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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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En arquitectura y construcción, también hay que leer el prospecto

Anécdotas fresquitas de verano, con su toque de pimienta para la risa torcida:

Viernes. Ese carpintero -lease entonando con la voz de Chiquito de la Calzada- que va a montar la estantería que debía haber estado montada el lunes anterior, y te avisa el jueves a última hora para que no puedas ir. Tú, que ya tenías un planazo previo con un cliente y que el don de la ubicuidad no lo dominas aún y que te disculpas y rumias durante toda la noche los problemas que conlleva una estantería de casi cinco metros de largo y otros tanto de alto anclada a un tabique de cartón-yeso, y según amanece -que no es poco- empiezas a wasapear tus temores, sin piedad ni descanso, al malvado constructor:

-El insomne arquitectador : Ya sé que es una obviedad, pero habréis comprado tacos para cartón-yeso ¿no?

-El malvado e inmisericorde constructor: Pues no, la estantería va sobre los perfiles.

-El insomne arquitectador :Ya, pero ¿con qué tornillos?

-El malvado e inmisericorde constructor: Rosca chapa

Aquí es cuando las piernas me tiemblan y visualizo al cliente ahogándose en un último espasmo bajo una montaña de libros que lo sepultan.

-El insomne arquitectador :Eso no vale, hay que colocar tacos de paraguas que se abren al apretar el tornillo y aumentan la superficie de presión, pero ¿por qué demontres (1) no pregunta el carpintero? – mientras a dos manos, buscas foto del taco y tornillo apropiado para enviarlo a toda pastilla. Bendita tecnología.

Esas pequeñas cosas, el mal uso de los medios, la falta de atención o de estudio de los detalles, no son tan baladí como pudiera parecer en este veraniego post. Al contrario. En nuestro país por el desconocimiento o la mala aplicación del sistema, las tabiquerías que no sean de ladrillo tienen una mala prensa que nos hacen enfrentarnos a todos cada  vez que las prescribimos en una obra.

Cubic Houses, Roterdamm, Piert Blom: Si alguien hubiese leído las instrucciones de montaje, seguro que esto no hubiese sucedido

Habitualmente definidas por el nombre de una marca comercial, que intento no mencionar, pero que me sale cada dos por tres, nadie quiere esos tabiques que no son de ladrillo en su casa, y suspiran e imploran por esos rasillones pegados con yeso, que requieren después cubrirlos por ambas caras, aunque sean más pesados, mas proclives a las dilataciones diferenciales, a las fisuras, y más difíciles de colocar y de conseguir una planeidad aceptable.

Empeñado en demostrar que mis interminables paseos por los pasillos de las grandes superficies de bricolaje son imprescindibles en mi profesión, busco y generalmente encuentro las soluciones que previo vistazo en catalogo del producto y en las especificaciones de uso, ya están inventadas y que nadie se ha dignado en mirar, utilizando los elementos de que dispone en su caja de herramientas y no molestandose en bucar lo más apropiado para el trabajo en concreto que está haciendo.

Como consecuencia de lo anterior, se utilizan elementos -materiales, tornillos, tacos, juntas….-  que no siendo apropiados para su uso, acaban por destrozar la imagen de sistemas de construcción que provienen de años de investigación tecnológica. El hecho de que en otros paises tengan un gran predicamento y sean de uso cotidiano y habitual, debe indicarnos que algo hacemos mal, quizá la receta, quizá el aliño, quizá el tiempo de cocción. Habrá que investigar como lo cocinan allí donde lo inventaron y copiar, copiar y copiar hasta que nos salga igual de bien. O mejor.

(1) Nota del arquitectador : Estoy desarrollando una teoría sobre la conveniencia del uso de viejos términos expeditivos del tipo demontres, caracoles, cáspita, retruécanos, repámpanos y otros similares para sustituir el manido repaso al santoral y las menciones a destiempo de la madre. En círculos selectos, como los que nos enfrentamos en las obras, estos últimos ya no surten ningún efecto, al haber proliferado su uso más de lo debido y haber desarrollado los habitantes del sector los anticuerpos que anulan su otrora devastador efecto. Sin embargo, aquellos epítetos perdidos y sonoros como rayos y truenos, recontra o caramba, causan tal efecto de estupefacción que permiten ganar el tiempo necesario para pensar una respuesta coherente a esos pequeños problemas del día a día.