Durante varios años coincidí a primera hora en un pinar con el feliz propietario de un hermoso, peludo y enorme Alaskan Malamute que iba a pasear por allí con él a la misma hora que yo con mi anterior perra, Mina. Ambos se llevaban divinamente, jugaban un rato y, mientras, hablábamos (la capacidad de socializar con perros está infravalorada por muchos aquejados de soledad, al que probablemente ahora es mi mejor amigo le conocí hace una década de esa manera). Luego yo me iba a casa, dejaba a Mina y me encaminaba al periódico. En cambio él se metía con Mushi en su coche y se iba derecho al trabajo. Era el único administrativo en una empresa de transportes y compartía despacho con el perro. Tan felices ambos. ¡Qué envidia me daba!
No conozco ninguna empresa que admita los animales de sus empleados en España. Conozco comercios, establecimientos que admiten su entrada y a veces tienen dentro sus propios animales, a SrPerro me remito. También hay naves industriales en las que hay gatos y perros, aunque la mayoría no son precisamente ejemplares, pero empresas u oficinas convencionales a las que se pueda ir con perro en España, ninguna. Lo del gato lo veo innecesario la verdad. Son de su territorio y no tendría sentido llevarlos al trabajo, aunque tal vez tener un gato en la empresa al estilo de La gatoteca serenaría el ambiente.
Hay muchas empresas en las que sería imposible acudir incluso con los perros mejor educados del mundo: alergias, funciones, espacios… No hay problema. No tiene que ser algo generalizado. ¿Pero por qué no en otras en las que sí es viable?
Tema polémico, lo sé. Si se lía parda simplemente al hablar de meter perros en el metro en horas que no son de pico de afluencia de personas, ya imagino que habrá legiones en contra de algo así.
Por que nunca tendré mi propia empresa, que si no os aseguro que haría como los responsables de Google o tantas otras y sí que lo permitiría, que tiene sus ventajas.
O al menos un día al año, como están cada vez haciéndolo en algunas empresas en Alemania:
Cada vez más trabajadores alemanes se muestran a favor de la presencia de perros en la oficina para reducir el estrés, al tiempo que aumenta también la disposición entre los empleadores a aceptar a estos animales de compañía en el lugar de trabajo, en vista de los beneficios que aportan.
Esta es la principal conclusión del primer estudio representativo sobre el tema «perros en el trabajo» realizado por el portal demoscópico Statista, como destacó hoy, en declaraciones a Efe, el presidente de la asociación «Perro de oficina», Markus Beyer.
Según la encuesta, encargada por la red social para profesionales Xing, el 53 % de los empleadores no rechaza explícitamente un animal doméstico en la oficina, mientras el 28 % de los empleados considera que las mascotas deberían estar permitidas en el lugar de trabajo.
Además, más de un tercio de los 1.004 encuestados considera que los jefes ganan en atractivo al permitir la presencia de perros en la oficina, mientras que 4 de cada 10 empleados están convencidos de que tener al mejor amigo del hombre en el lugar de trabajo reduce el estrés y tiene efectos relajantes.
Un perro en la oficina, algo que ya permiten diversas empresas alemanas, no tiene sólo efectos beneficiosos sobre el dueño del can, sino también sobre el resto de compañeros de trabajo, que se animan a acariciar al animal y contribuyen a generar un clima de «buen humor», recalca Beyer.
«A mayor estrés continuado, mayor posibilidad de padecer ‘burnout’. Un perro, en este caso, realmente puede ser de gran ayuda», asegura este entrenador profesional de perros al referirse al Síndrome de Desgaste Profesional (SDP).
Según Beyer, «las personas liberan oxitocina -la llamada también hormona del amor u hormona de la unión- cuando están en contacto con un perro, y viceversa».
Estudios científicos internacionales, asegura, han demostrado que un perro en el trabajo contribuye significativamente a reducir los niveles de estrés entre los empleados al favorecer la liberación de oxitocina, que reduce la excesiva producción de las hormonas del estrés, cortisol e insulina.
«Cuando alguien acaricia a mi perro Chester por la calle, me digo a mí mismo que se acaban de llevar su dosis diaria de oxitocina», afirma al hablar de su animal de compañía, que ostenta el cargo de «encargado de asuntos perrunos» en la asociación que preside. También la Federación Protectora de Animales alemana está convencida de que, en ciertas circunstancias, un animal puede resultar beneficioso en una oficina.
Para demostrarlo, la organización ha creado el «Día del colega perro», jornada en la que las empresas participantes en esta iniciativa, que se celebra anualmente, permiten que sus empleados lleven a sus mascotas al trabajo.
En la edición de este año, que tuvo lugar el pasado 26 de junio, más de mil empresas de todos los sectores, desde bufetes de abogados hasta librerías, pasando por clínicas veterinarias, concesionarios de coches, agencias de viajes y residencias de ancianos, abrieron sus puertas al mejor amigo del hombre.
En el 8,9 % de los hogares alemanes hay al menos un perro y en todo el país viven 5,4 millones de canes, según un estudio del instituto de demoscopia Sinus Sociovision de Heidelberg, citado por la Asociación alemana de estudios de los perros (VHD) en su informe de 2012.
En tanto, según otro estudio de la Universidad de Gotinga de 2006 citado también en el anuario del VHD, el mantenimiento de perros genera anualmente un volumen de negocio de 5.000 millones de euros, el 0,22 % del PIB del país.
El cachorrito de las imágenes apenas tiene dos meses. Se llama Punset por razones obvias. Será de tamaño mediano y busca una familia. Se encuentra en Chipiona, Cádiz, pero se envía a otras provincias.
Contacto: chipidog2011@hotmail.es 622 31 50 62