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Lo que puede costarte una mala certificación energética

Soy siempre partidario de hablar con números, porque los dígitos, por sí mismos no conocen el sarcasmo y la ironía, solo cuando se manipulan torticeramente te enseñan la mentira y a diferencia del lenguaje, no hablan de impresiones personales que tomamos como dogmas de fe, sino de características mensurables.

En este caso, y aprovechando que en estos días se está hablando de los mil y un precios que existen para la certificación energética , que como ya habréis leído es necesaria para la venta o alquiler de una vivienda o local, os traigo un estudio comparativo que han hecho desde la consultora Cr.Co edificación del certificado de una vivienda siguiendo el método simplificado  y aplicando valores por defecto a las características técnicas constructivas de la misma o realizándola con el estudio pormenorizado de sus aislamientos, muros, etc, ambos métodos igual de válidos.

Entre ambos casos la diferencia es de dos letras en la escala, es decir, de aplicar valores por defecto la vivienda tendría una calificación G, la última de la tabla -un paradigma del gasto y el mal aprovechamiento de los recursos- mientras que colocando valores reales de sus componentes constructivos la misma vivienda obtiene una califación E, es decir, estaría en la mitad de la tabla, que es más o menos por donde van a estar las vivienda normales.

¿Cual es la diferencia? No me creo que con el paso del tiempo esta calificación no sirva para nada. Más bien pienso que esta letra que ahora muchos van a ver como un impuesto innecesario, será la que marque en un futuro no muy lejano la necesidad de realizar las reformas necesarias para mejorar la calificación y en consecuencia el consumo, y antes de que pongamos el grito en el cielo, debemos pararnos a pensar, que la energía, la dependencia de otros países, el cambio climático, la deuda y el déficit del país, son cosas que nos influyen a todos.

En consecuencia, cuidado con esos certificados que nos ofrecen a precio de dos cañas y una de bravas. Es posible que en un futuro no muy lejano el que hoy ha querido ahorrar en su certificado, comprenda que tiene que volver a realizarlo, esta vez con un profesional y a un precio más lógico, para no tener que acometer unas obras de mejora, que muy probablemente, ni siquiera necesitase o no fuesen dela misma envergadura. Pan para hoy, hambre para mañana.

Nota del arquitectador: No te dejes llevar por cantos de sirena. Si alguien te vende algo muy barato y aún está ganando dinero es que no te está vendiendo lo que dice. Reflexiona como es posible que el técnico que revisa tu caldera cobre más por ello, que un universitario titulado que ha de venir dos veces a tu vivienda y hacer tres veces más comprobaciones, además de realizar un estudio de varias horas en su despacho y emitir un informe posteriormente con una responsabilidad civil adquirida.

¿De que servirá la certificación energética de los edificios existentes?

Es de prever que en breve se apruebe el real decreto que regulará la certificación energética de los edificios existentes, es decir que todos aquellos edificios o partes del mismo que se vendan o alquilen, deberán aportar un certificado que asigne una letra al edificio en función de las emisiones de CO2 del mismo, o dicho de otra manera, si usted vende o alquila su vivienda deberá aportar este certificado con la letra correspondiente, que será desde una A si emite poco CO2 y hasta una G si emite mucho CO2, lo que es bastante probable en viviendas con más de seis o siete años.

Todo esto lo van a saber ustedes por los medios de comunicación y por que los técnicos, vamos a bombardearles con publicidad ofreciéndoles desde una batería de cocina hasta cohabitar con nuestra propia hermana o hermano, según su preferencia, si nos encarga usted el certificado. No, no estoy de cachondeo, ya me gustaría. Es tanta la necesidad de trabajar hoy en día que ya tengo compañeros que piensan ofrecerse de gratis a cambio de un contrato para la reforma necesaria que mejore el rendimiento de su vivienda.

