¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de enero, 2015

La publicidad institucional, opaca; la publicidad privada, transparente

En 2013, coincidiendo con la tramitación de la ley de transparencia, responsables de la AEEPP (la asociación de pequeños y medianos editores de prensa, de la que soy presidente) nos fuimos a ver a los diferentes grupos parlamentarios, uno por uno, para pedirles que la publicidad institucional se incluyera en dicha ley. Convencimos al grupo socialista, que presentó en el Congreso de los Diputados y en el Senado una enmienda en la que proponía que las Administraciones Públicas publicasen “la información relativa a las campañas de publicidad o comunicación institucional que hayan promovido o contratado, el importe de las mismas, los contratos celebrados (…), así como los planes de medios correspondientes en el caso de las campañas publicitarias”. El grupo mayoritario, el del PP, nos dio algunas buenas palabras, como si fuera a hacernos caso… pero bloqueó la iniciativa en ambas cámaras.
Os confieso que no me sorprendió. Muchos políticos siguen manejando el dinero público de la publicidad institucional con los criterios de pesebre y trabuco que os relaté en un artículo hace unos meses. Lo que sí me ha sorprendido es saber ahora que el Gobierno pretende convencer a la CNMV que recomiende a las empresas del Ibex, todas privadas, que desvelen dónde se anuncian y cuánta publicidad invierten en cada medio de comunicación.
Consejos vende el partido y el Gobierno de Rajoy, pero para sí mismos no tienen. El dinero público de la publicidad institucional -con el que algunos políticos premian a los medios afines y castigan a los que no lo son- lo mantienen en la opacidad, y del dinero privado de la publicidad de empresas privadas quieren todas la explicaciones. ¡Ay, estos liberales!
Dicen que es por fomentar la transparencia y las buenas prácticas, y el argumento merece al menos una reflexión, no digo que no. ¿Pero es realmente eso lo que mueve al Gobierno o es una vez más que quiere intervenir en los medios, ahora a través de sus anunciantes?

Si no se van porque dicen que no son corruptos, ¿no deberían irse por tontos?

Vamos a suponer que es verdad que los máximos dirigentes del PP -Aznar, Cascos, Arenas, Rajoy, Acebes, Cospedal…- nunca supieron que, durante al menos 15 años de dos siglos diferentes (1993-2008), y de una forma continua, hubo una financiación ilegal y una caja B en el partido.
Vamos a suponer que es verdad que, como decía anoche Rajoy en una entrevista en Telecinco, «ni yo ni los dirigentes del partido que yo conozco tenían la más remota idea sobre la existencia de eso».
Vamos a suponer que es cierto que nunca les dijo nadie que había magnánimos empresarios que (a cambio de nada, claro) les hacían donaciones millonarias, donaciones que se metían troceadas en pequeñas cantidades en cuentas bancarias de las que -vamos a suponer- ellos desconocían la existencia, y que solo las administraban los tesoreros, contables y administrativos del partido, nunca los políticos.
Vamos a suponer que es verdad que Rajoy nunca preguntó ni le contaron cómo se financiaban las costosísimas campañas electorales o las obras de remodelación del edificio central del partido en Madrid, incluido su despacho, o las compensaciones a dirigentes del partido necesitados de liquidez o las inversiones de urgencia en medios de comunicación afines o…
Vamos a suponer que la cúpula de dirección del PP nunca se enteró de que, con dinero B, se repartían sobres a distintos dirigentes, algunos de los cuales lo han reconocido. Y vamos a suponer que a ellos -contrariamente a lo que dice Bárcenas- nunca llegó ese maná.
Vale. Vamos a suponer que Rajoy y el resto de altos dirigentes del PP de al menos los últimos 15 años no sabían nada de todo ese mar de dinero negro (al menos 7,5 millones de euros) que fluía bajos sus sillones de mando y vamos a suponer que se han enterado ahora por la prensa y por la Justicia, que ya acredita su existencia en escritos del juez Ruz, de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado.
Si realmente no sabían nada, y no tienen que dimitir por corruptos, ¿no tendrían que irse por ingenuos, por inútiles, por cortos de entendederas, por tontos?

