¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Podemos e IU enarbolan el 15-M

Vídeos paralelos de Pablo Iglesias y Alberto Garzón que acaban confluyendo en una imagen única, en un abrazo entre ambos en la Puerta del Sol, pocos días antes del quinto aniversario del 15-M, para anunciar el acuerdo por el que Podemos e IU concurrirán juntos a las elecciones del 26 de junio. Tienen los vídeos un aire casero, poco profesional, pero no parece que se improvisaran. Ha sido un buen golpe de efecto mediático.

El 15-M, una de las más originales aportaciones de la historia política española reciente, fue seguido con mucha atención en los medios internacionales. Pocos días después de las movilizaciones , yo estuve de viaje profesional en Oslo y Estocolmo, y colegas escandinavos me preguntaban una y otra vez por la Spanish Revolution. «¿Quiénes son los que acampan en las plazas? ¿De dónde salen? ¿Es un movimiento colectivo espontáneo o hay alguien detrás? ¿Se presentarán a las elecciones?». Aquí, el PSOE, que estaba en el Gobierno, no entendía nada; el PP creía ver detrás la larga mano de Alfredo Pérez Rubalcaba, por entonces ministro del Interior; y los medios nos dividíamos entre la indiferencia prepotente, el desprecio de lo que se ignora, el recelo insano y la curiosidad sana.

Aquel enorme caudal político, surgido de las acampadas en las plazas y en las posteriores manifestaciones donde se pedía «rodear el Congreso» y se gritaba «no nos representan», es el que ahora quieren activar Podemos e Iglesias, IU y Garzón. Veremos más gestos, más golpes mediáticos en los próximos días, en torno al quinto aniversario del 15-M, y más gestos de confluencia y al mismo tiempo de diversidad entre los dos socios electorales. ¿Tendrán algún efecto en las urnas? Probablemente sí. El preacuerdo electoral entre las dos formaciones de izquierda probablemente ciegue algunas de las vías de salida de votos que se le estaban abriendo sobre todo a Podemos. Lo que es más difícil de calcular, al menos por ahora, es si se les abrirán otras a ambos, a Podemos y a IU. Si la coalición, al mismo tiempo que un efecto centrípeto del voto de izquierdas, tiene otro centrífugo, y de qué tamaño.

 

 

Por qué Podemos y especialmente Pablo Iglesias necesitan los votos de IU

El interés y las prisas de Podemos y de Pablo Iglesias por cerrar un acuerdo con IU y Alberto Garzón tienen una poderosa razón de ser. Una razón técnica: la letra pequeña de algunas encuestas recientes sobre intención de voto de los españoles han generado en la formación morada algunas señales de alarma.

Las encuestas más pesimistas dicen que, al menos hasta hace muy poco (se ignora si la tendencia ha cambiado o corregido, y en qué dirección, con las vertiginosas novedades políticas de los últimos días), a Podemos se le habían abierto tres vías de agua. Una grande, de votantes suyos el pasado 20D que ahora, decepcionados por la estrategia seguida por Podemos durante las negociaciones, se estarían inclinando por abstenerse. Una mediana, de votantes de diciembre que ahora se inclinarían por la resucitada IU, de donde muchos de ellos procedían. Y una pequeña, de electores que en diciembre votaron a la formación moderada, hartos y procedentes del PSOE, que ahora volverían a la parroquia socialista. Un observador me da incluso un dato de cuántos son estos últimos, los de la vía de agua pequeña: en torno al 4% de los votantes de diciembre de Podemos. Con el acuerdo con IU, Podemos cerraría las dos primeras: las de los decepcionados, que ahora tendrían un nuevo estímulo para votar (el sorpasso, superar al PSOE), y la de los proclives a volver a IU.

Podemos y sus confluencias totalizaron en diciembre unos 5,2 millones de votos, frente a los 5,53 millones del PSOE y los 0,92 millones de Unidad Popular-IU.

Es cierto que, desde que el partido existe, a Podemos le han dado las encuestas casi siempre unas expectativas de voto inferiores a las que luego obtenía realmente en las urnas. Pasó en las europeas de 2014, volvió a pasar en las autonómicas de mayo de 2015, pasó de nuevo en las generales de diciembre pasado. Pero también es cierto que alguna vez Podemos se queda por debajo de las expectativas de las encuestas: ocurrió en las andaluzas de marzo del pasado año, cuando Podemos logró un 14,80% de los votos, bastante por debajo de algunas encuestas y de lo que la dirección del partido esperaba.

