¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de junio, 2014

Pura política, y hasta con dimisiones

Rubalcaba se va, Rajoy sigue

Alfredo Pérez Rubalcaba (63 años en un mes) anunció ayer que se va del todo de la política, que en septiembre deja el escaño en el Congreso y se vuelve a la universidad, a impartir clases de Química. El anuncio ha sorprendido en algunas zonas del PSOE, que creían que su secretario general saliente quizás se quedara de presidente del partido, en función de quién fuera el nuevo secretario general, en algún discreto y goloso aparcamiento institucional (como el expresidente del Gobierno y ex secretario general socialista Zapatero o como la exvicepresidenta De la Vega, ambos en el Consejo de Estado) o en alguna fundación cercana a los socialistas…
La retirada de Rubalcaba coincide en el calendario con la del rey Juan Carlos (76 años), y ambos en el fondo por lo mismo. Su tiempo ha pasado.
Hace algo más de un año, se especulaba en los ambientes políticos de Madrid con ambas retiradas, y con una más. Lo conté en un tuit el 3 de abril de 2013:

Mi interlocutor acertó en el orden, pero por ahora no se atisba que el trío se vaya a completar de modo inminente. A Rajoy (59 años) le queda -salvo sobresalto político grave- al menos hasta otoño del próximo año, si agota la legislatura. ¿Y sera entonces candidato del Partido Popular en las generales? Lo previsible es que sí, no se advierten alternativas en el PP, y no parece que esté muy por la labor el partido de meterse en primarias, cosa que aun a regañadientes por parte de algunos ya se está abriendo camino hasta en IU (y que le puede dar también algún sobresalto a Cayo Lara -62 años-).
Pero antes de las generales, Rajoy tendrá que superar una grave dificultad, en mayo próximo. Si las europeas de hace un mes (que le fueron muy mal al PSOE y mal al PP) fueron la tumba definitiva de Rubalcaba, las autonómicas y locales de mayo de 2015 pueden ser la de Rajoy. Y él lo sabe. Tanto, que en su entorno creen que dedicará el verano a reflexionar sobre qué hacer en las plazas más valiosas que el PP tiene en riesgo: la Generalitat Valenciana, la Comunidad de Madrid; los ayuntamientos de Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Alicante… En septiembre quizás haya algún anuncio. O quizás no, que Rajoy es muy dado a tomarse las cosas con mucha calma.
En las autonómicas y municipales de 2011 vieron el PSOE y Zapatero un indicador adelantado de lo que iba a pasarles en las generales de ese año. En las de 2015 lo tendrán Rajoy y el PP.

Vacaciones reales entre Mallorca y Asturias

Tras su discurso de ayer en el Congreso, hay cierta expectación sobre algunos de los primeros pasos que dé el rey Felipe VI que supongan una nueva manera de hacer las cosas, diferente a la de su padre, Juan Carlos I. Desde asuntos relevantes (la transparencia de las cuentas de la Casa Real, por ejemplo) a otros quizás poco importantes pero sí muy interesantes. Entre estos, por ejemplo, el de sus primeras vacaciones. ¿Serán en Mallorca, en el Palacio de Marivent, como sus padres; o serán en algún otro lugar? En la decisión influirá mucho la ya reina Letizia, y es sabido que a ella no la entusiasman los veraneos mallorquines. El agosto pasado permaneció en Mallorca apenas cuatro días, mucho menos tiempo que su marido y sus hijas.
En el entorno del nuevo rey se baraja la hipótesis de que la Familia Real (Felipe y Letizia, y sus hijas, Leonor y Sofía) vayan este año de vacaciones a dos destinos diferentes: unos días a Marivent y otros a algún lugar de Asturias, probablemente de la costa. Los argumentos de Letizia -además de su poco aprecio por Mallorca- son incontestables: ella es asturiana de Oviedo y -sobre todo- el heredero o heredera de la Corona lleva el título de Príncipe o Princesa de Asturias, hasta el miércoles pasado Felipe y desde ayer Leonor.
La logística (la dificultad de encontrar en Asturias un sitio adecuado y con medidas de seguridad suficientes) y la premura del calendario pueden hacer que se deje para 2015 el plan de vacaciones reales en dos destinos diferentes.

La Corona, motor del cambio

Ha sido un buen discurso el de hoy, el primero de Felipe VI tras la abdicación de su padre y su proclamación como nuevo rey. Y un buen augurio que lo hiciera hablando de sí mismo como de «un Rey constitucional». Integridad, ejemplaridad, transparencia, diversidad, solidaridad, igualdad, cohesión social, innovación, diálogo, acuerdos, creatividad, renovación, cambio, adaptación a una nueva realidad, afrontar los nuevos tiempos más como una oportunidad que como una amenaza… y todo ellos apelando una y otra vez a los ciudadanos.
Felipe pronunció palabras y esbozó ideas que no abundan en boca del poder vigente. Dio la impresión de que Felipe VI entiende lo que está pasando en la sociedad española y en el mundo globalizado bastante mejor que la mayor parte de los políticos.
El nuevo rey llega al trono de una España muy deteriorada, necesitada de una refundación casi al completo. De sus instituciones, de su vida pública, de su economía, de su política, de su modelo territorial, de su estructura social… El rey tiene unas atribuciones constitucionales que le permiten impulsar esa refundación, esa regeneración, pero con muchos límites. El impulso definitivo, la realización de esos profundos cambios corresponde a otros, a la clase política, a los dirigentes del resto de instituciones. Si no están a la altura de la tarea, serán los ciudadanos los que les lleven a ellos a la abdicación, los que les empujen con sus votos a dar paso a otras caras, a otras fuerzas, a otras ideas.

