¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de agosto, 2013

El verano, resumido en 30 tuits

Durante las vacaciones, me habéis tenido poco activo en el blog, pero bastante locuaz en Twitter. Recopilo algunos de mis tuits de agosto:

Nuestra economía en 10 datos claves

Luces y sombras de arranque de curso

Tras su negrísimo diagnóstico sobre la economía española del 26 de abril pasado, cuando aprobó el plan de estabilidad y nos dijo y le dijo a Bruselas que nuestra economía sería un erial casi hasta 2020, el Gobierno de Mariano Rajoy ha ido virando de modo lento pero constante hacia un progresivo optimismo, quizás alarmado consigo mismo por las consecuencias políticas y ante la opinión pública del pesimismo anterior. Aún no se atreven los ministros a hablar de brotes verdes –escarmentados en la cabeza ajena de Elena Salgado, la última vicepresidente económica de Zapatero-, pero predican día sí y día también que lo peor ya ha pasado, que ya se ven algunas luces de final de túnel, que el año próximo será un poco mejor… Anteayer, el titular de Economía, Luis de Guindos, decía que la tasa de paro quedará a final de 2013 por debajo del 27,1% previsto en el citado plan de estabilidad, como si conseguir bajar un poquito esa terrible cifra fuera un gran éxito.
¿Hay motivos para ese nuevo optimismo? Veamos cómo están algunas de nuestras constantes vitales:
El empleo. La tasa de paro registrado lleva cinco meses seguidos bajando, pero es empleo muy estacional (en otoño subirá de nuevo el paro, como siempre), no aumenta en la misma medida la afiliación a la Seguridad Social y los nuevos contratos son muchos más precarios (en julio pasado, sólo el 6,8% de los contratos firmados fueron indefinidos).
El crédito. Nuestros bancos ya parecen haber completado su saneamiento, pero cabe la duda de si van a tener que hacer aún esfuerzos adicionales si la economía en su conjunto no mejora y se les sigue disparando la morosidad, que en junio llegó de nuevo al récord histórico del 11,6% y que probablemente les lleve a ser aún más cicateros al conceder créditos.
El consumo. No despega, sigue tibio. El consumo público, aplastado por los recortes de las Administraciones Públicas en su lucha contra el déficit. El consumo privado, el de las familias, por la altísima tasa de paro y por las incertidumbres sobre el empleo y los ingresos de los que los tienen.
El turismo. La temporada turística va bien en uno de sus dos componentes, con un aumento del 3,9% del número de viajeros extranjeros que han entrado en España en los 7 primeros meses del año, y un gasto medio que ha crecido un 6%, y mal en el otro: aún no hay datos pormenorizados, pero el turismo nacional, el de los españoles, estaría registrado una fuerte reducción este año. Aún no sabemos si la mejora del primero compensará la caída del segundo.