Ahora, en las nuevas elecciones generales, Podemos y especialmente Pablo Iglesias no quieren correr el riesgo de pinchar, de no cumplir expectativas, de quedar por debajo del 20,66% de los votos que sumaron entre la marca principal y sus confluencias en diciembre pasado. Sería una derrota personal de Iglesias, que ha impuesto dentro de la organización la estrategia que ha llevado de nuevo a las urnas.

Garzón, que sabe de esta necesidad de Iglesias, negociará tratando de lograr que su marca (Unidad Popular-IU) no se pierda en las listas conjuntas y que sus candidatos vayan en ellas en lugares preeminentes. El objetivo último, convertir los 2 escaños que tiene ahora en el Congreso en al menos 5.

 

Los números de la tentación de Podemos para ir de nuevo a elecciones

Primera reunión, ayer viernes, de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias para negociar un posible acuerdo de Gobierno, y lo que parece una nueva línea roja del segundo al primero: No seguiremos hablando si no dejas de hacerlo con Albert Rivera, le vino a decir el líder de Podemos al del PSOE.

¿Es un farol, un primer movimiento táctico para ver cómo reacciona el rival? ¿O es una segunda señal de que Podemos juega a que no haya acuerdo y se vaya de nuevo a elecciones, tras la primera señal, el miércoles pasado, al coincidir Podemos con el PP en el Congreso en su posición de darle solo dos semanas a Sánchez para negociar sus apoyos de investidura?

Sea como fuere, lo cierto es que desde el jueves pasado tienen más argumentos quienes en Podemos quieren apostar por nuevas elecciones. Ese día se publicó el Barómetro del CIS. Aunque las encuestas se habían hecho un mes antes y el estudio quedaba un poco viejo, la mayoría de los políticos y de los medios nos fijamos en un dato muy relevante: en unos nuevos comicios, Podemos y sus confluencias, con el 21,9% de los votos, superarían al PSOE, con el 20,5%. Pero hay otros muchos datos en el estudio que están aumentando en el seno dd Podemos la tentación de no pactar con el PSOE y forzar nuevas elecciones. Entre ellos estos:

-IU, a pesar del fiasco del 20 de diciembre pasado (sólo 2 diputados pese a superar los 923.000 votos), sigue manteniendo fiel a su parroquia, probablemente por el creciente tirón de su líder, Alberto Garzón: tuvo en las elecciones del 20-D el 3,67% de los votos y tendría ahora, según el Barómetro del CIS, el 3,7%.

-El PSOE tiene problemas para mantener la fidelidad de sus votantes. Vete a la página 49 de este enlace del estudio del CIS: de los que votaron al PSOE el 20-D, el 78,8% volvería a hacerlo, el 10,8% no saben todavía qué harían y el 2,4% votarían a Podemos. Para Podemos, las cifras son menos preocupantes: de los que le votaron el 20-D, el 84,7% volverían a hacerlo ahora, el 4,3% no saben aún qué harían y el 1,5% votarían al PSOE.

-Podemos más sus confluencias no solo superarían ahora al PSOE en unas nuevas elecciones, según el CIS, sino que incluso superan el PP en voto directo, el que espontáneamente declara el encuestado: página 33 de este enlace: 18,4% de la suma de Podemos y las otras tres marcas aliadas frente a 18,2% del PP.

-El CIS tradicionalmente infravalora a Podemos en sus encuestas. Hay una prueba reciente. A primeros de diciembre pasado, el CIS publicó una macroencuesta previa a las elecciones que se iban a celebrar el día 20. Predijo que el PP tendría el 28,6% de los votos, el PSOE el 20,8%, Ciudadanos el 19%, IU el 3,6% y Podemos y sus confluencias el 15,7%. Puedes verlo aquí, en la página 32 de este enlace. La realidad de las urnas el 20-D fue esta: el PP logró el 28,72%, el PSOE el 22,01%, Ciudadanos el 13,93%, IU el 3,67% y Podemos y sus confluencias el 20,66%. Es decir, el CIS acertó bastante con PP, PSOE e IU, se equivocó mucho por exceso con Ciudadanos (le auguró 5 puntos largos más de lo que luego logró) y se equivocó también mucho por defecto con Podemos, al que le pronosticó casi 5 puntos menos de los que realmente logró. Para que os situéis: un punto porcentual en las elecciones del 20-D equivalió a unos 251.000 votos, luego el CIS no detectó unas semanas antes de las elecciones a 1,25 millones de votantes de Podemos.

