¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de noviembre, 2014

Radiografía electoral de Podemos en 12 claves y muchos datos

Cuatro encuestas recientes a nivel estatal han certificado unánimes la enorme fuerza electoral que ha acumulado Podemos en apenas unos meses. En mayo pasado, esta nueva formación política nacida de debates académicos entre profesores de política y de sociología de la Universidad Complutense de Madrid obtenía 1,2 millones de votos en las elecciones europeas, y el 7,9% del total de los votos. Fue toda una sorpresa. «Es flor de un día, han sabido captar la indignación ciudadana por la crisis económica y sistémica, se vendrán abajo con la misma velocidad con que han llegado», decían algunos presuntos expertos. Medio año después, no sólo no ha sido así, sino que esas cuatro encuestas recientes certifican que Podemos ha venido para quedarse, ha multiplicado por cuatro sus apoyos electorales y está ya compitiendo de tú a tú con los dos grandes partidos hegemónicos de las últimos décadas, el PP y el PSOE.
¿Qué está pasando en la sociedad española para que Podemos irrumpa con tal fuerza? ¿De dónde salen sus votos? ¿Cuál es su techo? Para intentar contestar a esas preguntas, nada mejor que explorar la letra pequeña y los cruces de las cuatro encuestas: la de Sigma Dos para el diario El Mundo publicada ayer y hoy (basada en 1.000 entrevistas telefónicas realizadas del 17 al 19 de noviembre), la de Celeste Tel publicada ayer por eldiario.es (1.100 entrevistas telefónicas realizadas los cinco primeros días laborables de noviembre), la de Metroscopia para el diario El País publicada el 1 y 2 de noviembre (1.000 entrevistas telefónicas hechas entre el 28 y el 29 de octubre) y, sobre todo (porque es la mayor en muestra y la única que publica todas las tripas del estudio), el Barómetro de octubre del CIS (2.480 entrevistas personales en domicilios, realizadas del 1 al 13 de octubre).
Éstas son algunas de las conclusiones:
1. En medio año, Podemos ha multiplicado entre tres y cuatro veces sus apoyos electorales. Ha pasado del 7,9% de votos que obtuvo en las europeas al 21,6% que lograría hoy en unas hipotéticas generales, según Celeste Tel; al 22,5%, según el CIS; al 27,7%, según Metroscopia; y al 28,3%, según Sigma Dos.
2. Le quita votos a todas las formaciones. Según el CIS, a Podemos le votarían hoy el 5,9% de los que en las elecciones generales de 2011 votaron al PP, y el 23,4% de los que votaron al PSOE, y el 44,4% de los que votaron a IU, y el 27,4% de los votaron a UPyD, y el 6,6% de los que votaron a CiU.
3. Podemos moviliza incluso el voto de antiguos abstencionistas o votantes críticos. El 15,5% de los que se abstuvieron en noviembre de 2011 dicen hoy que votarían a la formación de Pablo Iglesias, así como el 18,5% de los que votaron en blanco.
4. Aunque se le ve de izquierdas, se ha adueñado del centro. El Barómetro del CIS incluye la llamada escala ideológica, una escala del 1 al 10 en la que el 1 es la extrema izquierda y el 10 es la extrema derecha, luego 5,5 es el centro exacto. Cuando a los encuestados les preguntan dónde ven a Podemos, lo sitúan bastante a la izquierda: en concreto, en el punto 2,43 de media (para que lo tengáis como elemento de comparación: a IU la ven de media en el 2,67; al PSOE, en el 4,61; a UPyD, en el 5,55; y al PP, en el 8,24). Pero aun siendo vistos tan de izquierdas, Podemos logra votantes que a sí mismos se ubican en casi todos los números de la escala. ¡Incluso en el 8! Se ve de modo nítido si metemos la lupa en algunas de las posiciones donde se autoubican los entrevistados. Entre los españoles que se ubican a sí mismos en el 5 en la escala ideológica (son, por tanto, de centro/centro-izquierda), Podemos es el partido más apoyado: según el CIS, el 16% de esos ciudadanos votarían hoy a Podemos, el 9,9% al PSOE, el 7,4% al PP, el 5,4% a UPyD. Y entre los españoles que se ubican a sí mismos en el 6 (por tanto, de centro/centro-derecha), Podemos comparte con el PSOE la segunda posición: el 25,8% de ellos votaría al PP, el 5,8% a Podemos, el 5,8% al PSOE, y el 3,2% a UPyD.
5. Es un partido trasversal no sólo en lo ideológico. Acopia también apoyos en estratos muy diferentes de la sociedad española: de formación, de clase social o de hábitat.
