¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de octubre, 2016

Será una legislatura complicada, pero el más resistente es Rajoy

El Mariano Rajoy del diálogo y la mano tendida del pasado miércoles se ha matizado a sí mismo en apenas tres días. Hoy se ha venido arriba y ha vuelto el Rajoy del no -ha pronunciado más veces esa palabra en su intervención de 10 minutos que el Pedro Sanchez del «no es no» en el último año en esa misma tribuna-, el Rajoy que les ha dicho al resto de grupos parlamentarios que no va a rectificar sus políticas del pasado y que no va a ceder «salvo en lo razonable», y lo razonable será solamente de nuevo aquello que decida el ya presidente del Gobierno que lo sea. Si el Ciudadanos de Albert Rivera del sí a Rajoy y el PSOE de la gestora que con su abstención ha permitido la investidura pensaban que iban a tener un papel crucial en la legislatura, quizás ya estén empezando a dudarlo.

La legislatura va a ser complicada para un Rajoy y un PP en minoría, sí, pero probablemente lo sea más para otros líderes y otras fuerzas. El poder desgasta mucho, en efecto, pero el no tenerlo y ser socio o semisocio del que lo tiene desgasta mucho más. No te beneficias de sus aciertos y te salpican sus errores. Será una legislatura muy complicada para Ciudadanos, abducido y satelitelizado por el PP en estos meses, y para el PSOE, dividido, roto, sin líder, sin proyecto y divorciado de su base militante, electoral y social. Sobre ambos, además, penderá una incertidumbre: si se pasan en sus exigencias o en su tira y afloja con Rajoy, este podrá a partir de mayo próximo disolver las Cámaras e ir de nuevo a elecciones, y las expectativas electorales de Ciudadanos y de PSOE no son nada halagüeñas.

Ha dicho Pablo Iglesias que este periodo que comienza es el del epílogo de Rajoy. Puede que sí, pero también puede que no y también puede que el epílogo sea larguísimo. Rajoy es un resistente. Una de sus más profundas convicciones vitales y políticas la plasmó en dos de sus vergonzosos sms, cuando le dijo a Bárcenas el «sé fuerte» y a la mujer de Bárcenas aquello de «al final la vida es resistir y que alguien te ayude».

¡Y tanto! En las elecciones del 20 de diciembre pasado, el PP perdía 3,6 millones de votos respecto a 2011 (pasaba de 10,86 millones cuatro años antes a 7,2 millones ese día) y uno de cada tres escaños, pues pasaba de 186 a 123. Rajoy parecía políticamente tocado, casi moribundo. Y no, ha sido fuerte, ha resistido, le han ayudado muchos en estos meses (el PP siempre, Ciudadanos bastante, hoy el PSOE, Podemos en marzo, la prensa afín al PP y alguna que no lo parecía también siempre…) y ahí está, de nuevo presidente del Gobierno a todos los efectos.

Pedro Sánchez: una lección y quizás un error

Pedro Sánchez acaba de dar una lección y, probablemente, acaba también de cometer un error.

La lección, por lo infrecuente que resulta en nuestra vida pública que un dirigente político mantenga sus compromisos con los ciudadanos, su lealtad a la organización de la que ha sido el principal dirigente y su coherencia con sus propias convicciones.

El probable error, porque se ha puesto a sí mismo mucho más difícil la tarea de lo que acaba de insinuar -que se presentará a las primarias del PSOE- y aún más complicada su gestión futura como secretario general si ganara esas primarias.

Con su coche recorría Sánchez hace casi tres años las agrupaciones socialistas de toda España, ganándose el favor de la militancia. Con su coche dice que lo volverá a hacer ahora. Pero hay una diferencia sustancial: entonces era diputado, y ahora no lo es. Cuando lleguen las primarias -y es de temer que la gestora no le haga mucho caso y demore Congreso y primarias todo cuanto pueda-, Sánchez será un militante de a pie, y eso le restará posibilidades si alguno de sus rivales sí cuenta con la peana de un cargo orgánico interno en el PSOE o un cargo público, sea diputado o diputada, senador o senadora o presidente o presidenta autonómico.

Y si aún así gana Sánchez y es de nuevo secretario general, tendrá que gestionar esa refundación urgente e intensa del PSOE -y una larga carrera por intentar ser de nuevo candidato a presidente del Gobierno- sin la visibilidad ni las herramientas internas ni la capacidad de maniobra que da el Congreso de los Diputados.

