¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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El fusible Soria salta para preservar a Rajoy de la subida de tensión en el PP

El caso Soria -su promoción por el Gobierno de Rajoy a un alto cargo en el Banco Mundial pese a que hace apenas cinco meses cayó como ministro tras saberse que había gestionado empresas en paraísos fiscales- tenía todos los componentes del PP menos presentable: amiguismo, prepotencia, trapacería, corruptelas, mentiras, abuso de poder… El hecho de que se conociera la promoción del exministro justo cuando, el viernes pasado, cosechaba Rajoy su segunda derrota parlamentaria como candidato a presidente del Gobierno cargaba de razón a toda la oposición: Rajoy es el dirigente político menos indicado para regenerar la vida pública.

Ahora, tras cuatro días de toneladas de mentiras por parte del Gobierno y de balones fuera y bobaliconadas tramposas de Rajoy («Soria es un funcionario que ha participado en un concurso”, decía ayer), rectificación en toda regla: Soria renuncia a la plaza, «a petición del Gobierno», según el propio exministro. ¿Por las críticas de la oposición? No lo creo. Más bien por estas otras dos razones: para que el caso Soria no fuera utilizada por el PSOE para convencer a Podemos y a Ciudadanos de un acuerdo de mínimos para desalojar de la Moncloa al PP de Rajoy y, sobre todo, para que las crecientes críticas internas entre dirigentes del PP por este caso -Valdeón Herrera, Cifuentes, Feijoo, Aguirre, Bonig…- no se convirtieran en algo de mayor calado: el cuestionamiento del propio Rajoy como el candidato idóneo del PP a la investidura como presidente. El fusible Soria ha saltado para que la subida de tensión eléctrica interna en el PP no llegara a Rajoy.

Pedro Sánchez debe ser más explícito y darse prisa

El pasado viernes fue un día negro para Rajoy y para el PP. El presidente en funciones cosechó su segunda derrota en la investidura, y su equipo y su partido mostraron su peor cara.

Por la mañana, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, para presionar a Pedro Sánchez, amagaba con tomar de rehenes a funcionarios y jubilados, a quienes no se les podría según ella retocar en enero sus sueldos si el Gobierno seguía en funciones, cosa falsa de toda falsedad.

Por la tarde, en el debate, Rajoy veía no solo cómo Sánchez seguía en el no e insinuaba que intentaría una alternativa, sino también cómo Albert Rivera daba por concluido su pacto con el PP, al que incluso le pedía otro candidato «viable» que no fuera Rajoy. La bronca que al líder de Ciudadanos le echaba el portavoz del PP, Rafael Hernando, era casi una invitación a Rivera a que se fuera con el PSOE. El remate fue el anuncio por el Gobierno de que promocionaba para un alto puesto en el Banco Mundial a José Manuel Soria, un ministro que cayó hace cinco meses, salpicado en un caso de corrupción. La regeneración de Rajoy se mostraba como pura fachada.

El viernes negro de Rajoy le pone un poco más fácil a Sánchez su intento de montar una alternativa con las que él llama «fuerzas del cambio»: PSOE, Podemos y Ciudadanos. No es sencillo, pero es posible. Sánchez ha de ser cuanto antes más explícito y concreto en su anuncio y darse prisa en abrir conversaciones. De otro modo, parecerá que el amago del viernes era un brindis al sol y que está buscando unas terceras elecciones…. y que el responsable sea otro.

Sánchez insinúa que lo intentará de nuevo… y el PP se enfada con Rivera y casi lo empuja hacia el PSOE

Además de la segunda derrota de Mariano Rajoy en su intento de ser investido presidente del Gobierno, el debate ha traído una novedad inesperada: el llamamiento de Pedro Sánchez «a las fuerzas del cambio» a buscar una solución, lo que puede entenderse como que el líder socialista va a intentar de nuevo la conformación de una alternativa al candidato del PP.

