¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Alakrana, Haidar, cooperantes…

No se ha recuperado aún muy bien el Gobierno del desgaste que le produjo el secuestro del ‘Alakrana’ y ya se ha visto metido en otro charco peligroso: el secuestro de tres cooperantesespañoles en Mauritania. El lío es gordo, y más si se confirma que los secuestradores son islamistas de la órbita de Al Qaeda, como ha aventurado el propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Apenas han pasado 24 horas y ya hay críticas al Gobierno.

Y Haidar, la activista saharaui, sigue con su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote y acusa al Ejecutivo español de chantaje.

A Gobierno flaco, todo son pulgas.

El ‘Alakrana’, una máquina de hacer dinero

Interesantísima información la que hoy da Fernando Sanz en el diario financiero Cinco Días: Echebastar, la empresa propietaria del Alakrana, el atunero vasco cuyos 36 tripulantes han estado 47 días secuestrados en el Índico por piratas somalíes, facturó el año pasado 30,1 millones de euros y ganó 5,8 millones, un 298% más que el año anterior.

Echebastar tiene, según esta información, cuatro buques: Alakrana, Campolibre Alai, Elai Alai y Alkrantxu, y todos ellos operan en el Índico. En marzo pasado, el administrador de la compañía, Kepa Echevarría, escribía esto en la memoria anual de la empresa:

«Nuestra flota al completo opera en aguas del océano Índico; durante el presente ejercicio la inseguridad de la zona provocada por los ataques de barcos piratas ha complicado notablemente nuestra operativa diaria y supone un problema de dimensiones desconocidas para el sector y sus gentes. (…) Las buenas noticias, a pesar de los piratas, son que las capturas se han incrementado en un 31% con respecto al año anterior debido en gran medida a disponer de nuestra flota operativa durante todo el año. (…) Por otro lado, el problema de la piratería continúa con igual o más virulencia y los riesgos de ataques a nuestra flota siguen preocupándonos enormemente».

El armador, es evidente, sabía los riesgos que corría cuando decidió que el Alakrana se saliera del área de seguridad y por qué lo hacía. Por dinero, por mucho dinero.