¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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El rey debe nominar un candidato con rapidez

En su estrategia para lograr la investidura de Rajoy, el PP amplió hace ya unos días su campo de presión, de modo que les llegara no solo a Pedro Sánchez (PSOE) y a Albert Rivera (Ciudadanos), sino incluso al propio rey.

«Intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar», escribí el pasado 17 de julio.

La estrategia ha dado ya algún fruto, al menos a efectos de opinión publicada. Dirigentes políticos ( y no solo del PP), analistas diversos, algunos periódicos… dan por hecho, y les parece normal, que el monarca probablemente no nomine a nadie cuando el jueves acabe la ronda de consultas con los representantes de los diferentes grupos políticos que ha comenzado hoy.

No lo es, no es normal. El artículo 99 de la Constitución dice en su punto 1, literalmente:

«Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno».

Es cierto que no hay un plazo concreto, pero esa forma de redacción adoptada por los padres de la Carta Magna -«previa consulta… propondrá un candidato»- parece más una invitación a la inmediatez que a lo contrario, al retardo.

En el Diccionario de la Real Academia, «previo» o «previa» se define como «anticipado, que va delante o que sucede primero», y tanto «delante» como «primero» apuntan a una sucesión inmediata, a un «detrás» y a un «segundo» que no se demoran.

Empujar al rey a que demore su propuesta de candidato es hacerle correr riesgos reputacionales innecesarios e incluso poner en cuestión su neutralidad.

El rey debería proponer a un candidato cuanto antes. ¿Y a quién? Si, con lo que le están contando los distintos líderes, no ve clara Felipe VI la investidura de ninguno, tendría que empezar por proponérselo a Rajoy, cuyo partido fue el más votado el 26-J y es el que más síes tiene ya asegurados, los 137 del PP, y más posibilidades de sumar los que le faltan.

Si no propusiera a nadie, si se tomara el rey demasiado tiempo, estaría demorando el procedimiento y la puesta en marcha de los pasos y los plazos que prevé el artículo 99 de la Constitución en sus siguientes puntos -la celebración del pleno de investidura, las votaciones, la cuenta atrás de dos meses para convocar elecciones si no queda otra…-, lo que podría interpretarse como una colaboración indebida de Felipe VI en la estrategia del PP y una posible merma de derechos del resto de grupos políticos, que no tendrían la oportunidad de jugar su propia baza en una investidura alternativa.

Estaría en cuestión, en definitiva, el papel de árbitro y moderador que la Constitución establece para el rey.

Ana Pastor, ante el reto de la independencia

Ha habido cierta unanimidad política y mediática en que ha sido un acierto promover a Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados. Se ha elogiado su carácter dialogante, su tono moderado, su capacidad de trabajo, su gestión en Fomento (con algunas lagunas, como el Alvia), su ninguna sombra de corrupción… Dividida y despistada la izquierda y pactado por PP y Ciudadanos -y por algunos nacionalistas, según vimos- que el presidente de la Cámara sería un dirigente del primero de ellos, pocos en el partido de Rajoy podían presentar un perfil, como el de Pastor, que fuera admisible para el resto.

Ana Pastor, sin embargo, ha de pasar aún por algunas pruebas que ratifiquen -o que desmientan, esperemos que no- su idoneidad para el cargo. La principal, demostrar que ejerce el liderazgo de uno de los tres poderes del Estado, el Legislativo, sin someterse a los caprichos y dictados del poder del que ella misma procede, el Ejecutivo.

Pastor es muy cercana a Rajoy, al que admira y al que reconoce como su jefe político directo, un jefe al que ni se le rebate ni se le cuestiona, solo se le obedece. Le ha mostrado durante años una lealtad absoluta, superlativa. Tras todo ese pasado al servicio de Rajoy, ¿entenderá ahora Ana Pastor que ha de poner cierta distancia y tener criterio propio y ejercerlo, incluso aunque contraríe al presidente del Gobierno en funciones? ¿Tomará algún día alguna decisión relevante al frente del Congreso que perjudique a Rajoy?