Las exportaciones. Van muy bien, siguen creciendo, y además diversificadas a países como China, Brasil o Sudáfrica… con economías más pujantes ahora que la tibia zona euro. Sin embargo, esta moneda tiene un envés, una cruz: exportamos cada vez más gracias a la mayor competitividad de nuestros productos tras nuestra devaluación interna salarial. Y esto tiene una consecuencia negativa: menores ingresos de las familias suponen una mayor contracción de la demanda y del consumo interno.
La zona euro, de la que tanto dependemos, ha mejorado ligeramente respeto a comienzos de año. En el segundo trimestre, a dos de nuestros principales clientes les fue mejor de lo previsto: Alemania creció un 0,7%, y Francia, un 0,5%, lo que propició que la zona euro en su conjunto saliera oficialmente de la recesión, con un +0,3% de crecimiento.
La prima de riesgo española se ha moderado en las últimas semanas, lo que abaratará lo que nos cuesta financiar nuestra deuda. Pero conviene ser prudentes, porque las nuevas incertidumbres en el horizonte europeo -la inestabilidad del Gobierno italiano, un probable tercer rescate de 10.000 millones a Grecia…- pueden hacerla repuntar en cualquier momento.
La situación política. La deriva soberanista de Cataluña, la crisis endémica del PSOE, la crisis profunda de la Monarquía y de otras instituciones, el creciente desapego de los ciudadanos respeto a los políticos y, especialmente, la estabilidad de nuestro propio Gobierno crean, en el fondo, más incertidumbre económica. El caso Bárcenas ha deteriorado mucho al Ejecutivo y a Rajoy, y probablemente lo haga aún más en las próximas semanas. El presidente del Gobierno trató de atajarlo con su comparecencia el 1 de agosto en el Congreso, pero al despertar de ese sueño el dinosaurio sigue ahí, y parece incluso cada vez más fiero.
Las cuentas públicas. La batalla contra el déficit público no va bien, pese a que Bruselas nos ha aflojado un poco el dogal. En junio, a mitad de año, la Administración central ya acumulaba un 3,8%, que es lo previsto para todo el año. Si el Gobierno cae en la tentación de corregirlo con más recortes o con nuevas subidas de impuestos estaría echando más leña al fuego de la crisis.
El sector público. Hay recortes que ya se sabe que van a seguir en los próximos meses. En la enseñanza pública (atentos, al comienzo de curso, al ratio alumnos por profesor, comunidad a comunidad), en la sanidad, con la reforma de la Administración que ha emprendido el Gobierno… Todos esos tijeretazos supondrán nuevas pérdidas del empleo (solo en las administraciones públicas, hasta 250.000 puestos de trabajo suprimidos, según el PSOE), lo que engrosará las cifras del paro y deprimirá aún más si cabe el consumo.
Incertidumbres políticas, económicas y fiscales; arcas públicas deterioradas; tasas de paro altísimas; falta de crédito; tibio consumo interno… Y al otro lado de la balanza, un mejor entorno europeo y un sector exterior –que supone un tercio de nuestra economía- muy pujante y mejorando. Algunas luces y muchas sombras todavía. El curso arranca mejor que el pasado, pero todavía no hay muchos datos que inviten a echar al vuelo ni siquiera los campanillos pequeños.