6. Más apoyado entre los mejor formados. Los datos: 17,6% en voto directo CIS. Entre los que no tienen estudios, sólo el 1,4% votaría a Podemos; y entre los que tienen Primaria, sólo el 7,8%. En el otro extremo, dicen que le votarían por encima de su media los que han hecho «Secundaria 1 etapa» (20,6%), «Secundaria 2 etapa» (18,9%), «FP» (26,8%) y «Estudios Superiores» (20,0%).
7. Más apoyado en la clase alta/media alta que entre los obreros no cualificados. Según el CIS, recuerda, Podemos logra el 17,6% del voto directo de los españoles. Pues bien: está bastante por encima de esa media entre los ciudadanos de clase alta/media-alta (alcanzaría el 21,8%) y entre los de las nuevas clases medias (19,7%). En la media, entre los obreros cualificados (17,5%). Y bastante por debajo entre los obreros no cualificados (14,5%) y muy por debajo entre las viejas clases medias(11,2%).
8. Más apoyo en poblaciones medianas y grandes. Recordemos las medias de Podemos en voto directo, según el CIS: 17,6%. Entre los habitantes de municipios de poblaciones de menos o igual a 2.000 habitantes, sólo le votaría el 6%. En los de 2.001 a 10.000 habitantes, el 17,6%. En los de 10.001 a 50.000, el 15%. En los de 50.001 a 100.000, el 17%. En los de 100.001 a 400.000, el 21,7%. En los de 400.001 a un millón de habitantes, el 18,3%. Y en las grandes ciudades de más de un millón, el 22%.
9. Gusta a empresarios, profesionales y parados, y no gusta a agricultores, jubilados y amas de casa. En su Barómetro, el CIS divide a la población en 12 diferentes categorías según la condición socioeconómica de los encuestados. Podemos, como decíamos antes, logra un 17,6% de voto directo total, y está bastante o muy por encima de esa media en categorías como «Empresarios/as con asalariados/as, altos/as funcionarios/as, altos/as ejecutivos/as y profesionales por cuenta propia», donde logra el 20%; «estudiantes» (20,5%); «Profesionales y técnicos/as por cuenta ajena, y cuadros medios» (21,9%); «Personal administrativo, comercial y de servicios» (22,9%), «Capataces/zas y obreros/as cualificados/as (no agrarios/as)» (25,5%) y «Parados/as (que han trabajado antes y en busca de su primer empleo)» (23,8%). Está en torno a su media general en «Comerciantes y pequeños/as empresarios/as (sin asalariados/as, no agrarios/as)» (18,3%); «Obreros/as no cualificados/as (agrarios/as y no agrarios/as) (17,3%). Y está muy por debajo en «Agricultores/as (empresarios/as sin asalariados/as y miembros de cooperativas» (7,7%), «Jubilados/as y pensionistas» (8,4%) y «Trabajo doméstico no remunerado» (9,4%).
10. Muy de treintañeros y de maduros, muy poco de tercera edad. Recordemos: según el CIS, Podemos logra el 17,6% de voto directo sobre total población. Por tramos de edad de la población, las cosas son muy diferentes. Entre los ciudadanos de 18 a 24 años, le votarían hoy el 21,0%. Entre los de 25 a 34 años, el 25,8%. Entre los de 35 y 44, el 19,6%. Entre los de 45 a 54 años, el 21,4. Entre los de 55 a 64, el 16,1%. Y de repente… ¡el desplome! Entre los españoles de 65 años y más, sólo le votaría el 5,4%. (Esa edad se ha convertido casi en refugio del voto a los dos grandes partidos: tanto PP como PSOE superan el 20% de voto en ese tramo de edad). ¿A los mayores les asusta más Podemos por demasiado de izquierdas? Probablemente: mientras que el total de la población ubica en la escala ideológica a esta formación en el punto 2,43, los encuestados del CIS de 65 años y más lo sitúan en el 1,95.
11. Más hombres que mujeres. Según el CIS, voto directo medio a Podemos: 17,6%. Entre los hombres, 20,1%. Entre las mujeres, 15,3%.
12. Pablo Iglesias, muy conocido y el líder mejor valorado. Según Metroscopia, lo conoce el 97% de los encuestados, casi tanto como a Rajoy (100%) y más que a Soraya Saenz de Santamaría (91%), Rosa Díez (89%), Pedro Sánchez (86%) o Cayo Lara (80%). En valoración, el 44% lo aprueba y 43% lo desaprueba (+1 en saldo, frente a -63 de Rajoy, -34 de Lara, -18 de Díez o -17 de Sánchez). Los encuestados de Sigma Dos le ponen una nota media de 4,4, frente a 4,1 de Sánchez y de Díez, el 3,7 de Lara o el 3,6 de Rajoy.