Las palabras exactas de Sánchez han sido estas, y pronunciadas sin leer, como si no las llevara escritas:

«La responsabilidad de todos y cada uno de los diputados y diputadas que presentamos una candidatura el pasado 26 de junio para cambiar las cosas en nuestro país, la responsabilidad de todos y cada uno los diputados y diputados que conformamos todos los grupos parlamentarios que representamos a las fuerzas políticas del cambio el pasado 26 de junio, la responsabilidad que tenemos es la de ofrecer una solución a este país, al atasco político en el que lo ha introducido el candidato Mariano Rajoy. Y no les quepa duda, señorías. Si actuamos todos con altura de miras y con generosidad, estoy convencido de que encontraremos esa solución y no les quepa duda de que el grupo parlamentario socialista formará parte de esa solución».

En marzo, cuando Sánchez intentaba su investidura, «las fuerzas políticas del cambio» eran para él, además del PSOE, los dos partidos emergentes con los que estuvo negociando: Ciudadanos y Podemos.

Poco después, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, le pedía a Sánchez que lo intente de nuevo -«a lo mejor es su última oportunidad, aprovéchela»- y Albert Rivera daba por terminado hoy su pacto con el Partido Popular y le sugería a este que buscara otro candidato que tenga una investidura «viable» -es decir, asegurada-, lo que le valió al líder de Ciudadanos una sonora bronca por parte del portavoz popular, Rafael Hernando. Tan iracunda, que parecía una invitación del PP a Ciudadanos para que se fuera de nuevo a hablar con el PSOE.

El pleno de la segunda derrota de Rajoy abre puertas que parecían cerradas.

10 frases de Rajoy en marzo que hoy probablemente no se diga a sí mismo

En marzo pasado, cuando Pedro Sánchez se presentó a la sesión de investidura sin tener los apoyos suficientes que se la garantizaran, Mariano Rajoy le dedicó en el pleno del Congreso al candidato socialista un discurso despectivo, lleno de frases muy celebradas entre los diputados del PP. Estas son algunas:

1- «Toda esta representación ha venido precedida de otra no menos teatral y altisonante. Me refiero a la solemnísima firma de un acuerdo de muy limitada relevancia, pero que se ha presentado con una escenografía que nos hacía pensar que estábamos ante una página histórica de dimensiones sólo comparables al Pacto de los Toros de Guisando».

2- «Lo natural, incluso lo honesto, hubiera sido que usted comunicara al Rey eso tan sencillo de lo he intentado, pero no ha sido posible».

3- «Ha consumido el mes en postularse para un puesto a sabiendas de que no reunía las condiciones para obtenerlo».

4- «Viene aquí sin Gobierno y sin apoyos, esperando que los demás le arreglen lo que usted no ha querido arreglar, porque su Señoría estaba pensando en algo que le importa mucho más: su propia supervivencia».

5- «Si está usted representando una comedia, si es evidente que estamos ante una candidatura ficticia e incompleta, no sé bien a qué hemos venido, Señoría».

6- «En fin Señoría, no lo tome a mal, pero nos ha entretenido durante un mes para nada. Ya sé que han estado trabajando mucho, pero, dado lo poco que les cunde, más les valía no proclamarlo».

7- «Si alguien supone que mi grupo puede aceptar el papel de comparsa que se nos asigna en este cortejo, se está equivocando».

8- «¿Quién nos garantiza que no volverán ustedes a las andadas? ¡Ojalá pudiéramos creerlo! Sería muy tranquilizador. ¡Ojalá pudiéramos creerlo! Pero no podemos. Debe usted reconocerme, además, que su trayectoria personal no le avala».

9- «Son tantas las diferencias entre lo que dice usted y lo que dice su socio que empezamos a pensar que ninguno de los dos sabe exactamente lo que ha firmado. O lo saben y pretenden engañarnos a todos los demás».

10- «El diccionario de la Real Academia define la palabra bluf como montaje propagandístico para crear un prestigio que posteriormente se revela falso. Me parece que está bien descrito».