En estos días de rondas de contactos del Rey y de idas y venidas de Ana Pastor de la Carrera de San Jerónimo a Zarzuela y de diálogo con todos los grupos parlamentarios va a tener Pastor una primera gran oportunidad de añadir a sus calificativos uno nuevo: independiente, autónoma. Hasta la semana pasada era una diputada y dirigente del PP. Ahora ya no, ahora ocupa la tercera magistratura del Estado y es la presidenta de todo el arco parlamentario. Ha de ejercer el cargo con absoluta independencia. Ha de ser independiente y parecerlo.

Y ahora, a presionar al Rey

«Que negocie el señor Rajoy en serio, con propuestas, no con amenazas ni chantajes», decía Pedro Sánchez el pasado miércoles, tras su reunión de hora y media con el líder del PP. No parece que le vayan a hacer mucho caso al líder socialista. Si a partir de ahora hay propuestas, previsiblemente serán muy ligeras, muy leves, solo para poder decir ante la opinión pública que se han hecho. Nada lo suficientemente contundente como para que le pueda servir al PSOE y a Pedro Sánchez para desdecirse del triple no, o al menos del último (no a la gran coalición, no al apoyo directo a la investidura de Rajoy, no a una abstención), y explicárselo a su electorado sin que se le vaya en masa a Podemos.

Las amenazas y chantajes que decía Sánchez no sé si van a seguir. La presión de estas ultimas tres semanas, con seguridad va a continuar con Sánchez, para que ceda una abstención, y con Albert Rivera, para que la abstención de segunda vuelta la convierta en sí de segunda o incluso de primera vuelta, y con alta probabilidad al Rey. ¿De qué modo?

«El rey se equivocó en enero, cuando ofreció a Sánchez que intentara la investidura». «A su padre, más veterano, no le hubiera pasado». «No tenía que haberse echado a nadar en una piscina sin agua». «El fracaso de Sánchez fue también un fracaso para el rey». … Son comentarios que he escuchado en los últimos días en el cogollo del PP. Y a renglón seguido, alguno: «Ahora, si todo sigue así, el Rey no tiene que ofrecerle a nadie la investidura tras la ronda de consultas, tiene que dejar que los partidos sigan hablando». Es decir, desde el PP intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar.

Y, con ese bloqueo de la situación arrancado sagazmente a Felipe VI, seguir presionando a Ciudadanos y sobre todo al PSOE con lo de la responsabilidad de Estado, Bruselas, la urgencia de fijar el techo de gasto, los Presupuestos de 2017, la financiación autonómica (o sea, los barones socialistas que gobiernan)… y portadas, editoriales, columnas de ilustres has-beens y encuestas a medida y bien cocinadas en la prensa afín, ya casi toda.

Tras el triple no del PSOE, la presión vuelve a Rajoy

Trece días después del 26-J, Mariano Rajoy está donde estaba el día de las elecciones, cuando celebraba el resultado. Tiene garantizados en el Congreso de los Diputados 137 votos afirmativos, los de su partido, el PP, y ni uno más, y estamos muy probablemente a menos de trece días de la ronda de consultas del rey para proponer un candidato a la investidura. Se ha comido ya Rajoy la mitad de su plazo ordinario.

El miércoles 29 de junio, Rajoy anunció personalmente que al día siguiente, jueves 30, llamaría a Pedro Sánchez, el líder del PSOE. Ni lo hizo ese día ni lo ha hecho después. Decidió cambiar el orden de los contactos, ir de menor a mayor en su llamada a los grupos políticos y esperar a que el PSOE celebrara el Comité Federal previsto para hoy, 9 de julio. ¿Qué había provocado ese cambio de estrategia? Quizá que alguien le aconsejó a Rajoy que volviera el foco y la presión hacia el PSOE y que dejara que Sánchez se cociera en su propia salsa de las tensiones entre algunos dirigentes socialistas. Quizá que alguien le aseguró al presidente del Gobierno en funciones que esta vez Sánchez claudicaría a las medianas presiones internas y a las fortísimas presiones externas, y le cedería a Rajoy al menos la abstención socialista para ser investido.

Si la nueva estrategia era esa, no le ha funcionado al PP. El Comité Federal del PSOE y los tres no de Sánchez a Rajoy -«no a la gran coalición, no a apoyar desde fuera un gobierno del PP y no a apoyar la investidura de Mariano Rajoy», ha dicho- devuelven el foco y la presión del calendario al líder del PP, y de modo muy notorio. Hoy, cuando ya se sabía el triple no del PSOE, a Rajoy se le ha preguntado si esta vez aceptará el encargo del Rey -si se produce- de ir a una sesión de investidura, y Rajoy no lo ha aclarado.