De los papeles de Bárcenas a las Moleskines de Granados

Hace ahora casi dos años, en la alta dirección del PP empezaron a preocuparse con un inquietante rumor interno. Decía el rumor que el durante muchos años tesorero del partido Luis Bárcenas tenía unos papeles donde registraba entradas y salidas de la caja B del partido, chorros de dinero que llegaban irregular o ilegalmente al PP y se empleaban en pagar sin tributar a Hacienda desde obras internas a sobresueldos a la dirección o campañas electorales, quién sabe si también alguna voluntad política…
Los papeles de Bárcenas acabaron pronto emergiendo íntegros en la prensa; el presidente del PP y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dijo aquella frase solemne de «Todo es falso, salvo alguna cosa»; la Policía y un juez, Pablo Ruz, fueron atando cabos y acopiando otros indicios de que quizás todo era cierto, y alguna cosa más; Bárcenas lleva casi año y medio en la cárcel; el ex secretario general del partido Ángel Acebes está imputado; la credibilidad del PP y de su dirección está bajo mínimos…
Estos días corre otro rumor interno en el PP. Dice que Francisco Granados, exalcalde, exsenador, exdiputado autonómico, exconsejero de la Comunidad de Madrid, secretario general del PP de Madrid y mano derecha de Esperanza Aguirre desde 2004 a 2011 y ahora preso en la cárcel de Estremera, tras ser detenido el pasado 27 de octubre como uno de los principales encausados en la Operación Púnica, una trama de corrupción que afecta a varios ayuntamientos y comunidades autónomas, parece que también llevaba pormenorizado registro de su gestión en el partido. En su caso, en Moleskine, esa libreta tan de moda, con tapas de tela, un lomo que permite tenerla completamente abierta y una banda elástica para que el cuaderno esté cerrado si así se quiere.
¿Son tan interesantes las Moleskines del ex secretario general Granados como los papeles del extesorero Bárcenas? ¿Dónde están las libretas? ¿Las guarda el imputado a buen recaudo? ¿Las tiene ya la Guardia Civil? ¿Están ya en manos del juez Eloy Velasco, instructor del caso Púnica? ¿Emergerán algún día con todo su contenido?
Continuará.

La duquesa de Alba, genuina marca España de ayer y de siempre

El Gobierno ha enviado hoy a Sevilla al ministro de Defensa, Pedro Morenés, al funeral de la duquesa de Alba. Podría haber mandado al ministro de Economía, dado que la economía de la duquesa -una de las grandes fortunas españolas- va bien, notoriamente mejor que la del conjunto de los ciudadanos; o al Hacienda, a vigilar con hijos y herederos la tributación del enorme patrimonio de la casa (por cierto, la fallecida también era duquesa de Montoro, si bien cedió en 1994 el título a su hija Eugenia); o al de Cultura, pues Cayetana y su familia están entre los mayores coleccionistas de arte de la historia de España; o a la de Agricultura, que los Alba son también ricos latifundistas; o al de Exteriores, por lo que se verá…
El Gobierno ha enviado al funeral al ministro de Defensa, Pedro Morenés, y hace bien, porque en las guerras y en conquistas territoriales y en hechos de armas del pasado remoto se basan muchos de los más relevantes títulos nobiliarios que hay en España, y entre ellos algunos de la fallecida, que «era cinco veces duquesa, dieciocho veces marquesa; veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, además de ser catorce veces Grande de España», según The Guinness Book of World Records (edición de 1998, pág. 113).
De hecho, el primer duque de Alba, García Álvarez de Toledo (1435-1488) era antes sólo conde, conde de Alba, y fue el rey Enrique IV quien elevó a duque el título, entre otras cosas por su intervención con el rey en las campañas militares contra el reino de Granada de 1455 y 1456, y el tercer duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, fue el duque de Alba y el militar español por antonomasia: el que en el siglo XVI acompañaba a Carlos I cuando derrotó en Túnez a Barbarroja o en Mühlberg a los príncipes protestantes alemanes, el que aplastó la rebelión de Guillermo de Orange y a Luis de Nassau en los Países Bajos, el que conquistó Portugal para Felipe II en la batalla de Alcántara.
De aquellas y de anteriores campañas militares (muchas, en el siglo XIII, el de la llamada «Reconquista», el Alfonso VIII y el de Fernando III) de la vieja Castilla cristiana del norte de la Península tomando los territorios musulmanes del sur, en Al Andalus, provienen no sólo muchos títulos nobiliarios actuales sino también el reparto de las rentas de los territorios ocupados, léase los latifundios de la mitad sur peninsular que perviven aún hoy.
Los viejos títulos nobiliarios aún muy vivos, los privilegios que les iban aparejados, los latifundios y los señoríos sobre villas y ciudades, la desigual propiedad de la tierra…
Dicen las crónicas que el funeral ha sido multitudinario, que la catedral y el Ayuntamiento de Sevilla estaban repletos de gentío y de aplausos. Todo, genuina «marca España» de ayer y de siempre, como la duquesa.