Es altamente improbable que Rajoy, que también llega a la investidura sin los apoyos suficientes para sacarla adelante, se aplique hoy a sí mismo alguna de ellas. Mañana, en su réplica, Pedro Sánchez aludirá en su discurso a algunas, según fuentes socialistas, «pero eludiendo aquellas desafortunadas expresiones en tono displicente que utilizó Rajoy para menospreciar el acuerdo con Ciudadanos».

¿Volveremos a oír hablar de los toros de Guisando?

Elecciones en diciembre… o no

La reunión de esta mañana de Mariano Rajoy con Pedro Sánchez -corta, de unos 30 minutos; y «perfectamente prescindible», según el líder socialista- ha dejado claras al menos tres cosas:

Una, que el PSOE sigue firme en su no a Rajoy pese a que las presiones que acechan a su líder desde las elecciones del 25 de junio se han recrudecido tras el acuerdo entre PP y Ciudadanos.

Dos, que Rajoy no va a dar una espantada y, contrariamente a lo que él mismo insinuó hace un mes, cuando el Rey le encargó que intentara la investidura, va a presentarse ante el Congreso de los Diputados a una votación pese a saber que la tiene perdida de antemano.

Y tres, que el parón institucional se acaba, y pasado mañana por la tarde, tras la primera votación, se pondrá en marcha el mecanismo constitucional que nos llevaría en unos meses a unas nuevas elecciones… o no.

¿Son ya ciertas, inevitables e ineludibles esas terceras elecciones generales seguidas? Aún no. Queda partido. En los dos meses de plazo constitucional entre el primer no (el del miércoles próximo) y la disolución de las Cortes, aún veremos nuevas etapas de esta larga carrera. Así se desprende tanto de las palabras de Rajoy -«Seguiré intentándolo con el PSOE porque es la llave»- como de las palabras -«el PSOE estará en la solución»- y en los silencios de Sánchez. Daba la impresión esta mañana, en sus respectivas comparecencias, de que ambos tienen, para después del viernes 2 de septiembre, algún plan alternativo a sentarse a esperar la convocatoria de unas nuevas elecciones. Y Ciudadanos y Podemos -a los que según algunas encuestas les puede ir mal en unos nuevos comicios-, probablemente también. Y los independentistas catalanes, quizás también. Y el PNV, en función de cómo le vaya en las elecciones vascas del próximo 25 de septiembre, otro tanto.

Elecciones vascas y gallegas, moción de confianza del president catalán, primeras iniciativas legislativas en el nuevo Congreso de los Diputados, relevantes asuntos pendientes y compromisos de España en la UE, algunas citas de riesgo del PP con la Justicia por casos de corrupción, enredos internos en PSOE… El escenario político de las próximas semanas va a ser cambiante, volátil, poco predecible. Diciembre parece cercano, pero en el calendario llegan antes septiembre y octubre, y traerán juego y oportunidades a quien sepa aprovecharlo.

Rajoy, con el vaso medio lleno y llenándose o medio vacío y vaciándose

Puede ser solo un señuelo para atraer al PSOE o a votantes de unas nuevas elecciones o puede que no, que sea mucho más y vayan en serio. Tras el encuentro de hoy con Albert Rivera, a Mariano Rajoy se le ha visto algo más optimista que ayer tras su reunión con Pedro Sánchez.

Veo en la red a algunos reputados rajoyólogos predicando que el presidente del Gobierno en funciones tiene desde hace días los apoyos y las abstenciones que necesita y que ahora está simplemente vistiéndolo todo de esfuerzo colosal, magnanimidad negociadora y éxito de gran estadista. Veo a otros no menos reputados marianólogos predicar lo contrario: que Rajoy ya es consciente de que está en un callejón sin más salida que unas terceras elecciones, y que la escenificación de hoy es en el fondo el primer mitin de la precampaña, con el fin último de arramplar con todos los votos posibles de la abstención, de Ciudadanos, de PSOE y hasta de algunos de los confusos o confundidos exvotantes de Unidos Podemos. No sé, francamente, a cuál de las dos cartas quedarme, si a la del vaso medio lleno y llenándose o al de medio vacío y vaciándose.

