¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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La manta de Bárcenas

El caso Gürtel / Correa ha entrado en los últimos días en una nueva dimensión. Han contado varios medios -medios afines y medios hostiles al PP- que Luis Bárcenas, el senador y tesorero del PP investigado por el Tribunal Supremo, no sólo se ha encastillado y se niega a dimitir sino que incluso anda lanzando advertencias y/o mensajes amenazantes a quienes le insisten en que dimita: que si tiene información delicada de muchos dirigentes, que si se ha llevado a casa recientemente varias cajas con esa información, que si Esperanza Aguirre esto, que si Ignacio González lo otro, que si la boda de la hija de Aznar, que si antes de caer él se va a llevar a algunos por delante…

Este presunto tirar de la manta de Luis Bárcenas me recuerda mucho a la de otro Luis, Luis Roldán, que también cuando se vio rodeado por las investigaciones policiales y judiciales dejaba caer que iba a tirar de la manta, que como ex jefe de la Guardia Civil con el PSOE tenía información delicada de mucha gente importante, que si le apretaban se llevaría a muchos por delante…

Pero haya o no haya manta, hay diferencias entre los dos luises. A Roldán se le apeó pronto del cargo y su partido impulsó la investigación sobre sus latrocinios y corruptelas y hasta dimitió un ministro cuando se dio a la fuga, mientras que Bárcenas, a estas alturas de película, aún sigue amparado por su jefe máximo, Mariano Rajoy, no sabemos muy bien por qué.

Remolón Rajoy

El agua de Gürtel/Correa le llega ya al cuello, con el tesorero Luis Bárcenas investigado por el Tribunal Supremo y el barón regional Francisco Camps y otros altos dirigentes valencianos a dos escalonets del banquillo, pero Mariano Rajoy sigue impasible el ademán, quien aguanta vence, sostenella y no enmendalla, aquí no dimite nadie, aquí no discrepa nadie, prietas las filas…

En su larga trayectoria política, Rajoy siempre ha seguido una táctica que resumía muy bien Queta Claver en una revista musical, hace medio siglo: «Salomón / decía con tesón: / Las cosas se arreglan solas; / es cuestión / de hacerse el remolón, / y no sufrir sin ton ni son». Lo hizo en vísperas del congreso del partido el año pasado, cuando Esperanza Aguirre y otros díscolos le movían la silla, y lo hace ahora.

Pero en la dirección del PP, algunos están esta vez muy preocupados. Cuando saltó el caso, Camps les dijo que él se había pagado sus trajes, y ahora hay demasiados indicios de que no fue así. Les aseguró hace meses que el TSJ de la Comunitat Valenciana no admitiria el caso, y lo admitió. Luego les garantizó que él no sería imputado, y lo fue. Más tarde les juró y perjuró que no habría juicio oral, y lo va a haber. Ahora les promete que la sala, con tres magistrados conservadores, será el escalón donde tropiece la causa, donde acabe descarrilada y archivada. Ya no saben si creerlo, si confiar en que realmente será así, y se preguntan si el remolón Rajoy no debiera ahorrarle al partido la incertidumbre y el sobresalto suspendiendo de inmediato de militancia a los implicados y exigiéndoles la dimisión.

Mudos por Bárcenas

La gloria es perecedera y efímera, sobre todo en la política y en el deporte.

Hace apenas un mes, el Barça completaba el mejor triplete del fútbol europeo de la historia, al ganar en pocos días la Liga, la Copa del Rey y la Champions. Pero, desde hace ya cuatro semanas, en el mundo del fútbol sólo se habla de los fichajes galácticos de Florentino Pérez para el Real Madrid y de las presentaciones hollywoodienses de sus nuevas estrellas.

Hace menos de un mes, el Partido Popular de Mariano Rajoy se anotaba el mejor resultado electoral de su historia, al vencer claramente al PSOE de Zapatero en las elecciones europeas del 7 de junio. Pero desde hace dos semanas sólo se habla de Luis Bárcenas, el tesorero presuntamente corrupto del PP, el senador desaparecido, el tesorero y senador que no dimite y al que Rajoy -no se sabe muy bien por qué- no destituye.

El caso Bárcenas en particular y el caso Correa en general están obligando a algunos de los principales dirigentes del PP a pasar casi a la clandestinidad. Rajoy no da una rueda de prensa desde hace casi tres meses, y huye de los periodistas cada día como si estuvieran infectados de gripe A. María Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP, lleva tres lunes consecutivos anulando su habitual rueda de prensa de ese día de la semana. Federico Trillo, el locuaz Trillo, el Trillo del desparpajo y el manda güevos, anda mudo, más mudo que el rubio de los hermanos Marx, aunque en el origen de la mudez de Trillo no está sólo el caso Correa, también es por la sentencia del Yak.

Y mientras la alta dirección del PP enmudece, algunos cargos medios andan confusos. «Rajoy afronta los problemas como Leopoldo Calvo-Sotelo cuando fue presidente del Gobierno hace casi 30 años: los deja pudrirse, sin apenas tomar una decisión, hasta ver si se solucionan solos -comenta uno de ellos-. Pero esta vez se está pasando de inactivo y nos podemos llevar un disgusto gordo».

Quizás sea porque Rajoy piense que los problemas, como la gloria, también son efímeros y se van solos, como vinieron.

«Soy Bárcenas, soy Rajoy»

Juanjo Millás imagina hoy en su artículo de El País que es Luis Bárcenas…

«…pesan sobre mí gravísimas sospechas que los medios de comunicación airean sin pausa. Media España piensa que soy un chorizo. Me ven por la tele y dicen ahí va un mangante, un sinvergüenza que se sirve de la política para robar….»

y luego imagina que no es Bárcenas, que es Rajoy…

«… tras dar un quinto sorbo a mi gin-tonic, voy y lo ceso y le exijo que entregue el acta de senador. Pero mientras me llega el segundo gin-tonic imagino que el tesorero de las narices conoce secretos inconfesables sobre mí».

El artículo completo, aquí.

¿Aún confía Rajoy en el tesorero?

Sorprende mucho la resistencia de Mariano Rajoy a entregar la cabeza de Luis Bárcenas, el tesorero del PP, al que el Supremo va a investigar por cohecho y delito fiscal. Los pasos de la investigación judicial y policial han ido revelando en los últimos meses tantos indicios delictivos que cuesta entender que el líder del PP aún no le haya obligado, a estas alturas, a presentar la dimisión como tesorero y como senador. ¿Aún confía el líder del PP en su tesorero? ¿Qué teme Rajoy? ¿Quizás que hable Bárcenas si se ve desprotegido?

La semana pasada, cuando aún el Supremo no se había pronunciado, Rajoy pidió a «los militantes del PP» que confiaran en «la dirección del partido». ¿Rajoy y sus directivos saben algo sobre este asunto que no saben ni los militantes ni el resto de los ciudadanos?

Ayer, uno de los cuatro sms que el PP soltó a la prensa tras la decisión del Supremo decía: «Al no aceptar la competencia sobre la totalidad del caso Gürtel, el Supremo descarta la tesis de Garzón y de la Policía Judicial de que existía una trama de financiación ilegal del PP». Excusatio non petita ¿accusatio manifesta? ¿Son asuntos sobre la financiación del partido los que conocen Rajoy y sus directivos, incluido Bárcenas, y los que le llevan al líder del PP a pedir confianza a sus militantes y a mantener al tesorero en su puesto?