Aznar, entre la desmemoria y el rencor

¿Qué le pasa a José María Aznar? ¿De dónde sale ese rencor -sobre todo con algunos de sus ‘hijos’ en el PP, entre ellos Mariano Rajoy- y esa desmemoria con la que con cierta frecuencia se desata en público? Lo del viernes pasado, en la convención del PP, ¿es sólo porque aún le dura el cabreo contra los que despeñaron a su mujer, Ana Botella, en la carrera por la candidatura del partido a la Alcaldía de Madrid o responde a heridas mucho más antiguas?

Conocí al personaje hace muchos años, a finales de los ochenta, cuando él era presidente de Castilla y León y se vio salpicado en el caso de la construcción de Burgos. En su despacho de la Junta, en Valladolid, nos intentó colocar a José Ángel Esteban y a mí algunas mentiras medianas y gordas que le desmontamos en pocas horas. En nuestra investigación sobre aquel caso (para El Globo, Cambio 16, Diario 16 y El País) y en la propia investigación judicial, Aznar nos aparecía una y otra vez detrás de muchos recovecos, hasta el punto de que tuvo que comparecer en 1992 en el juicio, como testigo, y se acogió el privilegio -ya era diputado, líder del PP y jefe de la oposición- de hacerlo por escrito para minimizar los riesgos. Dejó pelos en aquella gatera. Hombres suyos en la política de Burgos fueron condenados, su amigo y asesor el constructor Méndez Pozo acabó en la cárcel…

Aquel Aznar, y el que puso a su amigo Miguel Blesa de presidente de CajaMadrid, y el que hizo vicepresidente económico del Gobierno a Rodrigo Rato, y bajo el que se montó la Gürtel y la caja B del PP… ¿es la persona más creíble para ir a una convención del partido a echar la bronca en público a los actuales dirigentes y decirles: «La corrupción es un cáncer que no podemos tolerar. Cada uno tiene que responder de sus actos; con la ley, con todas sus garantías, pero con todas sus exigencias (…) Mirándoos de frente os lo digo: de mis actos respondo desde el primero hasta el último»?

¿Y el rencor, el permanente estado de resentimiento con buena parte del PP? ¿Se ve Aznar insuficientemente reconocido por su partido, cree que le deben aún honores de líder permanente y vitalicio, de estadista, de salvador de la formación y de la patria?

En los noventa, tras la sentencia del caso de la construcción de Burgos, una editorial me encargó un libro sobre Aznar. No lo acabé, se me cruzaron pronto otros proyectos profesionales, pero sí tuve tiempo para dedicar algunos meses a hurgar en su biografía, y encontré a varios de sus compañeros de pupitre de niño y adolescente en el elitista Colegio del Pilar de Madrid y a otros que le acompañaron en minúsculas formaciones neofalangistas. Algunos me pintaron a un chaval acomplejado -quizás en parte por su corta estatura y por su labio superior inmóvil, luego tapado con el bigote-, a un chico que se veía poco reconocido en el grupo y que hacía cosas buscando de modo casi desesperado ese reconocimiento social…

Llegó muchísimo más lejos que ninguno de aquellos compañeros y amigos de la infancia y primera juventud. Llegó a presidente del Gobierno. Pero, viéndole algunos comportamientos actuales, se diría que quizás aún no se haya quitado del todo aquellos complejos remotos.