Piketty, en 17 ideas fuerza

Os hablé hace unos meses aquí de Thomas Piketty, el economista francés que sostiene que “el capitalismo genera automáticamente desigualdades arbitrarias e insostenibles que dañan radicalmente los valores meritocráticos sobre los que se asientan las sociedades democráticas”, pone a los ricos en el centro del debate y propone medidas fiscales globales muy novedosas para evitar el capitalismo tenebroso que se nos viene encima.
Al calor de la edición española de su El capitalismo en el siglo XXI -un millón de ejemplares vendidos-, varios medios –La Vanguardia, Cadena Ser, eldiario.es– publican estos días interesantes entrevista con Piketty.
Os resumo aquí algunas de las cosas más interesantes que dice en ellas el economista que está desatando todo un debate mundial:
En tiempos de crisis, el capitalismo acelera la desigualdad. «Hemos investigado tres siglos de historia económica del mundo y una de sus leyes explica la tendencia a la desigualdad social: el interés r (de return) que perciben los ricos por su capital tiende a ser mayor que el crecimiento económico g (de growth). (…) «Es una tendencia que no implica que la desigualdad crezca para siempre, pero explica que se puede perpetuar. También explica por qué los millonarios pueden vivir de rentas y algunos dedicarse al arte y la cultura en vez de limitarse a tratar de sobrevivir». «Cuando no hay crecimiento, como ahora, la desigualdad aumenta y los ingresos y sueldos se estancan, pero los intereses que rinde al millonario su capital siguen creciendo».

El paro es desigualdad. «La desigualdad más importante que hay en la zona euro es la impresionante tasa de paro relacionada con la crisis, la recesión y la austeridad».

La austeridad no es el remedio. «La idea según la cual hay que insistir en purgar los presupuestos a base de más austeridad para curar al enfermo me parece completamente insensata. Digo esto pensando en Francia, pero lo mismo vale para Italia, con tasas de crecimiento negativas en 2013 y en 2014. Es verdad que el crecimiento en España es un poco mejor ahora, pero no olvidemos que todavía sufre un retraso considerable en términos de renta per cápita con respecto a las demás grandes economías europeas».

Los errores de Europa. «La situación en Europa en estos momentos es catastrófica por la gestión de la crisis». “Si el Reino Unido porque está fuera del euro y Estados Unidos crecen tres o cuatro veces más que al zona euro, ¿cuánto tiempo vamos a seguir diciendo que la política de la Unión Europea es la correcta?».

La deuda y los tipos de interés en la zona euro. «Francia y Alemania fueron muy egoístas con respecto a España, Italia y los países del sur de Europa» (…) «No es normal que en una Unión Monetaria ciertos países paguen un tipo de interés dos o tres veces mayor que el de otros» (…) «Francia y Alemania han sido extremadamente egoístas. Han demostrado ser egoístamente miopes con respecto a España e Italia al renunciar a compartir sus tipos de interés. Una moneda única con 18 deudas públicas y 18 tipos de interés asociados a esa deuda no funciona. Los actores financieros no tienen confianza en este sistema. Sólo podremos salir de esta crisis si creamos un fondo común de deuda pública con un sólo tipo de interés».

EE UU ha acertado, y Europa no. «El resultado global de las políticas de austeridad en los últimos cuatro o cinco años es, de manera objetiva, muy malo. Estados Unidos tenía una tasa de paro muy similar a la zona euro hace unos años y hoy en día la diferencia es enorme. El paro disminuyó allí, a pesar de que el nivel de deuda de ambas economías era muy similar en la situación de partida. No hay duda sobre quién ha elegido la estrategia adecuada».

Multinacionales frente a pymes. «Las multinacionales, en la práctica, pagan un tipo impositivo más débil que nuestras pequeñas y medianas empresas, lo que no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la equidad ni de la eficacia económica».

La crisis de las clases medias. «Para mí la clase media es el 40% que no está ni entre el 50% más pobre ni entre el 10% más rico. Y hace un siglo ese 40% no existía: el 90% era pobre y punto. Hoy el 60% de la riqueza –el 70% en EE UU– va al 10% millonario, que aumenta su dinero tres veces más rápido que la media». (…) «Hoy la clase media recibe sólo el 20% de la riqueza. Y disminuye: en EE UU ya no es el 40% de la población, sino apenas el 30%».