La cocina del último Barómetro del CIS, el del jueves pasado, prevé para Podemos y sus confluencias el 21,9% de los votos, a unos 6 puntos porcentuales del PP, al que la adjudica el 28,8%. En Podemos probablemente aumenten quienes apuesten por nuevas elecciones porque, a la luz de todos los factores arriba enumerados (y con un acuerdo preelectoral con IU para sumarse sus casi millón de votantes) creen que la formación liderada por Pablo Iglesias podría conseguir no sólo superar al PSOE, sino incluso al PP.

¿El cuento de la lechera? Quizás: la opinión pública y la intención de voto está muy volátil, y hay muchos factores que podrían cambiar las corrientes de fondo del voto ante esas hipotéticas nuevas elecciones. Por ejemplo, a quién responsabilicen los ciudadanos, sobre todo los de izquierda y centroizquierda, de que no haya ese «Gobierno de cambio» que intenta Pedro Sánchez.

En los próximos días, habrá que mirar cada gesto y cada palabra de cada actor con extrema atención y preguntarse qué pretende, qué busca, qué dice, qué quiere en realidad decir y a quién…

Nuevo mapa y nueva etapa política

Aguantan PP y PSOE algo mejor de lo que les auguraban algunas de las encuestas, sobre todo al segundo, pero el mapa político español ha sufrido una convulsión. La España política de hoy se parece poco a la de la anterior legislatura. Se abre una nueva etapa, llena de retos y de oportunidades. Estas son algunas de las principales claves de lo que ayer pasó en las urnas

1. El PP sufre una enorme sangría de votos y de escaños. Ha perdido 3,6 millones de votos respecto a 2011, pues pasa de 10,86 millones hace cuatro años a 7,2 millones ahora. En escaños, pierde 1 de cada 3, al pasar de 186 a 123. La fragmentación del voto en el resto del arco parlamentario le dan a su líder, Mariano Rajoy, posibilidades de seguir gobernando, pero lo haría en una posición débil, sin garantías de estabilidad.

2. El PSOE también retrocede bastante, pues pasa de 7 millones de votos en 2011 a 5,5 ahora y cae del 28,76% al 22,0% en votos y de 110 a 90 en escaños. Es el peor resultado de los socialistas desde la Transición democrática, pero no tan malo como el que le auguraban la mayoría de las encuestas. Los socialistas quedan claramente por encima de Podemos en votos y sobre todo en escaños, lo que probablemente le baste a Pedro Sánchez para seguir al frente del partido y evitar el ajuste de cuentas interno que algunos barones territoriales le preparaban.

3. Podemos, uno de los grandes triunfadores. Fundado hace menos de dos años, ha logrado cosechar -con sus aliados en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia- más de 5,2 millones de votos, el 20,6% de los emitidos, y 69 diputados. Su cabeza de lista, Pablo Iglesias, y sus aliadas Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y Mónica Oltra, vicepresidenta valenciana, muy activas en la campaña, refuerzan sus posiciones de liderazgo en la izquierda y de impulso a unas nuevas políticas sociales y territoriales.

4. Ciudadanos, otro emergente emergido. Apenas un año después de saltar desde Cataluña al conjunto de España, la formación reformista liderada por Albert Rivera suma 3,5 millones de votos, casi el 14%, y logra 40 escaños, una cosecha muy valiosa en un sistema electoral que penaliza a los medianos y pequeños. Por su posición central en la escala ideológica, con capacidad de pactar hacia izquierda y hacia derecha, previsiblemente jugará un papel determinante en los pactos de la legislatura.

5. En Cataluña, mucho cambio. Aunque son elecciones muy diferentes, los resultados de ayer se parecen poco a los de las autonómicas de septiembre. En Comú Podem -el gran dominador- multiplica por 2,5 los votos que tuvo entonces, ERC supera a DiL (antes Convergencia) y cosechan por separado casi medio millón de votos menos que juntos en Junts pel Sí en septiembre, Ciudadanos pincha en casa (unos 735.000 votos entonces, 490.000 ahora)… Ese nuevo mapa, con ERC por encima de la vieja Convergencia, debilita aún más a Artur Mas y probablemente determine en breve algún cambio en el proceso secesionista.

