¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de marzo, 2015

A UPyD se le ha estrechado mucho el mercado

UPyD afronta estos días quizás el momento más delicado de su corta historia. Tras el desastre electoral del pasado domingo en Andalucía, las tensiones internas que sacuden a la formación desde que su líder, Rosa Díez, descartara hace unos meses pactar con Ciudadanos han aflorado en toda su intensidad.
La previsión sobre el futuro de UPyD no es optimista. Es más bien lo contrario. El partido tiene muchas papeletas para acabar o desapareciendo o convirtiéndose en irrelevante o residual. Y es una pena, porque tanto en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas como en el Congreso de los Diputados ha jugado un buen papel en la regeneración de la política, en la denuncia de la corrupción y en alentar un debate público más transparente y democrático. Pero así es el marcado, incluso el mercado de las ideas políticas. Dos productos nuevos, Podemos y sobre todo Ciudadanos, le han arrebatado en un pispás a UPyD el hueco que tan trabajosamente durante una década se había abierto a codazos entre los dos grandes partidos -PP y PSOE- que dominan el escenario desde hace ya más de 30 años.
Rosa Díez, que tuvo el enorme mérito de fundar UPyD y hacerlo crecer, tiene ahora el demérito de no haber sabido reaccionar a tiempo ante el cambio súbito de hábitat que le venía. Ya al arranque del otoño pasado, cuadros internos de UPyD que analizaban los pequeños detalles de las encuestas contaban su preocupación porque alguien tan alejado ideológicamente de ellos como es Podemos les estaba minando apoyos electorales en colectivos como, por ejemplo, los jóvenes universitarios. Cuando poco después Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, anunció que su formación quería expandirse desde Cataluña a todo el territorio nacional y planteó a Díez explorar la posibilidad de una fusión de los dos proyectos, la líder de UPyD debería habérselo tomado con mayor interés y menos displicencia y soberbia. Hoy la contundencia de los datos de Andalucía -Ciudadanos, el 9,28% de los votos; UPyD, el 1,93%- ya no apuntan a un escenario de posible nueva negociación entre iguales sino más bien a una desbandada de militantes y dirigentes de la formación de Díez a la de Rivera.

Rajoy hoy, como Zapatero en 2011

«Los últimos días han sido muy duros para José Luis Rodríguez Zapatero. Se ha visto solo, incomprendido, lleno de dudas sobre si realmente se había convertido en un problema para el PSOE y para España y enormemente presionado por los muchos dirigentes socialistas que querían jubilarlo, o cuando menos prejubilarlo.
Unos, los barones territoriales (Barreda, Fernández Vara, Tomás Gómez…), le presionaban porque creen que la marca ZP les resta votos en las elecciones autonómicas y municipales del próximo 22 de mayo. Hasta Patxi López presionaba, pese a que en Euskadi no toca ahora hacer elecciones autonómicas. Otros, los números dos de ZP en Madrid, Rubalcaba y Blanco, presionaban más sutilmente y por otra razón: los largos meses de incertidumbres sobre el futuro de Zapatero, fomentados por el propio presidente, ya les habían convencido de que heredarían uno el Gobierno o al menos la candidatura a presidirlo y otro el partido, y veían nerviosos cómo corrían los días en el calendario -incluido el Comité Federal del 26 de febrero- sin que esas expectativas se cumplieran…»

Así comenzaba una entrada que escribí en este blog hace casi 4 años, el 2 de abril de 2011. Si hoy pusiéramos «Mariano Rajoy» donde entonces decía «José Luis Rodríguez Zapatero», y «PP» donde decía «PSOE», y algunos nombres propios de dirigentes socialistas los sustituyéramos por otros populares, tendríamos una crónica casi de última hora.
El hundimiento ayer del PP en las elecciones andaluzas -«el resultado es infinitamente peor de lo esperado», ha dicho esta mañana Margallo, el ministro de Exteriores- ha desatado los miedos, sobre todo entre los que dentro de dos meses se van a jugar en las urnas autonómicas y municipales su continuidad en el cargo público o incluso su supervivencia en la política.
Rajoy -que se ha implicado en la campaña andaluza mucho más de lo que estaba inicialmente previsto- ya huele para alguno de los suyos a apestado, a perdedor, a mala compañía, como lo olía Zapatero para algunos dirigentes socialistas hace 4 años, también en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas.
Los miedos, larvados hasta ahora, han comenzado a mostrarse hoy. Ha sido significativa, esta mañana, la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP, que preside Rajoy, y donde previsiblemente se iba a analizar el resultado electoral de Andalucía. La mayoría de los barones territoriales no han acudido. Juan Vicente Herrera (Castilla y León), Pedro Sanz (La Rioja), Ignacio González (Madrid), Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Alberto Fabra (Comunidad Valenciana), Alberto Garre (Murcia), José Antonio Monago (Extremadura), Juan José Imbroda (Melilla), Luisa Fernanda Rudi (Aragón), Ignacio Diego (Cantabria), José Ramón Bauza (Baleares). Habrán dado otras explicaciones, pero algunos de ellos no han querido hacerse hoy la foto con los perdedores de ayer, Juanma Moreno -que sí asistía- y Mariano Rajoy.
A la desafección de los suyos -y a la caída de su propia estrella por la mala gestión de la crisis-, Zapatero reaccionó en la primavera de 2011 con el anuncio de que no sería el candidato socialista a presidente del Gobierno en las siguientes elecciones. No veo a Rajoy anunciando ahora nada similar (entre otras cosas, porque a ZP y al PSOE no les sirvió de nada, y perdieron con estrépito las municipales, las autonómicas y las generales de 2011), pero algo tendrá que hacer el presidente del Gobierno y del Partido Popular. El PP recibió un serio aviso del electorado en las europeas de mayo de 2014, y no reaccionó, y ha recibido ahora un segundo aviso, en Andalucía. Permanecer impasible e inmóvil, como acostumbra hacer Rajoy cuando tiene que gestionar una crisis, sería ahora resignarse a la hecatombe.