Una joya poco conocida, y otros libros para el verano

Estoy este verano con un libro extraordinario, quizás la joya de la literatura española menos conocida por el gran público. Es del siglo XVI, se titula Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, y la escribió Bernal Díaz del Castillo… O quizás no, quizás no fue este humilde soldado nacido en Medina del Campo en 1496 y radicado en Santiago de Guatemala al final de su vida el verdadero autor de la monumental obra. Quizás sea su verdadero autor alguien mucho más principal y sorprendente…
La Historia verdadera… es, para algunos especialistas, la primera novela moderna escrita en América. Para muchos, la mejor crónica jamás escrita de una guerra colonial. Es monumental en todo, hasta en su extensión. Manejo la edición de 2011 de la Real Academia Española, con estudio y notas de Guillermo Serés. Tiene 1.530 páginas, casi como Guerra y paz y Anna Karenina juntas… En un celebrado tema de José Ángel González de hace cinco años en 20minutos (‘Mucho tocho, ningun tostón’) no estaba incluida (ni las de Tolstoi), pero tenía méritos sobrados. Ningún tostón: la obra de Bernal (o de quien fuere) es muy amena, se lee con la facilidad de un libro de aventuras.
Ha sido otro libro mucho más reciente el que me ha hecho volver a la Historia verdadera, que leí confieso que a medias y en diagonal en mis años de la Facultad de Filología. Se titula Crónica de la eternidad, del antropólogo francés Christian Duverger (Taurus). Publicado hace pocos meses, el ensayo de Duverger ha tenido el efecto de una roca enorme cayendo en las por lo general tranquilas aguas de la historia de la literatura española. Duverger sostiene -y lo argumenta con muchas pequeñas y grandes razones- que Bernal Díaz del Castillo, un exsoldado raso, poco instruido, sin ninguna otra obra literaria conocida y que además no aparece en ningún documento o relación de las tropas de Hernán Cortés durante la conquista de México y que con 84 años -cuando presumiblemente escribía- vivía retirado en la actual Guatemala, no puede ser, en ningún modo, el autor de la obra. Va más allá incluso Duverger. Afirma que el verdadero autor es… No os revelaré el final de su ensayo, escrito como si fuera una novela policiaca. Os recomiendo que leáis ambas obras en paralelo, como estoy haciendo yo. La comunidad académica está dividida, no sé si la tesis de Duverger acabará siendo plenamente aceptada, pero, si lo fuera, una figura de la historia española adquiriría una nueva dimensión como escritor, como político y como pensador.
En vacaciones (y el resto del año), no hay nada como la lectura, y tengo a mano muchos otros libros estos días, de modo que voy tirando de uno u otro según las circunstancias. Entre ellos, Don de lenguas, de Rosa Ribas y Sabine Hofmann (Siruela), una policiaca con pistas lingüísticas en la Barcelona de los años 50; La mujer del médico, del irlandés Brian Moore (Contraseña Editorial); Enterrado en vida, de Arnold Bennett (Impedimenta); Karoo, de Steve Tesich (Seix Barral); la biografía Ignacio de Loyola, de Enrique García Hernán (Taurus); y dos clásicos de largo recorrido y acierto seguro: Historias de San Petersburgo, de Nikolai Gogol (Alianza Editorial), y la irrepetible La filosofía en el tocador, del Marqués de Sade, en la edición reciente de Península de nuestro llorado Manuel Fernández-Cuesta. No me acabaré todas, y surgirá alguna otra en el camino. Ya os iré contando.
P.D. Estuve hace unos días recorriendo Sicilia, una semana, y me llevé cuatro novelas que transcurren en la isla y fueron escritas por sicilianos: El Consejo de Egipto, de Leonardo Sciascia (Tusquets Editores), esa historia de una simulación, de una impostura también literaria, en el Palermo del siglo XVIII al que están llegando los vientos de la Ilustración; la excelente El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Punto de Lectura), que transcurre en la convulsa Sicilia de la revolución antiborbónica del XIX y la unificación de Italia, y de la que todo elogio es poco; y dos de Andrea Camilleri, de la saga de Salvo Montalbano: La sonrisa de Angélica y El ladrón de meriendas, ambas en Salamandra. Y compré en una librería en Agrigento (Montelusa en las novelas de Camilleri, como Porto Empedocle es Vigata) un curioso volumen: I luoghi di Montalbano. Una guida, de Maurizio Clausi, Davide Leone, Giuseppe Lo Bocchiaro, Alice Pancucci Amarù y Daniela Ragussa (Sellerio Editore). Es lo que parece, una guía detallada de los lugares concretos donde transcurren las ficciones de Camilleri, incluidas las trattorias Da Enzo y San Calogero. ¡Un lujo poder consultarla allí, en la mismísima Marinella! (Los muchos seguidores en español de Montalbano agradeceríamos una traducción cuanto antes de la guía, Sigrid Kraus)