‘Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo’, titulé hace ocho meses un post en este blog. Veremos en unos meses más si aún conserva la baraka.

Podemos, entre oposición o alternativa al PP

Con el PSOE en la UVI, gravemente enfermo por cinco grandes males, a Podemos se la ha abierto una enorme oportunidad no solo para lograr ahora el sorpasso social sobre los socialistas, y en breve el electoral, sino también para levantar en la izquierda -en el viejo solar del Partido Socialista- un pilar institucional tan grande como el del PP en la derecha.

Los expertos internos están divididos. ¿Y eso cómo se hace mejor? ¿Al modo Pablo Iglesias -radical, cañero, indignado, frentista y dándole tanto o más papel a la agitación en la calle como a la acción política convencional en las instituciones- o al modo Íñigo Errejón de la sonrisa, la negociación, la moderación y el diálogo para que Podemos, como él mismo decía en una reciente entrevista en 20minutos, no aspire solo a ser «la oposición al PP», sino también «la alternativa»?

Os recomiendo una lectura reposada a la entrevista, publicada el pasado 17 de octubre y llena de claves. Decía Errejón que compartía con Iglesias «en un 95% el mismo diagnóstico y el mismo camino de lo que hay que hacer», pero reconocía que también había algunas diferencias. Cuando Victoria Luna le preguntaba si Podemos tenía que parecerse a la sociedad o hacer, «como defiende Iglesias», que la sociedad se pareciera a Podemos, Errejón contestaba así:

«Una fuerza transformadora hace las dos cosas. Una fuerza transformadora sabe leer bien en qué sociedad está y por tanto se parece un poco a su país, pero al mismo tiempo da pasos para mejorarlo. Si solo te pareces, te conformas con lo que hay, pero si solo eres aquello que quieres que venga, corres el riesgo de tener muy poco eco, de tener una posición política marginal, de estar enfadado con tu país. Tienes que tener un pie en el país que ya existe y otro en el que puede venir».

El debate interno en Podemos se está recrudeciendo estos días, ante iniciativas como el Rodea el Congreso de mañana sábado –Errejón ve algunos riesgos– y sobre todo ante las batallas orgánicas internas abiertas en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Extremadura. En Madrid, el prólogo lo han ganado los errejonistas, pero el resultado final es muy incierto.

En el dividido y abatido PSOE, se sigue y analiza el debate interno de Podemos con mucha atención. Les va mucho en ello. Hace unos días, en una reunión interna del grupo parlamentario, el diputado Eduardo Madina -antisanchista- decía que «el peligro» para los socialistas será mayor si el ganador de la batalla es Errejón. Curiosamente, en el otro bando del PSOE se ve de modo parecido. Hace dos semanas, a Óscar Puente, alcalde de Valladolid y sanchista, le preguntaban en una entrevista en Abc si existía el riesgo de una salida en masa de militantes en el PSOE, y contestaba esto:

«Al militante del PSOE se le ha puesto a prueba muchas veces, y hay gente que resiste, pero hay mucha militancia que, si al final se les da este trato, probablemente se irá. Si tenemos una ventaja táctica es que Podemos está en manos de Pablo Iglesias y no le pueden ni ver ni a él ni a su estrategia. Cosa distinta es si adopta una línea más moderada y se imponen las tesis de Errejón. Nos sustituyen en un par de años. Lo tengo clarísimo».

El resultado de los procesos orgánicos en Podemos y el resultado del Congreso Extraordinario del PSOE cuando la gestora tenga a bien convocarlo serán claves en el mapa político final que nos dibujen.

El debate de investidura lo pierde el PSOE

Los abrazos de oso aliado de Mariano Rajoy y las acerbas críticas de Pablo Iglesias han convertido al PSOE roto de Antonio Hernando, de la gestora, de los barones rebeldes y de Susana Díaz en el gran perdedor de la primera sesión de investidura. Rajoy ha perdido la votación, sí, pero el que más pierde en términos políticos de credibilidad, mercado, solar, espacio, relevancia, sustancia y posición es el PSOE.

