¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de abril, 2015

12 probables causas de la crisis de Podemos

Hace apenas tres meses, las encuestas presentaban a Podemos como la primera fuerza política, con casi el 30% del voto. Ahora la mayoría de las encuestas proclaman que la formación que lidera Pablo Iglesias se está viniendo un tanto abajo, que anda entre el 15% (el porcentaje que logró, por cierto, en las andaluzas del pasado 22 de marzo) y el 20%, y en el tercer o incluso el cuarto puesto entre las preferencias del electorado, por detrás de las dos formaciones tradicionales (PP y PSOE) e incluso de la emergente Ciudadanos. Las expectativas de “asaltar los cielos”, de ganar las próximas elecciones generales, que en Podemos se veía posible e incluso probable en enero, hoy parece lejanísima.
¿Qué le ha pasado a Podemos en este plazo de tiempo tan corto? ¿Qué le pasa hoy? ¿En qué momentos y por qué causas ha perdido fuelle? Quizás por estas:
1- Ya no son novedad, ya no suscitan tanto interés. Entre otras cosas, como se verá luego, porque en el mercado de la política hay novedades más recientes que Podemos.
2- La indefinición del proyecto, las ambigüedades. A su primer gran impulso de apoyos, debido a que supo captar como nadie la indignación ciudadana y el rechazo a la vieja política y a los partidos tradicionales, no le han seguido unas propuestas o un programa que generaran un segundo gran ciclo de crecimiento en adhesiones.
3- El viaje al centro emprendido desde otoño pasado. Al quitarle las aristas más izquierdistas al discurso y a las propuestas, los seguidores ideológicamente más extremistas se pueden haber sentido traicionados.
4- Las divisiones internas. Entre el núcleo duro de los cinco fundadores (Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre) y algunos de los líderes laterales, como Pablo Echenique o la andaluza Teresa Rodríguez. Entre el padre fundador (Monedero) y los dos principales hijos (Iglesias y Errejón). Entre estos dos últimos, por diferencias de criterio en la estrategia política a seguir a medio plazo.
5- El caso Monedero. La reacción de Podemos y del propio afectado, tras saberse que había cobrado 425.000 euros a varios gobiernos latinoamericanos y había buscado fórmulas fiscales -legales, pero poco éticas- para pagar menos impuestos por ello, decepcionó a algunos seguidores de la nueva formación política. La reacción se parecía demasiado a la de los partidos tradicionales cuando se veían salpicados por algún caso similar.
6- La organización del partido al estilo de los tradicionales. Tras un comienzo muy basado en las asambleas abiertas, los círculos y los procesos participativos donde se decidía casi todo, Podemos se ha dado a sí misma una organización tradicional, más jerárquica y menos asamblearia, lo que ha generado también algunas decepciones internas.
7- La excesiva vida orgánica interna se ha adueñado del tiempo de los principales dirigentes, que han reducido mucho el dedicado a la reflexión y a la generación de ideas y propuestas nuevas. Lo urgente ha sustituido a lo importante.
8- La falta de penetración entre algunos colectivos, como mujeres, personas poco formadas, mayores y jubilados o población rural. Se advirtió desde muy pronto en la letra pequeña de los estudios, pero la organización no ha dado por ahora con las fórmulas para paliarlo.
9- El agotamiento del tirón popular del líder, Iglesias, quizás por pérdida de credibilidad debido al viaje al centro, por falta de discurso nuevo, por saturación de su exposición mediática… Iglesias ya no suele ser el político mejor valorado en las encuestas –y hace muy poco lo era en casi todas- ni multiplica las audiencias televisivas como hacía antes.
10- El efecto Grecia. La llegada de Syriza al poder, hace tres meses, alentó la esperanza de un efecto dominó en España. Si los nuevos líderes griegos -Tsipras, Varoufakis- lograban echarle un pulso y ganárselo a las políticas europeas dominantes, fomentarían aquí los apoyos a Podemos. Pero el pulso, por ahora, Grecia lo va perdiendo.
11- La falta de la marca Podemos en las municipales. Iglesias decidió hace mucho, en junio del año pasado, que su formación no iría a esa batalla electoral. Temía que, si presentaba listas en muchos municipios, se multiplicaría el riesgo de que se colara en ellas algún nombre que acabara manchando al nuevo partido. Ahora algunos piensan que acudir el próximo 24 de mayo sólo a las autonómicas con la marca Podemos es una oportunidad perdida. En todos las formaciones, el voto municipal refuerza el voto autonómico, y viceversa.
Y 12 y fundamental, la irrupción de Ciudadanos, que le está quitando a Podemos, encuesta a encuesta, a su electorado más centrista. Cuando Podemos emergió con fuerza en las encuestas, sorprendió por su transversalidad. Se le veía como un partido muy de izquierdas, pero levantaba muchas adhesiones en el centro. El Barómetro del CIS de octubre pasado lo demostraba. Podemos lograba el 17,6% de voto directo, el PSOE el 14,3% y el PP el 11,7%. Las respuestas a las preguntas de la llamada escala ideológica daban mucha luz sobre cómo eran esos votos.
La escala ideológica va del 1 al 10. El 1 es la extrema izquierda y el 10 es la extrema derecha, luego 5,5 es el centro exacto. Pues bien: cuando a los encuestados les preguntaban dónde veían a Podemos, lo situaban en el punto 2,43 de media (por situaros: a IU, en el 2,67; al PSOE, en el 4,61; a UPyD, en el 5,55; y al PP, en el 8,24). Pero aun siendo visto tan de izquierdas, Podemos lograba votantes que a sí mismos se ubicaban en casi todos los números de la escala. ¡Incluso en el 8! Se veía de modo nítido metiendo la lupa en algunas de las posiciones donde se autoubicaban los entrevistados. Entre los españoles que se veían a sí mismos en el 5 en la escala ideológica (por tanto, de centro/centro-izquierda), Podemos era en aquel Barómetro el partido más apoyado: según el CIS, el 16% de esos ciudadanos votarían a Podemos, el 9,9% al PSOE, el 7,4% al PP, el 5,4% a UPyD. Y entre los españoles que se ubicaban a sí mismos en el 6 (por tanto, de centro/centro-derecha), Podemos compartía con el PSOE la segunda posición: el 25,8% de ellos votaría al PP, el 5,8% a Podemos, el 5,8% al PSOE, y el 3,2% a UPyD. Eran votantes que renegaban de los partidos tradicionales, que querían un cambio real en la política, y que apoyaban a Podemos porque lo veían capaz de hacerlo, de acabar con «la casta».
En octubre pasado, Ciudadanos -la formación que lidera Albert Rivera- aún no había emprendido su despliegue por toda España, y en aquel Barómetro apenas aparecía como opción electoral: sólo lograba el 1,5% del voto directo. Pero sí se le veía ya como un partido de centro: los encuestados le ubicaban exactamente en el 5,38. Probablemente hoy los españoles que se ven en el 5 o el 6 -por tanto más afines ideológicamente al partido de Rivera que al de Iglesias- y que quieren cambio real son los que han hecho crecer a Ciudadanos y decrecer a Podemos.

