¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de marzo, 2017

Rajoy y el lío de Murcia

Se acumula cada día más basura y basurilla en los distintos estercoleros en los que Pedro Antonio Sánchez, aún presidente de Murcia, ha andado metido. Su resistencia a dimitir, incumpliendo tanto el pacto que firmó con Ciudadanos como sus propias promesas solemnes, es escandalosa, pero comprensible: Sánchez sabe que, si cae, su carrera política habrá acabado para siempre, y la profesional también, pues es la misma: ingresó de muy joven como militante en el PP y como becario en el Palacio de San Esteban, sede de la Presidencia de la Región de Murcia, y en la comunidad autónoma ha sido director general, alcalde, diputado autonómico, consejero, vicepresidente, presidente…

Pero hay otra resistencia también escandalosa y por ahora incomprensible. La de Mariano Rajoy apoyándolo sin titubeos pese a lo fácil que tendría dejarlo caer y poner a otro presidente también del PP. Los observadores están divididos: hay quien piensa que el apoyo impertérrito de Rajoy a Sánchez es para hacer pedagogía interna (a los heridos en combate no se les abandona), hay quien cree que es por prudencia y/o cinismo (si lo judicial se archiva, lo poco ético se acabará olvidando) y hay quien, como Ciudadanos -socio del PP en Murcia y en el Congreso de los Diputados y que exhibe la lucha contra la corrupción como una de sus mejores banderas-, empieza a sospechar, y a insinuar en público, que quizá Sánchez tenga información sensible que ni a Rajoy ni al PP les convenga nada que se conozca.

Las dudas quizás se resuelvan en breve, esta o la próxima semana. O quizás nunca.

La sorda batalla del censo en el PSOE

La batalla del censo es una de las claves de las primarias del PSOE. Y ya se está librando, hasta ahora con poco ruido en público, pero muchas nueces dentro.

El próximo viernes por la tarde, los secretarios de organización de todas las federaciones territoriales socialistas (una por cada comunidad autónoma) han sido convocados por el responsable de organización de la gestora, el andaluz Mario Jiménez, a una reunión que se presume larga. En ella, se prepararán diversos asuntos que se elevarán a la gestora, que los debatirá pocas horas después, en su reunión a primera hora del sábado 1 de abril previa al Comité Federal que convocará oficialmente las primarias para elección del secretario general -previsiblemente el 21 de mayo- y el congreso el 17 y 18 de junio.

El censo de militantes con derecho a voto será uno de los temas estrella de la reunión del viernes. El asunto llega rodeado de cierta polémica, y alguno de los asistentes ha pedido información al detalle de cómo estaba el censo a 1 de octubre -el día que cayó Pedro Sánchez como secretario general-, cómo está ahora y qué movimientos significativos se han producido en medio. Entre los movimientos significativos, algunas solicitudes masivas de afiliación detectadas en Jaén, Córdoba, Albacete, Madrid…

Las inscripciones en el PSOE no son automáticas. Todas las solicitudes acaban en la sede federal del partido, en la calle Ferraz de Madrid, donde la Secretaría de Organización hace algunas comprobaciones, examina si hay «objeciones» o «alegaciones» (de ambas cosas habla el Reglamento de Afiliados y Afiliadas socialista) y aprueba o deniega cada solicitud.

Dado que ahora, en la interinidad en la que vive el PSOE desde hace casi seis meses, no hay Secretaría de Organización, son el responsable de Organización de la gestora, Mario Jiménez, y su adjunta, la extremeña Asunción Godoy, quienes asumen esa delicada tarea. Y ahí se acelera la polémica: al equipo de Pedro Sánchez no le parece justo ni ecuánime ni neutral que esa función tan importante en un PSOE tan dividido esté en manos de una de las partes. Temen que barra para casa, la de Susana Díaz, ya que además de ser portavoz y responsable de comunicación y de organización de la gestora, Jiménez es portavoz del grupo socialista en el Parlamento de Andalucía. Días pasados, cuando se confirmó que Susana Díaz se presentaba a las primarias, desde el entorno de Sánchez se le pidió a Jiménez que dejara uno de sus dos cargos, por incompatibles.