6. Sorpresas en País Vasco y Navarra. Podemos gana en votos en la primera, aunque logra un escaño menos que el PNV, y se acerca mucho al ganador en la segunda, UPN-PP. Uno de los perdedores es Bildu, que es solo cuarto en el País Vasco -con dos escaños, como el PP- y no logra representación en Navarra. En esta última tampoco logra escaño Geroa Bai.

7. Andalucía, granero socialista, pero menos. Le aporta al PSOE uno de cada 4 diputados, deja muy atrás en la región a Podemos (a unos 650.000 votos menos), pero ha visto cómo se le acerca mucho el PP, que consigue 21 diputados por 22 los socialistas.

Y 8. El sistema electoral sigue provocando distorsiones. Al PP, cada escaño le cuesta de media unos 58.500 votos. Al PSOE, unos 61.300. A Podemos, unos 75.000. A Ciudadanos, unos 90.000. Y a la Izquierda Unida de Alberto Garzón, ¡unos 460.000!

Rajoy no da entrevista a ’20minutos’

Nada más volver de verano, comenzamos en 20minutos a preparar la cobertura de la campaña electoral. Programamos reportajes, informes, cobertura diaria, comparativas, vídeos, el especial web, la encuesta después… Creamos un formato especial: desayunos informativos en la redacción. El 15 de octubre estuvo aquí Pablo Iglesias. El 3 de noviembre, Albert Rivera. El 19 de noviembre, Pedro Sánchez. Del PP, el 22 de septiembre Pablo Casado… pero no conseguimos ni a Rajoy ni a Soraya Sáenz de Santamaría. ¡Y mira que insistimos!

Debate interno sobre las entrevistas. ¿A todos los cabezas de listas de partidos estatales, aunque las encuestas les den mal, como a IU y a UPyD? Sí. ¿Y a los de las dos fuerzas emergentes, Ciudadanos y Podemos? También. Anteayer, miércoles publicamos en ediciones impresas y en web la de Alberto Garzón (IU) y la Andrés Herzog (UPyD). Ayer, jueves, la de Pablo Iglesias (Podemos) y la de Albert Rivera (Ciudadanos). Hoy viernes, la de Pedro Sánchez (PSOE)… pero no, no tenemos la de Mariano Rajoy (PP). No nos la ha dado. «Te va a hacer un doñana», me auguraron hace unos días, «como al Debate a 4».

¡Y mira que hemos insistido! Llamadas, rellamadas, correos, whatsapps, sms (y no es señalar). Se lo dije al propio Rajoy el 21 de octubre en un acto en el que coincidimos. «En 2008 nos diste entrevista. En 2011 no. Ahora toca sí». No me dijo que no, pero ha sido que no. Un doñana.