De rey a rey en 26 tuits

Rey en el limbo

Han pasado 8 días desde el anuncio de abdicación del rey, faltan 9 para que sea efectiva y acabe su mandato, y aún no sabemos qué será de él a partir de esa fecha. Desconocemos cuál será su estatus legal, su título, su papel en la vida pública, sus prerrogativas jurídicas y judiciales, su salario y de dónde saldrá, sus incompatibilidades si las tuviere, su situación en cuanto militar, su exposición o no a demandas o reclamaciones judiciales, etc.
La Casa del Rey, el Gobierno del PP y la muy leal oposición del PSOE se intercambian felicitaciones de lo bien que están pilotando la sucesión. Efusivas felicitaciones. En autoestima, ciertamente, van sobrados. Son los mismos que durante 36 años de Constitución no han tenido tiempo de desarrollar la ley orgánica que debía haber fijado todos esas minucias sin importancia sobre el que en pocos días será exrey.
Legislar en caliente es malo, hacerlo en caliente y además contra reloj es nefasto.
Juan Carlos entra el 19 de junio en un limbo que no sabemos bien cuánto durará ni qué le espera. Y en la planta noble del Titanic del sistema, la orquesta sigue tocando.

Blanco y negro en los datos del paro

El reto del príncipe

Quizá un poco tarde, pero el rey ha entendido el mensaje y ha actuado en consecuencia. La revolución tecnológica, la globalización, la crisis económica, los recortes, el incremento de la desigualdad, el descrédito de los políticos y de las instituciones, la crisis de la democracia… están provocando cambios radicales en la sociedad española. Los ciudadanos se sienten abandonados por las élites. Quizá un poco tarde, pero el rey –cuya reputación y credibilidad se han desplomado en los últimos años- ha entendido el mensaje y ha decidido ceder el paso a su hijo, pasar el testigo a la siguiente generación.
¿Por qué ahora? Quizás porque era la última oportunidad de hacerlo sin incertidumbres graves, antes de que la crisis del bipartidismo y el nuevo mapa político que ha emergido tras las elecciones europeas lo hicieran mucho más difícil.
El príncipe -Felipe VI en breve- no lo va a tener fácil. No basta con el cambio generacional. Tendrá que ganarse la legitimidad con transparencia, cercanía a los ciudadanos, asunción de responsabilidades cuando toque, distancia sideral de las zonas oscuras del poder…
Si Felipe acierta, puede ser el tren de la renovación de la vida pública en su conjunto, de todo el sistema. Si no acierta, el cambio social le pasará por encima, le desbordará.

El rey ha entendido el mensaje

Desde su entorno, al rey le han sugerido la abdicación varias veces en los últimos años. Cuando el accidente de caza en Bostuana, cuando su quebrantada salud le hacía volver cada poco al hospital, cuando se recrudecía judicialmente el caso Urdangarin, cuando el juez citaba a declarar a la infanta Cristina…

El rey se resistía, no quería dejar el trono como un perdedor, en su peor momento de popularidad y también en el momento más duro de la sociedad española en décadas, por la crisis económica y la crisis sistémica, que han provocado una fisura enorme entre las elites y los ciudadanos.

Pero, aunque con cierto retraso, el rey sí ha entendido el mensaje. Toca irse. Ha decidido que pesa más el interés general y la pervivencia de la Corona que el suyo propio. Felipe VI tendrá ahora la oportunidad -y el riesgo- de recuperar la reputación y la credibilidad de la institución.

La abdicación pilla de nuevo a la clase política a contrapié y sin los deberes hechos. Sin esa ley orgánica para regular la abdicación que, desde hace 36 años, promete la Constitución (artículo 57. 5. «Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica»), sin arreglar tampoco en la Constitución la discriminación de las mujeres en los derechos sucesorios (artículo 57.1 «La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos»), sin Estatuto del Príncipe, que regule sus funciones…

Todo ello le añade al procedimiento que se echa hoy a andar muchas incertidumbres. ¿Qué es el rey desde hoy hasta que tome posesión Felipe VI? ¿Un rey interino, un rey dimisionario? ¿Y el Príncipe? ¿La protección constitucional la tiene uno, otro, o los dos? ¿Cuánto va a durar el paréntesis entre un reinado y otro?