¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Vuelve la lideresa

Aunque derrotada hace un mes en la pelea interna del PP (pero no definitivamente vencida, ni mucho menos; en el sector marianista creen que habrá más batallas en breve), Esperanza Aguirre saca pecho mañana, ahora como pensadora política. Presenta en Madrid su libro Discursos para la libertad, subtitulado Momentos que forjaron la civilización occidental.

Según la editorial, Ciudadela Libros, en el volumen «la presidenta de la Comunidad de Madrid hace una poderosa reivindicación de la libertad como valor imprescindible e irrenunciable, a través de reflexiones sobre grandes discursos históricos que conformaron nuestra historia».

Las reflexiones de Aguirre versan sobre textos de personajes muy variados. Son éstos: Pericles, Sócrates, Cicerón, San Pablo, el papa Gelasio, Juan sin Tierra, Edmund Burke, Patrick Henry, Thomas Jefferson, Alexis de Tocqueville, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Martin Luther King, Ronald Reagan, Aleksandr Solzhenitsyn, Margaret Thatcher, Vaclav Havel y Juan Pablo II.

Se espera que, en el acto de presentación del libro, Aguirre no sólo hable de esos pensadores sino también de la actualidad política: la crisis económica, el Estatut de Cataluña, el descrédito de los políticos, la Ley de Economía Sostenible… y quizás del caso Correa, de Cajamadrid y de cómo va o cómo debería ir el expediente a Manuel Cobo en el PP por lo que dijo sobre la propia Aguirre.

Los políticos se acercan al podio

En pleno debate sobre si a la crisis económica le queda aún mucho trecho en España, sobre la mayor o menor incapacidad del Gobierno de Zapatero para capearla, sobre si el propio ZP está ya agotado como político… es descorazonador ver que la alternativa, el PP, es un partido con terribles desgarros internos, con un líder tan débil que no cree en él ni su propio electorado (según muestran una tras otra todas las encuestas) y con tres ejemplos de Gobierno, de ejercicio del poder, poco ejemplares, nada edificantes:

– el de Alberto Ruiz-Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid, con una deuda estratosférica y unos impuestos tan duros a los ciudadanos que desmontan día tras día lo que dicen Rajoy y Cristóbal Montoro en el Congreso para afearle a Zapatero su subida de impuestos.

– el de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana, metido con mucho más que cuatro trajes en los engranajes de la red corrupta de Correa y El Bigotes.

– el de Esperanza Aguirre en Madrid, descrito con mucho detalle por su propio compañero de partido Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid.

El último Barómetro del Cis, conocido el lunes pasado, decía que «la clase política, los partidos políticos» ya es, para los españoles, el cuarto problema que más preocupa, sólo superado por «el paro», «los problemas de índole económica» y «la inmigración», y por encima de «el terrorismo, ETA». A comienzos de año, los políticos eran nuestro séptimo problema, ahora son el cuarto, van a llegar al podio en breve.

Aguirre debe rectificar en los coches

Empeñada en convertirse en la verdadera líder de la oposición a Zapatero (y de paso dejar en evidencia a Rajoy), Esperanza Aguirre decidió en mayo pasado que la Comunidad de Madrid no se sumaría al plan del Ministerio de Industria y del Gobierno central de incentivar la venta de coches mediante ayudas públicas. El plan consistía en que, a cada comprador de un coche de hasta 30.000 euros de precio que entregara otro vehículo de más de 10 años de antigüedad, el Gobierno central le daría 500 euros; los fabricantes, 1.000 euros; y las comunidades autónomas, otros 500.

Aguirre anunció que su Gobierno no ponía sus 500 euros y se inventó otro incentivo, otro plan: una reducción del 20% en el impuesto de matriculación de cualquier vehículo, sin límite de precio. Es decir, mucho dinero a los ricos que compren coches caros, y muy poco a los asalariados que compren coches baratos. Veámoslo con dos ejemplos.

Desde enero de 2008, el impuesto de matriculación tienen cuatro tramos diferentes, en función de las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles. Pongamos que el impuesto medio es del 7% sobre el precio de un vehículo. Si en Madrid te compras un coche pequeño, de 12.000 euros, el impuesto de matriculación sería de 840 euros, luego con la reducción del 20% del impuesto el Gobierno Aguirre te descuenta 168 euros. Si te compras un coche de 80.000 euros, como el de Ricardo Costa, el impuesto será de 5.600 euros y la reducción del 20% que te hará Aguirre será de 1.120 euros. (En realidad, la diferencia es mucho mayor, porque el impuesto real de los coches pequeños poco contaminantes es muy reducido, y el de los coches grandes más contaminantes es muy superior al 7%)

A algunos ricos madrileños les habrá ido bien el plan de Aguirre, pero como revitalizador de las ventas de coches parece claro que no funciona. En septiembre, las ventas de coches subieron en el conjunto de España un 18% respecto a septiembre de 2008, y en la comunidad de Madrid cayeron un 7,9%. En octubre, las ventas han subido un 26,4% en el conjunto de España, y han caído un 1,82% en Madrid.