Y parte de lo que al PSOE le queda, me temo, lo perderá pasado mañana sábado, cuando consume la abstención que convertirá de nuevo a Rajoy en presidente del Gobierno con todas las de la ley. La abstención socialista confirmará lo que algunos dirigentes del propio PSOE venían temiéndose desde hace días: le están regalando gratis el Gobierno al PP y gratis también la oposición a Podemos.

A estas alturas de desastre socialista, ¿tiene algún arreglo? Pues quizás sí. Uno posible, que la gestora les diera libertad de votos a sus diputados el sábado, de modo que sólo se le cedieran a Rajoy 11 abstenciones y se intentara recuperar de verdad el papel de oposición, y convocar de inmediato el Congreso Extraordinario al que obligan los Estatutos socialistas para que el PSOE afronte cuanto antes sus cinco grandes problemas:

No tiene líder.

Se encuentra profundamente dividido y fracturado por las guerras internas.

Se está produciendo un divorcio traumático entre la nueva dirección y una gran parte de la militancia, a la que no se le ha dado ni voz ni voto en el conflicto interno.

Carece de un proyecto sólido que ofrecer a la sociedad española.

Ve cómo una franja importante de su electorado afín se le aleja, en parte por los cuatro problemas anteriores y en parte porque ese electorado está viendo una alternativa en Podemos y en otras recientes formaciones y movimientos políticos de izquierdas.

Mañana es tarde.

 

Ni autocrítica ni asunción de responsabilidades en el PSOE

La fractura interna en el PSOE no remite, sino que va a más. El partido se ha metido en un bucle de autolesión permanente o, parafraseando al presidente de la gestora, Javier Fernández, de propinarle más y más daños a un edificio ya «muy dañado».

Dicen los ganadores del golpe de mano de hace un mes que el Comité Federal es el órgano soberano del PSOE entre Congreso y Congreso; que el dicho Comité Federal decidió el pasado domingo, 23 de octubre, que hay que abstenerse en segunda votación con Rajoy y dejarle gobernar; que la disciplina de voto es un bien y un valor fundamentales en cualquier organización política…

Tienen razón en todos esos argumentos.

Dicen los perdedores del golpe de mano de hace casi un mes que la gestora del partido es alegal, puesto que no está prevista su existencia a nivel federal en los Estatutos del PSOE; que el Comité Federal cometió una ilegalidad en su reunión del 1 de octubre, pues el artículo 36 letra 0 de los Estatutos socialistas les obligaba a convocar un Congreso Extraordinario, y no solo no lo hicieron sino que se sacaron de la manga una gestora alegal; que la Constitución dice en su artículo 67.2 que los miembros de las Cortes Generales -diputados y senadores- «no estarán ligados por mandato imperativo»; que el artículo 33 del Reglamento Interno del Grupo Parlamentario Socialista establece que se pueda «acordar la libertad de voto por razones de conciencia», y que esto de convertir a Rajoy en presidente del Gobierno con la aquiescencia del PSOE es para algunos diputados socialistas un problema de conciencia.

Tienen razón en todos esos argumentos.

Los dirigentes -de uno y de otro bando- que metieron al PSOE (y por tanto al conjunto de la sociedad española y a nuestro sistema constitucional) en este bucle de autolesión permanente, en esta deriva casi suicida, ¿calcularon bien las consecuencias de sus actos, van a hacer alguna autocrítica en público, asumirán alguna responsabilidad, tienen algún remedio?

Pedro Sánchez, «con las pilas cargadas»

El comentario que hizo ayer Pedro Sánchez en su cuenta de Twitter, poco después de que el Comité Federal del PSOE decidiera ceder una abstención ante Rajoy para investirlo de nuevo presidente, ha desatado algunos nervios en la gestora socialista y entre los ganadores del golpe de mano de hace unas semanas. Decía Sánchez:

Cada palabra ha sido mirada con lupa, especialmente lo de que «la militancia recupere y reconstruya su PSOE», luego según el exsecretario general socialista el partido estaría ahora perdido para los militantes y destruido, pero se arreglará «pronto», cuando sea «autónomo, alejado del PP» y «la base decida». ¿En el Congreso Extraordinario que tiene que convocar la gestora? ¿Y el «fuerza» final del tuit? ¿Se lo dice a los militantes o se lo dice a sí mismo?, se preguntan otros dirigentes.