El censo de militantes socialistas con derecho a voto en las primarias se cierra el próximo sábado por la mañana, cuando comience formalmente el Comité Federal del PSOE que las convoca. Pero no se hará público ese mismo día sino unos cuantos después, cuando las solicitudes de estas últimas semanas hayan pasado por el filtro de Jiménez. O de Godoy, si Jiménez dimite en la gestora (cosa harto improbable).

El origen del parlamentarismo moderno, en Inglaterra… y en León y en Castilla

El parlamentarismo moderno y la democracia tiene uno de sus orígenes remotos en la vieja Inglaterra, como se está recordando estos días al valorar la carga simbólica de que el atentado de Londres se haya producido frente al Parlamento Británico. Pero tiene otro de sus orígenes aquí, entre nosotros, en los reinos medievales de León y de Castilla. Ambas innovaciones políticas tuvieron lugar en la lejanísima Alta Edad Media. La inglesa fue anterior, es cierto, pero la leonesa y la castellana fueron más completas, más arriesgadas, más rompedoras. Marcaron mejor el camino del futuro.

En Inglaterra, tras la invasión normanda de 1066, los reyes del nuevo periodo comenzaron a asentarse en el territorio y en el ejercicio del poder mediante la convocatoria de un Gran Consejo con el que se consensuaban las principales decisiones. El Gran Consejo lo componían, con el monarca, los principales representantes de la nobleza (barones, condes…) y del clero (arzobispos, obispos, abades…), muchos de ellos con poder, propiedades y competencias judiciales o fiscales muy anteriores a las de los recién llegados reyes normandos.

Un siglo después, a finales del siglo XII, Castilla y León, por separado porque entonces eran dos reinos diferentes e incluso a menudo enfrentados, subieron un escalón más -y muy relevante- en la innovación política con la creación de la figura de las Cortes. En ellas, al rey no lo acompañaban solo los nobles y el alto clero. Se incorporaban también representantes del pueblo llano, de lo que andando el tiempo se llamaría el tercer estado. 

En mayo de 1187, el rey castellano Alfonso VIII puso el prólogo. Afrontaba una decisión delicada: si casaba o no a su hija y primogénita, Berenguela, con el duque germánico Conrado, hijo del emperador Federico I Barbarroja. Para consensuar la decisión, convocó a una reunión en la villa soriana de San Esteban de Gormaz no solo a su curia (condes, otros nobles, alto clero, el mando militar, el mayordomo que llevaba las cuentas del rey y las del reino…) sino también a representantes de 50 ciudades y villas de Castilla. ¿Y quiénes eran estos? La mayoría, caballeros villanos que habían surgido del pueblo en las llamadas comunidades de villa y tierra, organizaciones políticas que fueron creándose en los territorios de frontera a medida que la zona cristiana de la Península iba bajando hacia el sur, recuperando territorio de la zona musulmana y repoblándolo. Un caballero villano era un pastor o un labrador con rentas suficientes como para mantener un caballo y participar en lances de guerra en las que ganaba no solo dinero (el botín a repartir) sino también privilegios como el de no pagar impuestos o el de representar a su villa en citas como la de San Esteban de Gormaz.

Un año después, en 1188, el rey leonés Alfonso IX celebra en el claustro de la basílica de San Isidoro de León una curia regia extraordinaria a la que también invita a representantes de las ciudades, al parecer porque necesitaba que la incipiente burguesía de las ciudades pagara también impuestos a la hacienda real. A partir de entonces, se le llama Cortes a ese nuevo órgano político, que pronto se convierte en una institución permanente del reino, no ocasional o circunstancial.

Las Cortes de León de 1188 han sido reconocidas por la Unesco como «el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo».