La indignación con los políticos sigue creciendo

El hartazgo, el rechazo y la indignación de los ciudadanos respecto a la clase política sigue creciendo. Algunos de los datos del Barómetro del CIS hecho público esta mañana son tremendos. Por ejemplo, estos:
– Cuando a los encuestados se les pregunta cuáles son, en su opinión, los principales problemas que hoy existen en España, el más mencionado es «el paro», el segundo «la corrupción y el fraude», el tercero «los problemas de índole económica» y el cuarto «los políticos en general, los partidos y la política».
– Cuando se les pregunta por la confianza que les inspira Rajoy, el 58,4% dice que ninguna y el 26,6% que poca. Sobre Rubalcaba, el 55% dice que ninguna y el 34,5% que poca.
– Cuando se les pide que pongan nota, del 1 al 10, a los líderes políticos, suspenden a todos. La nota más alta, Rosa Díez, con un 4,12. A Rubalcaba le ponen un 3,14. A Rajoy, solo un 2,45. Entre los 14 miembros del Gobierno, las notas más altas, Arias Cañete, con un 3,25, y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con un 3,12. Las más bajas, Wert, con un 1,58 (encuesta tras encuesta sigue cayendo, en la anterior tenía un 1,76), Ana Mato (2,03), Montoro (2,16) y Fátima Báñez (2,29).
– Y cuando se les preguntan a quién votarían si hubiera ahora elecciones, el PP logra sólo un 13,2% de voto directo y el PSOE un 12,5% (los datos divulgados esta mañana eran la estimación del CIS, un cálculo propio), mientras que los que dicen que se abstendrán son el 24% (en el anterior Barómetro, el 22,7%), casi tantos como la suma de los dos grandes partidos. Un 7%, además, dice que votaría en blanco.
Los datos indican un deterioro grave del sistema democrático por el que nos regimos desde hace más de tres décadas. El sistema pide gritos una reforma profunda… pero los que tienen en su mano hacerla son los propios dirigentes políticos que salen tan mal retratados. ¿Serán capaces de suicidarse políticamente?

P?D. El trabajo de campo del Barómetro del CIS se hizo entre los días 1 y 10 de julio; es decir, antes de las últimas revelaciones del caso Bárcenas sobre el PP, de los ERE de Andalucía sobre el PSOE, del caso Palau sobre CiU… Probablemente, las encuestas hoy serían todavía más demoledoras.

El juez Ruz debería citar a Rajoy como testigo

Camuflada entre el «me equivoqué con Bárcenas» y el «no voy a dimitir», Rajoy hizo ayer ante el Congreso una confesión a la que conviene prestar una especial atención.
Dijo Rajoy:
¿Se han pagado sueldos? Sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias por razón del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos o suplidos a justificar por gastos inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes. Es de justicia. Se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad.
Declarar los ingresos privados a Hacienda ya es una responsabilidad individual. De eso, ni el señor Bárcenas ni nadie que no sea la Hacienda Pública sabe nada.
Por lo que a mí respecta, yo les aseguró que siempre he declarado todos mis ingresos…».

Reconocía Mariano Rajoy, en definitiva, que, al mismo tiempo en que se le pedía a los ciudadanos que se redujeran sus salarios, se multiplicaban los de los dirigentes del PP con esos sobresueldos que originaron el caso mediático y que tantas veces han negado desde la dirección del partido. Aunque Rajoy aseguraba ayer que los sobresueldos se pagaban «en blanco», él mismo se desmentía en el párrafo siguiente: con ese «declarar los ingresos privados a Hacienda ya es una responsabilidad individual» y el consecutivo «yo siempre he declarado todos mis ingresos», el presidente del Gobierno insinuaba e incluso parece que admitía que algunos dirigentes del PP los pueden haber ocultado al tributar. Rajoy mentía, además: el pagador de cualquier retribución profesional o laboral, en este caso el Partido Popular, tenía tanta obligación de aplicar las retenciones correspondientes y de declarar el pago a Hacienda como la que tenían los perceptores de sobresueldos.
Tras esta confesión ante el Congreso, hecha por el presidente del Gobierno sin ruborizarse y además dando un mal ejemplo patético e insultando al conjunto de la sociedad española («como en todas partes», dice Rajoy. No, señor presidente, en la inmensa mayoría de organizaciones y de empresas somos mucho más serios y leales con la Hacienda Pública), el juez Ruz debería reconsiderar su inicial negativa a llamar a Rajoy como testigo. Por lo que le oímos ayer, hay mucha materia sobre la que interrogarlo y parece que tiene mucho que contar.