El factor edad: Rajoy 60, Sánchez 43, Iglesias 37, Rivera 36, Garzón 30

Un veterano ya cerca de la edad legal de jubilación y que lleva varias décadas en coche oficial y cuatro jóvenes que han pasado hace casi nada a la primera línea de la política y están vírgenes en gestión. En las elecciones del 20 de diciembre va a jugarse un partido entre experiencia y bisoñez o -visto de otra manera- entre un candidato que está ya un poco de vuelta de todo y otros cuatro que están llegando con mucha hambre de balón.
El 20-D, el día de las elecciones, Mariano Rajoy (PP) tendrá 60 años; Pedro Sánchez (PSOE), 43; Pablo Iglesias (Podemos), 37 (los cumple este sábado); Albert Rivera (Ciudadanos), 36 (los hace en un mes); y Alberto Garzón (IU), 30 (los hizo la semana pasada).
Son unas diferencias enormes en sus extremos: 17 años del mayor al segundo mayor; 30 años del mayor al más joven. Salvo en los primeros años de la transición, nunca en las elecciones generales de la democracia ha habido tanta brecha de edad entre los principales líderes.
En las elecciones de 2011, celebradas el 20 de noviembre, Rajoy tenía 56 años; Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), 60; Cayo Lara (IU), 59; y Rosa Díez (UPyD), también 59. Sólo 4 años de diferencia entre los extremos. Ganó Rajoy.
En las de 2008, el 9 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) tenía 47; Rajoy, 52; y Gaspar Llamazares (IU), 50. Solo 5 entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2004, celebradas el 14 de marzo, Zapatero tenía 43; Rajoy, 48; y Llamazares, 46. También 5 años entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2000, el 12 de marzo, José María Aznar (PP) tenía 47; Joaquín Almunia (PSOE), 51; y Francisco Frutos (IU), 60. Una ligera excepción, por Frutos: 13 años de diferencia entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1996, el 3 de marzo, Aznar tenía 43; Felipe González (PSOE), 53; y Julio Anguita (IU), 54. 11 entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1993, celebradas el 6 de junio, González tenía 51 años; Aznar, 40; Anguita, 51. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1989, el 29 de octubre, González tenía 47; Aznar 36; Anguita, 47. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1986, celebradas el 22 de junio, González tenía 44 años; Manuel Fraga (AP, luego PP), 63; y Adolfo Suárez (CDS), 53 años. 19 entre los extremos, por Fraga. Ganó González.
En las de 1982, 28 de octubre, González tenía 40 años; Fraga, 59; Landelino Lavilla (UCD), 48; y Santiago Carrillo (PCE), 67. Otra excepción: 27 entre los extremos, por el efecto Carrillo, nacido en 1915. Ganó González.
En las de 1979, el 1 de marzo, Suárez tenía 46 años; González, 36; Carrillo, 64; y Fraga, 56 años. 28 de distancia entre los extremos. Ganó Suárez.
En las de 1977, celebradas el 15 de junio, Suárez tenía 44 años; González, 35; Carrillo, 62; y Fraga, 54 años. Entre los extremos, 27 años. Ganó Suárez.

Algunas conclusiones estadísticas:
-Tras 11 elecciones generales de la democracia, en 9 ocasiones ganó un candidato quadragenario o cuarentón (Suárez en 1977 y 1979; González en 1982, 1986 y 1989; Aznar en 1996 y 2000; Zapatero en 2004 y 2008) y en 2 un quincuagenario o cincuentón: González en 1993 y Rajoy en 2011.
-Nunca ha ganado un treintañero. Nunca tampoco un sesentón.
-El más joven al ganar, González en 1982. Tenía 40 años, 7 meses y 26 días de edad.
-El más mayor al ganar, Rajoy en 2011. Tenía 56 años, 7 meses y 24 días.

PD. La semana pasada, preguntada sobre sus posibilidades de relevar a Mariano Rajoy como cabeza de lista del PP en las elecciones del 20-D, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo : «Lo que sea sonará».
El 20-D, Sáenz de Santamaría tendrá 44 años.

Nadie puede con Rajoy como político peor valorado

Eran encuestas distintas y ámbitos diferentes: España entera en un caso, una comunidad autónoma o un gran municipio en los otros. Las fechas, parecidas. Del 1 al 9 de julio en el caso de la encuesta a nivel nacional y de finales de mayo a finales de junio en el resto. El encuestador, el mismo: el CIS. Y la pregunta exactamente la misma:

«Le agradecería que me indicara si conoce a cada uno/a de los/las siguientes líderes políticos/as y que valoración le merece su actuación política. Puntúelos/las de 0 a 10, sabiendo que el 0 significa que lo/a valora muy mal y el 10 que lo/a valora muy bien»

La primera encuesta era el Barómetro del CIS de julio pasado, publicado a primeros de agosto. Las segundas, las Postelectorales de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015, publicadas ayer. Podemos por tanto, considerar las notas prácticamente homogéneas. Y son estas, ordenadas de mejor a peor:

Uxue Barcos, 6,20

Ada Colau, 6,05.

Manuela Carmena, 5,99.

Mónica Oltra, 5,85.

Ángel Gabilondo, 5,83.

Guillermo Fernández Vara, 5,47.

Miguel Ángel Revilla, 5,39.

Joan Ribó, 5,06.

Xavier Trías, 4,88.

Cristina Cifuentes, 4,73.

Juan Vicente Herrera, 4,61.

Ximo Puig, 4,51.

José Antonio Monago, 4,43.

Pedro Santisteve, 4,28.

Luisa Fernanda Rudi, 4,23.

