¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de diciembre, 2013

Caja Madrid, el ático, la luz, el registro al PP…

El ‘caso del ático’ debilita aún más a González

El ‘caso del ático’ puede ser la gota que colme el vaso y costarle a Ignacio González, hoy presidente de la Comunidad de Madrid, su candidatura a la presidencia regional en las próximas elecciones autonómicas. Los tiempos judiciales no suelen acompasarse a los tiempos políticos, y todo apunta a que, cuando el PP tenga que decidir sus listas para esos comicios, el ‘caso del ático’ aún estará vivo en los juzgados, sin resolverse. ¿Apostaría Rajoy por un González con incertidumbres judiciales pendientes, y que además no es de su cuerda dentro del partido, y al que las encuestas no le son favorables, y que acaba de ver cómo se desvanecía su proyecto económico estrella –Eurovegas- poco después de evaporarse otro en Madrid ciudad –los Juegos Olímpicos- y que tiene la semiprivatización de los hospitales públicos paralizada por los jueces, y que levanta mucha contestación en la calle con las distintas mareas…?
Ayer el fiscal, tras conocerse la imputación de la mujer de González, Lourdes Cavero, corrió raudo -no hay muchos precedentes de tal celeridad- a anunciar que recurriría el auto de la jueza de Estepona, Mariana Peregrina. El recurso lo presentará ante la propia juez, que previsiblemente se lo rechazará. El fiscal recurrirá entonces, muy probablemente, a la Audiencia Provincial de Málaga. Si esta rechaza el recurso del fiscal, el caso llegará a la Audiencia Nacional (AN). Si lo admite, la mujer de González quedará desimputada, pero la juez de Estepona o bien seguirá investigando ella el caso –tiene pendientes comisiones rogatorias en Estados Unidos y en Gran Bretaña- o bien lo intentará enviar de nuevo a la Audiencia Nacional.

Cuando llegue –si llega- a la Audiencia Nacional, un programa informático objetivo determinará a cuál de sus 6 juzgados le cae el caso. El juez al que le toque decidirá entonces -probablemente sin prisa, porque los seis jueces de la AN llevan asuntos judicialmente mucho más relevantes- si es o no es competente. Si cree que no lo es, el caso vuelve a Estepona, donde la jueza de origen decidirá si se lo queda o si recurre al Tribunal Supremo para que determine quién es el órgano judicial competente…
En conclusión: salvo que se entierre súbitamente por algún procedimiento expeditivo –lo que sería un escándalo político-, pasarán muchos meses de trámites judiciales. Probablemente demasiados para las prisas de González por despejar la nube que tiene encima.

En el Partido Popular, los candidatos a la presidencia de una comunidad autónoma los decide la dirección nacional -es decir, Rajoy- a propuesta de los comités ejecutivos regionales correspondientes -es decir, en este caso, la presidenta regional del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, mentora de González y líder de la oposición interna a Rajoy en el PP-. El lunes pasado se reunión el comité regional de Madrid, y en los ruegos y preguntas (ese cajón de sastre donde cabe todo), uno de los hombres de Aguirre propuso que, en el caso de Madrid, fuera el órgano regional quien decidiera el candidato. Hubo un cierto debate, pero no se aprobó nada, entre otras razones porque no podían. El cabeza de lista del PP en las autonómicas de Madrid lo seguirá decidiendo Rajoy. Y González está perdiendo papeletas.

Discreto mutis en la farsa de Eurovegas

Lo de Eurovegas, ese abundantísimo maná que iba a caer sobre el centro de la Península Ibérica gracias a la habilidad de nuestros políticos, ha resultado al fin uno de los mayores fiascos que vieron los siglos.
Nos contaron que Sheldon Adelson -ese prócer, ese magnate, ese rico munificente y benefactor que sólo quería hacernos el bien y ganar algún dinerillo- iba a ser el supermotor de nuestra recuperación económica, y que bien se merecía que le creáramos un miniestado a su medida, con leyes fiscales, urbanísticas, laborales, sanitarias… diferentes, propias, afines a sus necesidades. ¡Ríete tú de los afanes independentistas de Artur Mas! Eurovegas is not Spain! Freedom for Eurovegas! Lo de Adelson sí que era derecho a decidir y Estado propio bien propio, y la Comunidad de Madrid de Esperanza Aguirre e Ignacio González se emplearon a fondo en ello.
Aguirre y González nos colocaron un cuento de hadas a los ciudadanos y le dieron al prohombre todo lo que en su mano estaba, cambiando leyes y reglamentos y tributos y planeamientos urbanísticos y horarios comerciales, y se emplearon después en suplicarle al Gobierno central de su correligionario Mariano Rajoy que le diera al prohombre aún algo más… Y Adelson, que de tonto se ve que no tiene un pelo, subió la apuesta no de su inversión, sino de las exigencias a las Administraciones españolas, tan necesitadas las veía de su maná.
La cuerda se ha roto, no sabemos si solo por esto o si también porque el ricachón no tenía en realidad disponible el dinero comprometido, y ahora los actores de la farsa intentan no caerse y hacen discreto mutis por el foro sin darnos explicaciones ni pedir disculpas.