Un seísmo y un segundo recado al PP

Con un seísmo de intensidad media/alta, los andaluces han inaugurado un nuevo mapa político para toda España. Ya es oficial: se acabó el bipartidismo, vamos hacia el tetrapartidismo.
El PSOE andaluz -el más fuerte de los PSOE- aguanta el tipo, el PP se hunde (14 puntos porcentuales menos de votos que en las andaluzas de 2012, del 40,6% al 26,7%), también se desploman IU (del 11,35% al 6,89%) y UPyD (el 3,35% al 1,93%), y dos fuerzas nuevas, Podemos (14,85% de los votos) y Ciudadanos (9,25%), entran en el centro de la escena y logran casi uno de cada cuatro sufragios, algo impensable hace apenas un año. Véase estos datos: En las europeas de mayo de 2014, hace solo 10 meses, Podemos tuvo en Andalucía 189.882 votos, y Ciudadanos, 46.299. Ahora en las andaluzas, Podemos ha logrado 589.322 y Ciudadanos 368.559. Pasan de sumar el 8,8% de los votos a tener el 24,1%. Este espectacular despegue certifica la enorme pulsión de cambio en la sociedad española que venían anunciando las elecciones europeas de hace 10 meses y todos los sondeos posteriores.
El PP, claro perdedor en las andaluzas, ha recibido un recado descomunal, prólogo de los que probablemente recibirá en mayo, en las municipales y en las autonómicas en 13 comunidades, y en las generales de otoño. Ahora no sólo ha caído 14 puntos estando en la oposición, sino que ni siquiera es el partido más votado en ciudades que gobierna como Sevilla, Huelva, Jerez o Algeciras -en las que gana el PSOE- o Cádiz -donde gana Podemos-.
Las europeas de hace 10 meses, las primeras urnas que apuntaron el fin del bipartidismo, desataron una crisis en el PSOE que acabó con la sustitución de Rubalcaba por Pedro Sánchez. El PP de Mariano Rajoy, también malparado en aquellos comicios, no reaccionó. ¿Será capaz ahora? ¿Está aún a tiempo?

El domingo en Andalucía, entre ventolera y huracán

Las encuestas fallaron ayer estrepitosamente en las elecciones israelíes. Incluso las hechas a pie de urna (a las que, curiosamente, se llama ‘israelitas’). Decían anoche estas últimas que el conservador Likud, el partido de Benjamin Netanyahu, había prácticamente empatado a 23/25 escaños con la coalición de centroizquierda Unión Sionista, que encabeza el laborista Isaac Herzog. Los israelíes se fueron a la cama con esos datos y hoy se han desayunado con una realidad bien distinta: la Unión Sionista ha conseguido 24 escaños, sí, pero Likud se ha ido a 30.
Prácticamente todas las encuestas que se han publicado estos días sobre las elecciones andaluzas del próximo domingo coinciden en algunas líneas generales básicas:
-Ganará el PSOE de Susana Díaz, con entre el 32% y el 37% de los votos (tuvo el 39,5% en las anteriores elecciones, en marzo de 2012), y quedará lejos de la mayoría absoluta en escaños (está en 55, pues el Parlamento Andaluz tiene 109).
-El PP caerá entre bastante y mucho respeto a las anteriores elecciones andaluzas, en las que obtuvo el 40,7% de los votos. Las encuestas le sitúan ahora en una horquilla entre el 22% y el 30%.
-Dos partidos nuevos entran con fuerza y toman la tercera y la cuarta posición en el ranking: Podemos, con entre el 15% y el 19%, y Ciudadanos, que podría llegar hasta el 11%.
-IU, que en 2012 fue la tercera fuerza, con el 11,3% de los votos, cae al quinto lugar, con entre el 6% y el 9%.
-UPyD tiene difícil entrar en el Parlamento, y el Partido Andalucista, prácticamente imposible.
¿Se cumplirán el domingo estos pronósticos? Da la impresión de que en ninguno de los partidos se fían mucho. Ya en las anteriores andaluzas hubo una desviación monumental entre la realidad y las encuestas. Estas le daban al PP un triunfo holgado y al PSOE un hundimiento estrepitoso, y al final sólo los separó un punto porcentual en los votos: 40,6% el PP frente a 39,5% el PSOE. Ahora la probabilidad de error de las encuestas es mayor por la emersión de dos fuerzas nuevas, Podemos y Ciudadanos, que están erosionando claramente a las dos grandes tradicionales, PSOE y PP, pero que es difícil para los expertos demoscópicos calcular cuánto y dónde.
Es evidente que hay una pulsión de cambio en la sociedad andaluza, pero es difícil cuantificar las distintas direcciones de ese viento, y si estamos ante una ventolera media y poco durable o ante un huracán arrasador.