Javier Lambán, 4,21.

Emiliano García Page, 4,18.

Javier Fernández, 4,11.

Pablo Echenique, 3,91.

Pedro Sánchez, 3,84.

Gaspar Llamazares, 3,61.

María Dolores de Cospedal, 3,51

Cayo Lara, 3,42.

Alberto Fabra, 3,38.

Soraya Sáenz de Santamaría, 3,17.

Rosa Díez, 2,97.

Esperanza Aguirre, 2,96.

Rita Barberá, 2,87.

Mariano Rajoy, 2,61.

El listado no recoge a algunos políticos relevantes que ni tenían elecciones en mayo pasado ni están en el Congreso de los Diputados -Artur Mas, Oriol Junqueras, Susana Díaz, Íñigo Urkullu, Alberto Núñez Feijóo, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Alberto Garzón…-, pero aun así, da para muchas conclusiones. Algunas mías:

-Los políticos nuevos tienden a irse a la parte alta de la tabla, estén en el partido que estén.
-Los que llevan ya muchos años en el candelero tienden a irse hacia abajo.
-Muchas mujeres en la parte buena de la lista. Copan las 4 primeras posiciones.
-Los nombres del ámbito local y autonómico salen por lo general mejor valorados. Y los de ámbito nacional, peor.
-Nadie le disputa al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el título de político peor valorado, al menos nadie del primer nivel de la política nacional, autonómica y local (en su Gobierno, sí: Báñez, 2,40; Soria, 2,27; Montoro, 2,07…).

Y una pregunta:
¿Puede alguien tan mal valorado como lo está ahora Rajoy ganar unas elecciones tan reñidas como serán las generales del próximo 20 de diciembre?

Así aspiran aún Podemos y Ciudadanos a romper el bipartidismo

Las encuestas más recientes confirman lo de la volatilidad del voto. Muchos ciudadanos están cambiando de apuesta sobre la marcha y con cierta frecuencia. Hace apenas seis meses, las encuestas dibujaban para las elecciones generales un mapa de cuatro grandes partidos con entre el 15% y el 25% de los votos cada uno de ellos. Ahora la mayoría de los sondeos dicen que no, que habrá una Primera División con dos formaciones claramente por encima del 25%, PP y PSOE, y una Segunda División con Podemos y Ciudadanos moviéndose entre el 10% y como mucho el 15% de los sufragios.
En los tres meses y medio que faltan para la cita electoral -si se confirma que los comicios serán el domingo 13 de diciembre-, ¿seguirá cambiando la intención de voto de muchos ciudadanos, continuará viva la volatilidad? ¿Y en qué dirección? ¿Se reforzará más el bipartidismo o volveremos a apuntar al tetrapartidismo? Pablo Iglesias y Albert Rivera, los líderes de las dos fuerzas emergentes, confían en lo segundo y han puesto sus respectivas maquinarias y estrategias electorales, la de Podemos y la de Ciudadanos, a trabajar en ello en este arranque de temporada.
En su ignoto retiro vacacional, y probablemente alarmado sobre todo por el Barómetro del CIS que se conoció el 5 de agosto y que le daba a Podemos un 12,6% en voto directo y un 15,7% en voto estimado frente a los 19,3% y 23,9% que le adjudicaba el Barómetro de enero, Iglesias ha decidido dar un giro a su política de pactos. Ayer, en una comparecencia pública, descartaba pactos postelectorales con el PSOE y se abría a pactos preelectorales con toda la constelación de izquierdas. Tendía puentes hacia formaciones surgidas en distintos territorios en las elecciones municipales de mayo pasado y que ahora propugnan la unidad popular de izquierdas para las generales e incluso coqueteaba con IU y su líder, a los que antes del verano desdeñaba con una cierta prepotencia. «Me encantaría contar con gente como Alberto Garzón», decía ayer el líder de Podemos.
Rivera, por su parte, ha decidido hacer esfuerzos selectivos: además de las siete grandes circunscripciones donde tiene relativamente asegurado su éxito en escaños -Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante, Málaga, Murcia…- concentrará la precampaña y la campaña de Ciudadanos en algunas provincias de Castilla y León y de Castilla-La Mancha donde la formación estuvo muy por encima de su media estatal en las recientes elecciones municipales y autonómicas.
Como os comenté aquí hace pocas semanas, nuestro sistema electoral le da una prima en escaños a los grandes partidos estatales, sobre todo en las elecciones generales, y les pone muy difícil a las terceras y cuartas formaciones conseguir escaños en las provincias medianas y pequeñas. Tanto la estrategia de Podemos de intentar aún sumar a IU y de abrirse a más pactos en comunidades o provincias con formaciones locales como la de Rivera de concentrarse sólo en algunas plazas donde pueda rentabilizar los votos intentan paliar esa dificultad de salida. En muchas circunscripciones, a Podemos y a Ciudadanos sólo les sirve ser medianos si no quedan muy alejados del PP de Mariano Rajoy y del PSOE de Pedro Sánchez en porcentaje de votos.

