¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de enero, 2017

En EE UU, se habló español antes que inglés

En la actual Estados Unidos se habló español mucho antes que inglés. A comienzos del siglo XVI, en 1513, el vallisoletano Juan Ponce de León exploraba la costa este de lo que aún no se llamaba EE UU y ponía nombre a Florida. En 1565, el asturiano Pedro Menendez de Avilés acababa con una colonia francesa de la zona -también los franceses habían llegado ya a aquel nuevo mundo- y fundaba San Agustín, considerada hoy como la ciudad más antigua hoy habitada de los Estados Unidos.

Por esos mismos años, hacia 1533, exploradores como Diego de Becerra y Fortún Jiménez, enviados por Hernán Cortés, desembarcaban en las costas del oeste y bautizaban como California a California.

Desde aquellas expediciones, faltaban aún muchos años para que la reina Isabel I de Inglaterra otorgara licencia, en 1583, al pirata Sir Walter Raleigh para fundar una colonia al Norte de Florida, a la que llamaría Virginia, y aún muchos años más para que que en 1607 los ingleses fundaran Jamestown, su primer asentamiento permanente en el territorio actual de los EstadosUnidos y para que el Mayflower, el legendario barco de los puritanos ingleses, llegara a la costa y fundara Plymouth, en 1620.

El español es hoy la segunda lengua más hablada en Estados Unidos, solo superada por el inglés. Hay allí unos 53 millones de personas que la tienen como lengua materna, lo que hace de EE UU el segundo país del mundo en número de hispanohablantes, solo superado por México, con unos 120 millones, y bastante por delante de Colombia -48 millones- y de España -46-. Los hispanohablantes y el español forman parte relevante del patrimonio económico, social y cultural de los Estados Unidos.

El cierre de las cuentas en español de la Casa Blanca no es solo una ofensa gratuita de Donald Trump y su equipo al 17% de su población y a los más de 500 millones de hispanohablantes en el mundo. Es también un error monumental, una gran metedura de pata. A ver si la sacan.

Donald Trump y el efecto mariposa

Las inquietudes, incertidumbres y miedos que desató en todo el mundo en noviembre pasado la elección de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos se acrecentaron estas semanas atrás cuando se fueron conociendo los nombres de su equipo de Gobierno y se han confirmado y multiplicado ahora con su discurso de toma de posesión y sus primeras medidas tomadas en la Casa Blanca.

Ya parece definitivo. No habrá un Trump presidente muy diferente al Trump candidato. Un nuevo fantasma recorre ya el mundo.

La teoría del caos, elevada a su máxima potencia. Si el aleteo de una inocente mariposa en un extremo del planeta puede provocar un tornado en el otro extremo, las llamaradas lanzadas por un dragón furioso pueden provocar incendios en todo el mundo, algunos de ellos con efecto abrasador no sólo en la política, la economía, los estados, la geopolítica o el comercio; sobre todo en las personas. El mundo es hoy algo peor que ayer, y quizás un poco mejor que mañana.

Por qué Pedro Sánchez y Susana Díaz no dicen aún si intentarán liderar el PSOE

¿Por qué no anuncian ya Pedro Sánchez y Susana Díaz si se presentarán a las primarias del PSOE para elegir al nuevo secretario general?, se preguntan partidarios y detractores de uno y de otra, y la opinión pública en general. Por razones comunes, ambos, y por razones particulares cada uno de ellos.

La razón que comparten es que aún queda mucho tiempo -en términos políticos- para la convocatoria de las primarias y del congreso del PSOE, convocatoria que se hará oficialmente en un Comité Federal que se celebrará previsiblemente a finales de marzo o a primeros de abril, y ninguno de los dos quiere dar el paso definitivo sin saber con exactitud las reglas del juego -cuál será finalmente el censo de militantes socialistas con derecho al voto, si podrán votar los del PSC o no podrán, si además de un mínimo de avales para presentarse habrá un máximo, etc.- y sin tener los apoyos respectivos firmemente amarrados. Saben ambos, además, que los avales no se pueden recolectar hasta que la convocatoria no sea oficial.

Las razones particulares en la espera de cada uno de ellos dos son muy diferentes.

Susana Díaz aún confía en que el desgaste que a Pedro Sánchez le esté suponiendo por un lado la anunciada candidatura de Patxi López y por otra su ‘clandestinidad’ -hoy Sánchez es un militante socialista de a pie y no tiene ningún cargo, ni público ni privado; es un simple ex: exlíder del PSOE, exsecretario general, exdiputado…, y eso le da poca visibilidad pública- le empuje a tirar la toalla. Además, Díaz, como presidenta andaluza, tiene graves problemas de gestión -con la sanidad pública, por ejemplo- que serían un flanco abierto a la crítica si anunciara su candidatura y empleara parte de su tiempo en la precampaña socialista quitándoselo a sus obligaciones como presidenta andaluza. Una encuesta de esta semana, que dice que sus perspectivas electorales están cayendo, ha echado aún más sal a esa herida.

