«Tomas Gómez, Invictus. A su lado, todo es posible. Próximamente, en el Gobierno de Madrid», rezaba un enorme cartel similar a los de las grandes salas de cine de la zona que el Partido Socialista de Madrid (PSM) colgó en abril de 2011 en los balcones de su sede central, en la céntrica plaza del Callao. El propio Gómez, que tenía su despacho casi detrás del cartelón, aparecía en él ataviado de guerrero a caballo, listo para emprender batallas y encadenar hazañas innumerables.
Gómez tiene un alto concepto de sí mismo, en parte sustentado -y con razón- en sus éxitos electorales municipales. En 1999 se presentó por primera vez como candidato socialista en las municipales en Parla y consiguió el 41,17% de los votos y la Alcaldía. En las siguientes elecciones, en 2003, batió con creces su plusmarca, casi la duplicó: logró el 75,35% de los votos. Fue el alcalde más votado de toda España en municipios de más de 50.000 habitantes. En las siguientes municipales, en 2007, repitió proeza: 74,43% de los votos.
Los éxitos electorales locales lo catapultaron a la secretaría general del PSM, y ahí las lanzas de Invictus se tornaron cañas. Estas fueron sus cosechas:
-Elecciones generales de 2008. El PSOE de Zapatero logra en toda España el 43,64% de los votos. En la comunidad de Madrid, en el territorio de Gómez, el 39,45%, cuatro puntos largos por debajo.
-Elecciones autonómicas de mayo de 2011, pocas semanas después del cartelón de Invictus. Comunidad de Madrid. El PP de Esperanza Aguirre, 52% de los votos. El PSOE, con Gómez de secretario general y de candidato, el 26,5% de los votos, el peor resultado del PSM en su historia.
-Elecciones generales de noviembre de 2011. El PSOE de Rubalcaba, 28,73% de los votos. En la comunidad de Madrid, 26,03%, dos puntos y medio menos de la media estatal.
-Europeas de mayo de 2014. El PSOE de Rubalcaba, 26%, y Rubalcaba cayó de inmediato. En el territorio de Tomás Gómez, el 18,9%, siete puntos largos por debajo. Gómez no solo no cayó, sino que logró ser de nuevo candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid porque ningún otro socialista fue capaz de presentarse como alternativa en unas primarias.
Con ese bagaje electoral (y caso del tranvía aparte), sorprende poco que el PSOE de Pedro Sánchez haya destituido ahora a Gómez de la secretaría general madrileña y lo haya quitado como candidato a la presidencia de la Comunidad. Si sorprende algo, es lo que ha tardado Sánchez en sacarlo del despacho de Callao y el mal método que va a emplear para sustituirlo como candidato: mediante un proceso de dedazo por el que será finalmente la dirección federal, es decir, el propio Pedro Sánchez, quien elija al nuevo candidato entre los nombres que le eleven los militantes.
¿Qué le ha llevado a Sánchez a romper tan pronto la bandera de las primarias y de la apertura del partido a sus militantes y a la sociedad española? El miedo a un resultado catastrófico el 24 de mayo. El miedo por el futuro del PSOE y por el suyo mismo como líder socialista.
En la región madrileña, todo indica que el PP perderá por mucho su mayoría absoluta y que si -como dicen las encuestas- no logra apoyos suficientes en el centro (UPyD o Ciudadanos), se podría producir un cambio hacia una mayoría de centro izquierda con la suma de PSOE, IU y Podemos, aunque no fuera mediante pacto de Gobierno sino sólo con apoyos en la Asamblea de Madrid. El drama de Sánchez es que, a día de hoy, el más fuerte de ese grupo no es el PSOE, sino Podemos, y por mucha distancia. En la lapidación pública de Gómez, desde la dirección del PSOE se filtran datos parciales de una presunta encuesta regional reciente que le daría a Invictus tan sólo el 11% de los votos. Lo que no se filtra es que Podemos estaría a una distancia sideral, en torno o por encima del 30%. Cerrar esa brecha en los tres meses que faltan para las elecciones parece una tarea titánica, para Ángel Gabilondo (probable candidato socialista) y para cualquiera.
La batalla de Madrid no solo es clave para el PSOE y para Pedro Sánchez. Lo es también para el resto de los partidos. Antes de Navidad, Mariano Rajoy le dijo en un reunión a Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid: «Serás tú el candidato, salvo que pase algo». Ha pasado algo, han pasado muchas cosas desde entonces: el PSOE va a cambiar de candidato; IU eligió a la suya en primarias, Tania Sánchez, pero esta ha abandonado la formación y promueve otra candidatura de izquierdas, quién sabe si para converger finalmente con Podemos; Ciudadanos está creciendo muy deprisa; Podemos ha completado su dirección regional interna, pero aún no ha decidido su candidato y sus listas…
El voto está muy volátil, cambia mucho y muy deprisa en los últimos tiempos. El mapa electoral que se dibuje en Madrid en mayo y los pactos fuertes o los apoyos débiles que se formen tras la batalla influirán mucho en la guerra siguiente, la de las elecciones generales.