La extrema derecha. «Hasta ahora el Frente Nacional solamente ha ganado en algunas ciudades pequeñas, pero si regiones enteras pasan a ser gobernadas por la extrema derecha entonces la historia será otra. No va a ser una broma. Se van a crear tensiones en algunas zonas del país y el resultado puede ser extremadamente violento».

El abismo. «Estamos realmente al borde del abismo de una crisis política, económica y financiera».

¿Volver a las monedas nacionales? «No, para mí no es la buena solución. Ahora bien, si no se proponen alternativas rápidamente creo que el retorno a las monedas nacionales será un escenario cada vez más difícil de descartar. Concretamente, la única respuesta que se ha dado en Francia a aquellos que quieren salir del euro consiste en decirles que es imposible, que está prohibido, que ahora que hemos entrado ya no se puede dar marcha atrás… Esta respuesta es extraordinariamente débil y no va a aguantar mucho tiempo más».

Un nuevo Europarlamento con más poder. «Si queremos gestionar la deuda de manera común necesitamos también un Parlamento de la zona euro que tome decisiones a este respecto, entre otras cosas sobre el nivel de déficit común». (…) «Hace falta, en paralelo al actual Parlamento Europeo, una Cámara parlamentaria de la zona euro o, en todo caso, una Cámara formada por los países de la zona euro que quieran avanzar hacia una unión política, presupuestaria y fiscal, y que tendría que construirse a partir de los diferentes Parlamentos nacionales. Cada país estaría representado en proporción a su población, ni más ni menos, lo mismo Alemania y Francia que los demás. El cometido de esta nueva Cámara consistiría en votar cuestiones tales como un impuesto común sobre sociedades o el nivel de déficit comunitario».

La educación como igualador social y motor del crecimiento. «La desigualdad puede ayudar al crecimiento hasta cierto punto, pero más allá de un determinado nivel de desigualdad se obtiene, sobre todo, un efecto negativo que reduce la movilidad en la sociedad y conduce a la perpetuación en el tiempo de la estratificación social. Esto tiene un impacto negativo sobre el crecimiento. El otro efecto negativo se produce a través de las instituciones políticas: una desigualdad muy fuerte puede conducir a la captura de las instituciones democráticas por parte de una pequeña élite que no va necesariamente a invertir en la sociedad pensando en el conjunto de la población. Por eso el crecimiento en el siglo XXI va a depender en gran medida de la inversión en educación y en formación, de que ésta no sea únicamente para una pequeña élite sino para la inmensa mayoría de la población».

La tecnología, también como motor. «Hace treinta años no disponíamos de las actuales tecnologías de la información, por ejemplo. Si se organizan bien, si nos dotamos de las instituciones adecuadas para que todo el mundo se pueda beneficiar, estas tecnologías constituyen una enorme fuente de riqueza.

Nuevas fuentes de energía renovable. «Una tasa de crecimiento entre 1% y 1,5% anual en el largo plazo es fuente de progreso y no es un objetivo imposible. Ahora bien, para alcanzar un ritmo de crecimiento así hay que abandonar la actual política de austeridad. Eso en primer lugar. Y sobre todo hay que invertir en educación superior, en innovación y en medio ambiente… Hablo de invertir en medio ambiente porque es evidente que habrá que encontrar nuevas fuentes de energía renovable, visto que con las fuentes actuales no vamos a poder mantener una tasa de crecimiento del 1% o 1,5% anual indefinidamente».

Límites al capitalismo y repensar la democracia. «Creo en el progreso técnico y en la mundialización, y el libro no es pesimista con respecto al futuro. Simplemente, para que estas cosas beneficien a todos, hacen falta instituciones democráticas, sociales, educativas, fiscales y financieras que funcionen correctamente. El problema es que, después de la caída del Muro de Berlín, nos imaginamos por un momento que era suficiente con basarse en las fuerzas naturales del mercado para que el proceso de mundialización y de competencia beneficiase a todos. Creo que ahí está el error. Hay que repensar los límites del mercado, los límites del capitalismo, y repensar también las instituciones democráticas».

Impuesto universal a los ricos. «Los ricos aumentan cada año un 8% su fortuna mientras la riqueza media apenas crece el 1%. Por eso propongo un impuesto universal progresivo para millonarios que nos haría más prósperos a todos».

Verano y falso otoño, en 46 fotos

Hace ya cuatro meses que no os agrupo en un post las fotos que tuiteo de mis paseos por el campo.

Aquí van algunas recientes, del verano y del otoño indeciso de estas últimas semanas, ordenadas de más antiguas a más modernas.