¿Declinará de nuevo el líder del partido más votado la invitación de Felipe VI, como hizo en enero pasado? Una pista: se lo pregunté anteayer jueves en Las mañanas de RNE (minuto 18 de la entrevista) a Andrea Levy, vicesecretaria general del PP, y dijo esto: «A la investidura se va para ser investido».

Marhuenda, Pablo Casado, Sergio Pascual y Gerardo Tecé, entre los ganadores del premio Gurú 2016

La porra electoral de políticos y periodistas con la que clavamos el resultado del 20 de diciembre pasado no ha sido tan certera este 26 de junio, si bien acertó bastante más que muchas de las encuestas generales publicadas durante la campaña y que todas las israelitas hechas a pie de urna anteayer domingo y que divulgaron varias teles y radios al cerrar los colegios electorales. Nuestra porra -lanzada por sms, Whatsapp y Telegram desde mi móvil, donde también se recibían las apuestas- decía que el PP ganaba, y ganó; que el PSOE aguantaba bastante bien, y así fue; que Unidos Podemos no superaba al PSOE y no habría sorpasso, y no lo hubo; y que Ciudadanos caía algo en votos y bastante en escaños, y eso fue también lo que pasó.

Publiqué aquí en el blog las medias que daba la porra pocos minutos después de las ocho de la tarde del domingo. Como veis, el resultado de Ciudadanos casi lo clavamos con la media de los diferentes panelistas, que eran varias docenas de políticos y de periodistas muy diversos. Dijimos que lograría el 12,37% de los votos y 32/33 escaños, y tuvo finalmente el 13,05% en votos y 32 escaños. En el del PSOE, también nos aproximamos bastante: nos salía de media que lograría el 21,5% de los votos y 87/88 escaños, y consiguió el 22,66% y 85 diputados. Aunque con PP y con Unidos Podemos nos equivocamos bastante, creo que podemos dar al conjunto de los participantes no el Premio Gurú 2016, pero sí al menos un accésit.

Vamos ahora con aquellos participantes individuales que han tenido un alto grado de acierto en algunos resultados parciales. Os revelo sus nombres, previo permiso suyo (como establecían mis bases). Y son…

-Francisco Marhuenda, director del diario La Razón. Acertó casi de pleno con el PP y en parte con el PSOE. En su apuesta, dijo que el PP tendría el 33% de los votos y 135 escaños y que el PSOE se llevaría el 22% de los votos, como veis muy muy cerca del resultado real.

-Pablo Casado, vicesecretario general y diputado del PP. Se aproximó mucho al resultado en escaños del PP (dijo 130) y clavó con exactitud el de PSOE, al decir que serían 85.

-Inmaculada Rodríguez-Piñero, eurodiputada del PSOE. Acertó al milímetro los escaños del PSOE (85) y se acercó muchísimo en los votos, pues le pronosticó el 21,9%.

-José Manuel López, portavoz del Grupo Podemos en la Asamblea de Madrid. Acertó con los 85 escaños del PSOE.

-Sergio Pascual, diputado y exsecretario de Organización de Podemos. Se aproximó mucho a los resultados de Ciudadanos, al apostar que tendría el 13% de los votos y 30 escaños.

-Mayte Alcaraz, adjunta al director de Abc, que acertó los 85 escaños del PSOE.

-Pere Rusiñol, socio y redactor de la revista Alternativas Económicas, que acercó mucho al resultado en votos del PSOE (dijo 23%) y de Ciudadanos (le dio el 13%).

-José Manuel González Huesa, director de la agencia Servimedia, que se acercó bastante al resultado en escaños del PP (dijo 130) y aún más al de votos de Ciudadanos, al pronosticarle el 13%.

-Gerardo Tecé, tuitero, columnista y matemático, que se acercó mucho al resultado del PP al darle el 32% de los votos y 133 escaños.

-Victoria Luna, redactora de 20minutos, que le pronosticó al PSOE el 22% de los votos y 87 escaños.

-Pilar Bello, jefa de Opiniones de 20minutos, que fue quien más se aproximó al resultado en escaños de Unidos Podemos, al darle 74 asientos.