PD. He comenzado a elaborar este artículo esta mañana. Lo estaba casi acabando cuando se ha conocido la dimisión de Juan Carlos Monedero de todos sus cargos en Podemos, anunciada por Pablo Iglesias. Si es una reacción retardada al caso Monedero, Iglesias afronta -tarde, pero resolutivo- una de las probables causas del bache que atraviesa su formación. No me sorprendería que haya en breve más novedades sobre alguna de las otras once (o incluso que la salida de Monedero tenga algo que ver también con ellas).

Alberto Garzón, puño de izquierdas

Hoy publicamos en 20minutos la quinta entrevista de la serie que estoy haciendo a los nuevos líderes políticos. Esta vez, a Alberto Garzón, 29 años, candidato de Izquierda Unida (IU) a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales. Las anteriores fueron con Pedro Sánchez (43 años), Pablo Iglesias (36), Ada Colau (41) y Albert Rivera (35).
Hice la entrevista -y Jorge París las fotos- el jueves de la semana pasada, 23 de abril, día del libro. Garzón llegó a la cita con una mochila al hombro y una bolsa… cargada de libros. Hablamos en el pequeño despacho que tiene en el edificio anexo del Congreso de los Diputados donde las direcciones de los distintos grupos parlamentarios pasan buena parte de su día a día. Cuando íbamos a comenzar, entró a saludar Cayo Lara, 63 años, el coordinador federal de IU. Durante los tres minutos de mi charla con Lara, Garzón se alejó dos pasos y no intervino. Me dio la impresión de que el nuevo líder de IU está marcando ya su territorio y poniendo una cierta distancia con su antecesor.
Luego, ya a solas, Garzón fue contundente, con frases como estas, casi todas con puño de izquierdas:

-«Izquierda Unida es necesario, no es prescindible en un momento como este».
-«El peor momento fue probablemente el día en el que Tania Sánchez abandonó IU»
-«Estamos dispuestos a converger con otros siempre que se preserve la autonomía».
-«Hay una cosa que tiene Podemos que no tiene IU: ser nuevo».
-«El problema que tiene Podemos es la ambigüedad ideológica».
-«Yo no voy al centro político, y más a mi izquierda está el abismo».
-«En la escala ideológica [1 sería extrema izquierda y 10 extrema derecha], yo estaría entre el 1 y el 2. Hace tres años, Pablo Iglesias estaría también en el 1, y hoy ya va por el 3 o el 4».
-«Cuando conocí a Pedro Sánchez, estaría en el 5 o el 6, y hoy intenta parecer que está en el 3 o el 4».
-«Creo que están buscándose el uno al otro [Iglesias y Sánchez]».
-«El PP va a sufrir una caída descomunal, pero eso no significa que su proyecto político haya perdido, porque, en la medida que sea sustituido por Ciudadanos, el Ibex 35 seguirá durmiendo tranquilo».
-«El 15M cambió las preguntas».
-«Nunca haré corporativismo. Si hay alguien en IU que es un ladrón, seré el primero en denunciarle».
-«Pedro Sánchez es una operación de marketing electoral sobre una persona con buenas intenciones, pero que está defendiendo un discurso que creo que no se lo cree del todo».
-«Pablo Iglesias es un amigo, un perfecto orador y alguien que ha llevado a cabo un proyecto político que yo no comparto y que creo que es erróneo para la sociedad y sus valores de izquierda».
-«Felipe VI defiende los mismos intereses que su padre, los del Ibex».
Incluso entró en los temas personales que le planteé:
-«Me encanta estar con mis amigos tomando unas cervecitas. Jugar al Risk, incluso a la Play».
-«Nunca consumiría drogas, nunca he probado un porro».
Aquí tienes la entrevista íntegra, en tres entregas. Una general, otra en la que opina sobre el resto de jóvenes líderes y una tercera más personal.
Con las anteriores entrevistas de esta serie puedes dar desde aquí. Fueron a Pedro Sánchez, en octubre pasado; Pablo Iglesias, en noviembre; Ada Colau, en enero; y Albert Rivera, en marzo.

Los tres factores que desatan las hostilidades dentro del PP

A un mes de las elecciones autonómicas y locales, los nervios se desatan en el PP. La economía no va claramente a más, y los escándalos de corrupción y la pujanza de Ciudadanos sí, siguen creciendo.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre, publicada el jueves pasado, ha roto una vez más el discurso triunfalista del Gobierno: 114.300 personas ocupadas menos que el trimestre anterior, cae la población activa, suben de nuevo los hogares con todos sus miembros en paro… Un mala tarjeta de presentación económica para Rajoy, el Gobierno y el PP a la hora de pedir el voto del 24 de mayo.
En la corrupción, se está confirmando el augurio de la variante catastrófica, ese que dice que toda situación mala es susceptible de empeorar. Los pasos judiciales de los casos Gürtel y Bárcenas, la divulgación de las andanzas del antiguo bufete de asesoría fiscal del ministro Montoro, la trama eólica, la amnistía fiscal, la repera patatera de la Agencia Tributaria, la lista de los 715 políticos o personas políticamente expuestas y sospechosas de blanqueo, el caso Rato, los casos Trillo y Pujalte… Y la incertidumbre (o para algunos la certeza) de si aún conoceremos en las próximas cuatro semanas más episodios con el inconfundible hedor de la corrupción.
Los estrategas electorales del PP contaban desde hace meses con los dos factores anteriores: el riesgo de un pequeño parón en la economía y el de la eclosión de viejos o nuevo casos de corrupción. Con el que hasta hace pocas semanas no contaban era con el tercero: la irrupción de Ciudadanos. Hace menos de medio año de la decisión de Albert Rivera de expandirse a toda España, hace apenas tres meses empezó la marca a entrar en las encuestas con alguna fuerza, el 22 de marzo logra en Andalucía el 9% de los votos, ahora ya sale en muchas de ellas por encima de Podemos -el fenómeno de opinión pública de otoño, que en el PP se siguió con alborozo porque debilitaba al PSOE y fraccionaba aún más a la izquierda- y aún le queda a Ciudadanos un mes para acercarse mucho más al PP en algunos de los municipios y comunidades autónomas donde hay elecciones dentro de cuatro domingos. En los últimos días, además, le ha dado patadas en la espinilla al partido de Rajoy, llevándose a sus listas municipales a antiguos concejales del PP.
Y mientras todo esto se precipita, ¿qué hacen el Gobierno y el PP? Cerrar filas de cara a la galería, en la Junta Directiva Nacional del martes 7 de abril, y de puertas adentro desatar las hostilidades las diferentes facciones con maniobras varias, intrigas y filtraciones por si la derrota del 24 de mayo es tan estrepitosa que hay que cuestionarse incluso el liderazgo de Mariano Rajoy y su cabeza de cartel para las generales.