Por lo que a Pedro Sánchez se refiere, el exlíder socialista aún tiene dudas sobre su papel en el ‘proyecto colectivo’ en el que trabaja desde hace muchas semanas. Sabe de sus muchos apoyos entre la militancia socialista -«el aura del martirio le da muchísimos votos, y esos no son traspasables a otro candidato», dice uno de sus más cercanos colaboradores, en referencia con lo del martirio a la maniobra de los barones rebeldes que encabezados por Susana Díaz le sacaron de la secretaria general el pasado 1 de octubre-, pero no está tan seguro del apoyo de los cuadros orgánicos medios en muchos territorios, y esos son fundamentales tanto para la recogida de avales como para la votación final. La gira territorial que ha anunciado entre los militantes y que comienza la próxima semana nada menos que en Sevilla, el feudo principal de Susana Díaz, es en realidad el autotest de Sánchez para tomar una decisión.

‘El alto, el malo y el guapo’, una película del oeste en el PSOE

Calle Ferraz, 68-70, Madrid; sede central del PSOE, hace unos trece años. Pepe Blanco, el todopoderoso secretario de Organización y Acción Electoral del PSOE y principal artífice de la sorprendente victoria en julio de 2000 de José Luis Rodríguez Zapatero sobre José Bono en la carrera por el liderazgo del partido, se ha rodeado de tres jóvenes treintañeros para gobernar con mano férrea la vida interna de la organización, muy deteriorada en los años anteriores de liderazgo de Felipe González y en los escasos tres de Joaquín Almunia. Los tres jóvenes son amigos, andan gran parte del día juntos y tienen despachos cercanos en la primera planta de la sede central socialista, en la que también está Blanco, su jefe. Unos los llaman los Blanco Boys. Otros, rememorando una legendaria película del oeste de Sergio Leone y Clint Eastwood, se refieren a ellos como ‘El alto, el malo y el guapo’.

‘El alto’, 1,94 metros, se llama Óscar López: 30 años y licenciado en Ciencias Políticas, desde 2000 es coordinador de la Secretaría, la mano derecha de Blanco. ‘El malo’, al que otros dicen ‘el feo’, se llama Antonio Hernando: 36 años y licenciado en Derecho, es asesor de la Secretaría, se ocupa en esos momentos de movilización electoral, luego le encomendarán temas de formación interna en el partido. ‘El guapo’, 31 años, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, también asesor de la Secretaría, se llama Pedro Sánchez. Cinco años atrás, había trabajado también como asesor en el Parlamento Europeo, donde había coincidido con Óscar López, y había sido jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia, Carlos Westendorp, durante la Guerra de Bosnia. Ahora hace papeles para su jefe Blanco, argumentarios de campaña, discursos para mítines, etc.

Salto en el tiempo, verano de 2014. Pedro Sánchez gana las primarias y se convierte en secretario general del PSOE. Entre sus primeras decisiones, apoyarse en sus dos viejos amigos y promocionarlos políticamente: a Antonio Hernando lo nombra portavoz del Grupo Socialista en el Congreso y a Óscar López lo hace primero secretario general y después portavoz del Grupo Socialista en el Senado.

Nuevo salto en el tiempo. Octubre pasado: Antonio Hernando, que ha sido mano derecha de Sánchez durante sus dos años largos de secretario general del PSOE, lo abandona y acepta la propuesta del bando socialista que ha derrocado a Sánchez y sigue de líder parlamentario del partido con la nueva dirección, la de la gestora. Sábado pasado: Óscar López lo abandona también y se convierte en jefe de gabinete de Patxi López, que acaba de anunciar su candidatura a la secretaría general, una candidatura que resta posibilidades a la del propio Pedro Sánchez.

El alto y el malo han dejado al guapo, o eso parece.

En el PSOE, como en muchos otros partidos (véase estos días Podemos), las luchas internas de poder tienen muchas de las características de las películas del oeste: relaciones personales volátiles, lealtades, traiciones, venganzas, pistoleros a doble sueldo o que cambian de bando, duelos y confrontación directa, sacrificio, esfuerzo, ganadores y perdedores cambiantes, ambiente crepuscular, psicología, utopía…

A la película ‘El alto, el malo y el guapo’ probablemente aún le queden varios episodios.