¿Cuál es la que más te gusta?

Chaves y Griñán, en vísperas de los ERE

El problema catalán, en estos días previos y posteriores al 9-N, está eclipsando un poco en el debate público otro de nuestros grandes problemas, el de la corrupción, el segundo -tras el paro- en la preocupación de los ciudadanos.

Si las semanas pasadas fueron especialmente demoledor para la reputación y credibilidad del PP -tarjetas black, Granados y la Púnica, Rato, Monago, las muchas evidencias policiales y judiciales de caja B  en la sede central…- y algo para el PSOE -tarjetas black, Púnica, el delfín de Tomás Gómez…-, parece que las próximas van a invertirse las tornas. Algunas líneas de la investigación de la Púnica pueden acabar salpicando -o no- a algún alto cargo en activo del PP de Madrid, pero el nuevo asunto estelar va a estar, previsiblemente, en Andalucía y en el PSOE.

Hace una semana, la Fiscalía instó al Tribunal Supremo a que abriera un procedimiento para determinar «el real alcance» de la participación de los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán y de los exconsejeros José Antonio Viera, Gaspar Zarrías y Mar Moreno en el escándalo de los ERE. Los cinco dirigentes socialistas son aforados, como diputados o senadores, y corresponde al alto tribunal cualquier instrucción sobre ellos. La sala del Supremo que tiene que decidir sobre la propuesta de la Fiscalía está presidida desde hace apenas dos semanas por el magistrado Manuel Marchena, de talante conservador y con una larga trayectoria en casos judiciales con impacto político -un dictamen suyo ayudó al ministro Josep Piqué (PP) a evitar su procesamiento en el caso Ertoil, votó a favor de la absolución de Francisco Camps en el caso de los trajes, fue ponente de la sentencia que condenó por desobediencia al expresidente del parlamento vasco Juan María Atutxa, fue el instructor de una de las tres causas abiertas al juez Baltasar Garzón, etc.- , y personas cercanas a alguno de los ex dirigentes socialistas andaluces dan por hecho que el Supremo admitirá el caso y los imputará.

Si así fuere, las imputaciones, además de salpicar muy mucho a la marca PSOE -tanto Chaves como Griñán han sido presidentes del partido-, van a avivar otro debate que ya se está produciendo en las filas socialistas. «Cualquier imputado tiene que dejar el escaño», decía la semana pasada la presidenta andaluza, Susana Díaz. Otros dirigentes -entre ellos Alfonso Guerra, esta semana en una entrevista en la radio- discrepan con Díaz y argumentan que el Código Ético del PSOE fija esa renuncia a un cargo público cuando se produzca la apertura de juicio oral, no con la imputación.

Le pregunté por Chaves y Griñán al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la entrevista que le hice hace poco más de un mes, y contestó así:

«A día de hoy, ninguna de las dos personas que usted menciona ha sido imputada. Por tanto, vamos a respetar el principio de presunción de inocencia. En el hipotético caso de que se dé lo que usted comenta, actuaré en consecuencia, y desde luego en el momento en el que se abra juicio oral tendrán que responder y asumir sus responsabilidades políticas».

La apertura de juicio oral es, por tanto, la frontera de la dimisión para Sánchez, mientras que para Susana Díaz es anterior, con la imputación… ¿Serán los ERE la piedra de su próximo desencuentro?

Y a todo esto, la juez Alaya sigue tirando de los ERE, la formación y algunas otras madejas donde lo que más abunda son ex altos cargos socialistas…

ACTUALIZADO A LAS 16.15. Una hora y algo después de publicarse este post, el Supremo ha anunciado que abría causa contra los ex altos cargos de la Junta de Andalucía.

Ni «éxito total» ni «simulacro estéril»

El 9-N no ha sido ni el «éxito total» que proclama Artur Mas ni el «simulacro estéril» que dice el Gobierno de Rajoy.

Cierto que no había censo oficial, ni bases legales de la consulta, ni controles, ni mesas imparciales, ni recuento de los votos con garantías… pero también cierto que todo hemos visto las colas, el enorme afán de una parte de la sociedad catalana por decidir, la absoluta ausencia de incidentes…

Cierto que los promotores pueden decir que la movilización fue alta, con unos 2,2 millones de personas acudiendo a las urnas, y 1,6 millones de ellos apoyando expresamente la independencia, pero cierto también que los no partidarios de la consulta pueden esgrimir que al menos otros 3,2 millones de catalanes no acudieron.

Cierto que la participación solo alcanzó en torno a un tercio del censo, luego la abstención fue de unos dos tercios. Pero cierto, así mismo, que el carácter oficioso del 9-N pudo desmovilizar a posibles votantes.

