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Negrita no debería morir en la calle

Me escribe una lectora pidiendo difusión para Negrita, una preciosa gatita con muy mala suerte que apura su vida en la calle. Uno de esos casos especialmente desesperados.

Negrita es el primer animal que me decido a sacar pese a ser de otro país. Espero que, pese a estar alojada en un diario español, dado que Internet es universal, logre conocer el calor de un hogar al final de su vida.

Esto es lo que me cuentan de ella:

Negrita es una gata jovencita, que vive en la colonia donde alimento, castro y doy en adopción.

Esto es la estación de trenes de Villa Urquiza, un lugar inhóspito, sucio, por donde pasan cientos de pasajeros por día, y a muchos no le gustan los gatos.

Hace tiempo que Negrita perdió la visión de un ojo, y el otro empezó a empeorar en los últimos meses.

La Negri ya camina como en cámara lenta, tanteando todo a su paso; a veces se instala al borde de la senda peatonal y la gente casi la pisa, ella se queda ahí como si nada.

Supe que tenía que sacarla de allí, cuando todavía su único problema era la ceguera. Conseguí un corazón de oro que le iba a abrir las puertas de su casa, para que viviera en el calor de un hogar con otras hermanas felinas.

Pero hace unas semanas Negrita empezó a perder peso. Los estudios veterinarios confirmaron lo peor: tiene linfoma multicéntrico (una suerte de cáncer en todos los ganglios del cuerpo) y es VIF positiva.

La sobrevida de Negrita no durará más de unos meses, con un tratamiento diario de corticoides, que por ahora se lo estoy haciendo en la misma estación.

Negrita ya no puede ir a una casa donde conviva con otros gatos, porque el VIF (inmunodeficiencia felina) se contagia a otros de la especie.

Yo sé que pido casi un imposible, pero también sé que a veces los humanos de buen corazón logramos torcerle el brazo a lo imposible.

¿Habrá alguien que no tenga gatos (a los perros no se contagia el VIF) y tenga la disponibilidad y el amor para acompañar a Negrita en sus últimos días? ¿Habrá alguien que pueda darle un hogar (una casa, un negocio, no una jaula) y monitorearla, para que cuando llegue el momento podamos darle una muerte digna?

Si no, algún día desaparecerá de la estación porque se habrá escondido para morir y ni siquiera habré podido evitarle el dolor.

Curarla no puedo, pero ojalá alguien pueda ayudarme a protegerla en lo que le queda de vida.

Negrita es una gata muy dulce, que espera sentadita (por su ceguera no tiene mucha actividad), se acerca a comer y le gusta que luego le haga un rato de upa antes de irme de la estación.

No merece morirse en la calle.

Contacto: acastro@lanacion.com.ar