Ciudadanos crece en Castilla y León a costa del PP

Uno de las comunidades donde con más preocupación observan en el PP la emersión de Ciudadanos es Castilla y León. Hace algo más de un mes, una encuesta pronosticaba que el Partido Popular perdía la mayoría absoluta que tiene férreamente amarrada en esa región desde muy atrás del siglo pasado, y que el beneficiario de ese desplome no era el PSOE, sino Podemos y Ciudadanos. Ahora las cosas se están poniendo aún más crudas para el partido de Mariano Rajoy y de Juan Vicente Herrera (el presidente regional), que estos días están viendo cómo Ciudadanos crece a toda velocidad en afiliados y presenta candidaturas en muchos ayuntamientos, y en algunos de ellos con antiguos concejales del propio PP.
El previsible tirón electoral de esos nombres en las urnas municipales ayudará también a las listas de Ciudadanos en las autonómicas, y quizás dejen corto ese pronóstico del 13,3% de los votos que le daba al partido de Albert Rivera la encuesta de marzo. «Ciudadanos va a ser con claridad la tercera fuerza en la región», me comenta un alto cargo de otro partido.
Por si fuera poco el desgaste, el PP y el Gobierno castellano leonés ven estos días que algunos de los suyos están siendo investigados por Hacienda por operaciones que apestan a corrupción.
Si el PP pierde el 24 de mayo la mayoría absoluta y necesita algún apoyo externo para lograr la investidura de Herrera, Ciudadanos tendrá en Valladolid una prueba de fuego de la fiabilidad de su discurso. Rivera ha dicho por activa y por pasiva que no apoyará gobiernos locales o regionales que huelan a corrupción o que tengan a imputados entre sus filas, y en las del PP castellanoleonés hay demasiados indicios.

10 tuits con intención sobre Rato

PSOE y Podemos, por ahora apenas se hablan

A sólo cinco semanas de las elecciones locales y autonómicas, todas las encuestas confirman que vamos hacia el tetrapartidismo, a un sistema de cuatro partidos que lograrán, cada uno de ellos, entre el 15% y el 25% de los votos y que tendrán que pactar gobiernos en las diferentes instituciones.

Sorprende, siendo eso así, el parece que escaso interés de algunos nuevos dirigentes por conocer a otros también nuevos con los que previsiblemente en pocos días se van a tener que sentar a negociar. Me cuentan en Podemos, por ejemplo, que sus máximos dirigentes no han tenido hasta ahora ningún encuentro preparado con los de PSOE, con dos solas excepciones que en realidad no lo son: la famosa cena en la que José Bono reunió en su casa a Zapatero y a García Page con Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y las reuniones protocolarias en Andalucía entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez tras las elecciones del 22 de marzo.

En Podemos aseguran que esa falta de diálogo y de relaciones con el PSOE se debe a éste, que no querría darle por ahora al nuevo rival que le disputa la hegemonía de la izquierda ningún reconocimiento, ni siquiera oficioso, hasta tanto no refrende en más urnas lo que dicen las encuestas. En el PSOE, hay quien admite este razonamiento y hay quién va algo más allá: la poderosa vieja guardia socialista encabezada por Felipe González, más partidaria de pactar algún día con PP que de hacerlo con Podemos, no le perdonaría nunca a Pedro Sánchez dejarse ver ahora con Pablo Iglesias.

