos, harán cosas bien y cosas mal… pero el bombardeo es abusivo. No más 20 Mentiras todas las mañanas».

Fin del mensaje.

Nunca hemos sido, ni en Madrid ni en ninguna otra edición local, demasiado complacientes con el poder local, con el poder cercano, sea del color político que sea. Probablemente somos más cañeros que el común de la prensa, sea de pago o gratuita. Nos parece que una de las obligaciones básicas nuestras, como prensa ciudadana, es vigilar de cerca al poder, y sobre todo al poder cercano. Pero quizás se nos vaya la mano con algún alcalde o algún presidente autonómico, no lo sé.

Cada tarde, de 17 a 18.30 horas, decido las portadas de cada edición en una sala anexa a mi despacho, con el resto de la dirección del diario. Tenemos colgadas siempre en la pared las 15 últimas portadas de Madrid, para no repetir temas o fotos o protagonistas. Miro las que ahora hay y, sí, veo varios titulares grandes sobre Gallardón o sobre Aguirre, titulares que deben de ser los que han enfadado al lector que envía la misiva. El 21 de octubre: «Gallardón se subió de tapadillo el sueldo un 11,7% en enero pasado». El 24 de octubre: «Cada familia de Madrid pagará en impuestos 506 euros de media en 2009». El 27 de octubre: «Gallardón pone difícil reciclar, pero multará al que no lo haga». El 28 de octubre: «Metro, bus, cercanías… el transporte público será en breve mas caro». El 31 de octubre: «Aguirre dedicará menos dinero a Vivienda, Medio Ambiente e Inmigración».

¿Eran noticias que merecían ese despliegue o estaban demasiado valoradas en nuestra portada? Si eres lector de nuestra edición impresa de Madrid, me interesa tu opinión sobre este asunto. Y si nos lees en otra ciudad, también: dime si ves a 20 minutos como un medio anti alcalde o anti presidente autonómico…