Qué esperan de las autonómicas PP, PSOE, Podemos…

A poco más de cuatro meses de las elecciones autonómicas y locales del próximo 24 de mayo, los partidos ya han puesto en marcha sus maquinarias electorales, y algunos sus cálculos internos de objetivos y pretensiones.
-PP. En la anterior cita, en mayo de 2011, el hundimiento del PSOE de Zapatero, tan deteriorado por la gestión de la crisis, llevó al Partido Popular a una victoria amplísima tanto en autonómicas como en municipales. Retener en mayo próximo tanto poder parece difícil, sobre todo considerando que es el PP de Rajoy quien tiene ahora que rendir cuentas ante los ciudadanos de su gestión de la crisis -y de los escándalos de corrupción-. Aun así, el Partido Popular considera que en las autonómicas tiene fácil ganar sin problemas en Castilla y León, La Rioja y Murcia, y aspira a hacerlo también aunque sea más ajustado en Castilla-La Mancha, Cantabria, Aragón y Baleares y a entrar en el Gobierno en Asturias. Las incertidumbres las tienen en Extremadura, Comunidad de Madrid y Comunitat Valenciana.
-PSOE. Los cálculos socialistas son muy diferentes. Un alto cargo se atreve a pronosticar, en privado, que el PSOE seguirá gobernando en Asturias y logrará los gobiernos -ahora en manos del PP- de Extremadura y de Castilla-La Mancha, sin necesidad de pactos, y podría gobernar con pactos en Comunidad de Madrid, Comunitat Valenciana y Aragón.
-Podemos. En la dirección del partido de Pablo Iglesias -aún en construcción, puesto que no tendrá las cúpulas regionales internas hasta mediados de febrero, y las candidaturas autonómicas previsiblemente hasta marzo o abril- creen que pueden entrar en los gobiernos autonómicos de Comunidad de Madrid, Comunitat Valenciana, Asturias y, «si finalmente hay elecciones anticipadas, Andalucía».
Casi todos los consultados, de los diferentes partidos, coinciden en que el voto en todas las autonomías se va a fragmentar mucho, en que habrá poquísimas mayorías absolutas y en que en algunas comunidades de muchísima fragmentación la llave definitiva la pueden tener alguna formación regional o alguna de las estatales de mediano tamaño: UPyD, Ciudadanos o IU (si sobrevive al vendaval Podemos).

De los creadores del voto útil, ahora llega… ¡el voto responsable!

Durante décadas, el bipartidismo se ha blindado apelando a los ciudadanos al «voto útil», al voto que daba con más seguridad rendimiento en las urnas en forma de escaño. Basado en la Ley D’Hondt, el sistema electoral español, sobre todo en las elecciones generales, prima a los grandes y hace que en una gran parte de las 52 circunscripciones electorales (las 50 provincias más Ceuta y Melilla) sólo los dos grandes partidos logran convertir los votos en escaños. Un ejemplo: en las últimas generales, las de noviembre de 2011, PP y PSOE acapararon todos los escaños en 34 de las 52 circunscripciones.
«Votar a IU es tirar el voto», les decían los socialistas a los ciudadanos de izquierdas en las provincias pequeñas y medianas. «Vótanos a nosotros, vota útil, vota PSOE». Los del PP decían más o menos lo mismo cuando en alguna provincia detectaban algún partido moderado que pudiera hacerles alguna sombra. «No lo votes, no va a lograr escaño, no tires tu voto, vota útil, vota PP».
Las cosas comenzaron a cambiar en las europeas de mayo pasado. El bipartidismo se rompió. La suma de PP + PSOE no llegó al 50% de los votos, frente a los 75%/85% que solían sumar en comicios anteriores. Las encuestas indican que en el ciclo electoral en el que ahora entramos -municipales en toda España y autonómicas en 13 comunidades el 24 de mayo, catalanas el 27 de septiembre, generales previsiblemente en noviembre, andaluzas como muy tarde a principios de 2016- el voto se va repartir entre muchos partidos, se va a atomizar, y muchos parlamentos -el estatal, los autonómicos, los plenos locales- van a tener muchos más grupos diferentes que hasta ahora, 7 u 8 grupos en algunos casos. Los hasta ahora dos grandes partidos -PP y PSOE- no podrán apelar tanto en campaña al voto útil, ya no cuela.
Pero ya se han inventado un nuevo mantra: el voto responsable. Se lo he oído ya a varios políticos en privado, sobre todo cuando hablan de Podemos, pero también sobre Ciudadanos, o sobre Compromís, o sobre Equo… «No me creo las encuestas. La gente no quiere aventurerismos, al final votará con sentido de la responsabilidad», dice uno.
Tras el mantra del voto útil, llega el del voto responsable. Se lo oiréis próximamente en público a políticos del PP y a políticos del PSOE, una y otra vez, machaconamente.