Tradicionalmente, los catalanes se comportan ante las urnas de manera muy diferente según cuál sea el ámbito electoral. En las elecciones generales (en las que se deciden Congreso y Senado, y por tanto el Gobierno estatal), la participación suele ser alta -votó un 76,96% del censo en 2004, un 71,19% en 2008 y un 70,3% en 2011-. En las autonómicas, algo más baja, pero creciendo: el 56,04% en 2006, el 59,95% en 2010 y el 69,56% en 2012. En el referéndum del Estatuto catalán, en 2006, aún más baja: sólo votó el 49,41%.

Se hagan como se hagan los cálculos con estos niveles de participación históricos y con los datos que arroja el 9-N, parece evidente que la sociedad catalana está fragmentada, totalmente dividida, sobre el proceso soberanista. Una parte mayoritaria calla, unos dos tercios del total, pero dentro de ese conglomerado hay de todo: abstencionistas permanentes que no votan nunca, unionistas que no quieren que se cambie ni una coma del actual encaje de Cataluña en España, federalistas que quieren cambios, incluso algún independentista que por las razones que fuere ayer no ha podido participar en el 9-N. Y hay otra parte -el tercio de catalanes que ayer sí se movilizó- que quiere cambios, el 80,7% de ellos irse, independizarse.

Tenemos un problema mayúsculo, y la responsabilidad de los políticos -sobre todo de los que están en el poder- es afrontarlo y resolverlo. Sin baladronadas como el «éxito total» de Artur Mas ayer, y sin escapismos como los de Mariano Rajoy desde hace dos años largos.

Rajoy, que está reaccionando tarde al otro gran problema que le ahoga, el de la corrupción, sigue haciendo el dontancredo con el problema catalán. No es comprensible que ayer la reacción del Gobierno fuera que un ministro de tercer nivel -el más bisoño y uno de los de menor peso político del Ejecutivo- saliera a leer una nota valorando el 9-N como un asunto jurídico y de orden público y sin que los periodistas pudiéramos preguntar. Ayer debería haber salido el propio Mariano Rajoy. Debería haber valorado políticamente el 9-N y debería haber ofrecido de inmediato diálogo a Artur Mas. Para hablar de las 23 propuestas que Mas le dio hace unos meses y para hablar de esos 1,6 millones de catalanes que quieren irse y de los no sabemos cuántos millones que quieren quedarse sin cambio alguno y de los muchos otros que están en medio, llenos de matices.

La estrategia de esperar y ver de Rajoy ya no da más de sí, ha fracasado. Cada hora que pasa sin reaccionar es una hora perdida.

La metamorfosis de Pablo Iglesias

“¿Y cómo has visto a Pablo Iglesias?”, me han preguntado varias personas en los últimos días, tras la larga entrevista que le hice al líder de Podemos el pasado viernes y que hemos publicado este martes en 20minutos en dos (una y dos) entregas. Pues le he visto en peor forma física que cuando le conocí, hace un año…

“Antes salía a correr dos o tres veces por semana e iba al polideportivo. Hacía pesas. No como para ponerme muy grande, pero me gustaba hacer abdominales y fondos de brazos, flexiones y salir a correr. He dejado de hacer eso desde el mes de enero y lo echo muchísimo de menos. Estoy mucho más delgado”

… y le he visto también esculpiéndose una nueva forma política e intelectual, más depurada, con menos aristas, que asuste menos…. El antiguo politólogo extremista metamorfoseándose en un político moderado, en un posible gobernante, incluso en un estadista…

“Nos ha cambiado el gesto. Nos dicen que nos ven más serios, y es verdad, porque asumimos que a lo mejor tenemos que asumir responsabilidades de Gobierno y la responsabilidad de Estado, con todo lo que eso implica».

… y llevando a su formación, Podemos, a un aterrizaje suave desde la utopía de hace pocos meses al posibilismo de hoy; reconvirtiéndola de experimento de nicho a partido de masas, de laboratorio de extrema izquierda…

“…a la centralidad del tablero. En la política, como en cualquier deporte, quien elige el terreno de juego tiene más posibilidades de ganar. Si a nosotros nos llevan a un terreno de juego definido por la izquierda y la derecha, podemos perder. Vamos al terreno de juego en el que la clave fundamental es quién es la mayoría y quién es la minoría” (…) “la clave fundamental para entender lo que ocurre en España no es elegir entre izquierda o derecha, sino una contradicción entre una minoría oligárquica y una mayoría de ciudadanos”

Pese a que renegaba de ella, le pedí que se ubicara en la escala ideológica clásica de las encuestas, la escala en que 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, y se resistía a hacerlo. Insistí, y acabó asegurando:

“Yo no soy apolítico. Vamos, todo lo contrario. Yo sí me ubico. Yo digo: soy de izquierdas”

Me dijo que no se ve populista. ¿Y chavista?