Felicitaciones a Rajoy por la tragedia y comedia Rato

Los antiguos griegos se inventaron el teatro hace unos dos milenios y medio como fórmula para dar cauce público a pasiones y tensiones colectivas. Escena, orquesta, graderío, proscenio, coro, corifeo, máscaras, zuecos… Tragedia y comedia, llantos y risas. El teatro era la segunda fórmula del debate público, el contrapunto de la primera, que era el ágora de la polis.
Mariano Rajoy, que al fin y al cabo es un clásico, se apuntó ayer un gran éxito como corifeo en la Función Rodrigo Rato, en la Tragedia y Comedia Rato. El despliegue del registro, el escenario montado en plena calle con sus docenas y docenas de cámaras, el escamoteo y salida de escena del hasta ahora antagonista Montoro, la aparición del secundario que le puso la mano en la cabeza al protagonista y exvicepresidente para ayudarlo a entrar en el coche y a los compañeros fotógrafos para ayudarlos en el encuadre, el traslado al segundo escenario, los horarios perfectamente ejecutados para la pena de telediario y de portadas impresas… y luego, ya retirado el público a dormir a pierna suelta, satisfecho de la función y de su efecto purificador y catártico en la conciencia colectiva, la vuelta a casa discreta del sujeto y su frase y colofón final a la agencia pública: «He colaborado con la Justicia porque tengo confianza en ella».
¡Chapeau, corifeo Rajoy! ¡Plas, plas, plas, plas! ¡Felicitaciones!
Ahora, señor presidente del Gobierno, vaya usted al escenario principal del debate público de los griegos, acuda al ágora. Al Parlamento a dar explicaciones, todas las explicaciones. Sobre la amnistía fiscal, sobre los amnistiados, sobre los investigados por blanqueo -los 705 políticos o relacionados con la política-, sobre Cristóbal Montoro y la Agencia Tributaria… y, por supuesto, sobre la función de ayer y sobre su excompañero de Gobierno y de dirección del PP Rodrigo Rato y Figaredo.

PD. El jefe de aquel Gobierno, José María Aznar López, donde tanto poder tenían Rajoy y Rato y Montoro; el jefe de aquel partido «incompatible con la corrupción», ¿dónde anda estos días, en qué desiertos remotos y montañas lejanas medita profundamente?
PD2. Un alto cargo de Moncloa me decía ayer por la tarde/noche: «Acabamos de detener a Rato». «Acabamos», primera del plural.

Gobiernos sólo con pactos

Una encuesta situaba en Extremadura hace poco más de un mes al PP cerca de la mayoría absoluta, con cierta ventaja sobre el PSOE, certificaba que Podemos entraba con bastante fuerza en el Parlamento regional y dejaba fuera de él tanto a IU como a Ciudadanos. Otra mucho más reciente que me cuentan -probablemente influida por la realidad de las elecciones andaluzas- pinta un panorama bien distinto: el PP cae hasta perder la primera posición, y se queda con 26 escaños; el PSOE se recupera hasta los 29, Podemos logra 6, Ciudadanos entra con 3 e IU sigue fuera.
Es el signo de los tiempos: volatilidad del voto, trasvases fuertes entre formaciones cercanas e incluso no tan cercanas, fin de las mayorías absolutas… y pactos obligatorios para el que quiera gobernar.
En Extremadura, y probablemente también en Madrid, en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha, en Asturias, en Navarra… y en muchos grandes ayuntamientos. Y en Andalucía, por supuesto, donde a la socialista Susana Díaz le está costando mas de lo que probablemente esperaba asegurarse la investidura como presidenta.

Podemos no parece partido para mujeres

Pablo Iglesias, el líder de Podemos, presentaba ayer en Madrid a los cabezas de lista de su formación en las elecciones que se van a celebrar el próximo 24 de mayo en 13 comunidades autónomas. La foto era muy ilustrativa: 11 hombres (12, incluyendo a Iglesias) y 2 mujeres.

Hace ya meses, me comentaba uno de los principales dirigentes de Podemos: «Tenemos una laguna en nuestra expansión y en nuestro crecimiento: las mujeres». Y, en efecto, se va uno a las tripas de los estudios del CIS y salta a la vista. Último Barómetro con intención de voto, el de enero pasado. Pregunta número 18. «Suponiendo que mañana se celebrasen elecciones generales, es decir, al Parlamento español, ¿a qué partido votaría Ud.? (RESPUESTA ESPONTÁNEA)». A Podemos en total, 19,3%. Pero entre hombres alcanza el 22,9%, mientras que entre mujeres se queda en el 15,7%. Más de siete puntos es una brecha enorme, ningún otro partido tiene tanta diferencia entre sexos.

