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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

Carta a un estudiante de arquitectura (o cualquier otra cosa)

Querido hijo:

Sé que no lo eres, pero como seguramente serás el hijo de alguien, que también querrá -como querría yo- lo mejor para sus hijos, me permito dirigirme a ti  para contarte algo que solo descubrirás dentro de un par de décadas por ti mismo y quizá entonces desearás que alguien te lo hubiese contado.

En los próximos meses o años, vas a terminar tus estudios y vas a salir al mercado laboral. Has sufrido y te has dejado los ojos y parte de la juventud delante de un ordenador, dibujando e ideando hasta que tu materia gris se fundió en una suerte de jugo de tomate vital que casi te hace ahogarte y tirar la toalla, has aguantado como tus amigos se iban de fiesta mientras tu tenías una entrega o un examen dos días más tarde. Aquella chica o chico se enroscó en la lengua de tu mejor amigo/a el día que tu no pudiste salir. No pasa nada. Todo sea por un sueño, por un objetivo: ser arquitecto. O cualquier otra cosa.

«ya solo me quedan dos asignaturas, casi estoy listo para empezar a trabajar»
 

Tu carrera laboral va a empezar en lo más duro del invierno y te aseguro que ningún lobo huargo va a acompañarte ni defenderte. Aquí no hay enanos de buen corazón y tu título no te asegura ni siquiera un trabajo. Aunque…te lo van a ofrecer, no te quepa duda, como me lo ofrecieron a mí en su día, allá por el año 91 del siglo pasado -lo peor de esta frase es que es verdad- y querrán convencerte de lo mucho y bueno que será para ti echar más horas que un reloj, del salto cualitativo que supondrá dibujar y hacer entregas para concursos hasta esas horas de la noche en las que las putas y los búhos se mueren de sueño, y solo sus hijos están despiertos intentando que termines ese plano a tiempo. Sí, sí, los hijos de los búhos.

Te van a ofrecer ochocientos euros y que te hagas autónomo para poder cobrarlos. No te van a decir que eso te va a costar no tener vacaciones pagadas y que cada mes soltarás cerca de trescientos lereles para después no tener ni paro, solo para que seas legal. Pero, ay amigo, es que tu no tienes experiencia, tu tienes que ir de la mano, tu necesitas foguearte, tu tienes miedo a lo desconocido. Sin embargo esa entrega de la que depende el concurso, estará en tus manos y será TU responsabilidad, no te quepa duda. Nadie te va a regalar esos ochocientos motivos para que acuñes un sordo rencor que el día menos pensado te convierta en bloguero y te haga escribir cartas a futuros compañeros.

Puedes ganar ochocientos euros. Tendrás que hacerlo seguramente. No te va a quedar más remedio según parece, pero escúchame bien: que no sea por tus conocimientos, que no sea con el esfuerzo de tus últimos seis u ocho años, que no sea por lo que tu sabes y que vale bastante más de lo que crees, que no sea por tu valor como aparejador, como arquitecto, como médico, como investigador, como fontanero, como electricista o como técnico de lavadoras. Todos estos trabajos, los hace cualquiera, después de todo solo son lineas en un plano, solo es una receta en un papel, solo es soldar una tubería. Pero hay que saber hacerlo, y aprenderlo te ha costado mucho esfuerzo, como para derrocharlo en esos hijos de cien búhos nocturnos.

Y no te engañes. Necesitas experiencia, sí, necesitas jugar minutos de partido, sí. Pero no regalarlos, porque si tu los regalas, nadie va a poder cobrarlos por lo que valen nunca. Y sí no vas poder cobrar por tu conocimiento y saber lo que vale, es mejor cobrar menos, que hay que comer, pero por otras cosas que no necesiten años y mil noches de insomnio para poder conseguirlos.
Be a búho my friend. No me seas tu también un hijo de la noche.

Nota del arquitectador: Y tu dirás…¡si este pollo afirma haber descargado un camión en su primer día de trabajo!…Pues por eso, piltrafilla, por eso.

 

 

12 comentarios

  1. Dice ser pedro

    si no entiendo mal este tío, arquitecto, dice que con estudios te ofrecerán sin duda un sueldo mísero y de explotación………..este tío está fuera de onda, de órbita, de la realidad, eso será para clase privilegiada del boom y postboom relacionada con el ladrillo………….NORMALMENTE NO SE TE OFRECE NADAAAA, mi camarero ni 800 euros ni pollas…..NIÑO BIEN!!!