“En ningún caso”

¿Antisistema?

“Antisistemas son los que están destrozando todos los elementos del sistema que permitían proteger a la gente. Antisistema es el que privatiza la sanidad pública, el que privatiza la educación pública, el que se corrompe. La palabra corrupción viene del latín y significa romper lo común, eso son los antisistema”.

¿Y radical?

“Si por radical se entiende ir a la raíz de las cosas… Pero normalmente siempre me han dicho que soy bastante prudente, tranquilo y moderado”

Y en la izquierda, ¿está más cerca del comunismo o de la socialdemocracia?, intenté que concretara…

“Programáticamente, claramente de la socialdemocracia”

Su discurso de la centralidad de hace unos días en la Asamblea de Podemos, ¿era un viaje al centro?, le pregunté.

“No al centro político. El centro político supone reconocer esa escala mentirosa de izquierda y derecha”

Le propuse entonces que se ubicara en esa nueva escala arriba-abajo que propone, en la que el grado más bajo sería el 0 y el más alto el 10, y contestó así de contundente:

“Del 0 al 8, eso es Podemos. En Podemos hay clases medias. En Podemos hay clases trabajadoras, en Podemos hay precarios, en Podemos hay jóvenes que han tenido que emigrar, en Podemos hay jubilados, en Podemos hay diferentes escalas sociales. Todos tienen algo en común: forman parte de la base»

¿Y a quién asusta Podemos?

«Al ático, a los de arriba»

Le planteé si estábamos ante una “suavización” de su mensaje. Y me replicó esto:

“Ha habido una complejización de lo que implica hacer un programa de Gobierno. Hacer un programa para las elecciones europeas cuando eres una fuerza sin representación parlamentaria no es lo mismo que hacer un programa cuando asumes que vas a tener que hacer un gabinete de ministros y gobernar”

¿Está reconociendo que están haciendo un aterrizaje ideológico de la fórmula Podemos?, le apuré

“Un desarrollo y una concretización programática. No tanto para aspirar a la mayoría absoluta sino para aspirar a ser un programa de Gobierno creíble, realizable y practicable inmediatamente” (…) “Si nosotros pensamos que por ganar unas elecciones vamos a poder construir un mundo completamente distinto, estaríamos locos. Es muy modesto lo que nosotros planteamos. Que se cumpla la declaración universal de los derechos humanos, que todos los niños puedan ir a escuelas públicas limpios y aseados, que cualquier persona pueda llevar a sus padres a un hospital o a sus hijos a una escuela…»

¿Cuáles serían las primeras medidas que tomaría si llegara al Gobierno?, rematé

«La primera, acabar con los desahucios aplicando la ley. Siguiente medida inmediata, la prohibición de las puertas giratorias. No puede ser que alguien por haber sido presidente, por haber sido ministro, pueda terminar en el consejo de administración de empresas estratégicas. Y después hacer una reforma fiscal para perseguir el fraude y para elevar la presión fiscal sobre las grandes fortunas, por lo menos a la media europea. Y, por supuesto, una reestructuración ordenada de la deuda»

Pablo Iglesias me dio -o me colocó, no sé- otras dos perlas de “moderado”, o de “centralidad”. Una:

“No soy religioso. Pero la verdad es que escuchando al Papa que han puesto me llama la atención estar tan de acuerdo con él”

Y dos:

“Me declaré objetor de conciencia con 16 años. No tuve que hacer ni el servicio militar ni la prestación social. Reconozco que ha cambiado mi visión sobre eso, cada vez tengo más claro que los ejércitos son imprescindibles para una sociedad democrática. He tomado conciencia de la importancia que tienen los militares, incluso para hablar de soberanía y para hablar de la defensa de los derechos sociales en un país. Supongo que es una evolución del propio antimilitarismo, que te hace darte cuenta de que precisamente para garantizar la paz es fundamental que haya hombres y mujeres profesionales armados, con un compromiso cívico y democrático. Supongo que eso también tiene que ver con la madurez. No es lo mismo tener 16 o 17 años que tener 36″.

Moderado, socialdemócrata, posibilista, con los pies un poco más en el suelo… Os confieso que no sé si hay poco, nada o mucho de impostación en este nuevo perfil que ofrece Pablo Iglesias de sí mismo y de su partido. Lo veremos en breve. Como muy tarde, en mayo próximo, cuando, tras las elecciones municipales y autonómicas, Podemos o algunos de sus dirigentes -si se cumplen las encuestas- toquen poder.

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