¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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PP, 25; PSOE, 22

¿Qué hubiera ocurrido si, en las elecciones europeas del domingo pasado, en vez de 50 escaños se eligieran en España 54, como en las celebradas en 2004? Pues aplicada la Ley D’Hondt a los votos conseguidos el domingo por las distintas formaciones, el resultado hubiera sido éste:

PP, 25 escaños.

PSOE, 22 escaños.

Coalición por Europa, 3 escaños.

IU-IC, 2 escaños.

UPyD, 1 escaño.

Europa de los Pueblos, 1 escaño.

Es decir, que de los cuatro escaños de más, el PP se llevaría 2, el PSOE 1 y CEU, 1.

La diferencia entre PP y PSOE sería ahora de 3 escaños, no de 2. ¿Habría aún más debate sobre cuestión de confianza, moción de censura, elecciones anticipadas…?

Ocho posibles razones de la derrota del PSOE

«¿Por qué hemos perdido las elecciones europeas?», se preguntan estos días los socialistas. Y se contestan, en público y en privado, con explicaciones muy diversas. He recogido estas 8.

1 – Oficialmente se dice que por la crisis, por la mala situación económica que sufre España y que pagan, especialmente, muchos potenciales votantes socialistas.

2Por la mala campaña electoral, dirigida por Leire Pajín. Los críticos creen que la campaña no puso el foco en los asuntos que podían movilizar al electorado socialista ni supo reaccionar a las maniobras de campaña del PP: el Falcon de Zapatero, las sospechas sobre Chaves, etc.

3 – Por la propuesta de ley del aborto lanzada por la ministra Bibiana Aído justo en vísperas del arranque de la campaña. Algunas de las novedades de la ley, por ejemplo la libre decisión de la mujer para abortar a partir de los 16 años, sin ni siquiera decírselo a los padres, habría espantado de las papeletas socialistas a los votantes de centro.

4 – Por los presuntos incumplimientos de Zapatero con Cataluña, especialmente en el tema de financiación de la Generalitat. Lo dicen desde el PSC, el partido de los socialsitas catalanes, y ven la prueba de ello en la bajísima participación electoral que se produjo el domingo en Cataluña: sólo acudió a votar el 37,5% del electorado, 8,5 puntos por debajo de la media estatal.

5 – Por los escándalos del PSOE, ciertos o falsos, aventados por el PP durante la campaña: el Falcon de Zapatero, la empresa de la hija de Chaves, etc. a los que desde el PSOE, como en las gallegas con el Audi de Touriño, no se les dio importancia ni se les contrarrestó de modo eficaz.

6 – Por no saber usar debidamente los escándalos del PP: el caso Gurtel, Camps, Fabra…

7 – Por la elección del candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar, muy poco conocido por el público (según la encuesta electoral del CIS, el 46,5% de los encuestados no lo conocía; a Mayor Oreja, el candidato del PP, sólo el 13.9%) y muy poco valorado (a López Aguilar lo valoraba en esa encuesta el 38,5%, y a Mayor Oreja, el 68,9%).

8 – Por Zapatero, que está perdiendo tirón y crédito entre muchos posibles votantes socialistas y al mismo tiempo despierta tanta inquina y animadversión en posibles votantes de la derecha que muchos de éstos fueron el domingo a las urnas sólo para castigar al presidente del Gobierno.

El escaño le cuesta carísimo a Rosa Díez

Nada hemos sabido en el último año de la reforma electoral que anunció el Gobierno en mayo de 2008. El anuncio se producía, entre otras cosas, tras la polémica por la penalización que sufrían algunos partidos a la hora de convertir sus votos en escaños. En las elecciones generales de marzo de 2008, cada escaño le costó carísimo a IU, unos 481.000 votos, y a UPyD, unos 303.000, mientras que al PSOE le costó sólo 65.500 votos; al PP, 66.500; y al PNV, sólo 50.000 votos.

Se dijo entonces que la distorsión se debía a la atomización de las circunscripciones electorales en las generales: tenemos tantas circunscripciones como provincias.