    29 abril 2013 | 11:20

  2. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    Estudiar una carrera relacionada con la construcción es un suicidio y deberás complementarla con un buen nivel de ingles para irte al extranjero porque aqui hemos construido para tres décadas en una sola década.los pisos de mañana y de pasado mañana los construimos AYER.

    Se deben estudiar carreras con salida laboral en España,como por ejemplo técnicos relacionados con internet.

    29 abril 2013 | 11:43

  3. Dice ser Interioristadora

    Oiga, que a mí una empresa me ofrecía pagarme 300 euros, pagándome yo misma autónomos (que cuesta unos 300). Por las mañanas estaría en la tienda y por las tardes en mi casa realizando proyectos con mi equipo y mi material (proyectos que cobraría la tienda, no yo). Me soltaron que al menos estaría cotizando y adquiriendo experiencia, que eso hoy en día es un lujo.

    Evidentemente me negué con una carcajada y les llamé sinvergüenzas. No es que no ganase dinero, es que lo iba a perder (desplazamientos + material + autónomos = 600 euros mínimo).

    Si empezamos a aceptar este tipo de empleos acabaremos llevando nuestras profesiones a lo más profundo del océano de la explotación laboral y no, yo por ahí no paso.

    29 abril 2013 | 11:55

  4. Dice ser Activismo pasivo

    Queridos ciudadanos:
    Me llamo Carlos Rubio Recio, tengo 26 años, estoy en el paro, vivo con mis padres, y practico el activismo pasivo. Sé que esto último puede sonar un poco raro, lamentablemente, lo otro suena bastante normal, pero me parece la mejor manera de definir mi “estado actual”.
    Llevo meses colgando videos, enlaces a noticias, montajes de fotos y viñetas gráficas, en mi muro de Facebook, criticando las últimas medidas que esta tomando el gobierno, y sobre todo, su enorme soberbia al hacerlo. Pero hace un mes que no voy a una manifestación. Esta semana no fui a recibir a los mineros, y ayer no fui a las distintas concentraciones que hubo en Madrid. Ahí esta el problema.
    Es cierto que puedo, que debo compartir en mi muro la foto de los mineros manifestándose, pero si no voy a recibirles cuando llegan a Madrid, no sirve de nada. El día que los mineros llegaron al kilometro cero, después de haber recorrido cuatrocientos durante veinte días de marcha, yo no fui capaz de salir de mi casa, pagar el “módico” precio de un billete combinado, y plantarme en la Puerta del Sol para recibirlos. Me dio pereza. Así, con todas las letras.
    Vivimos tiempos difíciles, no hay día que no haya, que no nos den, un motivo para quejarnos, y con razón. Esta semana, que ha sido especialmente intensa, he visto como mi muro de Facebook se saturaba de mensajes y videos de mis amigos, compartiendo su indignación por todo lo que está pasando. Sé que muchos de ellos, no solo cuelgan videos de las manifestaciones, sino que también asisten a ellas. Son gente coherente. Activistas activos. Pero también sé que muchos de mis contactos, pese a estar profundamente indignados, y hacérmelo saber a través de sus publicaciones, no salen a la calle a manifestarse. Son en definitiva, activistas pasivos. Como yo. Nosotros somos los indignados favoritos de los políticos. Nos quejamos, sí, pero no molestamos demasiado.
    Porque la verdad es que a los políticos les da igual que hagamos ingeniosos montajes con sus fotos, que colguemos videos haciendo repaso de sus viejas promesas, o que comentemos en foros todo lo que creemos que están haciendo mal. Sí, esta claro que les incomoda que la información circule más libremente de lo que a ellos les gustaría, pero en realidad lo que más les molesta son las manifestaciones, las grandes concentraciones, que los ciudadanos llenen “sus” calles. Y me temo que yo, en este sentido, soy un ciudadano muy poco molesto. Me he acomodado, me he conformado con “compartir” mi descontento, sin hacer nada más. Y eso es algo que los que gobiernan este país no se merecen. Creo que se merecen mucho más por mi parte. Ellos se están esforzando al máximo para sacarme de casa, para que me de un poco el aire, y yo sigo sin corresponderles adecuadamente. Y creo que se han ganado a pulso mi metro noventa haciendo sombra en la calle, y que mi voz, unida a muchas otras, les taladre los oídos a base de bien. No se merecen menos. Y en este punto, reconozco que tengo que hacer un esfuerzo por no perder las formas, porque sé que si las pierdo, el mensaje se desvirtúa, o al menos, eso es lo que me enseñaron en el instituto público donde estudié. También, algo que he aprendido a lo largo de los años, y que la historia se ha obstinado en demostrar una y otra vez, es que los políticos, los que gobiernan, la inmensa mayoría, siempre han sido muy duros de oído, y muy ciegos. Hay que decirles las cosas muchas veces y muy alto, para que te oigan. Hay que llenar mucho las calles, para que reconozcan que están llenas.
    Y como ya os digo, si, puedo twittear, o compartir un bonito eslogan, una frase que en pocas palabras exprese lo que siento, pero si luego no lo escribo en una pancarta y salgo a la plaza, no sirve de nada. O bueno, tal vez sí, tal vez sirva para que otra persona lo lea por internet, y decida ponerlo en su pancarta, o en su camiseta, o corearlo en la manifestación, y que esa persona, que no soy yo, pero que se manifiesta por mí, le saque partido mientras yo me quedo en casa, tal vez compartiendo más tarde en mi muro la foto de ése manifestante, con ésa pancarta, con ésa cara que no es la mía.
    Así pues, he decidido que si bien es importante compartir, comentar, difundir por internet mis preocupaciones, y los motivos de mi indignación, esto solo puede ser concebido como una actividad completaría, pero en ningún caso sustitutiva de nada.
    Esto es, debo salir a la calle a manifestarme. No me gustan las aglomeraciones, me intimida sobremanera la policía, más si va a caballo, y todavía más si dispara pelotas de goma, pero debo hacerlo. Aunque solo sea para tener el derecho de quejarme, y que el pataleo que me cojo a diario no se quede en casa.
    Soy un activista pasivo, y quiero dejar de serlo. Quizá tú, que ahora me estás leyendo, también lo seas, así que piénsatelo, porque quizá tú también quieras dejar de serlo.
    Por último, queridos ciudadanos, solo me queda agradecer vuestra atención y, por favor, disculpadme si esta carta se os ha hecho demasiado aburrida, demasiado larga, o demasiado intranscendente, pero es que a veces, la mejor manera de hablar con uno mismo, es escribir para otros.