Lo de Montoro no son puertas giratorias: no hay ni puertas

Una iniciativa de la Fiscalía Anticorrupción, que investiga un contrato firmado en 2012 por la Cámara de Comercio y el bufete de asesoría financiera y fiscal Equipo Económico, ha generado de nuevo el debate sobre las puertas giratorias, ese curioso fenómeno por el que algunos altos cargos van y vienen de la esfera pública a la privada y de la privada a la pública, en los mismos campos o sectores, y parece que en beneficio propio y en perjuicio del interés general.
Equipo Económico no se llamaba así cuando se fundó, en 2006. Se llamaba Montoro y Asociados, y era un despacho de asesoría financiera y sobre todo fiscal montado por Cristóbal Montoro, entonces ex secretario de Estado de Economía (1996-2000) y exministro de Hacienda (del 28 de abril de 2000 al 17 de abril de 2004) y ahora de nuevo ministro de Hacienda (desde el 21 de diciembre de 2011).
Los Asociados del nombre (lo conté en este blog en 2013) eran toda una pléyade de altos cargos del equipo económico de Rodrigo Rato durante los gobiernos de José María Aznar: Ricardo Martínez Rico, exsecretario de Estado de Presupuestos y Gastos; Luis de Guindos, exsecretario de Estado de Economía y hoy ministro de Economía; José Manuel Fernández Norniella, exsecretario de Estado de Comercio y ahora implicado en las tarjetas black de Cajamadrid; Salvador Ruiz Gallud, exdirector general de la Agencia Tributaria; Gonzalo Solana, expresidente del Tribunal de Defensa de la Competencia… En fin, de cada casa el mejor, y de alguna dos, porque en el grupo también estaba Ricardo Montoro, hermano de Cristóbal y exdirector del CIS.
El ministro Montoro, por lo general tan locuaz sobre los demás, calla estos días sobre sí mismo. No dice en este asunto «esta boca es mía». Su equipo, por su parte, dice: «ese despacho ya no es suyo; lo vendió en 2008, cuando volvió a la política». Es cierto lo primero, que lo vendió. Es falso que se hubiera ido de la política, es falso que no estuviera en política durante sus dos años (2006-2008) ayudando a ricos muy ricos a pagar menos impuestos. Era eurodiputado, fue eurodiputado por el PP del 20 de julio de 2004 al 31 de marzo de 2008.
Eso no son puertas giratorias. Es lo siguiente. Durante esos dos años, no había ni puertas entre lo público y lo privado de Cristóbal Montoro Romero. Debe explicarlo, debe explicarse.

Metiendo el dedo en el ojo al periodismo

Esta mañana, he inaugurado el XVI Congreso de Periodismo Digital, en Huesca. Llevaba escrito este texto que ves abajo y, aunque me he salido algo del guión, he dicho todo lo que aquí digo.

«Buenos días.

Me pidió inicialmente Fernando García Mongay, el director del congreso, que mi intervención durara como mucho 25 minutos, y hemos pactado finalmente que sean 20, 20 minutos, así hago un poco agitación y propaganda de 20minutos, el diario que fundé hace ahora 15 años y que, como sabéis, es el segundo diario generalista impreso con más lectores en España –y durante siete años ha sido el primero-, según el Estudio General de Medios (el EGM), y es también el segundo medio online con más lectores en castellano en el mundo, según comScore.