Vistos los datos, quizás Aguirre deba rectificar, como ha hecho con el asunto Cajamadrid. No será menos lideresa si saca la pata.

Desparrame en el PP

Manuel Pizarro, agente de cambio y bolsa pero de origen rural, fichaje estrella de Mariano Rajoy en la campaña electoral de 2008, analizó el jueves pasado con una parábola rural lo que está pasando en el PP: «El ganado tiene que tener un pastor por delante y un perro guardián. El líder tiene que ir delante, llevar un secretario general que ponga orden y un motor muy claro que son los principios, los valores e ideas con los que intentas imantar a la sociedad. (…) Cuando no se hace esto, el ganado se desparrama».

Y tanto que se desparrama el ganado. Las propias palabras de Pizarro son una prueba de que el PP es un puro desparrame. Se desparrama desde el siempre vocinglero ex presidente Jose María Aznar, que, tambien el jueves, le clavaba un puñal más a su sucesor -pedía «un líder, no varios; un partido, no varios; un proyecto, no varios»-, hasta el siempre cauto y discreto Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, que también el jueves negro de Rajoy decía que si esto seguia así no contaran ni con él ni con su equipo para las próximas elecciones.

Se desparrama Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, se desparrama Ricardo Costa, se desparrama ocho pueblos Francisco Camps…

Se desparrama Juan Costa, que hace año y medio estuvo barajando presentarse como alternativa a Rajoy en el PP y que el viernes pasado se cuestionaba en público si el PP tiene realmente el mejor líder posible.

Se desparrama Gallardón, que el lunes pasado apoyaba «por amistad y por convicción» las explosivas declaraciones de su segundo, Manuel Cobo, contra Esperanza Aguirre. Y se desparrama cada día más la propia Aguirre, que ni sigue al pastor Rajoy ni muestra mucho miedo al perro guardián Cospedal desde hace año y medio.

Mariano Rajoy, autoproclamado Santo Job contemporáneo -a mí me recuerda más a San Isidro, que abandonaba las tareas para echarse la siesta, confiado en que los ángeles le araran el campo-, ha convocado para pasado mañana martes un Comité Ejecutivo Nacional del PP en el que, presumiblemente, va a poner orden en el rebaño y acabar con el desparrame. Se ignora si lo hará Rajoy pastoreando: dando doctrina y poniéndose delante del ganado para mostrarle el camino; o si lo hará la secretaria general Cospedal mordiendo: expedientando y sancionando a algunos e interviniendo algunas organizaciones territoriales. Probablemente lo primero no sea ya suficiente, y tenga que haber bastante más de lo segundo. Hay quien piensa que Rajoy y Cospedal se atreverán hasta a nombrar sendas gestoras en Madrid y en la Comunidad Valenciana, quitándoles el poder en el partido tanto a Aguirre como a Camps. No se ve muy probable que se haga en Madrid, donde Esperanza sería muy capaz de fundar otro partido…

Sea como fuere, todo indica que, si la semana pasada fue convulsa para el PP, esta que arranca va a ser clave para el futuro del partido y del propio Mariano Rajoy, al que algunas encuestas ya sitúan en el peor momento de su liderazgo.

Nuevo frente en la guerra Rajoy-Aguirre

La batalla por la sucesión de Miguel Blesa como presidente de Cajamadrid, que comenzó como un enfrentamiento más entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, se ha convertido en las últimas semanas en otra cosa: en un frente más de la lucha por el poder en el PP; no en el PP regional de Madrid, donde Aguirre ordena y manda todo lo que puede y más, sino en el PP nacional. Lo que está en juego, una vez más, es si Mariano Rajoy sigue liderando el partido o si Esperanza Aguirre toma posiciones para moverle a medio plazo la silla e intenta descabalgarlo.

La semana pasada, en un alto en los líos internos que sufre el PP por el caso Gürtel, la batalla de Cajamadrid registró momentos estelares. Quedó claro que el candidato de Aguirre para presidir la caja es su vicepresidente, Ignacio González, y quedó también claro que Rajoy no lo quiere en absoluto en ese puesto. No está aún claro si Rodrigo Rato se ha ofrecido a Rajoy para el puesto ni quién ha movido el nombre de Luis de Guindos.