PD. Hace unas semanas, le dimos importancia a lo de que Pedro Sánchez decía no a Rajoy «a día de hoy». Luego no hubo nada: ayer ya era un no a secas, sin lo de «a día de hoy». Hoy no sé si le tenemos que dar alguna importancia o al menos alguna intención a lo de Albert Rivera de que «hoy por hoy» no hay alternativa a Mariano Rajoy. Dice el diccionario de la Real Academia que «hoy por hoy» es una locución adverbial que se usa «para dar a entender que algo es o sucede ahora de cierto modo, pero puede cambiar más adelante». ¿Cambiará más adelante esa percepción de Rivera? Y si es que sí, ¿verá la alternativa en Pedro Sánchez o la verá en otro dirigente del PP que no sea Rajoy?

El rey debe nominar un candidato con rapidez

En su estrategia para lograr la investidura de Rajoy, el PP amplió hace ya unos días su campo de presión, de modo que les llegara no solo a Pedro Sánchez (PSOE) y a Albert Rivera (Ciudadanos), sino incluso al propio rey.

«Intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar», escribí el pasado 17 de julio.

La estrategia ha dado ya algún fruto, al menos a efectos de opinión publicada. Dirigentes políticos ( y no solo del PP), analistas diversos, algunos periódicos… dan por hecho, y les parece normal, que el monarca probablemente no nomine a nadie cuando el jueves acabe la ronda de consultas con los representantes de los diferentes grupos políticos que ha comenzado hoy.

No lo es, no es normal. El artículo 99 de la Constitución dice en su punto 1, literalmente:

«Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno».

Es cierto que no hay un plazo concreto, pero esa forma de redacción adoptada por los padres de la Carta Magna -«previa consulta… propondrá un candidato»- parece más una invitación a la inmediatez que a lo contrario, al retardo.

En el Diccionario de la Real Academia, «previo» o «previa» se define como «anticipado, que va delante o que sucede primero», y tanto «delante» como «primero» apuntan a una sucesión inmediata, a un «detrás» y a un «segundo» que no se demoran.

Empujar al rey a que demore su propuesta de candidato es hacerle correr riesgos reputacionales innecesarios e incluso poner en cuestión su neutralidad.

El rey debería proponer a un candidato cuanto antes. ¿Y a quién? Si, con lo que le están contando los distintos líderes, no ve clara Felipe VI la investidura de ninguno, tendría que empezar por proponérselo a Rajoy, cuyo partido fue el más votado el 26-J y es el que más síes tiene ya asegurados, los 137 del PP, y más posibilidades de sumar los que le faltan.

Si no propusiera a nadie, si se tomara el rey demasiado tiempo, estaría demorando el procedimiento y la puesta en marcha de los pasos y los plazos que prevé el artículo 99 de la Constitución en sus siguientes puntos -la celebración del pleno de investidura, las votaciones, la cuenta atrás de dos meses para convocar elecciones si no queda otra…-, lo que podría interpretarse como una colaboración indebida de Felipe VI en la estrategia del PP y una posible merma de derechos del resto de grupos políticos, que no tendrían la oportunidad de jugar su propia baza en una investidura alternativa.

Estaría en cuestión, en definitiva, el papel de árbitro y moderador que la Constitución establece para el rey.

Y ahora, a presionar al Rey

«Que negocie el señor Rajoy en serio, con propuestas, no con amenazas ni chantajes», decía Pedro Sánchez el pasado miércoles, tras su reunión de hora y media con el líder del PP. No parece que le vayan a hacer mucho caso al líder socialista. Si a partir de ahora hay propuestas, previsiblemente serán muy ligeras, muy leves, solo para poder decir ante la opinión pública que se han hecho. Nada lo suficientemente contundente como para que le pueda servir al PSOE y a Pedro Sánchez para desdecirse del triple no, o al menos del último (no a la gran coalición, no al apoyo directo a la investidura de Rajoy, no a una abstención), y explicárselo a su electorado sin que se le vaya en masa a Podemos.