Veo algunas caras de sorpresa en la sala. Me temo que, aunque estamos en un congreso de periodismo digital, de periodismo innovador, algunos de vosotros sólo leéis prensa tradicional, y muchos de los viejos periódicos tienen por costumbre borrar a 20minutos del ranking del EGM para mejorar su propia posición. Os lo aseguro. Nos quitan del ranking, nos eliminan, como los soviets aquellos que antes de existir el photoshop borraban a pedal de las fotos históricas a los dirigentes caídos en desgracia. ¡Nos borran para mejorar su posición, y al mismo tiempo se llaman a sí mismos prensa seria, prensa de calidad! Es como si yo, que soy de Burgos pero gran aficionado del Valencia Club de Fútbol desde pequeño, borrara los lunes de la tabla de la Liga al Real Madrid y al Barça para decir que mi equipo es vicelíder, casi empatado con el Atlético de Madrid.

Me ha dicho también Fernando que no hay turno de preguntas después de mi intervención, o sea que los que tengáis algo que preguntarme (sobre el EGM o sobre lo que os dé la gana) podéis ir tomando nota y lo hacéis luego, en los pasillos.

Un último prólogo, y ya entramos en materia. Si queréis tuitear algo, me llamo en Twitter @arsenioescolar ¡Gracias por seguirme!

CartelXVICongreso_bajaMe gusta mucho el cartel del Congreso. Ese dedo digital, qué curiosa redundancia gráfica, ese dedo digital que le mete el dedo en el ojo a un tipo asombrado y notoriamente incómodo, a un tipo de edad no muy joven, a un tipo con arrugas, con corbata, con parece que creciente alopecia, a ese tipo con cara de desabrido que habla ante varios micrófonos.
¿Es un pájaro, es un avión? Noooo. Parece que es un político.

Me ha gustado tanto ese cartel de Paco Roca que he pensado ponerle a mi intervención un título, o al menos un titular, y que este sea “Metiendo un dedo en el ojo”. Bonito hashtag, ¿no? ¿Metiendo un dedo en el ojo de los políticos? ¿Metiendo un dedo en el ojo de ese tipo del cartel que se diría que es un político? Sí, sin duda. Pero no solo. No sólo quiero meterle algún dedo en el ojo al poder. Esta no es la convención de un partido, ni de la patronal bancaria o eléctrica, ni un congreso de politólogos… Este es un congreso de periodismo, y os quiero proponer que metamos entre todos el dedo en varios ojos diferentes, no sólo en los de poder. Que nos lo metamos también a nosotros mismos, a nuestra profesión, a nuestro oficio. Que le metamos un dedo en el ojo al periodismo y a los periodistas, que ya toca.

A mí siempre me ha gustado incordiar, chinchar, incomodar, criticar, repartir en todas las direcciones posibles. Dentro de un orden y dentro incluso de algún desorden. Llevo dentro un natural criticón que a veces me cuesta mucho reprimir. En 20minutos, sin embargo, estoy un poco frustrado porque no tenemos editorial y apenas hacemos artículos de opinión. No nos gusta, no hacemos prensa de pastoreo y doctrina, de esa que dice “eres bueno, querido lector, si piensas esto y eres malo si piensas esto otro”, de esa que aspira a poner y quitar alcaldes y alcaldesas, o a derribar presidentes del Gobierno o jefes de la oposición. En 20minutos preferimos meter el ojo al poder informando a nuestros lectores con información certera, ecuánime, independiente, y que sean los lectores los que se creen su propia opinión, y que sea la fuerza de la opinión pública la que ponga y quite dirigentes y cambie el ritmo de la historia.

En 20minutos, os decía, o en mi blog apenas hago yo opinión, pero en twitter y en las tertulias sí, ahí me suelo meter con todo el que pasa. Algunos de los prebostes mencionados, de uno y otro bando, o mejor dicho de una y otra banda, se me enfadan y me mandan quejosos mensajes directos o whatsapps. Hay incluso algunos tuiteros que me reprochan la crudeza y me dicen: “ese comentario tan duro es impropio de un director de periódico…”. En fin…

A mí me gusta incluso meterme conmigo mismo. Mi último libro es de sátiras políticas en verso, en metros clásicos, en sonetos, en décimas, en octavas reales. Una amiga y colega que anda en la sala me dijo cuando leyó algunos de ellos que era más propio de un exdirector de periódico. Se titula ‘Arsénico sin compasión’, me meto hasta con mi propio nombre, ya veis. Os lo recomiendo, creo que no está mal.

Pero yo no he venido a este congreso para hablar de mi libro ni para ponerme de modelo de nada… Llevo unos 37 años en la profesión, una parte de indio, otra parte de semiindio y otra parte de jefe, y he venido a plantearos, desde esa larga experiencia, algunas reflexiones en voz alta que me hago a menudo conmigo mismo, sobre todo en los últimos tiempos. Debe de ser la edad.

Vivimos tiempos muy convulsos y difíciles, bien lo sabéis. La dura crisis económica, el agrietamiento y puede que desmoronamiento de nuestro sistema político y la crisis ética y moral que nos han asolado durante estos últimos años están provocando unos cambios profundos en todo lo que nos rodea y en nosotros mismos. Nos están llevando esas crisis a una sociedad partida, dual, muy injusta, una sociedad con poca clase media, con ricos muy ricos y pobres más pobres, marginalizados, discriminados, excluidos, desiguales.