Dos de los premiados, Francisco Marhuenda y Pablo Casado, tienen además otro mérito: ya estuvieron entre los ganadores de los Premios Gurú 2015, con las elecciones de diciembre pasado.

Enhorabuena a los premiados, y gracias a todos por vuestra participación en la iniciativa. Visto el resultado, individual y colectivo, repetiré con el mismo panel en 2020… o en octubre o noviembre próximos, si tenemos nuevas elecciones. Espero que sigamos acertando al menos mucho más que las llamadas encuestas israelitas.

El PSOE frena a Unidos Podemos en las grandes ciudades

Los cambios políticos relevantes suelen comenzar en las grandes ciudades, entre la población que reacciona y evoluciona más rápidamente a los impulsos del cambio social. Así ha ocurrido en España en los últimos años, desde las multitudinarias acampadas en las plazas en 2011 (el 15-M, al que mucha prensa extranjera llamó la Spanish Revolution) a las elecciones municipales del pasado año, cuando candidaturas impulsadas o apoyadas por Podemos u otras formaciones nuevas de izquierda lograron hacerse con las Alcaldías de varias grandes ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia (Compromís), Zaragoza, A Coruña, Badalona…

En las elecciones generales de diciembre pasado, la pujanza de la nueva izquierda representada por Podemos y sus confluencias se mostraba especialmente en ese tamaño de hábitat muy poblado: como contamos aquí, el 20-D Podemos superó en votos a la izquierda tradicional, la del PSOE, en 17 de las 25 ciudades españolas más pobladas. En todas, excepto en las cinco andaluzas de la tabla (Sevilla, Málaga, Córdoba, Granada y Jerez), en dos mediterráneas (Elche y Cartagena) y en una del interior, Valladolid.

Pero ayer, y a pesar de que Podemos concurría en teoría muy reforzado, al haber metido a IU bajo la marca común de Unidos Podemos, el PSOE logró revertir un poco a su favor esa batalla por la hegemonía de la izquierda. Mantienen los socialistas la primacía sobre Unidos Podemos en las ocho grandes ciudades donde la tuvieron en diciembre… y dan la vuelta a la situación en dos grandes ciudades más: Zaragoza (la quinta más poblada) y Murcia (la séptima). El tanteador pasa de 8-17 a 10-15. Además, el partido de Pedro Sánchez recorta de modo notable la ventaja en la mayoría de ellas la formación que tiene a su izquierda.

Véase el caso de Madrid, la ciudad española más populosa. En diciembre pasado, Podemos cosechó 376.283 e Izquierda Unida 96.366 más, frente a los 306.887 del PSOE. Ayer, Unidos Podemos bajó mucho, logró 367.052 votos en total (frente a los 472.649 de la suma del 20-D), y el PSOE subió ligeramente, hasta los 329.923 votos. Les ha recortado el PSOE a su alternativa de izquierdas, por tanto, en torno a dos tercios de la ventaja que le llevaban.

¿Ha sido IU el freno de Podemos o ha tocado techo Podemos en su crecimiento en las grandes ciudades?

El misterio de los 1,2 millones de votos de izquierda desaparecidos

Los demoscópicos, estadísticos y expertos electorales varios con los que hablo esta mañana se hacen la misma pregunta que yo, que soy de letras, me hacía de madrugada, hace unas horas.

No hay por ahora respuestas sólidas. Sólo hipótesis, que dicen que una parte de esos votos de izquierda y centroizquierda del 20 de diciembre pasado se han ido a la abstención, otros se han convertido en votos nulos adrede (tachando a Pablo Iglesias o a Íñigo Errejón o a Alberto Garzón en la papeleta de Unidos Podemos, por ejemplo; o a Pedro Sánchez en la del PSOE), otros a voto en blanco, otros a Ciudadanos, que a su vez habría tenido mucho más fugas hacia el PP que esos 390.000 votos menos logrados por la formación naranja ayer respecto a diciembre… Pero sigue sin cuadrar. A falta de contabilizar el voto CERA de residentes en el exterior (casi dos millones de electores, es verdad, pero siempre con participaciones muy bajas), la abstención fue ayer similar a la registrada en diciembre pasado, algo más del 30% en ambos casos; los nulos también fueron muy parecidos (225.888 ayer frente a 226.997 en diciembre)los votos en blanco también (178.521 ayer por 187.771 hace seis meses)…