Sánchez, según testimonio directo de quien ha hablado recientemente con él, ha vuelto a Madrid, tras pasar unos días con su familia en San Francisco (EE UU), con dos comentarios: ha hecho autocrítica sobre en qué se equivocó en los últimos meses de su mandato y ahora ya está «con las pilas cargadas»… ¿Para hacer o intentar qué? Es probable que lo desvele él mismo esta semana.

El PSOE se autolesiona aún más

Tras silenciar e ignorar a sus militantes -unas 185.000 personas a las que ni se les consulta ni se les convoca a Congreso, pese a que los Estatutos internos dictan que hay que hacerlo-, parte de la élite del PSOE -139 miembros del Comité Federal, frente a 96 que no lo han hecho- ha decidido hoy darle el Gobierno a su principal adversario político a su derecha, el PP de Mariano Rajoy, y al tiempo y como efecto colateral darle la oposición a su principal adversario político a su izquierda, el Podemos de Pablo Iglesias.

Al «muy dañado edificio del PSOE» -expresión reciente del presidente de su gestora, Javier Fernández- probablemente se le están abriendo en este mismo momento nuevas grietas irreparables, más daños irreversibles. El PSOE se autolesiona aún más. El edificio amenaza hoy más ruina y derrumbe que ayer, pero probablemente menos que dentro de pocos días, cuando se consume en el Congreso de los Diputados la abstención socialista que convertirá de nuevo a Rajoy en presidente del Gobierno.

¿Y el solar del edificio, que Fernández decía que aún conservaban los socialistas? Menguante, mermado, encogido. Lo de hoy probablemente también va a afectar a los linderos de la parcela, pues con la decisión y sus consecuencias el nuevo PSOE les regala muchos metros cuadrados a sus adversarios, especialmente a Podemos.

Dicen algunos bienintencionados adalides socialistas de la abstención que lo hacen por responsabilidad, por el bien de España. ¿Dinamitar, hacer saltar por los aires en voladura incontrolada en menos de un mes a uno de los grandes pilares del sistema de partidos de la democracia española es responsable o es irresponsable?

Ética de la convicción y ética de la irresponsabilidad en el PSOE

Algunos de los autores intelectuales del golpe en el PSOE -los más leídos, los menos iletrados- apalean y pastorean estos días a los derrotados para que, en su comportamiento (Comité Federal de mañana domingo, votación de la investidura en unos días, recogida o no de firmas para que se celebre el Congreso Federal que marcan los Estatutos, reuniones con los militantes en las agrupaciones, etc.), prime en ellos la llamada ética de la responsabilidad sobre la ética de la convicción.

El partido está en una situación delicadísima, les dicen a los derrotados los principales responsables de la delicadísima situación. Dividido, fragmentado, fracturado, incluso en riesgo de escisión. No echéis más leña al fuego -prosiguen-, no hagáis olas, someteos a la disciplina interna, rendíos del todo… por responsabilidad.

Dicho de otro modo: Con la ética de su convicción y la ética de su irresponsabilidad mataron al secretario general elegido por los militantes e incendiaron y dañaron tanto el partido que lo han convertido casi en un solar menguante y ahora apelan a la ética de la responsabilidad de los derrotados para que el incendio y la ruina no vayan a más y se le dé la manguera apagafuegos del Gobierno a Rajoy y la manguera apagafuegos de la oposición a Podemos.

¡Pirómanos bomberos!

’20minutos’, foro de debate sobre el PSOE

A dos días del decisivo Comité Federal en el que el PSOE va a tomar una de las decisiones más delicadas de toda su historia, dejadme que os recomiende esta radiografía previa les ha hecho Victoria Luna y cinco artículos de otros tantos militantes y altos cargos socialistas que hemos publicado este último mes en 20minutos, ordenados de más reciente a más antiguo.

Rajoy en minoría, de Ramón Jáuregui, eurodiputado y presidente de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo.

El golpe de Estado en el PSOE, de un cabo chusquero y dañino, de Óscar Puente, alcalde de Valladolid.

Que los militantes hablen, de Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León.

Paisaje después de una batalla, de Octavio Granado, exmiembro de la Ejecutiva Federal socialista.

Lo que está en juego no es España, toca salvar al PSOE, de José Luis Ábalos, secretario general del PSOE de Valencia.

Y un artículo más, mío, 6 años en crisis, y en el PSOE sin enterarse de las causas, que publiqué a las pocas horas de las dimisiones en masa en la Ejecutiva socialista que desencadenaron la crisis interna.