¿Habéis reparado en que la igualdad está en nuestra Constitución en el artículo 1? Dice ese artículo:

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Tres de esos cuatro valores superiores de nuestro Estado social y democrático, la libertad, la justicia y el pluralismo político, parece que siguen vigentes, pero el de la igualdad se ha roto, se ha roto estrepitosamente, y no se le ve a la clase política dominante muy proclive a denunciarlo y a arreglarlo. Menos mal que los ciudadanos no se resignan a esa sociedad desigual, dual, poco ética, corrupta, y –según las encuestas- están dispuestos a dar la batalla en los próximos meses en las urnas, en el intenso ciclo electoral que comienza la próxima semana.

Vamos a mirar un poco hacia atrás. Mientras delante de nuestras narices, queridos colegas, se cebaban y luego se perpetraban todas esas desgracias que os describía antes, ¿dónde estábamos los periodistas, dónde estábamos los medios de comunicación? ¿Dónde estábamos nosotros, que nos consideramos tan perspicaces, y tan inteligentes, y tan pilar básico del funcionamiento del Estado democrático, y de la libertad de expresión, y de la pluralidad, y del control del poder, y de la vigilancia del buen uso del dinero público, y del correcto funcionamiento de las instituciones? ¿Dónde estábamos, dónde mirábamos? Como colectivo, ¿hemos ejercido realmente ese papel que nos corresponde en las sociedades avanzadas? ¿Hemos puesto la distancia debida respeto al poder, al poder político, al poder económico, a los poderes oscuros que han surgido con la globalización y la falta de controles? Y aún más. Si nos consideramos cuarto poder, ¿nos hemos puestos a nosotros mismos los controles adecuados, las vigilancias, los estándares mínimos de calidad, las buenas prácticas…?

Hace ya muchos años que Noam Chomsky advertía del peligro de que la prensa -entendiendo por la prensa el conjunto de los medios de comunicación- nos convirtiéramos en la industria de las relaciones públicas de las élites políticas y financieras. ¿No creéis que algo de eso ya nos ha pasado, ya nos está pasando? ¿No creéis que el cuarto poder se ha rendido al resto de poderes, que nos han fusionado por absorción y convertido en un gatito sin uñas? ¿Le hemos puesto algún remedio o algún antídoto a ese proceso? ¿Estamos aún a tiempo?

Más preguntas: ¿No hemos hecho un periodismo demasiado obsequioso con el poder? ¿Un periodismo de mirar hacia otro lado? ¿Un periodismo al revés, blando con las espuelas y duro con las espigas? ¿No hemos practicado en demasiadas ocasiones un periodismo institucional, un periodismo de Estado, entendiendo por tal el que calla más de lo que cuenta, el que vela más de lo que desvela, el que tapa, el que oculta, el que sesga por un presunto objetivo último de valor superior? ¿No hemos hecho demasiadas veces un periodismo engreído y autocomplaciente, acrítico con nosotros mismos?

Como veis, no hago afirmaciones. Sólo expreso en voz alta mis dudas, mis preguntas, y os propongo que hagáis lo mismo. Que os preguntéis si hemos metido el dedo en los ojos donde deberíamos haberlo hecho. Y si os contestáis que no, os preguntéis la razón de ese absentismo, de ese desestimiento de nuestras obligaciones. Y que os repreguntéis si aún estamos a tiempo de enmendarnos.

Tras el sufrimiento de los recortes, el deterioro de los servicios públicos, la privatización o la voladura de parte del sector público, la dualización de la sociedad, la pandemia de la corrupción entre nuestros dirigentes… los ciudadanos de a pie le están exigiendo a las élites que asuman responsabilidades, que se autoimpongan más controles, que den mejor ejemplo, que sean más democráticos, más transparentes, más solidarios… El clamor de esas peticiones es tan evidente en la sociedad que la inmensa mayoría de los medios lo hemos hecho nuestro, al menos teóricamente, nos hemos puesto casi a la cabeza de esa manifestación.

Está bien. Sea. Felicitaciones. Pero, para que no sea cinismo, ¿no deberíamos aplicarnos a nosotros mismos el diagnóstico y la receta? Todo eso que les exigimos a los políticos en los editoriales y en las columnas de opinión y en las tertulias radiofónicas y televisivas, ¿no deberíamos exigírnoslo el cuarto poder al cuarto poder?

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Llevo ya muchos minutos hablando, voy a ir acabando, pero no sin antes meter el dedo en algunas motas de nuestro propio ojo, en algunas cuestiones concretas de nuestra relación con el poder y de nuestros comportamientos internos que creo que merece la pena que comentemos. En concreto, en 10 puntos. Podríamos platear entre todos varios más, pero nos pasaríamos de los 20 minutos de sermón.