    Un cordial saludo:
    Carlos Rubio Recio.
    julio 14, 2012

    P.D. Si os ha gustado esta carta, podéis compartirla en vuestro muro, o no.

    29 abril 2013 | 11:56

  5. Dice ser Ukio

    Que los arquitectos empezáis con 800 napos (500 tras pagar el autónomo)???

    Que suerte… Los abogados empezamos by the face y agradeciendo el favor, cuando no pagamos.
    Y solo han sido unos añitos de carrera y a lo mejor alguno de máster.

    29 abril 2013 | 11:57

  6. Dice ser El que se mete a formar parte del sistema que luego no proteste.

    O estas con el sistema político-económico o estas contra él. No valen las dos cosas a la vez.

    29 abril 2013 | 12:06

  7. #NoNosVamos NosEchan

    El 26 de febrero, Juventud Sin Futuro lanzaba a las redes la web http://www.nonosvamosnosechan.net, un portal pensado para visibilizar las historias de jóvenes que han tenido que migrar por razones económicas o piensan hacerlo. El primer día, tras conseguir situar el hashtag #NosEstánEchando como trending topic mundial, es decir, como el tema más comentado de Twitter, la página, con un mapa del mundo interactivo en el que cada historia personal de emigración se marca con una chincheta, recibió más de 4.000 casos personales de emigrantes.

    La finalidad de la campaña es humanizar y visibilizar estos casos, además de poner en contacto y “tejer vínculos entre las personas que se encuentran viviendo la precariedad en el exilio y que buscan la manera de luchar conjuntamente por cambiar su situación, construyendo juntas iniciativas contra la precariedad”, según apuntan en la web. Desde el colectivo insisten en seguir denunciando que “este no es país para jóvenes: su austeridad, sus políticas y su crisis nos obligan a irnos, cada día de una forma más evidente”.

    Para visibilizar esta problemática, desde Juventud Sin Futuro se ha propuesto el 7 de abril, en el segundo aniversario de la primera manifestación que convocó este colectivo, para salir a la calle bajo el lema “que se vayan ellos”. El colectivo convoca manifestación en Madrid y otras ciudades del Estado y están poniendo en contacto a los emigrados para que realicen concentraciones simbólicas delante de las embajadas y consulados para denunciar que “estamos cansadas de que nos roben el futuro”

    29 abril 2013 | 13:05

  8. Dice ser El principe descalzo

    Estoy con Ukio, a los de Derecho (incluso con 2 máster e idiomas) nos tienen de media 10-12 horas (en cualquier despacho, y más en Garrigues) los 2 primeros años sin cobrar nada de nada.
    Y luego, si aguantas, demuestras que vales y sigues llevando cafés y haciendo fotocopias, pues ya te darán mil euros (si eso)
    Solución? Irse fuera de España

    29 abril 2013 | 15:34

  9. Dice ser newshub.es

    despues de leer este articulo ,muchos se lo pensaran mejor
    http://www.newshub.es noticias en tiempo real

    29 abril 2013 | 17:24

  10. Dice ser Almudena Gancedo

    De verdad los que no sois del gremio de la construcción sois conscientes de la responsabilidad que asumimos como técnicos en una dirección de obra que incluso puedes llegar a tener responsabilidad penal por culpa de que un tercero al que le has dicho por activa y pasiva que se ponga un casco, un arnés… y esto me lo vais a comparar con el trabajo de un abogado, interiorista…Vamos niii por asomo!