Las amenazas y chantajes que decía Sánchez no sé si van a seguir. La presión de estas ultimas tres semanas, con seguridad va a continuar con Sánchez, para que ceda una abstención, y con Albert Rivera, para que la abstención de segunda vuelta la convierta en sí de segunda o incluso de primera vuelta, y con alta probabilidad al Rey. ¿De qué modo?

«El rey se equivocó en enero, cuando ofreció a Sánchez que intentara la investidura». «A su padre, más veterano, no le hubiera pasado». «No tenía que haberse echado a nadar en una piscina sin agua». «El fracaso de Sánchez fue también un fracaso para el rey». … Son comentarios que he escuchado en los últimos días en el cogollo del PP. Y a renglón seguido, alguno: «Ahora, si todo sigue así, el Rey no tiene que ofrecerle a nadie la investidura tras la ronda de consultas, tiene que dejar que los partidos sigan hablando». Es decir, desde el PP intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar.

Y, con ese bloqueo de la situación arrancado sagazmente a Felipe VI, seguir presionando a Ciudadanos y sobre todo al PSOE con lo de la responsabilidad de Estado, Bruselas, la urgencia de fijar el techo de gasto, los Presupuestos de 2017, la financiación autonómica (o sea, los barones socialistas que gobiernan)… y portadas, editoriales, columnas de ilustres has-beens y encuestas a medida y bien cocinadas en la prensa afín, ya casi toda.

Marhuenda, Pablo Casado, Sergio Pascual y Gerardo Tecé, entre los ganadores del premio Gurú 2016

La porra electoral de políticos y periodistas con la que clavamos el resultado del 20 de diciembre pasado no ha sido tan certera este 26 de junio, si bien acertó bastante más que muchas de las encuestas generales publicadas durante la campaña y que todas las israelitas hechas a pie de urna anteayer domingo y que divulgaron varias teles y radios al cerrar los colegios electorales. Nuestra porra -lanzada por sms, Whatsapp y Telegram desde mi móvil, donde también se recibían las apuestas- decía que el PP ganaba, y ganó; que el PSOE aguantaba bastante bien, y así fue; que Unidos Podemos no superaba al PSOE y no habría sorpasso, y no lo hubo; y que Ciudadanos caía algo en votos y bastante en escaños, y eso fue también lo que pasó.

Publiqué aquí en el blog las medias que daba la porra pocos minutos después de las ocho de la tarde del domingo. Como veis, el resultado de Ciudadanos casi lo clavamos con la media de los diferentes panelistas, que eran varias docenas de políticos y de periodistas muy diversos. Dijimos que lograría el 12,37% de los votos y 32/33 escaños, y tuvo finalmente el 13,05% en votos y 32 escaños. En el del PSOE, también nos aproximamos bastante: nos salía de media que lograría el 21,5% de los votos y 87/88 escaños, y consiguió el 22,66% y 85 diputados. Aunque con PP y con Unidos Podemos nos equivocamos bastante, creo que podemos dar al conjunto de los participantes no el Premio Gurú 2016, pero sí al menos un accésit.

Vamos ahora con aquellos participantes individuales que han tenido un alto grado de acierto en algunos resultados parciales. Os revelo sus nombres, previo permiso suyo (como establecían mis bases). Y son…

-Francisco Marhuenda, director del diario La Razón. Acertó casi de pleno con el PP y en parte con el PSOE. En su apuesta, dijo que el PP tendría el 33% de los votos y 135 escaños y que el PSOE se llevaría el 22% de los votos, como veis muy muy cerca del resultado real.

-Pablo Casado, vicesecretario general y diputado del PP. Se aproximó mucho al resultado en escaños del PP (dijo 130) y clavó con exactitud el de PSOE, al decir que serían 85.

-Inmaculada Rodríguez-Piñero, eurodiputada del PSOE. Acertó al milímetro los escaños del PSOE (85) y se acercó muchísimo en los votos, pues le pronosticó el 21,9%.