10 puntos. Ahí van, revueltos y desordenados:

Uno. No a las ruedas de prensa sin preguntas. No rotundo a las llamadas comparecencias institucionales en las que el poder llama a los periodistas a dictarles una nota, generalmente llena de medias verdades o de mentiras flagrantes, sin derecho a preguntas. Directores de medios hemos impulsado alguna vez iniciativas contra estas prácticas, sin mucho éxito. Tenemos que encontrar una fórmula eficaz y definitiva. No somos taquimecas, con todo el respeto para los taquimecas. Somos periodistas, y tenemos el derecho y la obligación de preguntar al poder en nombre de los ciudadanos.

Dos. Si metes la pata, sácala. Y a parecido tamaño. No podemos seguir dando a toda página y en impar y en portada informaciones que luego se revelan inexactas o incluso falsas, y la rectificación en un breve en página par. No podemos haber metido la pata en la home y en las primeras pantallas y sacarla en una sección remota, con poca visibilidad, al fondo de nuestro site.

Tres. Ojo a las dádivas y regalos. Muchas empresas han comenzado a regular límites y procedimientos. ¿No debiéramos hacer lo mismo las empresas periodísticas y los periodistas a título personal? Ojo también a las invitaciones a viajes. Con alguna frecuencia, presidentes del Gobierno, ministros, presidentes autonómicos, alcaldes de grandes ciudades… emprenden viajes a lugares remotos acompañados de una corte de periodistas a los que a en ocasiones se les paga con dinero público, en todo o en parte, los viajes y los hospedajes. Es probable que muchos de estos viajes de líderes políticos tengan un interés informativo real, y no sean mera propaganda. Pero me hago una pregunta. En las informaciones, en las crónicas, en las entrevistas… que generen esos viajes, ¿tendríamos que informar los periodistas a nuestros lectores de que hemos ido a gastos pagados con su dinero, con el del contribuyente?

Cuatro. Hemos de ser más transparentes con nuestros lectores acerca de la propiedad de nuestros medios. Quién está detrás de cada medio. Quiénes son los accionistas, y los accionistas de los accionistas. Y cuando haya un conflicto de intereses, actuar en consecuencia. Y cuando una información afecte directamente a un accionista o a un accionista del accionista, advertírselo al lector. No callárnoslo.

Cinco. No a la publicidad institucional opaca. Cada año, el Gobierno central, las comunidades autónomas, las diputaciones, los ayuntamientos, los cabildos, los distritos municipales de las grandes ciudades… invierten una notable cantidad de dinero público, de dinero de los ciudadanos –os estoy hablando de muchos centenares de millones de euros, quizás de miles; no se sabe porque nadie quiere que se haga recuento-, en anunciarse en los medios de comunicación. Está bien que lo hagan, cumplen con su obligación de rendir cuentas de su gestión y de informar a los ciudadanos sobre cualquier servicio público al que tengan derecho. Lo que no está bien es que el criterio de reparto y el reparto final de ese dinero -dinero público, insisto- sea opaco. Lo que no está bien es que las planificaciones de algunas campañas huelan a clientelismo, a amiguismo político. Apesten a que el criterio ha sido el de pesebre y trabuco. ¿Sabéis cuáles son? Por el pesebre, algunos políticos ponen mucha más publicidad de su institución a los medios ideológicamente cercanos, aunque no les corresponda por criterios objetivos de tiradas, audiencias o afinidad del público que se busca en cada campaña. Por la segunda, el trabuco, la ponen también en aquellos medios que, si no fueran planificados, previsiblemente responderían disparando editorialmente contra el alto cargo de turno. No sabemos cuánto dinero público concreto acaba en cada periódico, en cada radio, en cada tele. Yo presido la asociación de editores de prensa medianos y pequeños, e intenté hace dos años con los grupos parlamentarios que se incluyera la publicidad institucional en la ley de transparencia. Sin éxito. Pedí ayuda en esa causa a asociaciones de periodistas. Sin éxito también. No podemos seguir así, colegas. No podemos seguir predicando las bondades de la transparencia del dinero público en todo (en las obras públicas, en la gestión de los hospitales o de los colegios, en el sueldo del rey o de los políticos…) y seguir tolerando y amparando la opacidad en lo nuestro, en el dinero público que acaba en los medios. Tenemos que acabar con esa opacidad. Ganaríamos todos, sobre todo los periodistas y los medios. Ganaríamos en independencia y en credibilidad ante los ciudadanos. Nos legitimaría ante ellos.