P.D. Hace esos trece años, a Pedro Sánchez algunos en el PSOE lo llamaban Pedro el Guapo para despreciarlo. “Mucha fachada y no sabemos si algo en la cabeza”, oí comentar sobre él por aquel entonces. Luego, cuando llegó a secretario general y la socióloga británica Catherine Hakim ya había formulado su teoría sobre el capital erótico, algunos de aquellos mismos críticos zumbones se convirtieron en panegiristas. Pero esa es otra película. Os la conté aquí en julio de 2014.

«Facciones cainitas» en el PSOE

El Comité Federal que mañana celebra el PSOE no será tan traumático como el del 1 de octubre, pero tampoco una balsa de aceite, un paseo de trámite de la gestora. Hay mucho mar de fondo, mucho malestar en las bases y en parte de los poderes orgánicos territoriales, que se sienten ninguneados y discriminados y que acusan a la gestora -mucho en privado y a veces algo en público- de una gestión partidaria, sesgada, pensando no en la totalidad del partido, sino solo en una parte de la élite.

El debate fundamental mañana va a ser el del calendario de congreso y primarias. La gestora y sus principales poderes territoriales de apoyo -sobre todo, el andaluz de Susana Díaz- impondrá un calendario largo, para el verano, pese a que la mayoría de los barones territoriales han pedido a Javier Fernández, el presidente de la gestora, que sea corto y para la primavera.

A algunos dirigentes significativos y poco señalados o significados en las guerras internas, pues ni estuvieron con Pedro Sánchez ni están ahora con Susana Díaz, más que las fechas lo que les preocupa es la costatación de que la fractura interna es muy grave. «Tenemos un clima interno de facciones cainitas que nunca antes he conocido dentro de mi partido», me dice un veterano de primer nivel de mando durante muchos años. «Y lo veo en los dos lados, veo a demasiada gente que basa toda su estrategia y acción política en cómo conseguir la neutralización, la expulsión del otro bando».

¿Y que remedio tiene eso, una tercera vía?, le pregunto. «Puede ser, pero es muy difícil, dado el enconamiento de las posiciones».

Mariano Rajoy y el no rescate de la banca

29 de mayo de 2012. Comparecencia de urgencia de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno desde cinco meses antes: «No va a haber ningún rescate de la banca española». Lo dice él, palabra a palabra, como se observa en el video. Probablemente, en la sede central del PP, por la cartelería que se observa tras el presidente.

Apenas dos semanas después, 13 de junio de 2012. Sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. La oposición (Rubalcaba, Rosa Díez, Coscubiela…) interpelan sobre el rescate, pero Rajoy prefiere calificarlo de «préstamo en condiciones ventajosas» «sin coste para la ciudadanía». En el vídeo con parte de la sesión, el presidente del Gobierno afirma incluso: «Es un crédito a la banca que va a pagar la propia banca».

Ayer, 10 de enero de 2017. Informe de fiscalización del proceso de reestructuración bancaria del Tribunal de Cuentas en el que afirma que el saneamiento de los bancos le ha costado ya al erario público 60.718 millones de euros. «La cifra no es definitiva, puede aumentar o disminuir».

En 20minutos hemos echado cuentas (60.718 millones divididos entre 46,5 millones de habitantes) y nos sale que ese préstamo ventajoso que según el presidente del Gobierno iba a pagar la propia banca ya nos ha costado a cada español 1.305 euros.

En la agenda oficial del presidente del Gobierno no está hoy prevista ninguna comparecencia en la que Rajoy explique por qué se equivocó -o por qué mintió- en 2012.

Afonías en el PSOE

-¡Gracias, pero en ese avispero no me meto ni loco!

Era la respuesta, ayer, de un exdirigente del PSOE al que le había pedido un artículo para 20minutos sobre el delicado momento que vive el partido. Días atrás, hemos recibido media docena de respuestas similares -a petición de artículos o de entrevistas- por parte de otros dirigentes o exdirigentes socialistas. Me consta que en otros medios están pasando cosas parecidas.

En octubre, aún caliente la tragedia en el PSOE, eran muchos los que se pronunciaban en público, en entrevistas, declaraciones, tertulias, artículos firmados… Pero a medida que han ido pasando las semanas de la gestora, la afonía se ha extendido como una epidemia casi universal que afecta a dirigentes de uno y de otro bando. «No me cites, que el ‘aparato’ me mata», dicen unos. «Más adelante ya veremos», comentan otros.

Si fuera por prudencia o por estrategia, sería comprensible. Pero da la impresión de que no. En muchos casos, parece miedo, puro miedo.

A un partido que durante casi siglo y medio ha servido a la sociedad española desde la pluralidad y desde el enriquecedor debate interno, da pena verlo ahora sumido casi en un silencio sepulcral, con tanta gente inteligente que anda temerosa de dar su opinión por si la más leve disidencia o crítica al nuevo mando le cuesta cara.