Vericuetos de la historia: Berenguela se casó y tuvo un hijo con Conrado, pero el matrimonio fue finalmente anulado por iniciativa primero de Federico Barbarroja, que vio que su hijo no iba a reinar en Castilla, y después de la propia princesa castellana. Y Berenguela se casó, en segundas nupcias… con Alfonso IX de León, el de las primeras Cortes.

PD de autopromo. Sobre la Castilla medieval de -entre otras muchas cosas- la repoblación, las comunidades de villa y tierra, los caballeros villanos, las Cortes y las innovaciones políticas que convirtieron nuestra tierra, en palabras de Claudio Sánchez Albornoz, en «un islote de hombres libres en un mar feudal», te recomiendo ‘La nación inventada. Una historia diferente de Castilla’ (Península, 2010; Booket, 2013), que escribí con Ignacio Escolar. Espero que te guste.

Rajoy deshoja su margarita electoral

Su cara de ayer, tras perder la votación sobre la ‘ley mordaza’, y la de la semana pasada, tras ver con lo de los estibadores cómo un Gobierno perdía por primera vez desde 1979 la votación de refrendo de un decreto ley en el Parlamento, lo expresan a las claras: Mariano Rajoy lleva muy mal que la oposición le recuerde, con sus votos, que ya no tiene mayoría absoluta en el Congreso y que no puede ya gobernar a su antojo.

Al tiempo que la debilidad parlamentaria del Gobierno crece, lo hacen también las tufaradas de corrupción que emanan de juzgados, investigaciones policiales o revelaciones de medios de comunicación.

Mañana hay una cita judicial que puede dar mucho de sí. Declara de nuevo Francisco Correa, el cabecilla de la trama Gürtel, y lo hará en un sumario especialmente delicado para Rajoy: el que instruye en la Audiencia Nacional el juez José de la Mata, que ha resucitado la investigación judicial sobre la existencia de una caja B del PP. La causa se ha reabierto tras unas revelaciones del propio Correa hace unos meses en el juicio de Gürtel. Aseguró allí que, durante periodos de gobierno del PP, empresas como OHL, ACS y Dragados recurrían a sus servicios para que mediase por ellas ante los ministerios de Fomento y Medio Ambiente, entre otros, y que, tras lograr la concesión de «muchas obras», abonaba comisiones de hasta el 3% al entonces tesorero del PP, Luis Bárcenas. La expectación es máxima. ¿Dará Correa mañana más detalles y más nombres de esas operaciones? ¿Estará pactando algo con el fiscal, como los acusados del Palau de la Música?

Tras las elecciones generales de diciembre de 2015, en las que el PP cayó mucho, pero siguió siendo el partido más votado, y tras las de junio de 2016, en las que remontó respecto a diciembre y puso aún más distancia sobre el segundo, algunos dirigentes del PP pregonaron que los ciudadanos habían redimido con su votos al Rajoy de los sms de apoyo a Bárcenas y de los muchos sumarios que salpican a su partido con negras manchas de corrupción. Insistieron en que las urnas lavan los presuntos delitos e indultan al presunto delincuente, en conclusión.

Llevados esos argumentos a la situación actual, el Rajoy contrariado con la oposición probablemente empiece en breve a deshojar la margarita electoral:

Que Ciudadanos no me quiere, disuelvo y convoco elecciones. Que PNV me quiere, no disuelvo.

Que en el PSOE vuelve el ‘noesno’ si gana Sánchez, disuelvo. Que el PSOE se porta como un partido de Estado si gana Susana, no disuelvo.

Que las encuestas dicen que subo, disuelvo. Que las encuestas van mal, no disuelvo.

Rajoy no puede disolver las Cámaras hasta primeros de mayo, pero la hoja de margarita definitiva no la tendrá hasta conocer quién será el nuevo líder del PSOE, en las primarias de mediados o finales de mayo y en el congreso socialista de mediados de junio que lo refrendará. Antes, nos dará algunas pistas a los ciudadanos… y/o algunos recados a sus rivales políticos para influir en su desempeño. A su favor (el de Rajoy), claro.