Seis. No a las ayudas y subvenciones opacas. Casi todo lo que os he dicho sobre la publicidad institucional es aplicable de nuevo aquí. Ministerios, consejerías autonómicas, concejalías… tienen programas de todo tipo de ayuda y subvención a los medios de comunicación: por apoyo a políticas lingüísticas, por innovación, por suministro de ejemplares a determinados colectivos… También en esto, muchas veces opacas. Es dinero público, y todo ello debería ser transparente. Los ciudadanos tienen derecho a registros de acceso público y consulta fácil donde se vea, al céntimo, cuánto de su dinero ha acabado en qué bolsillos y por qué conceptos.

Siete. No a la prensa proxeneta. Hace ya ocho años largos, el Congreso de los Diputados nos instó a los medios de comunicación a que suprimiéramos los anuncios de prostitución. Algunos diarios lo hicimos, entre ellos 20minutos. Otros siguen mirando para otro lado. En sus páginas nobles siguen defendiendo los derechos ciudadanos y la dignidad de la mujer, y pocas páginas después tienen centenares de pequeños anuncios muy bien pagados detrás de los que hay explotación sexual, trata, mafias, extorsiones… Dice el diccionario de la Real Academia que un proxeneta es aquel que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona. Por favor: no más prensa proxeneta.

Ocho. Un dedo en el ojo muy para este auditorio, lleno sobre todo de periodistas digitales. Acabemos con un estereotipo que se ha extendido entre algunos colectivos de nuestra profesión. El estereotipo de que todo lo impreso es antiguo, obsoleto, de baja calidad, malo… y todo lo online es moderno, innovador, bueno, buenísimo, excelente. Hay excelente prensa impresa y excelente prensa online. Y hay mala malísima prensa impresa y mala malísima prensa online.

Nueve. Y otro dedo en el ojo, especial para este auditorio, lleno sobre todo de jóvenes. Está muy bien que lleguéis a la profesión perfectamente equipados de destrezas técnicas, de herramientas del nuevo mundo digital. Está muy bien que lleguéis bien equipados de inglés, de alemán, de árabe, de chino… Estaría mucho mejor que también vinierais perfectamente equipados de español, de castellano. La principal herramienta de nuestro oficio sigue siendo nuestro idioma, nuestra lengua. Si en el bachillerato o en la universidad no os han formado bien en sintaxis, en prosodia, en ortografía… y vosotros no habéis paliado aún por vuestra cuenta esas carencias, no sois aún buenos periodistas, creedme.

Y diez y casi conclusión. No más periodismo obsequioso. No más periodismo complaciente, periodismo cómplice. No más periodismo opaco. No más periodismo engreído. Necesitamos un periodismo crítico, justo, transparente, distante del poder, ético, social».

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* Segunda foto: TIE Comunicación/Congreso de Periodismo

PD. El video, con mi intervención. A partir del minuto 57.55, incluida la presentación que me hizo Jaime Armengol (gracias, Jaime).

Capital mediático, capital político y capital financiero en Podemos

En los cenáculos políticos de Madrid, en esos restaurantes donde campan viejos lobos intrigantes de los dos grandes partidos tradicionales (y donde el camarero del reservado tiene muy buen oído y buena memoria, quizás ejercitados como externo del CNI), se sigue hablando y especulando mucho estos días sobre Podemos, y bastante y creciente sobre Ciudadanos.
-Son partidos sin partido detrás, y sin segundas y terceras filas solventes.
-Sí y no. Albert Rivera es verdad que apenas tiene segunda fila. ¿Alguien sabe algún nombre de otros dirigentes de Ciudadanos? Pero Podemos tiene un núcleo fuerte, el de los cinco fundadores, y ahora empieza a tener también una segunda fila autonómica, con sus barones y todo, como la de Andalucía y el de Aragón, Echenique.
Cuando estos veteranos desgranan nombres…
-A Zapatero creo que Errejón le pareció con diferencia el más listo -comentan, a propósito de la cena semisecreta que, para cabreo de Pedro Sánchez, celebraron los socialistas Zapatero, Bono y García-Page con los dirigentes de Podemos Pablo Iglesias e Iñigo Errejón.
-Ya lo he oído. Y algún otro que los conoce bien dice que Iglesias es como Felipe a comienzos de los ochenta; y Errejón, como Guerra.
-Sí. Iglesias tiene el carisma, el capital mediático; y Errejón, el capital político.
-Y Monedero, el capital financiero…