¿Será simplemente que la abstención ha cambiado de zona ideológica, y que en diciembre pasado se abstuvo mucho la derecha y ayer se abstuvo mucho la izquierda? Nos lo dirá la postelectoral del CIS, pero probablemente ya será pasado el verano…

Y si así fuera, ¿por qué? Los abstencionistas de derechas de diciembre, probablemente por castigar al PP de la corrupción y los recortes. ¿Y los abstencionistas de izquierdas de ayer? ¿Por cansancio, por desidia, por vértigo y miedo tras el brexit y el apocalipsis que relataban algunos medios, por reacción indignada a lo mal que gestionó la izquierda -Pedro Sánchez y sobre todo Pablo Iglesias, que es el que más votos pierde- la oportunidad de marzo pasado de sacar a Rajoy de la Moncloa…?

 

El 26-J, premios Gurús 2016: vuelve la porra que acertó el 20-D

El 20-D, el día de las anteriores elecciones generales, hice vía Whatsapp y sms durante las horas de votación una porra entre varias docenas de políticos y periodistas. Cerré la recepción de apuestas a las 19h. y publiqué aquí en el blog el resultado colectivo pocos minutos después de las 20h., cuando se acababan de cerrar las urnas reales. Mis panelistas casi clavaron el que horas después fue el resultado real. Dijeron esto y pasó esto:

-Que el PP ganaba las elecciones con el 27,38% de los votos y 124 diputados, y logró realmente el 28,72% y 123 escaños.

-Que el PSOE sumaría el 21,2% y se haría con 86 diputados, y tuvo un poquito más: el 22,01% y 90 diputados.

-Que Podemos y sus confluencias lograrían el 20,7% y 67 diputados, y fueron realmente el 20,66% y 69 asientos.

-Que Ciudadanos tendría el 15,4% y 45 diputados, y fueron un poco menos: el 13,93% de los votos y 40 escaños.

Dos días después, desvelé -con su permiso- el nombre de aquellos participantes en la porra que habían acertado o que más se habían acercado en algunos resultados parciales -Pablo Casado, César González Antón, Ignacio Escolar, Luis Alegre, Fran Llorente, Francisco Marhuenda, Manuel Marín y Carlos E. Cué-, proclamé a todos ellos en particular y al colectivo en general como Gurús 2015 y añadí esto:

Enhorabuena a los premiados, y gracias a todos por vuestra participación en la iniciativa. Visto el resultado, individual y colectivo, repetiré con el mismo panel en 2019… o en mayo/junio próximos, si tenemos nuevas elecciones.

Lo prometido es deuda. Este domingo, 26-J, organizaré también la porra y, dado el acierto del colectivo en la experiencia anterior, con pocos cambios en el listado de panelistas. A las 20h del domingo, cuando se cierren las urnas reales, publicaré aquí, en el blog, los datos de media colectiva de nuestra porra. Estad atentos, que, como el 20-D, nuestros panelistas pueden acertar más que las encuestas a pie de urna que publicarán teles y radios.

Qué harán los cuatro grandes partidos esta última semana

Panorama aún bastante abierto el que dejan varias de las encuestas que se publican hoy, último día hábil para darlas a conocer. Abierto sobre todo, por el alto porcentaje de indecisos (el 22,9% de los votantes, según el estudio de Grupo Heraldo para 20minutos), de ciudadanos que tienen decidido que el próximo domingo van a votar, pero que aún no tienen claro a quién.

A la luz de los datos, a esto parece que jugará estos últimos días de campaña cada uno de los cuatro grandes partidos:

-El PP, a trabajar insistentemente -como hasta ahora- en la polarización del voto -el o yo (Partido Popular) o el caos (Unidos Podemos)- y a llamar cada vez de modo más insistente al voto útil para rebañar sufragios a Ciudadanos sobre todo en las pequeñas circunscripciones donde todo indica que la formación naranja tiene difícil entrar. Son 28 de las 52 del total, según un pormenorizado estudio de GAD3. Veremos mucha siembra ‘popular’ estos días en todas ellas.