La gestora del PSOE ha de ser neutral y parecerlo

Censo fiable de afiliados con derecho a voto, financiación de las candidaturas, voto presencial o también telemático, mínimos y máximos de avales, reglamento general de las primarias… No le faltan tareas cruciales a la gestora del PSOE, que mañana se reúne con representantes de los tres precandidatos: Patxi López, Pedro Sánchez y Susana Díaz.

El órgano director interino del PSOE no llega a la cita ni a las semanas clave con los mejores antecedentes. Su gestión durante estos largos meses (estirados más allá de todo lo razonable; y atribuyéndose funciones que no le correspondían, puesto que la gestora es un órgano alegal que no figura en los Estatutos del PSOE) ha sido cuestionada tanto por las élites del partido que fueron víctimas del golpe de mano del 1 de octubre pasado como por gran parte de las bases.

No, al partido definitivo -las primarias y el congreso- no llega el árbitro impoluto, impecable, libre de toda sospecha.

Haría bien en tomarse ahora la delicada tarea del arbitraje como una oportunidad de redención, de lavar las manchas del reciente pasado, y no de echarse otras nuevas en el expediente. La gestora del PSOE ha de ser neutral y parecerlo. Tras el bochornoso espectáculo del otoño pasado, lo peor que le podría pasar ahora al Partido Socialista es que sus primarias olieran a juego sucio o a componenda por parte de alguno de los jugadores o por parte del árbitro.

La socialdemocracia, una especie en riesgo de extinción

Además del frenazo a medias al partido xenófobo de extrema derecha que lídera Geert Wilders (y digo a medias porque no ha ganado, pero ha seguido subiendo en votos –del 10,1% al 13,1%– y en escaños –de 15 a 20–, las elecciones holandesas han arrojado otra noticia que trasciende el ámbito nacional neerlandés y que supone un nuevo aviso a navegantes en otros países europeos: el hundimiento estrepitoso del partido socialdemócrata tradicional, que allí se llama Partij van de Arbeid, Partido del Trabajo (PvdA), que ha sido durante décadas el hegemónico en la izquierda y que ha gobernado en diversos periodos.

Ayer se derrumbó. Queda séptimo en la tabla. ¡Séptimo! Pasa del 24,8% de los votos al 5,7%. Cae de 38 a solo 9 escaños. Nueve, no es una errata.

¿Qué le ha hecho a su electorado la socialdemocracia holandesa para que le pase esa enorme factura? Entre otras cosas, entrar estos años atrás en el Gobierno liberal de derechas de Mark Rutte, el primer ministro saliente y probablemente entrante, y llevar en él nada menos que el Ministerio de Finanzas, el que ha aplicado duras medidas de austeridad genuinamente liberales, nada socialdemócratas.

Un hundimiento similar le pasó en Grecia al Pasok que pactó con la derecha y un fenómeno parecido, pero con muchos menos daños electorales, por ahora, le empezó a pasar al PSOE desde que Zapatero tomó en mayo de 2010 medidas nada socialdemócratas y le puede pasar mucho más en breve si su nuevo líder o lideresa no corrige el rumbo que le dio la gestora cuando propició con su abstención el nuevo mandato de Rajoy. Una reciente encuesta, el domingo pasado de Metroscopia para El País, colocaba al PSOE tercero en voto estimado y cuarto en voto directo, lejísimos del PP y claramente por debajo de los dos partidos nue-vos: Podemos y Ciudadanos.

El hundimiento del PvdA en Holanda demuestra, una vez más, que la socialdemocracia clásica europea sigue desnortada y sin hallar su nuevo camino. La gran corriente política que durante largas décadas le ha dado a los países europeos algunos de sus mejores atributos no encuentra propuestas convincentes para la nueva sociedad que surge de la globalización, de la revolución tecnológica, de la gran crisis económica y de la indignación. Si no se da prisa en hallarlas, la socialdemocracia será en breve una especie en riesgo de extinción en algunos hábitats.