Albert Rivera, crecido y cañero

Hoy, con Albert Rivera, cuarta entrega de la serie de entrevistas en profundidad que desde hace unos meses estoy haciendo en 20minutos a los nuevos líderes políticos.
Hice la entrevista el lunes de la semana pasada, día 2. Vi a Rivera crecido, espoleado por las sucesivas encuestas que le dan a Ciudadanos una expectativa de crecimiento electoral rápido y largo. Estuvo incisivo, cañero, con frases como estas:
-«El PP se ha equivocado en sus políticas tomando medidas contables, pero no medidas estratégicas».
-«Aspiramos a esa tercera vía europea que combina mercado con sociedad del bienestar, justicia».
-«Me sorprende que a estas alturas aún estemos con los rojos o los azules, como si esto fuera el siglo XIX español».
-«El sistema de partidos se ha ido comiendo, carcomiendo poco a poco, nuestro sistema institucional y democrático».
-«Una cosa es que haya que reformar cosas, otra es cargárselas».
-«No sobran jueces, no sobran policías, no sobran profesores, no sobran médicos, pero sobran cargos de confianza, sobran duplicidades».
-«En España tenemos reformas pendientes que no llegan, no porque los españoles no lo quieran, sino porque no lo quieren los partidos políticos que viven de ese sistema».
-«Un 25% o 30% de la población está soportando [con sus impuestos] a toda España».
-«Hay mucha gente utilizando las SICAV en fraude de ley, y yo creo que hay que perseguir el fraude».
-«La vieja política hay que enterrarla».
-«España necesita un proyecto de país y no un proyecto de partido».
-«El PP ha cogido un camino justo en dirección contraria a lo que pide la sociedad».
-«Oleguer y Jordi Pujol Ferrusola a mi humilde juicio, hay motivos de sobra para pensar que podrían estar o en la cárcel o como mínimo con su pasaporte retirado».
-«Los ERE, Gürtel y Bárcenas y el caso Palau son casos de partido, no son casos de individuo».
-«Bárcenas no es un tesorero infiel. Es un señor que ha participado de una fórmula de trabajo de una banda organizada y hay que ver quiénes del PP son de la banda».
-«El Partido Popular tiene que hacer limpieza, y si no hay limpieza nosotros no nos podemos manchar»
-«Este Partido Popular está incapacitado para tener autoridad moral ante los ciudadanos y pedirle esfuerzos».
Cuando le pedí que calificara a otros jóvenes políticos recién llegados al liderazgo de sus formaciones, estuvo más duro con Pedro Sánchez -«no tiene libertad para actuar»- y con Susana Díaz -«es una joven vieja»-, con los que probablemente tendrá que negociar algún día una Alcaldía, un Gobierno autonómico o quién sabe si el Gobierno central… que con Pablo Iglesias -«es valiente, pero demasiado calculador»-.
Aquí tienes el texto principal de la entrevista a Rivera, y aquí las preguntas y respuestas más personales.
Las anteriores entregas de esta serie fueron para Pedro Sánchez, en octubre pasado, Pablo Iglesias, en noviembre, y Ada Colau, en enero pasado. Pronto, una entrega más. Ya tengo la cita.

PSOE, más tirón en mujeres; PP y sobre todo IU y Podemos, demasiado masculino

Como todos los estudios del CIS, el Preelectoral de las elecciones autonómicas de Andalucía, hecho público esta mañana, está lleno de información muy valiosa. Estos son algunos datos que me han llamado la atención y que he recogido en tuits:

Aquí tienes la encuesta completa, y aquí los cruces por variables sociodemográficas y los de variables políticas.

Del bipartidismo al tetrapartidismo

Una nueva encuesta, hoy en El Periódico, certifica la enorme fragmentación del voto que se va a producir en el largo ciclo electoral que estamos a punto de abrir, y la emersión de Ciudadanos como fuerza con mucho recorrido.
Durante décadas, hemos tenido en el nivel estatal a dos grandes partidos -PP y PSOE- que sumaban en todas las elecciones más del 70% de los votos, incluso a veces cerca del 85%. En las elecciones europeas de mayo pasado, el mapa sufrió un primer terremoto: PP y PSOE no llegaron, juntos, al 50% del voto, y un partido recién nacido, Podemos, lograba casi el 8%. Pocos meses después, en otoño, nueva sacudida sísmica, al menos teórica: sucesivas encuestas le adjudicaban a Podemos más del 20% del voto, incluso alguna le acercaba al 30% y le ponía por delante de las dos grandes formaciones tradicionales.
En las últimas semanas se está produciendo un tercer seísmo: Ciudadanos, un partido hasta hace muy poco sólo catalán, se despliega en toda España con éxito, pues las encuestas comienzan a pronosticarle casi el 15% del voto, y creciendo.
La primera cita real con las urnas, en Andalucía en poco más de dos semanas, avalará en parte las encuestas. Digo en parte porque en Andalucía el PSOE tiene mucha más fuerza electoral que en el conjunto de España (en las europeas de 2014, por ejemplo, el PSOE obtuvo en el conjunto de España el 23% de los votos, y en Andalucía 12 puntos más, el 35,1%), y eso probablemente frene un tanto a los dos emergentes, tanto a Podemos como a Ciudadanos. Pero, Andalucía al margen, en el conjunto de España todo apunta a que estamos pasando del bipartidismo al tetrapartidismo, con cuatro formaciones -PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos- que, salvo nuevos seísmos en los próximos meses, previsiblemente estarán cada una de ellas entre el 15% y el 25% de los votos.