Alberto Garzón, puño de izquierdas

Hoy publicamos en 20minutos la quinta entrevista de la serie que estoy haciendo a los nuevos líderes políticos. Esta vez, a Alberto Garzón, 29 años, candidato de Izquierda Unida (IU) a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales. Las anteriores fueron con Pedro Sánchez (43 años), Pablo Iglesias (36), Ada Colau (41) y Albert Rivera (35).
Hice la entrevista -y Jorge París las fotos- el jueves de la semana pasada, 23 de abril, día del libro. Garzón llegó a la cita con una mochila al hombro y una bolsa… cargada de libros. Hablamos en el pequeño despacho que tiene en el edificio anexo del Congreso de los Diputados donde las direcciones de los distintos grupos parlamentarios pasan buena parte de su día a día. Cuando íbamos a comenzar, entró a saludar Cayo Lara, 63 años, el coordinador federal de IU. Durante los tres minutos de mi charla con Lara, Garzón se alejó dos pasos y no intervino. Me dio la impresión de que el nuevo líder de IU está marcando ya su territorio y poniendo una cierta distancia con su antecesor.
Luego, ya a solas, Garzón fue contundente, con frases como estas, casi todas con puño de izquierdas:

-«Izquierda Unida es necesario, no es prescindible en un momento como este».
-«El peor momento fue probablemente el día en el que Tania Sánchez abandonó IU»
-«Estamos dispuestos a converger con otros siempre que se preserve la autonomía».
-«Hay una cosa que tiene Podemos que no tiene IU: ser nuevo».
-«El problema que tiene Podemos es la ambigüedad ideológica».
-«Yo no voy al centro político, y más a mi izquierda está el abismo».
-«En la escala ideológica [1 sería extrema izquierda y 10 extrema derecha], yo estaría entre el 1 y el 2. Hace tres años, Pablo Iglesias estaría también en el 1, y hoy ya va por el 3 o el 4».
-«Cuando conocí a Pedro Sánchez, estaría en el 5 o el 6, y hoy intenta parecer que está en el 3 o el 4».
-«Creo que están buscándose el uno al otro [Iglesias y Sánchez]».
-«El PP va a sufrir una caída descomunal, pero eso no significa que su proyecto político haya perdido, porque, en la medida que sea sustituido por Ciudadanos, el Ibex 35 seguirá durmiendo tranquilo».
-«El 15M cambió las preguntas».
-«Nunca haré corporativismo. Si hay alguien en IU que es un ladrón, seré el primero en denunciarle».
-«Pedro Sánchez es una operación de marketing electoral sobre una persona con buenas intenciones, pero que está defendiendo un discurso que creo que no se lo cree del todo».
-«Pablo Iglesias es un amigo, un perfecto orador y alguien que ha llevado a cabo un proyecto político que yo no comparto y que creo que es erróneo para la sociedad y sus valores de izquierda».
-«Felipe VI defiende los mismos intereses que su padre, los del Ibex».
Incluso entró en los temas personales que le planteé:
-«Me encanta estar con mis amigos tomando unas cervecitas. Jugar al Risk, incluso a la Play».
-«Nunca consumiría drogas, nunca he probado un porro».
Aquí tienes la entrevista íntegra, en tres entregas. Una general, otra en la que opina sobre el resto de jóvenes líderes y una tercera más personal.
Con las anteriores entrevistas de esta serie puedes dar desde aquí. Fueron a Pedro Sánchez, en octubre pasado; Pablo Iglesias, en noviembre; Ada Colau, en enero; y Albert Rivera, en marzo.