El debate sobre Rajoy, en 10 claves

1. «Me equivoqué con Bárcenas». Es lo más novedoso de la intervención de Mariano Rajoy. Es la primera vez que lo dice, y lo hace en sede parlamentaria. Es un paso, un buen paso. Le ha faltado añadir: asumo la responsabilidad, pero no tendría otra manera de hacerlo que dimitir, cosa totalmente descartada hoy por el presidente del Gobierno tras pedírselo «por patriotismo» varios portavoces de la oposición, entre ellos Rubalcaba (110 diputados en su grupo), Cayo Lara (11 diputados), Rosa Díez (5) y varios del grupo mixto (18).
2. Admite los sobresueldos, algo que se había negado mil veces por parte de muchos dirigentes del PP. Incluso admite implícitamente que algunos de los que los recibían quizás no los declararon a Hacienda. (¿Qué fue, por cierto, de aquellas declaraciones de la renta de los principales dirigentes del PP que en febrero se dijo que se iban a hacer públicas?).
3. Muchas medias verdades, incluso en cosas evidentes. Por ejemplo, asegurar Rajoy que se había alejado de Bárcenas cuando supo de sus cuentas en Suiza… pese a que los SMS cruzados entre el presidente y el extesorero dejan claro que hace apenas tres meses no se había producido en absoluto ese alejamiento. Y muchas cautelas: «No tengo constancia de haber hecho nada contrario a la ética». «No tengo constancia de que mi partido se haya financiado ilegalmente». Ese «no tengo constancia», ¿por si hay nuevas revelaciones inmediatas?
4. Quizás algunas mentiras nuevas. Entre ellas, esa insistencia en presentar a Bárcenas como alguien que actuaba solo en el PP, sin que nadie pudiera detectar lo que hacía. Muchos portavoces de la oposición han puesto en duda en la tribuna la veracidad de las palabras de Rajoy. Hasta los moderados Durán (CiU, 16 diputados) y Esteban (PNV, 5) le han advertido al presidente del Gobierno de que mentir en sede parlamentaria es muy grave.
5. Muchos silencios. Una larga batería de 20 preguntas muy concretas de Rosa Díez a Rajoy se han quedado sin una sola respuesta por parte del presidente del Gobierno. ¿Porque no tenía respuestas o porque no quería mentir?
6. Anuncios de medidas de regeneración democrática… que en su mayor parte ya las había anunciado Rajoy en febrero pasado y sobre las que apenas se han dado pasos.
7. Anuncio de apoyo a los jueces y de no entorpecer la investigación judicial pese a que el día a día demuestra reiteradas veces que no es así.
8. Un inaudito ataque a toda la oposición. Rajoy ha irritado a todos los grupos jactándose de que estaba compareciendo sólo por su voluntad y, sobre todo, acusándolos de erosionar la imagen de España por pedir explicaciones tras los gravísimos indicios de delitos -financiación ilegal del PP, cobros en negro de sus principales dirigentes, fraude fiscal, cohecho…- que se desprenden de los papeles de Bárcenas, de su testimonio ante el juez y del conjunto de la investigación judicial.
9. Casi toda la oposición ha estado durísima con Rajoy. Lo han vapuleado. El presidente se ha venido arriba en su segunda intervención, ha reiterado varias veces que no dimitirá -un mensaje a los mercados, a la Troika y probablemente a su propio partido- y sigue teniendo la mayoría absoluta en el Parlamento, pero su crédito político, muy deteriorado en las últimas semanas, probablemente no se haya recuperado en el debate de hoy.
10. Nuevas filtraciones de Bárcenas que demostraran que Rajoy ha mentido hoy en sede parlamentaria dejarían al presidente del Gobierno herido de muerte. Rajoy ha perdido en su comparecencia la oportunidad de quitarle esa baza al extesorero. Quizás porque no puede hacerlo, porque reconocer todo lo que sabe llevaría aparejada también su inmediata dimisión como presidente del Gobierno y como presidente del PP. Por acción o por omisión.