Hemos pedido a muchas otras voces socialistas que escriban aquí, que intervengan en nuestro foro de debate sobre el presente y el futuro del PSOE. Publicaremos sus opiniones en los próximos días y semanas.

Cospedal a Interior y otros cuatro o cinco ministros nuevos

Aunque el PSOE aún no ha tomado formalmente la decisión de facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, en el PP y en el Ejecutivo en funciones ya dan por hecho que lo hará y hay quinielas sobre ministros que salen o ministros que entran, carteras que cambian de mano, ascensos dentro de un mismo ministerio (de secretario de Estado a ministro, por ejemplo), etc.

He hablado recientemente con varios altos dirigentes del partido y del Gobierno y, aunque todos insisten en que Rajoy es un enigma y probablemente sorprenda a todos con alguna presencia o con alguna ausencia imprevistas, sí tendría ya claras el presidente hoy en funciones las siguientes decisiones:

-Retocar menos de la mitad del Gobierno, para que no pareciera que se hacía Rajoy a sí mismo una enmienda a la totalidad o una rectificación en toda regla. El Ejecutivo saliente tenía 13 carteras, luego -dicen los entendidos- ahora habría novedades en un máximo de 6.

-A tres carteras es obligado buscarle nuevo titular, ya que han quedado vacantes por diferentes motivos recientes durante el ya largo periodo en que Rajoy está en funciones y no puede hacer nombramientos. La de Industria, Energía y Turismo, desde que en abril pasado la tuvo que dejar José Manuel Soria, salpicado por los papeles de Panamá. La de Fomento, desde que en julio pasado la dejó Ana Pastor para convertirse en presidenta del Congreso de los Diputados. Y la de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, desde que en agosto pasado la dejó Alfonso Alonso para irse de candidato del PP a las elecciones vascas de septiembre.

-Una cuarta cartera, la de Defensa, quedará también disponible, porque su titular, Pedro Morenés, ya le dijo al presidente hace casi un año, en vísperas de las elecciones de diciembre de 2015, que le gustaría salir del Gobierno y volver a sus negocios.

-Una quinta y quizás una sexta cartera, la de Interior y la de Asuntos Exteriores y Cooperación, quedarían disponibles… por decisión personal de Rajoy de relevar a sus actuales titulares, Jorge Fernández Díaz y José Manuel García-Margallo. El primer relevo se da por seguro: en estos nuevos tiempos políticos sin mayoría absoluta, Rajoy no querría que la continuidad de su ministro más controvertido y más cuestionado, Fernández Díaz, fuera interpretada como una provocación a toda la oposición, y especialmente a las formaciones que previsiblemente harán posible la investidura: Ciudadanos y PSOE. El segundo relevo es menos seguro. García-Margallo encabezaba en el Gobierno un grupo, el G-8 (con Fernández Díaz, Pastor, Soria, Cañete cuando estaba, Morenés, Tejerina -Agricultura- y Catalá -Justicia-), que constituía todo un frente anti Soraya Sáenz de Santamaría, la poderosa vicepresidenta. Hay división de opiniones sobre si Margallo seguirá en el Gobierno o no seguirá. Si no sigue, tanto que se apunta la vicepresidenta.

Además de las líneas generales antecedentes, se da por seguro que Sáenz de Santamaría seguiría de vicepresidenta -«pese ha tenido algún desencuentro reciente con Rajoy», me dicen dos fuentes diferentes, sin más concreción- y que María Dolores de Cospedal entraría en el Ejecutivo como ministra de Interior -«lo conoce bien, fue subsecretaria de ese Ministerio de 2002 a 2004, y además es uno de los pocos departamentos que no cuelgan de la vicepresidenta sino del presidente, con lo cual se ahorra Rajoy el choque entre sus segundas»-.

Y hay dudas sobre si habrá un vicepresidente económico (y si lo sería o no Luis de Guindos); sobre si algunos ministros van a seguir, pero cambiando de cartera; sobre si se repescará a Alfonso Alonso, aunque no sea en Sanidad; sobre si entre los nuevos ministros estará el joven Pablo Casado; sobre si Rajoy premiará con un ministerio a su jefe de gabinete y director de las dos últimas campañas electorales del PP, Jorge Moragas…