Un PSOE casi en estado de coma

Además del dato general de estimación de voto que le adjudica al PSOE, que es paupérrimo -tercero, con solo el 19%, a la misma distancia de Podemos que ventaja sobre Ciudadanos, dos puntos y medio en ambos casos-, la encuesta de Metroscopia que publica El País tiene algunos otros datos muy preocupantes para el PSOE.

Uno de ellos es la intención directa de voto. El PSOE solo es cuarto, con el 12,7%, casi duplicado por el PP (20,2%), muy descolgado respecto a Podemos (17,9%) y ampliamente superado por Ciudadanos (14%).

El otro dato muy inquietante tanto para los barones del golpe de mano de octubre pasado contra Pedro Sánchez como para la gestora que ha decidido eternizarse en unas funciones que tendría que haberse autolimitado -en el calendario y en las atribuciones- es el de la satisfación de los votantes de cada uno de los cuatro grandes partidos con la labor parlamentaria que está realizando cada una de las formaciones. Todos tienen bastante contenta a su parroquia -al PP lo aprueba el 80% de sus votante y lo desaprueba el 18%; a Podemos, 71% a 26%; a Ciudadanos, 83% a 14%- salvo el PSOE, que pierde entre sus partidarios: el 46% de sus votantes lo aprueba frente al 51% que lo desaprueba. Los datos, tan contundentes, desmienten la teoría del PSOE oficial de que con su gestión de «oposición responsable» -apoyar al Gobierno en algunos temas y votar en contra en otros- recuperarían el favor de su electorado.

Hay otro epígrafe de la encuesta que, por desgracia, esta vacío para el PSOE. Es el de la valoración de líderes políticos. Se ofrecen resultados sobre Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera, y no los hay sobre ningún dirigente del PSOE. Ni el presidente de la gestora, Javier Fernández, ni los candidatos a las primarias ya anunciados Pedro Sánchez y Patxi López ni la probable candidata Susana Díaz han sido sometidos al escrutinio de los entrevistados por Metroscopia (y si lo han sido, no se han publicado los resultados). Una pena, porque quizás investigando sobre los diferentes proyectos de liderazgos que ahora tiene el PSOE se podría realizar un mejor diagnóstico de qué le pasa al partido socialista, a qué le atribuyen sus votantes y el público en general su estado casi de coma y si se atisba alguien en el horizonte capaz de sacarle de ese agujero.

Sobre el 11-M y sobre periodismo, dos lecturas para este fin de semana

Dos lecturas para este fin de semana. Ambas de mirarnos un poco el ombligo, es verdad, pero dejadme que me tome esta licencia porque creo que vienen ambas a cuento de algunos debates que se están desarrollando estos días entre los periodistas y en la sociedad en general.

Una lectura, sobre la cobertura en 20minutos de los atentados del 11-M, ahora que se cumplen 13 años de los atentados. Si te apetece, lee estas cuatro entradas de mi blog en el orden que te propongo:

Cuatro portadas de ’20 minutos’ tras el 11-M / 1

Cuatro portadas de ’20 minutos’ tras el 11-M / 2

Cuatro portadas de ’20 minutos’ tras el 11-M / 3

Cuatro portadas de ’20 minutos’ tras el 11-M / y 4

Y la segunda lectura, con mi intervención hace ahora dos años en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca, por la que recibí críticas y felicitaciones de muchos colegas -más de lo segundo, gracias-:

Metiendo el dedo en el ojo al periodismo

Viene a cuento porque ayer se clausuró el Congreso de Periodismo Digital de Huesca de este año y, sobre todo, porque ésta ha sido una semana muy agitada en nuestra profesión periodística, esta vez por las presiones.

