Como hace dos años, me ha escrito de nuevo Lorraine Choquette, agregada de Comunicación y Prensa de la Embajada de Canadá en España. Me envía una larga carta para reprocharme que, «al llegar la temporada de la caza de focas» en su país, los medios de comunicación difundimos informaciones e imágenes que «apelan a las emociones del público más que a su razón».

Lorraine apela a nuestra razón con estos argumentos:

-No se cazan crías de focas.

-Las focas no se despellejan vivas, «la reglamentación canadiense obliga a determinar claramente la muerte del animal antes de quitarle la piel».

–El hakapik (la piqueta con que matan a golpes a las focas) «no es un instrumento de caza salvaje», «no es cruel», «es menos cruel que otros métodos utilizados en mataderos comerciales».

-Las focas no están en peligro, hay muchas, 5,5 millones, «tres veces más que en los años setenta».

-Miles de familias viven de la caza de focas en «las lejanas comunidades del norte y del este de Canadá». Es más: «para las poblaciones nativas e inuits, la caza de focas forma parte fundamental de su vida cultural, social y económica».

Algunos de los argumentos, como el económico y el de la «vida cultural», son similares a los que esgrimen los taurinos para justificar las corridas.

Hace una semana, cuando comenzó la temporada de caza de focas, dedicamos una de las fotos de nuestra portada, en todas nuestras ediciones impresas, a este asunto, que ha sido también tema estrella en 20minutos.es Parece, por los comentarios, que la gran mayoría de nuestros lectores están en contra de la caza de focas. Como bien sabéis, el público está más dividido sobre las corridas de toros.

¿Qué piensas tú sobre la caza de focas? ¿Te convencen las razones de Lorraine Choquette? ¿Condenas o justificas esta práctica? ¿Debemos seguir los medios denunciándola?