¿Y ahora, en las europeas? Toda España era una sola circunscripción, pero el sistema sigue beneficiando a algunos y penalizando a otros. El pasado domingo, al PSOE le costó cada escaño 287.261 votos; al PP, 287.609; a Coalición por Europa, 401.112; a IU-IC, 291.854; a Europa de los Pueblos, 391.962, y a UPyD, el partido de Rosa Díez, el escaño le salió carísimo: le costó 449.499 votos.

Ni cuestión de confianza ni moción de censura

El PP se ve fuerte tras los resultados de las elecciones europeas, y ve tocado a Zapatero. Le ha retado a que presente la cuestión de confianza, un mecanismo previsto en el artículo 112 de la Constitución por el que el presidente del Gobierno somete su continuidad a una votación en el Congreso de los Diputados. Si no obtuviera mayoría simple, es decir más síes que noes, el presidente caería. No creo que Zapatero vaya a darles esa baza ni al PP ni al resto de la oposición, no vaya a ser que se sientan todos tentados a tumbarlo y a provocar elecciones anticipadas. He preguntado por sms a varios dirigentes socialistas cercanos a Zapatero qué posibilidades hay de que el presidente presente la cuestión de confianza. Todos dicen que mínimas, y uno incluso me responde: «¿Qué has fumado?».

Si no se deteriora mucho más la estabilidad del Gobierno, no habrá cuestión de confianza, al menos no parece que ni siquiera se plantee estudiarla antes de que transcurra el semestre de presidencia europea de España (enero-junio de 2010), una oportunidad en la que Zapatero tiene depositadas muchas esperanzas políticas.

El PSOE ha contratacado retando al PP a que presente una moción de censura, un mecanismo regulado en el artículo 113 de la Constitución. Esta moción requiere presentar un candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno, candidato que necesita mayoría absoluta para ser investido. Es un arma endemoniada: puede consagrar a ese candidato alternativo, incluso aunque la pierda… o puede hundirlo, como le ocurrió en 1987 a Antonio Hernández Mancha, entonces líder de Alianza Popular (hoy PP). Presentó una moción de censura contra Felipe González, la perdió y acabó cayendo él como líder de la derecha. No creo que el PP la presente ahora, no creo que corra el riesgo de que Rajoy salga malparado.

Cuestión de confianza, moción de censura, bloqueo de los Presupuestos dada la soledad parlamentaria del PSOE, desgaste y más desgaste al Gobierno, insistencia en que Zapatero convoque elecciones anticipadas… El PP va a tratar de que la legislatura no llegue a su término, quiere que haya elecciones generales cuanto antes, antes de marzo de 2012, que es cuando tocan. En el PP creen que, cuanto antes se vote, mayores son sus posiblidades de victoria electoral. Temen que, si se llega a 2012, lo peor de la crisis económica haya pasado y Zapatero vueva a batir a Rajoy, y ellos hayan perdido una oportunidad de cambiar el ciclo electoral.

¿Estamos realmente ante un cambio de ciclo electoral, ante un rosario de elecciones consecutivas de ámbito estatal con victoria del PP? No es seguro, no hay muchos indicios. Es verdad que el domingo pasado, por segunda vez en la historia del España, el partido en el poder (esta vez, el PSOE) perdió las europeas. Ya pasó otra vez: en las europeas de 1995, el PP de Aznar, que estaba en la oposición, ganó al PSOE de Felipe González, que gobernaba, y un año después Aznar ganó también las generales y logró ser presidente del Gobierno. En el PP de Rajoy, ese precedente les ha dado alas. Pero vayamos al detalle.

En 1995, la lista europea del PP, encabezada por Abel Matutes, logró el 40,1% de los votos, y la del PSOE, que encabezaba Fernando Morán, sólo el 30,7%, casi 10 puntos porcentuales menos. Un año después, en las generales, parecía que el PP también iba a arrasar. No fue así: logró el 38,75% de los votos; y el PSOE el 37,63%.

Ahora la victoria del PP sobre el PSOE en las europeas ha sido mucho más corta, por 3,7 puntos porcentuales, luego no es seguro que en unas generales logre el PP batir al PSOE. Los votantes perezosos del PSOE, que se quedan en casa cuando creen que no se juegan gran cosa en las urnas, probablemente sí fueran a votar si ven que Zapatero puede caer y volver la derecha a la Moncloa.

Tensión entre De la Vega y Rubalcaba

Las victorias unen (a Rajoy, hasta con Mayor y con Aguirre, anoche en el balcón de la calle Génova) y las derrotas dividen, desunen, enfrentan.

Ayer no fue el mejor día de la relación entre la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro del Interior y eterno aspirante a vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Durante la tarde, en el Palacio de Congresos de Madrid, sede central del seguimiento oficial de la jornada electoral, una mujer del equipo de la vicepresidenta -Nieves Goicoechea, secretaria de Estado de Comunicación- y un hombre del equipo del ministro -Justo Zambrana, subsecretario de Interior- ya tuvieron algún desencuentro, algunos problemillas de celos y de competencias.

Por la noche, cuando salieron juntos De la Vega y Rubalcaba, las diferencias entre esos dos pesos pesados del Ejecutivo se plasmaron en una comparecencia en la que ella estuvo insólitamente confusa y él estuvo insólitamente callado, no se sabe si por despecho o por orden expresa.

Durante la tarde, Ferraz, la sede del PSOE, fue también un hervidero de tensiones. Antes de cerrarse las urnas, algunos dirigentes socialistas recibieron un breve informe que ya les anticipaba el resultado: 23 escaños para el PP y 21 para el PSOE. El informe se basaba en los datos de participación de las seis de la tarde, que eran muy altos en los principales graneros electorales del PP (Comunidad de Madrid y Comunitat Valenciana) y muy bajos en los dos grandes graneros socialistas (Andalucía y Cataluña). Al parecer fue entonces cuando se decidió que sería Leire Pajín, y no el propio Zapatero, que también estaba en Ferraz, quien daría la cara para reconocer la derrota.

Rajoy, fortalecido; Zapatero, tocado

Tanto el PP como el PSOE se dicen contentos por el resultado de las elecciones europeas. Pero tiene muchos más motivos el partido de Rajoy. Ha movilizado a su electorado (sus dos grandes graneros electorales, Madrid y la Comunitat Valenciana, superaron en participación a la media estatal) y ha logrado una victoria clara: 3,6 puntos porcentuales y dos escaños más que el PSOE. ¿Lo suficientemente clara como para acallar cualquier crítica interna sobre su liderazgo en el partido? Quizás a algunos de sus adversarios aún les parezca poco, la cara de Esperanza Aguirre anoche en el balcón del PP no era de exultante alegría.

El PSOE se dice contento (había quien les auguraba un enorme batacazo), pero evidentemente no lo está. Sus dirigentes esperaban una derrota menos amplia, incluso empatar a escaños con el PP. No lo han logrado porque sus dos grandes graneros (Andalucía y Catalunya) no se movilizaron, la participación ha sido ahí muy inferior a la media estatal. Ya saben los socialistas la consecuencia del traspiés: el Gobierno de Zapatero va a ser sometido ahora a una mayor presión (anoche los simpatizantes del PP gritaban ante Rajoy: «Zapatero, dimisión»), va a perder estabilidad. El propio Zapatero queda tocado.

Hay otros dos formaciones contentas: IU-IC, con dos escaños pese a que la mayoría de las encuestas previas le daban sólo uno. Y UPyD, el partido de Rosa Díez, que tiene un escaño pese a que muchas encuestas no se lo auguraban.

La participación apunta a victoria clara del PP

«¿Son los votantes del PP, que convencidos de la victoria han ido en masa a refrendarla para presionar más a Zapatero y para afianzar a Rajoy en el liderazgo del partido? ¿O son los votantes del PSOE, que se han desperezado a última hora para evitar que un triunfo rotundo del PP le sirva a Rajoy para acosar y desestabilizar al Gobierno socialista?», me preguntaba en mi anterior post, hace seis horas. Pues parece que lo primero: parece que son los votantes del PP los que más han acudido a votar.

Cuatro comunidades autónomas -Andalucía, Cataluña, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana- suman unos 27 millones de habitantes, bastante más de la mitad del total de España. Las dos primeras son tradicionalmente votantes del PSOE, y las dos segundas, del PP. Pues bien: la participación era a las seis de la tarde en Andalucía y en Cataluña muy inferior a la media estatal, y en Madrid y Comunidad Valenciana, muy superior. Todo apunta a que el PP ha ganado con claridad las elecciones.

Más quinielas, ya en vísperas del 7-J

He pedido de nuevo a los expertos electorales a los que suelo consultar que me hagan un pronóstico para las elecciones europeas del domingo, un pronóstico para España. Me siguen apuntando una participación baja (del 38%-40%, aunque ayer el Eurobarómetro hablaba del 43%) y un resultado muy ajustado entre los dos grandes partidos.

Uno me augura todavía hoy, pese a las encuestas del domingo pasado, un probable empate entre PSOE y PP a 23 escaños, con una diferencia en votos mínima. Otro, sin embargo, cree que la lista de Mayor Oreja puede lograr hasta cuatro puntos porcentuales más en votos que la de López Aguilar (44% frente a 40%) y que la diferencia en escaños podría llegar a ser de cinco: 25 frente a 20.

Ambos coinciden en que entre PP y PSOE se llevarán 45 o 46 de los 50 escaños en juego, y que el reparto del resto será muy variado: 2 para los nacionalistas moderados de Coalición por Europa, 1 para IU-IC, 1 para los nacionalistas de izquierdas de Europa de los Pueblos… ¿Y el partido de Rosa Díez, UPyD? Uno de los expertos consultados ve posible que logre un escaño, que perdería el PP, y otro de los expertos lo cree altamente improbable.

El escrutinio y el resultado lo podrás seguir casi en directo el domingo en 20minutos.es Poco después de las 9 de la noche sabremos los datos de participación, y sobre las 10 estará bastante avanzado el escrutinio y saldrá el ministro Rubalcaba contando ya el reparto de votos y de escaños. Toda España es una sola circunscripción a la que se aplica la Ley D’Hondt, probablemente no haya escaños bailando toda la noche, como sí los hay en elecciones generales o autonómicas, con muchas más circunscripciones.

El paro y el cuento de la lechera

Los datos del paro en abril, conocidos esta mañana, han ilusionado al Gobierno. Aun siendo malos (el paro sigue creciendo), en el Ejecutivo ven en ellos muchas señales de esperanza.

Lo negativo:

-Al cierre de abril, en los servicios públicos de empleo, estaban registrados 39.478 parados más que al cierre de marzo.

-El total de parados registrados es ya de 3.644.880.

-La Seguridad Social sigue perdiendo afiliados ocupados. En abril fueron 23.939 menos que en marzo.

Lo esperanzador (según el Gobierno):

-El paro aumentó en abril tres veces menos que en marzo.

-El crecimiento del paro en abril fue el menor en los últimos nueve meses.

-La caída de afiliación en la Seguridad Social es también la menor en nueve meses.

En Moncloa están convencidos de que los datos esperanzadores se deben, fundamentalmente, al Plan Estatal de Inversión Local, el Plan ZP, los famosos 8.000 millones de euros para obras públicas inmediatas transferidos a los Ayuntamiento. Creen también que este mes el impacto de esta inversión será aún mejor en el empleo y que, atención, los datos de paro en mayo, que se conocerán a primeros de junio, justo en vísperas de las elecciones europeas (se celebran el domingo 7 de junio), serán buenos. Lo suficiente como para que los usen los socialistas como baza electoral contra el PP, que va a basar gran parte de su campaña en la crisis económica.

Dicho de otra manera: tras los datos de paro de abril, los socialistas creen que con los de mayo podrán vender al final de la campaña del 7-J que la economía española ya ha tomado la senda de la recuperación y aminorar así la previsible debacle electoral. Claro que también puede ser que se estén contando a sí mismos el cuento de la lechera.