Troya entra en pánico cuando suenan petardos. Tiembla como una hoja, tira de la correa con desesperación intentando alejarse del estruendo. Sus dieciséis años y la pérdida de oído por la edad han dado lugar a algo curioso: con frecuencia no se entera de los petardos más grandes, que retumban graves, pero oye perfectamente las bombetas, esas que los niños pisan y muchos creen que es imposible que molesten. Con esas pequeñas bombetas entra en pánico.
Todos los años somos muchos, cada vez más, los que por estas fechas pedimos que se modere el uso de petardos o que directamente no se utilicen. Solemos apelar al terror que pasan muchos perros, que se pierden, infartan, tienen accidentes… Muchos gatos también los sufren, pero al no tener que salir a la calle y vivir en el interior de las casas no se les ve. Los perros son los embajadores visibles de un comportamiento humano que afecta a toda la fauna, doméstica o silvestre.
Pero no son únicamente los animales. También a muchas personas mayores, convalecientes, con discapacidad… les aterran los petardos. Conozco a un chico con autismo que no puede salir de casa estos días. También sé de otro con otra síndrome de Down que no los tolera, y su familia tuvo que aguantar a unos energúmenos lanzándolos justo bajo su ventana que no se atuvieron a razones cuando se les pidió de buenos modos que fueran a lanzarlos a otro lugar.
Estar de fiestas no lo justifica todo, el derecho de unos a disfrutar no puede pasar por encima del dolor y el sufrimiento de otros.
Por favor, tenedlo en cuenta si sois de los que gustan de la pirotecnia. Tenednos en cuenta a los demás. Si podéis prescindir de petardos y bombetas para pasarlo bien, muchos os lo agradeceremos. Pero si no sois capaces, al menos buscad sitios alejados, en los que no se moleste a perros ni humanos y que tampoco sean entornos ricos en fauna silvestre (es especialmente perturbador para las aves). En entornos urbanos, aunque sean pequeñas bombetas que se pisan, mirad a vuestro alrededor para comprobar si hay alguien pasándolo mal con vuestra actividad para detenerla.
No creáis que estamos exagerando, abrid los ojos al sufrimiento que hay tras vuestra diversión: