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Los petardos son incluso más peligrosos para los pequeños animales que para perros y gatos

Petardos, la unión de peligro y ruido que jamás he entendido que divierta tanto. Precisamente esta semana ha sido noticia que un niño de doce años ha perdido dos dedos con un petardo, cuando además los menores de 14 años no pueden comprar ni usar material pirotécnico de ningún tipo.

Los petardos aterrorizan a muchos perros y gatos. En el caso de los perros, que tienen que salir varias veces a la calle, los peligros se multiplican. Además de afectar a su estado de salud propician que se escapen y pierdan.

Pero los petardos también afectan a los pequeños animales, no solo a perros y gatos (y personas, que también hay niños, enfermos, mayores y personas con discapacidad también lo pasan muy mal con ellos). Para hablar de los petardos y esos pequeños animales que comparten vida con nosotros, una de las veterinarias de Kiwoko ha accedido a contestar algunas preguntas.

Se suele hablar de cómo afectan los petardos a perros y gatos, pero compartimos hogar con muchos otros animales como aves o pequeños mamíferos. ¿A ellos también les puede causar algún perjuicio?
Por supuesto, cualquiera de estos animales son sensibles a padecer efectos similares a los que puedan padecer perros y gatos.

¿A qué riesgos se exponen?

Los riesgos son incluso mayores ya que en estas especies el estrés derivado de ruidos fuertes como los petardos pueden desembocar en alteraciones cardíacas graves conduciendo incluso al fallecimiento del animal.

¿Cuáles de las pequeñas mascotas más habituales son más sensibles a los petardos?

Las aves, sin duda.

¿Qué podemos hacer para evitarlo o minimizarlo?
Es complicado evitar estas situaciones porque dependerán de la frecuencia y cercanía de los ruidos causados por los petardos, será interesante buscar la habitación de la casa que esté más alejada de la calle y así crear un ambiente más tranquilo para nuestra mascota.

Y por último, algunos consejos para perros y gatos temerosos de los petardos, como es el caso de mi perra Troya, a la que por suerte la sordera de la edad ligada a sus 17 años le está evitando mucho sufrimiento.

  • Procura no dejarle solo, además de sufrir el estrés de la noche ruidosa sentirá que no tiene referentes afectivos cerca donde refugiarse.
  • Mantén la calma y trata de transmitirle esa misma sensación al peludo, pero sin exagerar, ya que la cuestión es no reforzar, sin querer, justo el comportamiento que buscamos evitar.
  • Cierra las puertas y ventanas para que puedas insonorizar el ruido lo máximo posible. Genera también ruidos que ‘oculten’ por ejemplo el sonido de los petardos, encendiendo la TV o la radio o poniendo música tranquila.
  • Crea su refugio. Prepárale un sitio acogedor aislado del ruido con su cama y su manta para que pueda refugiarse.
  • Dale un juguete que pueda distraerlo y disminuir su nivel de estrés.
  • Si se pone muy nervioso, procura no hacerle excesivo caso para que vea que no pasa nada. Aunque parezca contradictorio, si le acaricias, le coges en brazos y le hablas en un tono suave para calmarle, estarás confirmando sus temores y actitud.

La ninfa y las cobayas que ilustran este post están recogidas por la protectora de exóticos catalana APAEC, en su web hay más información sobre ellas y las condiciones de la adopción.

Contacto: tere.rodriguez@apaecatalunya.com

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