Hace poco me hablaban del caso de un perro que estuvo un año vagando abandonado, cuando lo pudieron le pasaron el lector y resultó que tenía chip. Por suerte estaba perdido y su familia acudió corriendo a reencontrarse con él. Un final feliz. Son pocos por desgracia. Es sorprendente aún el número de perros que no tienen chip, incluso pese a ser obligatorio.
El chip, que debe poner un veterinario, tiene todos nuestros datos para que, si se pierde o lo roban, puedan dar con nosotros. Por eso hay que avisar al veterinario si el número de teléfono asociado o la dirección cambian, si el perro pasa a otras manos o muere.
Y la chapa no es menos importante. No todos tienen un lector para comprobar si el animal perdido tiene chip, pero una chapita con un número de teléfono es visible para cualquiera. Es lo más rápido y eficaz.
Hay que reponerlas cada poco, es cierto. Troya ha perdido la suya y tengo que encargar una nueva. Pero todos los perros deberían siempre llevarlas.
Nikita tiene ocho años y es una mestiza de pastor alemán. Es muy buena, cariñosa y tranquilita. Lleva en la protectora 2 años y ya va siendo hora de que conozca lo que es vivir en un hogar.
Contacto: spapg2@yahoo.es http://www.protectoradegipuzkoa.com/
En muchas comunidades autónomas es obligatorio que nuestros perros y gatos estén identificados permanentemente con un chip. Por desgracia en muchas aún es voluntario. 
Pero además del chip es de los más recomendable que lleven una chapa en el collar con el número de teléfono de su dueño grabado.