    El lastre que tenemos los técnicos es la responsabilidad que nos han cargado a nuestras espaldas, a ver si ahora los ingenieros saben jugar a esto también.

    30 abril 2013 | 14:22

  11. Aunque las manifestaciones parezcan apelar a una “conciencia democrática del estado”, su verdadera función no es convencer a la autoridad estatal. Aquí preguntaríamos: ¿convencer a Cifuentes, a Fernández Díaz, al PPSOE, a Mariano Bárcenas? Por eso es tan crítica y a la vez tan irrelevante la habitual guerra de cifras sobre el número de asistentes. Ya sabemos que las autoridades estatales mienten sistemáticamente al respecto. No digamos sus acólitos de la caverna mediática. En verdad, como las manifestaciones cada vez apelan menos a la conciencia democrática del estado, que la mayoría de l*s manifestantes da por inexistente, “la importancia del número ha de buscarse en la experiencia directa de quienes han participado en la manifestación o se han solidarizado con ella”, porque –continúa Berger- “los números dejan de ser números y se transforman en la evidencia de sus sentidos, en las conclusiones de su imaginación”. Cuanto más potente y sensible sea la manifestación, más vigorosa será su capacidad metafórica.
    Las manifestaciones masivas son ensayos de la revolución; no ensayos estratégicos ni tácticos, “sino ensayos de la conciencia revolucionaria”. Y aun más, tienen carácter performativo, o, en palabras del escritor inglés, se distinguen de otras grandes multitudes porque, en lugar de responder a una función determinada (como, por ejemplo, las asambleas de trabajadores en su centro de trabajo), crean su propia función.
    Casi invariablemente la autoridad estatal, que como hemos reiterado carece de conciencia democrática, elige el uso de la fuerza. Pero “está en la naturaleza misma de las manifestaciones el provocar la violencia hacia ellas”. No en un sentido victimista, sino porque “las manifestaciones son declaraciones de inocencia”. El cariñoso lector/a recordará a este respecto nuestros eslóganes más comunes: “vosotros, fascistas, sois los terroristas”, “no debemos, no pagamos”, “estas (manos, libros, cuerpos) son nuestras armas”, y así sucesivamente.
    Berger califica de “proféticas” las posibilidades de ensayo revolucionario de las manifestaciones. No sé si Giorgio Agamben, conforme a los términos de su deslumbrante ensayo El tiempo que resta, sobre el mesianismo de San Pablo y el mesianismo en general, daría su asentimiento a esa calificación. La afirmación “la fuerza se cumple en la flaqueza” de la 2ª carta a los Corintios, podría corroborar el sentido mesiánico de las manifestaciones tal como las analiza Berger. Por ejemplo, cuando se refiere al modo en que invaden los centros urbanos (sus centros simbólicos) cuando todavía carecen del poder para ocuparlos de forma permanente y así “representan el poder del que todavía carecen”. Quizá el tempo propio de las manis, se asemeja también al tiempo mesiánico de Agamben: un tiempo operativo, en el presente, el que tenemos, el que resta…
    En el número 43 de El Cuaderno se publica el breve y hermoso texto de John Berger, que formará parte del volumen La apariencia de las cosas, traducido por Pilar Vázquez y cuya publicación en castellano está prevista para 2014.

    La manifestación de hoy creará su propia función.

    Por Gonzalo Abril

    http://veroirteclear.blogspot.com.es/

    01 mayo 2013 | 00:56

  12. Dice ser Ingenierito

    @Ukio y El Principe descalzo:

    la gente que piensa como vosotros es el problema actual. Yo puedo cobrar una puta miseria, pero como tú cobras aún menos, entonces yo no puedo quejarme. Esta falta de empatía es la que nos está matando.

    800€ es una mierda, aquí y en cualquier sitio, incluso por un trabajo no cualificado. Quien crea que no hay motivo para protestar siempre está muy equivocado o muy ciego.

    01 mayo 2013 | 21:51

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