Enero caliente de Podemos

Las encuestas más recientes –el Observatorio de la Cadena Ser el viernes pasado y la de Metroscopia para El País del domingo- presentan a Podemos como la primera fuerza política en intención de voto. En ambos casos, con clara ventaja sobre los dos grandes partidos tradicionales: PP y PSOE. Según la Cadena Ser, si ahora hubiera elecciones generales, Podemos tendría el 27,5% de los votos, el PP el 24,6% y el PSOE el 19%. Según El País, Podemos lograría el 28,2%, el PSOE el 23,5% y el PP el 19,2%. Casi al mismo tiempo que estas encuestas se publicaban, Mariano Rajoy le decía hoy en sesión cerrada a la cúpula dirigente de su partido que, según sus datos, el PP ganará los tres procesos electorales de este año: las autonómicas y locales previstas para mayo y las generales, que en principio tocan en noviembre.
En fechas aún alejadas de esas elecciones, sobre todo de las generales, ¿son fiables las encuestas? Lo son, pero hay que tomarlas con cierto escepticismo. Los expertos creen que la opinión pública española está inmersa en un periodo muy profundo de cambio y que eso les da a los apoyos electorales mucha volatilidad. Un error de un partido, o una polémica que le estalle, o un caso de corrupción que le aflore, o la consolidación (o el desplome) de un líder, o la sensación de miedo o de vértigo que puede tener un ciudadano a la hora de votar… son factores que, en periodos de cambio como este, pueden influir mucho a la hora real de emitir el voto.
Mientras completa sus procesos de organización interna –ya tiene secretarios generales y cúpulas directivas locales, y en febrero las tendrá autonómicos-, Podemos ha programado para este mes de enero tres grandes actos de movilización popular con los que confía en consolidar su fuerza, en hacer menos volátil su voto: un mitin en Sevilla el próximo sábado, día 17, y otro en Valencia el domingo 25, ambos con Pablo Iglesias de estrella y similares al que protagonizó en Barcelona el 21 de diciembre pasado, y una manifestación multitudinaria el sábado 31 en Madrid.
A esta la han llamado la Marcha por el Cambio, intentarán llenar hasta rebosar la calle Alcalá entre Cibeles y la Puerta del Sol y el propio Iglesias la ha calentado hoy: «Si el 31 de diciembre dijimos adiós a 2014, pensamos que el 31 de enero podemos decir adiós a la casta». La manifestación «no es para pedir nada al Gobierno, ni es una protesta», añade el secretario general de Podemos, sino una «movilización para decir que en 2015 va a haber un Gobierno de la gente».
Pocos días antes, el domingo 25, Podemos puede tener a miles de kilómetros un acelerador a su despliegue del 31: las elecciones griegas, en las que Syriza -la formación helena similar a Podemos- puede ganar y llegar al Gobierno. Un acelerador, o un freno: porque si Syriza o no gana -o ganando no gobierna-, las expectativas de cambio en España probablemente también se reduzcan.

La recuperación no está, y se la espera poco

El último Barómetro del CIS -2.477 entrevistas hechas del 1 al 11 de diciembre pasado-, hecho público esta mañana, tampoco detecta la recuperación que pregona el Gobierno.
Estos son algunos datos destacados:

El consumidor está un poco más optimista, pero aún desconfía

La publicación, el lunes pasado, de los datos de diciembre de paro registrado hizo que otro importante indicador de la economía española publicado también ese día, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), pasara un poco inadvertido en los medios. Ambos tienen en común algo muy significativo: arrojan buenos y malos datos a la vez, pros y contras, luces y sombras sobre nuestra situación.
El ICC es un interesantísimo índice, os recomiendo que lo sigáis atentamente. Es mensual, lo elabora el CIS desde 2011, antes lo hacía el Instituto de Crédito Oficial. Está basado en unas 1.500 entrevistas (1.510 en el último). Es un índice de 200 puntos. Entre 0 y 100 puntos indica que los ciudadanos tiene una percepción desfavorable sobre cómo va la economía y el consumo; entre 100 y 200 indica una percepción favorable. Se compone, en realidad, de dos subíndices: uno pregunta sobre la situación actual y otro sobre las expectativas para el futuro.
Lo bueno del último ICC, el de diciembre: mejoran tanto el índice general (se pone en 90,6 puntos), como el de situación actual (76,8) y el de expectativas a seis meses (104,3) tras tres meses de caída, de septiembre a noviembre. Lo malo: el avance es significativo en un mes, pero prácticamente sólo hemos vuelto a los datos de septiembre pasado y seguimos por debajo de los 100 puntos.
Lo muy bueno: una gran mejora en un año, pues en diciembre de 2013 teníamos el índice general en 71,0, el de situación actual en 53,8 y el de expectativas en 88,2. Lo menos bueno: el escalón se había subido ya en la primera mitad del año 2014, el último cuatrimestre -como os dije antes- fue muy inestable.
También muy bueno: la media anual de 2014 está por encima de los seis años anteriores y se acerca a valores de 2007.
Lo malo: algunas respuestas a las preguntas de la encuesta indican aún una enorme fragilidad en el ánimo del consumidor. Por ejemplo, estas (y tened en cuenta que el trabajo de campo -es decir, las preguntas- se hizo del 15 al 19 de diciembre, esos días en que Rajoy estaba diciendo que la crisis era ya historia del pasado):
-«¿Considera Ud. que la situación económica actual de su hogar es mejor o peor que hace seis meses?» Mejor: 10,5%. Igual: 55,6%. Peor: 33,5%.
-«¿Considera Ud. que la situación actual de la economía española es mejor o peor que hace seis meses?»
Mejor: 21,1%. Igual: 35,2%. Peor 42,0%.
-«Considera Ud. que la situación de la economía española dentro de seis meses será mejor o peor que la actual?» Mejor: 35,5%. Igual, 28,4%. Peor: 31,3%
-«¿Cree Ud. que sus posibilidades de adquisición de bienes duraderos (coches, muebles, electrodomésticos, ordenadores, etc.; pero nunca viviendas, bienes inmuebles) durante el próximo año serán mayores, menores o iguales que las de este año?». Mayores: 10,8%. Iguales: 68,0%. Menores 18,9%.
-«¿Considera Ud. que la situación en España para encontrar/mejorar un puesto de trabajo es mejor o peor que hace seis meses?» Mejor: 17,2%. Igual 35,3%. Peor 42,9%.
-«¿Considera Ud. que la situación en España para encontrar/mejorar un puesto de trabajo dentro de seis meses será mejor o peor que en la actualidad? Mejor: 36,6%. Igual: 24,8%. Peor: 30,1%.
El ICC de diciembre, cuyo trabajo de campo se hace siempre en los días de compras navideñas, suele mostrar una mejora del tono muscular del consumidor. Ahora hay que esperar si el próximo, que se hará en plena cuesta de enero, confirma los datos buenos o cae de nuevo en la depresión de otoño pasado.

Ni la crisis es cosa del pasado ni la recuperación tiene raíces vigorosas, señor Rajoy

Hay buenos y malos datos entre los que ha hecho público está mañana el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Los buenos. 69.405 parados menos en diciembre y 253.627 parados menos en un año. 417.574 afiliados más a la Seguridad Social en la media del año 2014 respecto a la media de 2013. Son buenas cifras, indican el comienzo de un cambio de tendencia, pero…
Los malos. El paro bajó mucho en diciembre en Servicios (por la campaña de Navidad del comercio), pero subió en Industria (2.435 parados más) y en Construcción (12.689 parados más). Sólo el 7,21% de los contratos hechos en diciembre fueron indefinidos, y de ellos, casi la mitad a tiempo parcial. Sólo 2.462.329 parados (el 57,8% del total) cobran ahora prestación, cuando hace un año eran 2.801.262 los que cobraban (el 61,43% del total). Los parados que cobran reciben ahora una cuantía mensual bruta media de 809,5 euros, y hace un año era de 828,2 euros. La tasa afiliados/pensionistas sigue agravándose: en 2007 era de 2,71, hace un año era de 2,27, ahora ya es de 2,25.
La recuperación no tiene raíces vigorosas, señor Rajoy. La crisis, por desgracia para millones de familias españolas, no es cosa del pasado, señor presidente del Gobierno.