Como hemos tenido la puntería de nacer entre el estrecho de Gibraltar y los Pirineos – oiga, mire que  había mundo – apuesto mi escudilla de arroz de mañana a que se van a hacer certificados energéticos como churros desde el cuarto de baño. Es lo que tiene el ipad y hacer las cosas por cuatro perricas.

Vivienda de montaña en Austria. Como me alegro de no tener que pagar la calefacción de esta choza. Foto propia

Vivienda de montaña en Austria. ¡Como me alegro de no tener que pagar la calefacción de esta choza!. Foto propia

Sí estoy escéptico no es por casualidad sino por otras razones que paso a enumerar, que me encuentro hoy de lo más elocuente:

  1. El real decreto debería haberse aprobado ya hace mucho tiempo y haber entrado en vigor el 1 de enero. Efectivamente nos hemos pasado de largo, pero a diferencia de la fecha de caducidad de los yogures, esto traerá las consecuencias correspondientes en forma de multa de la Unión Europea. Si, ellos de nuevo.
  2. La calificación energética de los edificios le va a sonar al comprador a chino mandarín. No, el del flan no, el idioma. Y es que bastante va a tener el comprador con encontrar los euros de curso legal para pagarse ese pisito de segunda mano con más años que la taleguilla del cordobés. Solo falta que se nos ponga fino y pregunte si la calefacción va a costarle mucho. En eso está pensando la criatura.
  3. La certificación clasifica los edificios en función de las emisiones de CO2 y no por el consumo energético, que no siempre van unidas ambas cosas, lo cual no termina de dar idea al comprador de lo que le costará su calefacción ni de las perdidas de energía de su futura casa.
  4. Esa misma certificación una vez realizada, dormirá el sueño de los justos en un cajón, pues no se exigirán las medidas necesarias para corregir bajas calificaciones o altas emisiones de CO2. Su vivienda lucirá una G, será una vergüenza insostenible energéticamente, una maquina de soltar CO2 al aire, medio agujero de la capa de ozono será culpa de su caldera, pero tranquilo, sacúdale los dos golpes habituales cuando se pare y a correr.
  5. La certificación energética no tiene una traducción directa en el consumo de calefacción o las perdidas de la vivienda, lo cual impide al usuario traducir a vatios consumidos o a euros el futuro consumo de la vivienda en determinadas condiciones, lo cual lo convierte en una letra que clasifica pero que no ofrecerá una referencia objetiva para saber cuanto más o menos se puede pagar por esa vivienda o local
  6. El certificado irá con toda probabilidad acompañado de una serie de medidas recomendadas que podrían mejorar la calificación de la vivienda o local. En todo caso no será obligatorio tomarlas. Música de arpa de fondo.

Todo este derroche de acidez que has soportado hasta aquí paciente lector, intenta decir que:

  • Debería haberse tomado mucho más en serio el asunto del consumo energético de los edificios en un país en el que el 16,7% de la energía la consumen las viviendas (Fuente IDAE 2008) y haber legislado a tiempo ya que la directiva europea que había que transponer a la legislación nacional era de 2002. Hemos tardado tanto que en el 2010 se modifico la directiva inicial, lo que -oh cielos¡¡¡- trajo aún más retrasos.
  • No parece que el real decreto vaya a definir la manera de traducir a vatios, euros o unidad de medida objetiva el consumo de su vivienda o local. Esto no parece importar a nadie. No es que yo crea que no sea necesario valorar la emisión de CO2 a la atmósfera, sino que pienso que no es suficiente con ello.
  • El certificado a pesar de sus carencias ha de ser tomado en serio y no han de aceptarse ofertas tales en los precios que lo conviertan en papel mojado. Más vale que mentalicemos al publico del valor de tener una vivienda eficiente, que consuma poca energía y emita poco CO2. Estoy plenamente convencido de esto último y temo que se convierta en un tramite más, de ahí mi mala baba de hoy.

 

Nota del arquitectador: Juro por Inhotep que no he escrito este post en el ipad desde el baño….. (ruido de cisterna)