Más reciente. Preelectoral de Andalucía, también del CIS. Pregunta número 13. «Y, suponiendo que las elecciones al Parlamento de Andalucía se celebrasen mañana, ¿a qué partido o coalición votaría Ud.? (RESPUESTA ESPONTÁNEA)». A Podemos, 13,7%. Entre hombres, el 16,0%. Entre mujeres, bastante más abajo: el 11,5%.

Los cabezas de lista para las autonómicas de mayo surgen en Podemos de procesos abiertos a los militantes, cierto, pero ese balance de sexo que les ha salido (11 hombres y 2 mujeres) previsiblemente no le va a ayudar a quitarle a Podemos el aire de no ser partido para mujeres.

Las líneas rojas de Ciudadanos con el PP

Tras la orden de prietas las filas y no me monten jaleo dada ayer por Rajoy a sus huestes, el PP se encamina a las elecciones locales y autonómicas del próximo 24 de mayo resignado a su suerte. Da la impresión de que el presidente pone todas sus esperanzas de evitar el desastre que se vio en las andaluzas y que le auguran muchas encuestas en dos cosas. En que la incipiente recuperación económica se note realmente en los bolsillos de los ciudadanos… y en hacer lo más posible la rosca a Ciudadanos en estas 7 semanas que faltan para los comicios para ganarse su apoyo en posibles investiduras de alcaldes o presidentes autonómicos y mitigar así lo más posible la previsible pérdida de poder.
Todas las encuestas indican que, en general, nos encaminamos del bipartidismo al tetrapartidismo, y que en muchos de los comicios venideros, y especialmente en las elecciones generales previstas para otoño, tendremos a cuatro formaciones con entre el 15% y el 25% de los votos. Si ese designio se cumple y se han acabado los tiempos de las mayorías absolutas, los pactos de gobierno de a dos o de a tres son inevitables, y el PP considera que si la facción socialista pro gran coalición no convence a Pedro Sánchez de que pacte con Rajoy, su aliado más probable será Ciudadanos.
¿Lo ve de igual manera Ciudadanos? No tanto. Su líder, Albert Rivera, ha hecho bandera estos meses de las medidas anticorrupción, y esa línea roja de no apoyar a gobiernos que tengan imputados en sus filas es hoy, por ejemplo, lo que le está impidiendo a la socialista andaluza Susana Díaz lograr el apoyo de Ciudadanos para su investidura en el Parlamento Andaluz.
Entrevisté a Rivera hace apenas un mes, y ya lo dejó meridianamente claro.

-¿Pactaría con el PSOE?, le pregunté.
-Con los ex presidentes de la Junta imputados, no, no, no- me contestó.

Y así ha sido, por lo que estamos viendo.
Unos minutos después, también le pregunté al líder de Ciudadanos sobre el PP.

-Me decía que no pactaría con el PSOE de Andalucía si antes no hace determinadas digamos señales contra la corrupción. ¿Y con el PP?
-Son tres cuartas partes de lo mismo. A mí me parece que el Partido Popular tiene que hacer limpieza, y que si no hay limpieza pues nosotros no nos podemos manchar. Creo que los partidos nuevos no podemos participar de una especie de pasteleo para lavarle los problemas de los demás. Si hay que pactar cosas con un Partido Popular o con un Partido Socialista, si tenemos que compartir Gobierno, será porque compartimos principios. Y para mí, un principio básico es la ética en la política, la limpieza en la política y la transparencia en ese sentido…
-¿Lavar para el PP sería también asumir responsabilidades políticas por lo que ha pasado en su sede central, por esos sobres o sobresueldos, por esas reformas del edificio que parece que se hacían en B, en dinero negro?
-Sin duda. Creo que la espada que pende ahora mismo sobre Rajoy y su equipo de Gobierno y sobre todo el partido es el caso PP, el caso Bárcenas. Es imposible que la gente confíe en este presidente y en este Gobierno si nadie asume responsabilidades por todo eso que estamos sabiendo, que a lo mejor estamos ante la punta del iceberg.

Con esas palabras tan recientes, no veo a Ciudadanos dando por ejemplo su apoyo para la Alcaldía de Madrid a Esperanza Aguirre, que ha sido la jefa y promotora política de docenas de imputados en Gürtel y otros escándalos de corrupción, o apoyando al propio Mariano Rajoy en una hipotética sesión de investidura en otoño, tras no haber asumido nadie en el PP, como recuerda el propio Rivera, responsabilidad política alguna sobre el caso Bárcenas.