Esta semana, los movimientos bélicos han comenzado con una entrevista explosiva en El País a Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid y mano derecha de Gallardón. Cobo dice cosas tan fuertes sobre sus compañeros de partido de la facción de Aguirre, incluida la propia Esperanza, que ésta ha reaccionado convocando una reunión del Comité Regional de Derechos y Garantías del PP donde se podría hablar, incluso, de expulsar a Cobo del partido. Pero hete aquí que Cobo es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP, por lo que sólo podría discutir y tomar resoluciones sobre sus declaraciones el Comité Nacional de Derechos y Garantías, que controla Mariano Rajoy.

¿Se atreverá Aguirre a sancionar a Cobo? ¿Refrendará Rajoy más arriba esas hipotéticas sanciones? ¿Quién tendrá la última palabra? Sea como fuere, parece que acaba de abrirse otro frente en la pugna de poder entre Rajoy y Aguirre. Tras el frente Cajamadrid, el frente Cobo.

Un puente festivo, buena ocasión para dimitir

Esta tarde se abre un largo puente festivo, un buen calendario para cortar cabezas o presentar dimisiones por el caso Correa sin desencadenar mucho ruido en los medios de comunicación. Sobre todo en la Comunidad Valenciana, donde hoy viernes también es fiesta y la población ya se ha ido a la playa o al campo. Máxime cuando hay que responder cuanto antes al movimiento de ayer de Esperanza Aguirre en su estrategia para disputarle la silla a Mariano Rajoy.

Don Vito, Don Mariano, Doña Esperanza

El levantamiento, ayer, de un tercio del sumario que se instruye en el TSJ de Madrid sobre el caso Gürtel o Correa ha sacudido los cimientos del PP. Como se sospechaba por los intentos desesperados de las últimas semanas de la dirección del partido por desacreditar a jueces, fiscales y policías, no eran casos aislados de corrupción de algunos dirigentes lo que había detrás de la trama de Correa y el Bigotes: era, o es, una corrupción generalizada, amplísima, de la que se nutrían no sólo garajes, armarios y cuentas corrientes de bastantes altos cargos populares sino también las arcas del propio partido. Por si hubiera alguna duda sobre a qué se dedicaba la red de corruptores y corrompidos, el máximo dirigente, Francisco Correa, había dado instrucciones a sus ayudantes para que le llamaran Don Vito, el nombre del capo del libro y la película El Padrino.

Otro don, don Mariano Rajoy, pidió ayer en público «indiferencia» y «olvido» sobre estos asuntos, sin nombrarlos. No creo que le vayan a hacer mucho caso ni los jueces ni los fiscales ni la Policía ni la prensa ni la opinión pública… ni una parte de su propio partido. Porque una doña, atención, doña Esperanza Aguirre, lamentaba también ayer que se haya levantado sólo una parte del secreto del sumario, luego ha pedido lo contrario que su jefe político, ha pedido más atención y más luz y más taquígrafos, y ninguna indiferencia y ningún olvido.

¿Por qué? ¿Qué hay en la parte aún secreta del sumario? ¿Algún «lío morrocotudo» de Don Vito que perjudica mucho a don Mariano, rival de doña Esperanza en la lucha por el poder en el PP que se libra desde hace año y medio? Aguirre está salpicada (muchísimo: un ex consejero suyo y varios diputados autonómicos suyos y varios ex alcaldes suyos están ya imputados y bajo fianza), y Aznar y Fraga y Cascos y Camps… ¿Quiere Aguirre que el propio Rajoy resulte cuanto antes salpicado más directamente aún que lo que ya le salpicó el tesorero, Bárcenas?

Los partidarios de Aguirre en la lucha del poder en el PP, y sus medios de comunicación afines, andan estos días recordando una y otra vez que doña Esperanza tomó medidas, cortó cabezas, destituyó de inmediato a aquellos de los suyos que habían hecho negocios con Don Vito, que ella había afrontado sus responsabilidades, en suma, mientras que otros (léase Camps, léase Rajoy) no lo habían hecho. Consideran estos tratadistas que aquellas decisiones de Aguirre la dejaron limpia, y que la inacción de Rajoy y lo que esconde aún el sumario lo manchan y lo debilitan, lo convierten en una pieza que aún se puede abatir.

En una película basada en prácticas de la mafia, la trama seguiría quizás así: en dos telediarios, algún detalle nuevo del sumario abofetearía directamente a Don Mariano. En tres telediarios, algún dirigente de segundo nivel y no significado en el pulso marianistas-aguirristas visitaría al líder y le diría con voz ronca: «No es nada personal, amigo. Traigo un recado de los chicos… Creen que es mejor que lo dejes». Y en cuatro telediarios se convocaría un congreso extraordinario del PP al que llegaría como caballo blanco, como gran tabla de salvación del partido, Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma.

Pero eso pasaría en el cine, y esto es la vida real.