Llámame caradura y sigue dándome pan

El mismo día en que el juez Eloy Velasco, que instruye el caso Púnica, interroga al que fue consejero de Transportes de Esperanza Aguirre y acelera su investigación porque ha encontrado nuevos y graves indicios de financiación ilegal del PP de Madrid…

y solo un día después en que uno de los tesoreros históricos del partido, Naseiro -sospechoso en su día de corrupción-, deje en evidencia de corrupción a otro de los tesoreros recientes, Bárcenas…

y solo dos días después de que el presidente de Murcia (PP) haya tenido que comparecer ante un juez imputado en cuatro graves delitos de corrupción y siga sin dimitir…

y solo tres días de, y cuatro días de, y cinco días de…

… Mariano Rajoy amenaza en el Congreso de los Diputados con meter en vía muerta la comisión parlamentaria de investigación sobre «la presunta financiación ilegal del PP» que acordó con Albert Rivera en el pacto que le permitió al líder del Partido Popular seguir de presidente del Gobierno.

Rivera y su partido, Ciudadanos, tuvieron un cierto éxito electoral tanto en las elecciones municipales y autonómicas de 2015 como en las generales de 2015 y de 2016 gracias, entre otras razones, a que enarbolaron la bandera de la regeneración, de limpiar a fondo la corrupción galopante que asolaba a los viejos partidos y de recuperar el prestigio de la política, de no hacer trampas, de cumplir la palabra dada…

Si Rivera no reacciona ahora de modo contundente a los desplantes que a diario le hace Rajoy -e incluso al modo en que alardean algunos en el PP de su incumplimiento del pacto-, el partido naranja y su líder se ponen en grave riesgo de perder gran parte de su caudal político y de reputación. Está bien decirle por gestos en el Congreso a Rajoy que es un caradura, pero Rivera ha de ir más allá, incluso más allá de impulsar con PSOE y Podemos la comisión de investigación que intenta bloquear el PP. Ha de acabar Rivera con el ‘llámame caradura, pero sigue dándome tus votos cuando los necesite’ a que le tiene sometido Rajoy.

El ninguneo a Ciudadanos y el desprecio a lo firmado -a la palabra dada y firmada- a que está llegando el PP ya no debería contestarlo el partido de Rivera solo con gestos y con algunas acciones puntuales. Si el socio PP sigue así, Rivera ha de cuestionarse el pacto en su conjunto.

Ciudadanos y Podemos, ante el espejo de la melancolía

Decía anoche en Salvados (La Sexta) el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que apoyaría ahora -con algunas condiciones previas, lógicamente- una moción de censura con el PSOE para sacar a Mariano Rajoy del Gobierno.

Lleva varios días el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, amagando en público con romper su pacto en Murcia con el PP (que ya lo ha roto e incumplido, véase el segundo folio de este documento) e insinuando algunos de su entorno en privado que se podría incluso poner en cuestión el pacto de investidura de Rajoy, también por incumplimiento del PP nacional.

Los dos partidos hace apenas tres años emergentes tenían muy claro entonces, cuando emergían, que para cambiar realmente la vida pública y la política en España, y regenerarlas con garantías de que la corrupción se arrancara de raíz, era condición imprescindible sacar a Rajoy y al PP de Rajoy del mayor número de instituciones posible. Tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015, y aliándose con el PSOE, tanto Ciudadanos como Podemos sacaron al PP de Rajoy de algunos gobiernos regionales y grandes ayuntamientos. Pero tras las elecciones generales, especialmente tras las del 20 de diciembre de 2015, ambos partidos -y ambos líderes- tuvieron en su mano lograr el objetivo principal, el de sacar a Rajoy de la Moncloa, que era parte nuclear de su fundación, de su emergencia y de su éxito electoral, y no lo hicieron.

En amplísimas capas de sus respectivos votantes, de los de Ciudadanos y de los de Podemos, aquel esfuerzo que resultó inútil ha generado una enorme melancolía. Quizás ahora Rivera e Iglesias, mirándose en el espejo retrovisor, también la sientan y por eso dicen lo que dicen. No debieran ni engañarse ni engañar a sus electorados: el objetivo ahora es remoto o directamente imposible.