Cataluña, Eurovegas, Montoro y mucho más

Montoro dinamita a Hacienda

Cristóbal Montoro sabe mucho de impuestos. Es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y catedrático de Economía Aplicada (Hacienda Pública y Derecho Tributario). Ha sido ministro de Hacienda en dos periodos diferentes y con dos presidentes distintos: con Aznar, desde el 28 de abril del año 2000 al 17 de abril de 2004; y con Rajoy, desde el 22 de diciembre de 2011 hasta hoy. Sabe incluso de impuestos desde el otro lado de la puerta giratoria en la que se mueven algunos políticos: en 2006 (es decir, entre su primera y su segunda etapa de ministro, pero sin abandonar la política, puesto que era entonces eurodiputado), fundó Montoro y Asociados, un despacho de asesoría fiscal donde se ayudaba a gente muy rica a pagar pocos impuestos. Los Asociados del nombre eran otros exaltos cargos del equipo económico de Rodrigo Rato durante los Gobiernos Aznar: Ricardo Martínez Rico, exsecretario de Estado de Presupuestos y Gastos; Luis de Guindos, exsecretario de Estado de Economía y hoy ministro de Economía; José Manuel Fernández Norniella, exsecretario de Estado de Comercio; Salvador Ruiz Gallud, exdirector general de la Agencia Tributaria; Gonzalo Solana, expresidente del Tribunal de Defensa de la Competencia… En el grupo también estaba Ricardo Montoro, hermano del ministro y exdirector del CIS. El despacho sigue activo, pero ya no es de Montoro (lo vendió) y ha cambiado de nombre: ahora se llama Equipo Económico.
Montoro es también un político de largo recorrido: diputado en el Congreso en distintos periodos, eurodiputado, ministro dos veces, miembro del comité ejecutivo del Partido Popular ya en el siglo pasado, coordinador de Economía del PP de 2008 a 2012…
En un hombre de tan larga experiencia profesional y política, y que además es alguien que se ha hecho a sí mismo, que todo se lo debe a su propio talento y esfuerzo -nació en un pueblo de Jaén, en una familia humilde que emigró a Madrid en los años sesenta-, sorprende la insensatez e irresponsabilidad con que se desempeña a veces al frente del Ministerio de Hacienda: amnistías fiscales, purgas en la Agencia Tributaria e indicios de tratos de favor a algunas grandes empresas o personalidades, recados que suenan a amenazas con cualquiera que sea crítico con él: medios de comunicación, actores, partidos de la oposición… La lista de errores ya es muy larga.
Los impuestos, los ingresos públicos, la caja que hemos de nutrir entre todos, son una de las patas fundamentales de un Estado de Derecho, y han de gestionarse con unos criterios de profesionalidad, discreción, objetividad e imparcialidad irreprochables. Y no siempre se está haciendo así.
Los errores de Montoro pueden llevar a la Administración fiscal a un descrédito irreparable. Por si teníamos pocas crisis de credibilidad y reputación en piezas clave del sistema en que vivimos (la Corona, el Poder Judicial, los partidos políticos, los sindicatos, la organización territorial, el Estado social, la Constitución…), ahora el máximo responsable del edificio fiscal se autobombardea, se pone dinamita. Y además, entre risas. El asunto es muy serio, señor ministro.

El paro baja, pero el empleo también

Traemos un recado de los chicos, Zapatero

Tras casi dos años en un discreto segundo plano, José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto en parte al debate público. Lo ha hecho con un libro, El dilema, donde cuenta su gestión de la crisis económica. Asume algunos errores, explica y/o justifica algunas de sus decisiones más polémicas, revela algunos secretos… Entre estos, el texto literal de la carta que al entonces presidente del Gobierno español le dirigieron, el 5 de agosto de 2011, el entonces presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude-Trichet, y el entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, pidiéndole fuertes recortes económicos, así como la respuesta que Zapatero les envió al día siguiente.
La primera carta es tremenda. Trichet-Ordóñez empiezan «sugiriendo» o «considerando esencial» que el Gobierno español tome determinadas medidas, luego le dicen ya a Zapatero las que «debería» tomar y acaban directamente «instándole» a tomarlas.
Las sugerencias y las casi órdenes con las que el BCE marca los deberes al Gobierno español -entre ellas, rebajar los salarios, facilitar los despidos, debilitar a los sindicatos, limitar por ley el gasto público o liberalizar el mercado de alquileres- superan tan de largo las competencias y atribuciones que tiene el BCE en los Tratados de la Unión -y el Banco de España en nuestro ordenamiento jurídico- que suponen una injerencia ilegítima palmaria, una invasión flagrante de la soberanía de un Gobierno.
Por si fuera poco, el dúo le dice al presidente del Gobierno español que todo lo haga deprisita, «con la mayor brevedad posible y a más tardar a finales de agosto» -ya estábamos en agosto- e invocan para ello «la gravedad de la situación de los mercados financieros».
Los mercados financieros son los mismos mercados financieros que desencadenaron la crisis global. Los poderes oscuros, en fin, nada democráticos, dictándole a un Gobierno soberano lo que tiene que hacer, y a través de una institución europea sobrepasada con creces en sus atribuciones.
Solo les faltó a los remitentes un párrafo de prólogo -o de epílogo- en la carta: «Traemos un recado de los chicos. No es nada personal, presidente…».