-José Manuel López, portavoz del Grupo Podemos en la Asamblea de Madrid. Acertó con los 85 escaños del PSOE.

-Sergio Pascual, diputado y exsecretario de Organización de Podemos. Se aproximó mucho a los resultados de Ciudadanos, al apostar que tendría el 13% de los votos y 30 escaños.

-Mayte Alcaraz, adjunta al director de Abc, que acertó los 85 escaños del PSOE.

-Pere Rusiñol, socio y redactor de la revista Alternativas Económicas, que acercó mucho al resultado en votos del PSOE (dijo 23%) y de Ciudadanos (le dio el 13%).

-José Manuel González Huesa, director de la agencia Servimedia, que se acercó bastante al resultado en escaños del PP (dijo 130) y aún más al de votos de Ciudadanos, al pronosticarle el 13%.

-Gerardo Tecé, tuitero, columnista y matemático, que se acercó mucho al resultado del PP al darle el 32% de los votos y 133 escaños.

-Victoria Luna, redactora de 20minutos, que le pronosticó al PSOE el 22% de los votos y 87 escaños.

-Pilar Bello, jefa de Opiniones de 20minutos, que fue quien más se aproximó al resultado en escaños de Unidos Podemos, al darle 74 asientos.

Dos de los premiados, Francisco Marhuenda y Pablo Casado, tienen además otro mérito: ya estuvieron entre los ganadores de los Premios Gurú 2015, con las elecciones de diciembre pasado.

Enhorabuena a los premiados, y gracias a todos por vuestra participación en la iniciativa. Visto el resultado, individual y colectivo, repetiré con el mismo panel en 2020… o en octubre o noviembre próximos, si tenemos nuevas elecciones. Espero que sigamos acertando al menos mucho más que las llamadas encuestas israelitas.

El misterio de los 1,2 millones de votos de izquierda desaparecidos

Los demoscópicos, estadísticos y expertos electorales varios con los que hablo esta mañana se hacen la misma pregunta que yo, que soy de letras, me hacía de madrugada, hace unas horas.

No hay por ahora respuestas sólidas. Sólo hipótesis, que dicen que una parte de esos votos de izquierda y centroizquierda del 20 de diciembre pasado se han ido a la abstención, otros se han convertido en votos nulos adrede (tachando a Pablo Iglesias o a Íñigo Errejón o a Alberto Garzón en la papeleta de Unidos Podemos, por ejemplo; o a Pedro Sánchez en la del PSOE), otros a voto en blanco, otros a Ciudadanos, que a su vez habría tenido mucho más fugas hacia el PP que esos 390.000 votos menos logrados por la formación naranja ayer respecto a diciembre… Pero sigue sin cuadrar. A falta de contabilizar el voto CERA de residentes en el exterior (casi dos millones de electores, es verdad, pero siempre con participaciones muy bajas), la abstención fue ayer similar a la registrada en diciembre pasado, algo más del 30% en ambos casos; los nulos también fueron muy parecidos (225.888 ayer frente a 226.997 en diciembre)los votos en blanco también (178.521 ayer por 187.771 hace seis meses)…

¿Será simplemente que la abstención ha cambiado de zona ideológica, y que en diciembre pasado se abstuvo mucho la derecha y ayer se abstuvo mucho la izquierda? Nos lo dirá la postelectoral del CIS, pero probablemente ya será pasado el verano…

Y si así fuera, ¿por qué? Los abstencionistas de derechas de diciembre, probablemente por castigar al PP de la corrupción y los recortes. ¿Y los abstencionistas de izquierdas de ayer? ¿Por cansancio, por desidia, por vértigo y miedo tras el brexit y el apocalipsis que relataban algunos medios, por reacción indignada a lo mal que gestionó la izquierda -Pedro Sánchez y sobre todo Pablo Iglesias, que es el que más votos pierde- la oportunidad de marzo pasado de sacar a Rajoy de la Moncloa…?