-El PSOE, a que no cunda en sus filas el desánimo del posible sorpasso y a movilizar lo más posible a sus muchísimos indecisos, sean los que dudan entre abstenerse y votar o los que dudan -en ese orden- entre PSOE y Unidos Podemos, entre PSOE y Ciudadanos y entre PSOE y PP.

-Unidos Podemos, a mantener lo que le dan casi todos las encuestas: una ligera o incluso cómoda ventaja sobre el PSOE de Pedro Sánchez que le permita llevar la voz cantante de la izquierda en las conversaciones a partir del próximo lunes. ¿Cómo? Con moderación, arriesgando poco, procurando no asustar a los indecisos y no cometer errores (ni uno más como el de Monedero hace unos días).

-Ciudadanos, a recuperar territorio entre los dos grandes que tiene a derecha e izquierda (PP y PSOE), criticando Albert Rivera -como hasta ahora- al PP de Mariano Rajoy y su equipo y ampliando el tiro a partir de ahora a Pedro Sánchez para disputar la frontera a los socialistas y romper con la idea de que el pacto de la legislatura fallida sigue en pie y que C’s es un simple apéndice del PSOE (idea que propagan tanto PP como Unidos Podemos).

Y, en general, ojo a este dato del postelectoral del CIS de las anteriores generales: el 26,9% de los que votaron el 20 de diciembre pasado decidieron qué papeleta metían en la urna durante la última semana de campaña. Entonces se debía a la llegada de las dos nuevas fuerzas emergentes. Ahora no será tan alto, pero si fuera en torno al 20% tendríamos unos 5 millones de votos aún bailando. ¡Muchísimos!

En 2014, Pablo Iglesias mostraba poca admiración por Zapatero

Las incursiones de Pablo Iglesias en el territorio ideológico, social e incluso sentimental del PSOE no paran. La más reciente, ayer con sus largos elogios a la figura del expresidente del Gobierno y exsecretario general del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero -«Creo que Zapatero es el mejor presidente que ha tenido nuestra democracia», «le tengo mucha admiración», es alguien «muy generoso» y «muy sensato», «procuro preguntarle cuando tengo dudas sobre temas importantes»…- ha sido interpretada entre algunos dirigentes socialistas casi como una «apropiación indebida». Están bastante enfadados.

La admiración de Iglesias por Zapatero parece reciente. Hace apenas año y medio, el líder de Podemos no pensaba así del ya entonces exlíder del PSOE. En una entrevista muy larga que le hice a Iglesias en noviembre de 2014, hablamos de diferentes dirigentes del PSOE. Elogió a Juan Negrín, a Juan Fernando López Aguilar y, con algunos matices, a Felipe González, y cuando le pregunté sobre Zapatero y sobre Pedro Sánchez me dijo esto:

-Sin desmerecerles en ningún caso y desde todo el respeto, creo que no están a la altura histórica de lo que representó Felipe González. Creo que Zapatero encarnó las ilusiones de mucha gente y tomó algunas medidas que merecen respeto, pero creo que cuando le dijeron que estaba sentado sobre una bomba de relojería, que se llamaba crisis financiera, le faltó la altura política para asumir lo que eso implicaba. Los socialistas deberían reconocer que se habían equivocado con Maastricht y que se habían equivocado dejando que España se convirtiera en una colonia de los países del norte de Europa, y, sin embargo, Zapatero hizo lo que le mandaron desde Berlín.

Ignoro si el cambio de opinión de Iglesias sobre Zapatero se produjo poco después de aquella entrevista, cuando se conocieron y hablaron largamente en una famosa cena discreta en casa de José Bono (ambos cuentan en privado buenas percepciones sobre el otro) o si ese cambio de opinión ha sido ahora, más recientemente, cuando Iglesias ha visto que en el PSOE apenas se saca pecho de algunos de los principales logros de Zapatero, sobre todo en políticas de derechos ciudadanos, y cuando ha sabido, además, que la relación personal de Zapatero con Sánchez está algo deteriorada, que lo está.

P.D. En aquella entrevista, por cierto, también le pregunté a Iglesias si se veía mas cerca del comunismo o de la socialdemocracia. «Programáticamente, claramente de la socialdemocracia», me contestó. Pero agregó después: «Tanto la socialdemocracia como el comunismo forman parte de un mundo político que murió».